martes, 31 de marzo de 2009

LA EDUCACIÓN FAMILIAR Y EL HUEHUETLATOLLI.


El concepto de familia tolteca está claramente visible en la palabra náhuatl “cencalli” donde –cen- significa “enteramente juntos” y calli –casa-. De donde se desprende que cencalli significa “la casa grande de los que viven enteramente juntos”.

Otra palabra que nos permite entender la dimensión de familia tolteca es, -cenyeliztli- entendida como “estado o naturaleza de quienes viven entera y conjuntamente”. Finalmente, para entender el concepto de familia necesitamos recordar el vocablo –calpulli-, que significa “gran casa”, lo que implica un conjunto de familias que viven entera y conjuntamente. La familia representa el núcleo fundador de la conciencia del individuo, el segundo será la comunidad. Esta es la razón por la cual la esencia de la educación surge en el seno materno. El padre y la madre tendrán como objetivo sustantivo la educación de los hijos, en el Códice Matritense del Real Palacio, tomamos estas descripciones:
El padre de gentes todo lo cuida,
es compasivo, se preocupa,
de él es la previsión,
él es el que da apoyo,
con sus manos protege.

Cría, educa a sus hijos,
los enseña, los amonesta,
les muestra cómo han de vivir.

Les pone delante un gran espejo,
los hace verse en un espejo de dos caras.
Es como gruesa tea que no ahuma.



La madre de familia:
tiene hijos, los amamanta.
Su corazón es bueno, vigilante,
diligente, cava la tierra,
tiene ánimo, vigila.
Con sus manos y su corazón se afana,
educa a sus hijos,
se ocupa de todos, a todos atiende.
Cuida a los más pequeños.
A todos sirve,
se afana por todos, nada descuida,
conserva lo que tiene,
no reposa.

Como se observa el atributo principal de ser padre o madre es la educación de los hijos. En efecto, los niños eran amados y queridos por la familia, los parientes y la comunidad. Desde el mismo momento del nacimiento comenzaba una serie de ceremonias con discursos ancestrales, en donde se recordaban, una y otra vez, los valores y principios.

“La educación del niño empezaba el día de su nacimiento con discursos por parte de los padres y familiares que predecían su destino. Aunque considerados como adultos pequeños y ciudadanos con todos los derechos desde el momento del nacimiento, los niños eran tratados con gran afecto y eran llamados “joyas sin precio” o “plumas preciosas”.



La educación doméstica, que empezaba después del destete, a los tres o cuatro años, tenía como propósito inducir al niño las técnicas y obligaciones de la vida adulta tan pronto como era posible. Un mundo en el que el trabajo manual era común a todos, ofrece al niño la oportunidad de participar en actividades adultas mucho más tempranamente que, por ejemplo en nuestra cultura mecanizada. Los padres supervisaban el entrenamiento de los niños y las madres instruían a las mujeres.
Hasta los seis años escuchaban frecuentes y repetidas homilías y consejos, aprendían el uso de los implementos caseros y hacían trabajos domésticos.
Los sueños recibían trabajos pronto podía encaminar y a un infante se le hacían cargar pequeños pedazos de manera; con el tiempo el peso iba creciendo y aumentaba la ayuda que prestaban en las labores domésticas llevando agua y leña, arribando el fuego y barriendo. En la casa la educación estaba dividida de acuerdo con el sexo: el padre enseñaba al hijo sus deberes, mientras la madre instruían a la niña en la molienda de maíz, en hacer tortillas y en el tejido de la ropa.
Los niños aztecas eran constantemente apremiados con prolongados discursos acerca de su destino y sus deberes morales y éticos.” Max Shein, El Niño Precolombino. Méx. 1986.

El respeto a los padres y abuelos, así como a los hermanos mayores, la relación con la familia ampliada, es decir, tíos, tías, parientes políticos, pero sobre todo, con los padrinos, que tenían en varias etapas de su niñez y juventud, un “compromiso” con la educación del ahijado, resultaban fundamentales en el desarrollo educativo del niño.


Los niños eran inmediatamente integrados, como miembros muy valiosos, a la vida social y familiar. Existía un sentido total de respeto por el infante, tanto por un valor cultural admitido plenamente de manera comunitaria, como por una Pléyade de seres humanos integrados por padres, abuelos, padrinos, tíos, que lo respaldaban. En este núcleo era donde se formaban los valores, principios y actitudes, que regirían el resto de su vida. La educación en el hogar era práctica y por imitación. El ejemplo del núcleo familiar era básico, comenzando por los padres.



Los padres enseñaban a sus hijos varones, a temprana edad, a cumplir con todas las obligaciones masculinas con el hogar y con la comunidad. Además de incorpóralos a los trabajos que realizara el padre, como la agricultura, la cerámica, la caza y pesca, etc., se suman las actividades comunitarias, como los trabajos agrícolas colectivos, la construcción y reparación de templos, edificios públicos, canales, caminos, puentes, etc. Las madres disciplinaban a sus hijas en las tareas del hogar. Aprendían a temprana edad a hacer tortillas, bordar, tejer e hilar, a lavar y mantener escrupulosamente limpia la casa. Así como las tareas comunitarias como limpiar los templos y edificios públicos, preparar los alimentos para los dignatarios, funcionarios y visitantes, así como colaborar en la preparación de las comidas comunitarias.

Además el niño está plenamente incorporado a la vida familiar, social y comunitaria. Fuera en las fiestas familiares, de su calpulli o las de la comunidad, religiosas o profanas, en ningún espacio el niño anahuaca estorbaba o estaba de más. Razón por la cual, los niños conocían los rituales religiosos y profanos. Otra de las características de esta educación, era que los infantes aprendían a sentirse útiles y a participar en las responsabilidades familiares. La crianza de los niños en el hogar, era un orgullo y una gran responsabilidad. Las madres amamantaban a los niños hasta los tres o cuatro años.


Tomado de PEDAGOGÍA TOLTECA

filosofía de la educación del México antiguo.


sección libros



















tante ocupó el juego, los juguetes y los deportes en la educación del niño y el adolescente en el Anáhuac. Pocas civilizaciones desarrollaron tantas actividades, que no solo eran ingeniosas y divertidas, sino que en el fondo trasmitían valores como, la capacidad de racionalizar, el trabajar en equipo, el desarrollo de destrezas físicas y el conocimiento de algunos rituales. El juego de pelota, el teocuahpatlanque “voladores de Papantla”, el trompo o pepetotl, el patolli, el tololoque, el cocoyocpatolli, la chichina, el xocuapahpotolli “juego de maderos con los pies”, la matatena, el papalote, juego de pelota con bastón, las muñecas articuladas hechas de barro, madera y tela, los animalitos hechos en cerámica con una base y ruedas para ser tirados, los títeres, los instrumentos musicales, la lucha, el atletismo y la caza y la pesca, entre muchos otros.

Sin embargo, de lo poco que queda de la educación en el México antiguo, podemos afirmar que los “Huehuetlahtolli” o el discurso de los ancianos, es el más ilustrativo instrumento que nos permite conocer los valores que diariamente se les trasmitían a los niños y jóvenes. En ellos, se encuentra
una tradición milenaria de valores para guiar la formación de un individuo, que se fue decantando a través de los siglos y que contiene la sabiduría y la experiencia de vida de una civilización. El Huehuetlahtolli es un decálogo de valores, principios y actitudes, que el niño y joven, tendrán que poner en práctica frente al mundo y la vida, en los espacios íntimos, familiares y comunitarios.


“Plática o exhortación que hacía un padre a su hijo.
Hijo mío, creado y nacido en el mundo por Dios, en cuyo nacimiento nosotros tus padres y parientes pusimos los ojos. Has nacido y vivido y salido como el pollito del cascarón, y creciendo como él, te ensayas al vuelo y ejercicio temporal. No sabemos el tiempo que Dios querrá que gocemos de tan preciosa joya. Vine, hijo, con tiento, y encomiéndate al Dios que te crió, que te ayude, pues es tu padre que te ama más que yo. Suspira a él de día y de noche, y en él pon tu pensamiento. Sírvele con amor, para que te haga favor y te libre de peligros. A la imagen de Dios y a sus cosas ten mucha reverencia, y ora delante de él devotamente y participa en sus fiestas.
Reverencia y saluda a los mayores, no olvidando a los menores. No seas como mudo, ni dejes de consolar a los pobres y afligidos con dulces y buenas palabras. A todos honra, y más a tus padres, a los cuales debes obediencia, servicio y reverencia, y el hijo que esto no hace no será bien logrado. Ama y honra a todos, vivirás en paz y con alegría. No sigas a los locos desatinados que ni acatan a padre ni reverencian a madre, mas como animales dejan el camino derecho, y como tales, sin razón, ni oyen doctrina, ni se dan nada por corrección… No salgas ni entres delante de los mayores; antes sentados o en pie, dondequiera que estén, siempre les das la ventaja, y les harás reverencia. No hables primero que ellos, ni atravieses por delante, porque no seas de otros notado por malcriado. No comas ni de lo primero, antes sirve a los otros, porque así alcanzarás la gracia de los dioses y de los mayores. Si te fuere dado algo, aunque sea de poco valor, no lo menosprecies, ni te enojes, ni dejes la amistad que tienes, porque los dioses y los hombres te querrán bien. No tomes ni llegues a mujer ajena, ni por otra vía seas vicioso, por qué pecarás contra los dioses, y a ti harás mucho daño. Aún eres muy tierno para casarte, como un pollito, y brotas como la espiga que va echando de sí. Sufre y espera, porque ya crece la mujer que te conviene: polo en la voluntad de Dios, porque no sabes cuándo te morirás. Si tú casar te quieres, danos primero parte de ello, y no te atreva hacerlos sin nosotros. Mira, hijo, no seas ladrón, ni jugador, porque caerás en gran deshonra.” Alfredo López Austín. La Educación de los antiguos nahuas I. Méx. 1985.

Como podemos apreciar en este fragmento de Huehuetlahtolli, las rigurosas normas eran éticas y morales guiaban las interacciones sociales. El cuidado discurso, firme pero amoroso, le señala al hijo una forma de comportarse en la vida y en el mundo. Estas exhortaciones eran aprendidas de memoria y trasmitidas de padres a hijos durante los siglos, de modo que dejó en el subconsciente colectivo, de los hijos de los hijos de Los Viejos Abuelos, los mexicanos de hoy en día, una norma de conducta, una educación adquirida a través de los siglos de ejercitarla de generación en generación aplicándola en el hogar y la cultura popular.

Este tesoro educativo sigue vivo y vigente en las familias mexicanas, conformando la educación, que es trasmitida de manera oral y por el ejemplo, al interior de las familias. Se requiere revalorar y dimensionar este legado cultural para apoyar la educación escolar en el aula.

jueves, 26 de marzo de 2009

LA LIMITADA VISIÓN DEL CONQUISTADOR COLONIZADOR.


La visión de Occidente sobre el Anáhuac, siempre ha sido de una supuesta superioridad sustentada en una inconmensurable ignorancia. Debemos de recodar que los europeos que llegaron a nuestra tierra, no representaban “lo mejor” y lo más elevado del final de la Edad Media, conocida por su atraso y oscurantismo. Además que los europeos desde el inicio, no venían en un viaje humanista o científico. Por el contrario, la gente más ignorante y desesperada, venían a hacerse ricos a través del crimen y la depredación institucionalizada por la corona y la iglesia. Esto es lo que los criollos y neo colonizadores no quiere aceptar. Presentando a la INVASIÓN, como “una obra humanista y civilizatoria” a través de una serie de grandes mentiras y agravios hacia la civilización que jamás conocieron y menos valoraron.

Ya en el Siglo XVIII, uno de los pioneros del “nacionalismo criollo” apunta elementos muy interesantes para reflexionar sobre “los antiguos mexicanos”. En efecto, Francisco Xavier Clavijero en su “sexta disertación” de su Historia Antigua de México señala:

“ARTES DE FABRICAR NAVÍOS Y HACER PUENTES Y CAL. Si a otras naciones pueden echarse en cara la ignorancia en el arte de construir navíos, esta censura no debe hacerse a los mexicanos, porque, no habiéndose adueñado de las costas sino en los últimos tiempos de su monarquía, no tuvieron necesidad ni oportunidad de pensar en semejante construcción. A las naciones que ocupaban las playas de ambos mares antes de que los mexicanos se apoderaran de ellas, les bastaban las canoas que usaban para la pesca y el comercio con las provincias vecinas, para que, libres de ambición y avaricia que ha sido por lo común las causas de las navegaciones largas, ni solicitaban usurpar los Estados legítimamente poseídos por otras naciones, ni querían transportar de países distantes los preciosos metales que no necesitaban.”

De este pequeño texto podemos reflexionar descolonizadamente la otra cara de la invasión y del nacionalismo criollo, que tanto nos agobia en nuestros días.

En primer lugar diremos que siempre, lo que no ha sido igual o parecido al desarrollo de Europa, es irremediablemente inferior. El mundo y la vida de otras civilizaciones se han interpretado y juzgado con los valores y parámetros occidentales. De modo que lo que no es como ellos, es deficitario, primitivo y de poco valor. El problema no es que los europeos sean así, porque de hecho, casi todos los pueblos del mundo son “el obligo de la creación y del universo”. El problema es que los invadidos y colonizados, lo asuman como una verdad o un dogma de su deprimente realidad.

En segundo lugar, analicemos lo que dice Clavijero: “A las naciones que ocupaban las playas de ambos mares antes de que los mexicanos se apoderaran de ellas”. Aquí se entiende que “los mexicanos” son los mexicas, y que existían otras naciones, de modo que es plenamente incorrecto el nombre de “mexicanos” para las otras naciones que hoy conforman el país. El mismo nombre de México es incorrecto para nombrar a “Los Estados Unidos”, pues los “mexicanos” son también mayas, zapotecos, mixtecos, nahuas, totonacas, etc., además de los mestizos y los afro descendientes. El nombre correcto de este país ha sido Y SERÁ ANÁHUAC.

La segunda parte del texto referido es más que contundente: “les bastaban las canoas que usaban para la pesca y el comercio con las provincias vecinas, para que, libres de ambición y avaricia que ha sido por lo común las causas de las navegaciones largas, ni solicitaban usurpar los Estados legítimamente poseídos por otras naciones, ni querían transportar de países distantes los preciosos metales que no necesitaban”. Clavijero “le da al clavo”, pues tal como es cierta su afirmación, los europeos que llegaron a nuestro continente, los movió la ambición y la avaricia. Además de que vinieron a usurpar y trastocar un orden establecido legítimamente. Reconociendo también que, a los Viejos Abuelos no les interesaba el comercio de los metales precisos, ni la ambición de conquistar otros continentes.

Leer las llamadas “Fuentes”, de una manera descolonizada, resulta una tarea muy interesante. Los actuales habitantes de este país llamado indebidamente por los criollos México, necesitamos re-analizar la historia oficial criolla para poder re-fundar este país.

La necesidad de que ya no sigan existiendo personajes como Hernán Cortés o Carlos Slim, que son el símbolo de la injusticia, el abuso y la impunidad. Para que se acaben los vencedores y los vencidos, para que TODOS TENGAMOS LAS MISMAS OPORTUNIDADES Y DERECHOS. Para que podamos vivir en la justicia y la igualdad.

miércoles, 25 de marzo de 2009

LA EDUCACIÓN COMO LEGADO CULTURAL.



El patrimonio cultural se divide en dos vertientes, el patrimonio cultural tangible, que se refiere a “los objetos”, como pirámides, estelas, cerámica, códices, etc. Y el patrimonio cultural intangible, que se refiere a “los sujetos”, es decir, a las personas. Este patrimonio se percibe en los conocimientos, sentimientos, tradiciones, usos y costumbres de un pueblo. La forma particular de entender el mundo y la vida.

El patrimonio cultural intangible es el más importante, en tanto, que es el “productor y reproductor” del patrimonio tangible. De esta manera, se puede considerar a la educación, como el bien más importante del patrimonio cultural, y en consecuencia, la herencia cultural más valiosa para construir un futuro más humano, justo y armonioso.

De las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, la civilización del Anáhuac fue la única que creó un sistema educativo público, obligatorio, gratuito y con una cobertura total. El investigador francés Jacques Soustelle, en su libro El Universo de los aztecas”, apunta en 1955: “Es admirable que en esa época y en ese continente, un pueblo indígena de América haya practicado la educación obligatoria para todos y que no hubiera un solo niño mexicano del siglo XVI, cualquiera que fuese su origen social, que estuviera privado de escuela.” En Europa el primer sistema educativo público, obligatorio y gratuito se implantó en Italia en 1596.

Si partimos que la educación trasmite valores y que en el Anáhuac se mantuvo presente con cobertura total, por lo menos durante tres mil años consecutivos. Podemos explicarnos la razón de que en México, las personas que tienen generaciones de “no ir a la escuela” o no tener la primaria completa, “son personas muy educadas, con sólidos valores éticos y morales”.

Esta educación en valores (no académica y no escolarizada), trasmitida a través de la cultura ancestral, permite que las personas, familias y pueblos, tengan mejores hábitos alimenticios y puedan comer “de la nada”, lo mismo en un desierto, que en un bosque. Pero también, esta educación trasmitida en las tradiciones, usos y costumbres, les permite tener buenos hábitos higiénicos y conocer métodos curativos, que incluyen plantas, insectos, minerales y ancestrales técnicas. Estos conocimientos están implícitos en métodos y técnicas de construcción, siembra, reforestación, organización comunitaria e impartición de justicia.


Finalmente, también la educación prepara desde la infancia a los individuos de una comunidad a “servirla”, a obedecer y respetar jerarquías, aprendiendo que es más importante el interés comunitario que el individual.

Tomado de: Pedagogía Tolteca

lunes, 23 de marzo de 2009

PIRÁMIDE DE DESARROLLO HUMANO TOLTECA


Durante el Periodo Preclásico, que comprende desde la invención de la agricultura aproximadamente en el año seis mil a. C., hasta el año 200 a.C., se dieron las bases más importantes del desarrollo humano en el Anáhuac.


En efecto, desde que los antiguos mexicanos dejaron de ser: nómadas, cazadores y recolectores, gracias a la invención de la agricultura, hasta que llegaron a tener las bases para iniciar la plenitud del desarrollo, pasaron aproximadamente cinco mil ochocientos años. Es en este largo periodo formativo donde nace La Toltecáyotl, se van creando las estructuras de conocimiento, sistematizadas en los cuatro sistemas que componen la pirámide de desarrollo.


El Sistema Alimentario, que va desde la domesticación de las plantas, la invención del maíz, la ingeniería hidráulica, la domesticación de animales, el profundo conocimiento de las diversas especies de vegetales, animales, insectos y minerales, hasta llegar a la creación de una inconmensurable cultura culinaria, con un elevado nivel nutricional.


Este prodigio se diversificó en todo el Anáhuac, lo que involucró diferentes y variados nichos ecológicos. Produciendo energía y tiempo libre para realizar sus grandes propósitos sociales.


4 Organización

3 Educación

2 Salud

1 Alimentación


El Sistema de Salud, que al igual que el Sistema Alimentario, incluyó no solo un profundo y variado conocimiento de plantas, animales, insectos y minerales en toda la biodiversidad del Anáhuac, sino que se basó en un profundo y complejo conocimiento y estudio del cuerpo humano. Llegando a campos energéticos de su percepción como seres vivos conscientes.


Propiciando vitalidad, salud y armonía a los pueblos del Anáhuac. El Sistema Educativo, que va desde la educación familiar básica esencial, pasando por la educación, instrucción y capacitación en las instituciones educativas, hasta llegar a niveles muy elevados de investigación energética y desarrollo espiritual en los centros de conocimiento tolteca, conocidos en la actualidad como “zonas arqueológicas”.


Creando la posibilidad de mantener un propósito social, a través de por lo menos, tres mil años ininterrumpidos, propiciando continuidad, homogeneidad y dirección al modelo civilizatorio. El Sistema de Organización Social y Régimen Jurídico, que va desde las normas y principios familiares y comunitarios ancestrales de carácter ético y moral, pasando por las relaciones de producción e intercambio, solidaridad y responsabilidad social, formas de administración comunitaria y del Estado; hasta un sistema muy complejo de leyes, normas, usos y costumbres que contemplaban el trabajo gratuito por la comunidad, las mayordomías y el Sistema de Cargos, los cuales permitían la vida ordenada y equilibrada en comunidad, así como las relaciones e intercambios con otras comunidades o Estados.


La diversidad y complejidad de estos cuatro sistemas, que se interrelacionaban totalmente entre sí, formando una unidad indisoluble, estaban cimentados en La Toltecáyotl, raíz y esencia de la Civilización del Anáhuac.


( * ) Tomado del libro "Pedagogía Tolteca - Filosofía de la educación en el México antiguo".

lunes, 2 de marzo de 2009

LA TOLTECÁYOTL. ( * )


Todas las grandes y antiguas civilizaciones, han guiado el largo camino de su “desarrollo humano” a través de una compleja y elaborada estructura de conocimientos, que explican y le dan sentido a la vida del individuo, de la familia, la comunidad y del Estado. Todas estas civilizaciones, invariablemente, han tratado de responder las tres preguntas básicas que son los cimientos en los que se levanta todo desarrollo humano: ¿Quién soy, de dónde vengo y a dónde voy?

Esta explicación de las razones fundamentales de la existencia es lo que conocemos en occidente como filosofía. El ser humano no se resigna a nacer, crecer, reproducirse y morir, busca encontrar un significado trascendente a sus pensamientos, sentimientos y actos, en síntesis, a su vida. Esta búsqueda, del significado de la vida, compartida por un grupo humano, es lo que le da continuidad y dirección a una civilización a través del tiempo.

Los antiguos habitantes de lo que hoy es México iniciaron y desarrollaron, desde el mismo origen de los tiempos, una serie de ideas sobre el sentido de la vida. A lo largo del tiempo fueron puliendo, decantado y sistematizando este complejo sistema al que llamaron “Toltecáyotl”, que se puede traducir como “el conjunto más elevado de creaciones de los toltecas”, el meta objetivo de la civilización del Anáhuac.

La Toltecáyotl es el conjunto de conocimientos que tienen como objetivo lograr la trascendencia espiritual de la existencia, a partir de alcanzar “el equilibrio de los cuatro rumbos de la vida”, es decir, el aspecto espiritual con el aspecto material, el aspecto racional con el intuitivo y que iconográficamente se representa con la llamada “Cruz de Quetzalcóatl” o quincunce.

La Toltecáyotl tiene el mismo valor filosófico y la misma profundidad humana como el hinduismo, el budismo o el zoroastrismo. Sabiduría que ha guiado por milenios el existir de los pueblos que conforman la civilización del Anáhuac a lo largo de ocho milenios, desde la invención de la agricultura hasta nuestros días.

Este ancestral conjunto de conocimientos, que a través del tiempo se han ido acumulando en “el banco genético de información cultural”, en la memoria histórica, y le da a los hijos de los hijos un “rostro propio y un corazón verdadero”, que los distingue y los diferencia de los demás pueblos del mundo.


Tomado del libro PEDAGOGIA TOLTECA filosofia de la educacion en el México antiguo.