miércoles, 17 de junio de 2015

TORMENTA Y RAYOS…llueve sobre mojado



Por desgracia, para los mexicanos y el país, el conflicto entre la SEP y la CNTE ha tomado dimensiones grotescas y de muy bajo nivel, que a todos nos perjudica. Primero debemos de apuntar que nadie tiene “toda la razón o todas las canicas en las manos”. Existen sobradas razones para “rescatar la educación en México” y que existen severos problemas, ineficiencias, abusos y corrupción… en ambas partes.


Históricamente el SNTE y la CNTE son producto del “sistema”. Debemos de recordar que durante 70 años la “dictadura perfecta”, usó al magisterio como el organizador nacional de sus elecciones. 



Es el sistema el que pervirtió al magisterio al sumarlo “al carro completo” y por supuesto que el SNTE empezó a tener poder político, a nivel local, regional, estatal y nacional. Ahí están los arquetipos del “profesor triunfador” en el sistema: Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo. La CNTE es la reacción consecuente.


La SEP ha estado en manos de gente competente como José Vasconcelos, Ignacio Beteta, Jaime Torres Bodet, Agustín Yañez, Víctor Bravo Ahúja, Fernando Solana; y gente inexperta, como Manuel Bartlett, Ernesto Zedillo, José Ángel Pescador, Fausto Alzati, Miguel Limón, Porfirio Muñoz, Reyes Tamez y Josefina Vázquez. Como se ve, el sistema politizó la SEP. 



Producto del “desgobierno” de los políticos, la educación se vino abajo, con todo y sindicato y por supuesto arrastrando a los profesores. De modo que el problema lo creó el sistema. La supuesta Reforma Educativa es solo un “golpe de timón” al poder del SNTE. Metieron a la cárcel a la líder y tratan, torpe y autoritariamente, de “meter en cintura” a los profesores del SNTE y la CNTE.



Por supuesto que la educación está mal, muy mal en México, pero no es solo la culpa de los profesores frente a grupo. El problema es más profundo, de mayor envergadura, es estructural. 


A ningún gobierno del mundo le conviene un pueblo educado, culto, crítico y analítico, porque entonces las “autoridades globales y los políticos y los administradores regionales” no podrían abusar de los pueblos. Las trasnacionales y los políticos no podrían hacer “de las suyas”, como en los países escandinavos donde los tienen muy bien “acotaditos” y el pueblo manda y ellos obedecen.


La misma corrupción que se da el SNTE y la CNTE se da en los sindicatos y organizaciones del sistema. Amable lector, usted creé que en la CTM, FSTSE, Steidceo y en los sindicatos estatales de trabajadores de los estados, no existe la corrupción y los mismos vicios. Es más, usted creé que no existe corrupción e ineficiencia en los tres niveles de gobierno. 




Por qué entonces el “linchamiento mediático” contra los trabajadores de la educación que se están defendiendo de un acción punitiva, con un supuesto “examen” para evaluar su capacidad pedagógica. Un examen “universal” para todo el magisterio nacional en un país diverso, multiétnico, multicultural y plurilingüístico. Un mismo examen para un profesor del DF, Agua Prieta, Tijuana, Villa Alta, Can Cun, Los Altos de Chiapas; de respuestas múltiples y que el examinado no pude revisar, es decir, se lo aplican y solo le dan el resultado (¿).


Por supuesto que todo funcionario público se debe evaluar. Lo mismo profesores que gobernantes, candidatos a puestos de elección popular y  funcionarios. Pero, por qué, no se puede evaluar al Presidente con un referendo o a los gobernadores, por que el 97% de los candidatos en la última elección, no presentaron públicamente su Declaración Patrimonial, Declaración de Intereses y Declaración Fiscal. Por qué se mantiene el fuero del que han abusado tantos sinvergüenzas.


Por supuesto que el “modelo educativo”, debe cambiar, que todos los profesores necesitan capacitación de conocimientos, didáctica y  pedagógica, que se debe acabar TODAS LAS CORRUPTELAS, no solo en la educación, sino en los tres niveles de gobierno y en los Tres Poderes. Y los primeros en estar conscientes de esta necesidad, créanme, es el magisterio, porque a final de cuentas, ellos en verdad, “son pueblo” y quien sufre más la corrupción del sindicato son ellos.


El problema de la “educación”, es un problema sistémico e histórico, no es un problema aislado y es no es una causa, sino un efecto. Los mexicanos somos hijos y herederos de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad y la que tuvo el primer sistema de educación obligatorio, público y gratuito del mundo. Esa es la razón por la cual, esencial y culturalmente, somos un pueblo “educado”. 
 

A la llegada de los invasores europeos teníamos tres mil años de que el pueblo iba a la escuela todos los días y en 1521, destruyeron nuestras escuelas, quemaron nuestros códices y mataron a nuestros maestros, volvimos a tener educación pública hasta 1921. De los 850 europeos que desembarcaron en 1519 solo tres sabían leer y escribir y en Europa iniciaron en Italia el primer sistema de educación pública hasta 1596.  


Nadie pone en duda que, entre muchos otros sectores, el sector educativo necesita una renovación, no una reforma (más de lo mismo-re-parchar o re-construir). Se requiere reconstruir el sistema educativo nacional desde sus principios y cimientos, el actual, es un fracaso. 


Existen millones de analfabetos, la eficiencia terminal es vergonzosa desde primaria hasta la universidad. Actualmente tenemos cientos de miles de jóvenes con licenciatura y sin empleo, existen más de 20 mil jóvenes con nivel de doctorado sin empleo. Como se aprecia, la educación es un fracaso. 


Para ganarse la vida no vale la pena estudiar. El sistema está diseñado para enriquecer a una minoría a costa de la mayoría a través del Modelo Económico que se sustenta en el Mercado externo por medio de las exportaciones, y no, del Mercado interno (como debería de ser), a través del consumo. 


Es decir, se necesitan muchos obreros, con bajos ingresos, para que las maquiladores y empresas transaccionales reduzcan costos, y no, un pueblo con poder adquisitivo vía un buen salario, que pueda comprar todo lo que se produce en el país y las pequeñas y medianas empresas crezcan y progresen en un círculo virtuoso. Este es “el quid del asunto”. 
 

El modelo de lucha del magisterio está desgastado, no solo lo dice la gente (además de los medios), sino especialmente por los propios profesores. Enfrentar el sistema, la desinformación y enajenación social y la represión, ha sido heroica y agotadora. Si el PETEO se hubiera iniciado hace 35 años, otra realidad social tendríamos en estos momentos. Se dedicaron más a la lucha política que a la pedagógica, ahora se sufren las consecuencias.


Las declaraciones del Secretario de Educación son muy desafortunadas y de muy bajo nivel, casi una bravata de cantina, frente a los empresarios. En vez de crear un clima de respeto y concordia, le echa gasolina al fuego. “Llueve sobre mojado”, cuando el Secretario dice que “se aplicará la ley”. Antes de las elecciones no…y ahora sí, por qué?   


¿Se Aplicó la Ley en la matanza de Acteal, cuando él, era Secretario de Gobernación, y donde hay voces que lo implican? Si la Ley se usa de manera discrecional para privilegiar un interés político, es un acto ilegal e inmoral, que debilita el Estado de Derecho.  


Por qué tanto interés de los poderosos empresarios del país para reprimir al magisterio. Como es, -a todos visto-, la “reforma educativa” no es tal, es en cambio una “REFORMA LABORAL”. El único sindicato que “no ha caído” es el del magisterio. 


Si se somete a los designios de los intereses del capital trasnacional a los profesores, nadie podrá hacer nada por los trabajadores, los salarios, las prestaciones, las pensiones y jubilaciones, el trabajador está siendo sometido a una nueva esclavitud. Ya se dieron cuenta muchos trabajadores del país, no solo los profesores del SNTE, que si pierde la CNTE, pierden ellos también.



Y ese, es el punto, amable lector, el Presidente debe pensar y medir bien las acciones con la Reforma Educativa, debería estar en la SEP una persona muy capaz y con grades dotes políticas, no con un brabucón de cantina, porque se está jugando mucho, “la liga no se puede estirar tanto”. Basta ya de errores, amagos y engaños, en ambos bandos. Los trabajadores del país pueden despertar.










jueves, 11 de junio de 2015

EN LOS LABERINTOS DE LA IDENTIDAD



Los ciudadanos de este país, como dijo Octavio Paz, nos encontramos atrapados en un “Laberinto de la Soledad”.
 
Sorprende una nación con orígenes milenarios, poblada por diversos pueblos y culturas ancestrales que exudan maravillosos y diversos “elementos culturales”, y que, en su esencia más íntima, sufran tan obsesivamente los estragos de no tener certeza de su identidad.

 
Esta falta de sustento, de cimiento, de raíz, entra en contradicción al contemplar los vestigios ancestrales de una de las seis civilizaciones con origen autónomo más antiguas del planeta.

Con sus vigorosas culturas populares y la prodigiosa cultura de apropiación de elementos culturales de otros pueblos y que hoy forman parte indisoluble de su ser, el mexicano vaga a tropezones en busca de una identidad perdida en el plano consiente, pero que se mantiene vigorosa y acendrada en los sótanos del inconsciente colectivo.

 
Una probable explicación podría ser, por una parte la implantación, a sangre y fuego, de la pérdida de las lenguas, la memoria histórica, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad (la Quíntuple Recuperación de Leonel Durán) de los pueblos anahuacas por el sistema colonial durante tres siglos.


Y la otra, que en los dos últimos siglos del periodo Neocolonial de la ideología criolla, a la mayoría del pueblo que es mestizo cultural y racialmente, se ha hecho pensar que el mestizaje es reprochable, negativo y vergonzante.

 
Reprochable, porque el símbolo oficial del mestizaje es Martín Cortés “el bastardo”, hijo del conquistador-violador y de la traidora violada.


El mestizo no es reconocido por el padre quien tuvo a otro hijo con su esposa española a quien también llamo “Martín Cortés”, pero este reconocido como “El marqués del Valle de Oaxaca”.


Negativo, porque en el sistema de castas neocolonial encubierto hipócritamente, el mestizo es “de poco pelo y de baja monta”.


Es decir, porque si bien se expulsó a los gachupines en 1821 con la sangre de indígenas y mestizos, los criollos pasaron a ocupar su lugar en el poder económico, político, social, religioso y cultural.

El mestizo, como dijo la hija del Presidente Peña, es “la prole”, los indios, los morenitos, nacos, prietos, y ahora son los proletarios del país.


Vergonzante, porque los nuevos explotadores a través de “la ideología criolla”, han hecho sentir al mestizo que existe una supuesta superioridad en el color claro de la piel, en el fenotipo europeo, en los modelos y arquetipos de “su cultura madre o madre patria”.

 
De esta manera el mestizo “desculturizado” se auto inferioriza, se siente impotente e inseguro. Se trata de disfrazar como su opresor/explotador, se pinta el cabello de rubio, usa cremas supuestamente “blanqueadoras”, se inventa antepasados extranjeros, olvida y huye de sus tradiciones y sus costumbres.

 
Como lo definió Guillermo Bonfil, en la búsqueda de una nueva identidad el mestizo queda como “indio-desindianizado”, es decir, trata de borrar/ocultar su identidad primigenia y busca un “nuevo rostro”. En la Colonia fue el del gachupín, en el siglo XIX fue el francés y en el siglo XX el gringo.

 
El mestizo desculturizado (moderno), se quedó como “el perro de las dos tortas”. Sin la riqueza de la cultura ancestral indígena y sin poder asumir como “propia-suya”, la cultura europea.


La ideología criolla la ha educado como “extranjero inculto en su propia tierra”. Despreciando lo indígena y siendo rechazado por los extranjeros avecindados. Desarraigado, sin raíz, sin lengua, sin tradiciones y costumbres ancestrales.

Aferrado a una modernidad cambiante e inasible, tomando de los medios masivos sus modelos, modas y arquetipos. Suspendido en la nebulosa y confusa marea del consumo chatarra y pirata.

Vulgar, mal educado, grosero, sucio, abusivo, irrespetuoso, pendenciero y bravucón (“así nos quieren, así nos necesitan”); vaga perdido y desolado en el laberinto de imágenes y valores ajenos, buscando un rostro propio en “el otro”.

Incapaz de dirigir su mirada a su ser interior, impedido de reconocerse a sí mismo por la carga de prejuicios cinco centenarios de su “ser ancestral”.

Masa amorfa envilecida, mirando siempre “hacia afuera” en búsqueda de su identidad negada.
 
“Así nos quieren, así nos necesitan”.
 
 

lunes, 1 de junio de 2015

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

Parte del proceso de colonización que ha sufrido nuestro pueblo a lo largo de cinco siglos de explotación y depredación, es la pérdida de los valores más importantes de nuestra civilización, una de las más antiguas de la humanidad y la que llegó a alcanzar el nivel más alto de desarrollo humano y bienestar para todo su pueblo, por lo menos durante mil años (200 a.C.-850 d.C.), esta destrucción de conocimiento y sabiduría se llama “epistemicidio”.


Después de siglos de ser tratados como animales de trabajo, sin oportunidades, sin educación escolarizada, sin instituciones y autoridades propias, con una alimentación de subsistencia mínima; pero especialmente, enajenados, desculturizados, mal educados, despojados de su ancestral cultura, con mayor intensidad en los últimos 70 años, el pueblo de este país se vuelto indisciplinado, flojo, irresponsable, mal hecho, vulgar, indolente y abusivo, porque los que mandan: “así nos quieren, así nos necesitan”, para tener pleno poder y acumular más riqueza ilegítima.


Esta desgracia ha sido producto de una transformación dirigida a través de una estrategia múltiple e interinstitucional del sistema neocolonial de ideología criolla, que se basa en la pérdida de la lengua, la memoria, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad (La Quíntuple Recuperación, como afirma el antropólogo Leonel Durán); lo que transforma a las personas, a las familias y a los pueblos en “materia prima”, para la subordinación, explotación y especialmente la incapacidad de recuperar su identidad, dignidad y conciencia para cambiar su destino personal y colectivo.


En contra posición están los pueblos de Alemania, Inglaterra y Japón, que son la antítesis del nuestro. Por qué sucede esto, sí nosotros somos más antiguos, con un origen autónomo e hijos de una civilización Madre. La diferencia tiene, por lo menos, dos elementos para poder comprenderla. La primera es que a estos pueblos siempre los ha gobernado y administrado su propia gente y siempre ha existido un genuino y profundo compromiso, amor y respeto por el bienestar de “sus pueblos y naciones” de parte de sus gobernantes. En nuestro caso no ha sido así. 


Desde 1521 nos han gobernado/administrado extranjeros que siempre se han llevado “la tajada del león” de manera despiadada, y desde Hernán Cortés hasta Carlos Slim, lo único que les interesa es hacerse ricos y más ricos, para sacar sus riquezas del país. En efecto, el “interés nacional” de estos países siempre ha estado por encima del interés particular. 


Aún en casos tan aberrantes como es la Alemania nazi de Adolfo Hitler o la del Japón Imperial de Hiroito, en sus delirantes ambiciones de conquista; por más irracional y errónea que fuera la ruta, los pueblos y sus autoridades “marcharon juntos en la misma dirección en busca de su destino”. 


Aquí, en cambio, desde 1521 han existido dos clases de gente que han estado en posiciones encontradas y caminos diferentes: una minoría ilustrada europeizada extremada e inmoralmente rica; y una inmensa mayoría deshumanizadamente miserable. Guillermo Bonfil los llamó, “El México imaginario y el México profundo”.


La segunda diferencia es que estos pueblos son DISCIPLINADOS Y RESPONSABLES. En efecto, Alemania, Japón e Inglaterra, han aprendido, -como pueblos guerreros y belicosos-, que la disciplina hace la gran diferencia, -no solo en la guerra-, sino en todos los campos del desarrollo humano. Imagine usted, amable lector, a los soldados ingleses ordenadamente formados esperando su evacuación de las playas de Dunquerque bajo el fuego enemigo. 


O la disciplina del ejército alemán en la sincronizada “guerra relámpago”. 


O el pequeño ejército japonés invadiendo toda el Asia. Pero lo mismo estos pueblos en “la reconstrucción” de sus economías, ciudades y sociedades después de las guerras. Para lograr la guerra y la reconstrucción se requirió contar con un pueblo disciplinado y responsable para estas tareas de dimensiones titánicas.


Pero resulta que aquí en el Anáhuac, muchos siglos antes de que existieran estos pueblos y países, nuestros antepasados lograron, por lo menos mil años de esplendor civilizatorio. No vamos a hablar de sus grandes logros humanistas y científicos, como la invención del cero matemático, la cuenta perfecta del tiempo, la invención del maíz o la “democracia participativa”, sino de algo más obvio y evidente. 


Todas las civilizaciones antiguas construyeron pirámides, en segundo lugar se encuentra Egipto con 110 pirámides. Solamente en México, el INAH tiene abierto al público 187 “zonas arqueológicas” de las miles que existen inexploradas, y en cada una hay más de una pirámide. 


Más allá, -por la colonización mental-, que se les niega que fueran centros de estudio e investigación, y se les rebaja a “centros ceremoniales”, la construcción de estas maravillosos conjuntos arquitectónicos, que son patrimonio cultural de la humanidad, implicó por fuerza necesaria la disciplina y la responsabilidad compartida de pueblo y autoridades, como en el caso de Monte Albán en Oaxaca, que tuvo un periodo constructivo permanente y sostenido de 1350 años.



Aún en el periodo Postclásico decadente, con los mexicas, los textos de los invasores europeos hablan con asombro del orden, disciplina y sentido de responsabilidad que tenían los anahuacas. Por ejemplo en el relato de la descripción de Tenochtitlán o del Mercado de Tlatelolco. 


Muy probablemente desde  el año 1500 a.C. con la llamada cultura olmeca, ya existían las bases esenciales del desarrollo humano en el Anáhuac, sabiduría conocida como Toltecáyotl, que alcanzó su esplendor durante diez siglos (200 a.C. al 850 d.C.), hasta el inexplicable abandono y destrucción de las hoy, llamadas zonas arqueológicas, del periodo Clásico. 


Avances civilizatorios como el maíz, la milpa, la agricultura intensiva y de riego, realización de trepanaciones, pero sobre todo, creemos que es la base y esencia de la gran capacidad cultural fue el contar con el primer sistema de educación del mundo, que llegó en operación hasta 1521, y que fue inmediatamente desmantelado por los invasores europeos, destruyendo sus escuelas, asesinando a sus maestros, quemando sus códices. 


Los castellanos en el Anáhuac, volvieron a utilizar las mismas tácticas de destrucción que utilizaron en la guerra contra el Islam en el Califato de Córdoba, en la supuesta “Guerra de reconquista”, como afirma Ramón Grosfoguel. 


La diferencia en la capacidad y actitud de disciplina y responsabilidad vine de que los alemanes, japoneses e ingleses, no sufrieron una pavorosa colonización y destrucción de su cultura. 



En cambio, a los pueblos del Anáhuac se les amputó a sangre y fuego, durante tres siglos todos sus derechos y oportunidades como seres humanos, se les persiguió y mantuvo bajo un demencial sistema de terror a manos de fanáticos religiosos incrustados en la Santa Inquisición, y entre asesinos y ladrones en las instituciones gubernamentales coloniales del Virreinato. 


Y con estas mismas instituciones coloniales, pero maquilladas hipócritamente con la creación de una república, los criollos han mantenido el mismo sistema los últimos dos siglos. 


Pero especialmente, en los últimos 70 años, a través de los medios masivos y el sistema educativo nacional, se les ha quitado casi todos los valores y elementos culturales de la civilización Madre, que se habían defendido y mantenido en casi cuatro siglos y medio, desde la invasión. 


En efecto, la televisión y la radio comercial, más la Secretaría de Educación Pública han logrado crear un nuevo ciudadano indisciplinado e irresponsable, individualista, ignorante e inconsciente, que es usado como materia prima para ser obreros y empleados sumisos, consumidores y votantes, fáciles de manipular y explotar. Justamente, el capital nacional y extranjero, “así nos quieren, así nos necesitan”, para seguir acumulando cínica e impunemente sus mal habidas riquezas.


En la memoria histórica de los anahuacas, en su banco genético de información cultural, en sus tradiciones, fiestas, usos y costumbres ancestrales, se han guardado un milenario acervo de sabiduría y experiencia humana, producto de una de las seis civilizaciones más importantes de la humanidad que no ha muerto y no está desaparecida. 


La diferencia es que a la civilización del Anáhuac a partir de 1521, brutalmente se le amputó de un solo tajo, sus milenarias leyes, autoridades e instituciones. En su lugar, a sangre y fuego, con injusticia y abuso se les impuso nuevas leyes, autoridades e instituciones de carácter colonial, que estaban diseñadas para la explotación de los vencidos/invadidos, la depredación de sus recursos naturales y las relaciones entre castas de su sistema colonial.



La diferencia de nuestro pueblo, con los de Alemania, Japón e Inglaterra es que desde 1521, la tierra, los recursos, las leyes, las autoridades y las instituciones, NO NOS PERTENECEN. Han estado y siguen estando en manos de poderosos extranjeros y sus descendientes culturales, que no ven al pueblo como “su pueblo, ni ven esta tierra “como su tierra”. 


Para ellos, México es “su país de ellos y para ellos solamente”, un lugar de ocupación y oportunidades, con un carácter “pasajero” y sin ningún compromiso histórico y menos social. 



Siempre menospreciado todo lo que les da los anahuacas y sus variadas culturas, así como esta prodiga tierra como el Sr. Lorenzo Córdoba. Siempre en una actitud de comparación “con su patria lejana”, con una actitud de desprecio hacia “los locales, indios, apaches, chichimecas, nacos, yopes, proles, etc. Exaltando la cultura de sus “supuestos países” y menospreciando la del Anáhuac, aunque tengan varias generaciones de vivir en esta tierra.


Justamente, este es el origen de la diferencia. Que en el Virreinato primero y después este país, jamás nos ha pertenecido. Que siempre se nos ha excluido, menospreciado y quitado los derechos y las oportunidades. Bajo esta “cultura colonial” y la ideología criolla,  sometido a la destrucción permanente de su herencia cultural ancestral, la gente se ha vuelto inconsciente, indisciplinada e irresponsable. 


Porque así les conviene a nuestros explotadores/neocolonizadores, por eso así nos mal educan con la multimedia y el sistema de educación pública.  Porque cuando un pueblo pierde su memoria histórica y su identidad, cuando pierde sus valores y principios, queda frágil y vulnerable, apto para la explotación y el sometimiento. 


Pasa a ser un despiadado “colonizador-colonizado” de sus propios hermanos, de su Madre tierra. Sabe que la corrupción, la ilegalidad y el abuso es el “privilegio” de los vencedores-colonizadores, y él, en vez de combatirla, busca hacerse de ella y la arraiga profundamente en la percepción de su mundo y su vida.


Este sentido de orfandad, de falta de raíz y de identidad, por una parte, y por la otra, la negación de sí mismo, al perder los lenguajes, la memoria histórica, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad milenaria; lo que hace que, inconscientemente, el pueblo pierda el sentido de continuidad y futuro. Todo se percibe en el plano de la inmediatez, el menor esfuerzo, la individualidad. 


Desde 1521 trabaja para que otros se enriquezcan, por eso no se esfuerza, ha aprendido que, haga el esfuerzo que haga, siempre será pobre. Que en este país, los méritos y el esfuerzo personal cuentan muy poco, lo que vale es la posición en el sistema de castas y las relaciones o el dinero en el sistema de corrupción, de eso dependen las oportunidades. Ha interiorizado como algo normal y natural que los extranjeros sean dueños de la riqueza, el gobierno y las oportunidades.


De esta manera, en estos casi cinco siglos los mal llamados mexicanos hemos aprendido que este país no nos pertenece. Porque las leyes, las instituciones y las autoridades están enajenadas, es decir, no pertenecen al pueblo. Que desde 1821 todo es una simulación y que los que han dirigido el país, son ajenos a él.  


Esa es, justamente, la diferencia.



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