Durante muchos años los pequeños municipios no estaban en el interés de los políticos. Especialmente los municipios indígenas, en donde a través del Sistema de Cargos y “los usos y costumbres” se gobernaban en la pobreza. En efecto, hasta hace poco, estos municipios no recibían dinero. Anteriormente la Federación enviaba el dinero a los gobiernos estatales y éstos “repartían” el dinero entre sus prioridades políticas y económicas.
Sin embargo, al cambiar la ley a todos los municipios les llega dinero vía las partidas presupuestales, especialmente las de “hacer obras”. Esto es automático desde la Federación, de modo que ahora ya existe “de dónde sacar” y como en vez de una “democracia” tenemos una “CLEPTOCRACIA”, pues resulta que nuestros distinguidos cleptómanos ya están más que dispuestos a “sacrificarse” para emprender la modernización de estas pequeñas comunidades indígenas. La película de “La Ley de Herodes” retrata muy bien este drama cotidiano de los pueblos indígenas.
Otro factor, el más importante y poderoso, para el ataque a los usos y costumbres de las comunidades indígenas, viene del interés que tienen las insaciables y depredadoras empresas trasnacionales sobre los recursos naturales de nuestro país. En efecto, el Plan Puebla Panamá y el Plan Colombia, esconden el interés de apropiarse de los recursos naturales que están en los territorios de los pueblos indígenas que viven con el sistema de usos y costumbres en donde en pueblo manda, con grandes extensiones de tierras ejidales y comunitarias, sin el afán explotador-depredador.
Sí la cultura dominante y los cleptómanos del país quieren entregar el petróleo, ahora que es oro liquido a nivel mundial, imagínense sino están dispuestos a entregar los recursos naturales de los pueblos indígenas.
Aquí es donde se les atraviesa el problema de la ancestral forma de gobierno de los pueblos indígenas. En el Sistema de Cargos implica, entre otras cosas, que el presidente municipal debe servir (sin recibir pago alguno) al pueblo a través de “mandar obedeciendo”, es decir, tiene que -mandar hacer, lo que la Asamblea decida-.
La asamblea es abierta a todo el pueblo, pero solo los que han servido pueden hablar en ella, aunque todos tienen voto. En las comunidades indígenas no se hacen las cosas “en lo oscurito” y no habla el más grillo o los “jilguerillos” de los partidos. Los cacicazgos políticos se dan en los pueblos en donde ya no existen el Sistema de Cargos, ni la Asamblea.
Uno de los valores de la cultura indígena, es que enseñan a los “ciudadanos” desde pequeños, que lo más importante que una persona puede hacer en su vida es “servir a la comunidad”. La cultura indígena de manera milenaria enseña que es más importante “el bien común”, que el interés personal y que el individuo, sí es necesario, se tiene que sacrificar por el bienestar de la comunidad. Gracias a estos valores las comunidades indígenas han podido sobrevivir a estos cinco siglo de colonización, cristianización, “civilización occidental”, modernización, desarrollo, integración y recientemente globalización, que siempre el criollo y el mestizo les han tratado de imponer a sangre y fuego. Esta lucha histórica el Dr. Guillermo Bonfil la describió muy bien en su obra “México profundo, una civilización negada”.
El problema para muchos mexicanos mestizos urbanos, es que no conocen la vida de las comunidades indígenas y mucho menos su ancestral cultura. Piensan que todo es atraso y barbarie. Que los indígenas están sumidos en la ignorancia y que ésta, es el origen de su ancestral pobreza. Que “se les debe modernizar e integrar” al progreso nacional.
El mestizo urbano toma por cierto, sin una profunda reflexión, que “su cultura”, su forma de vida, sus valores, su sistema de gobierno, su calidad de vida, es muy superior a la de los indígenas. La “cultura dominante”, creada y ejercida por los criollos y extranjeros desde hace cinco siglos, le ha enseñado al mestizo urbano, pueblerino y a los ladinos, que los indígenas no piensan y que no tienen nada que aportar y sí mucho que estorbar en la construcción de un “país” (el de los criollos y extranjeros). El mestizo urbano ha sido educado académica y socialmente, “como un extranjero inculto en su propia tierra”. Siempre despreciando lo propio y enfermizamente exaltando lo ajeno.
Sin embargo, no se dan cuenta que los indígenas, gracias a sus milenarias tradiciones, fiestas, usos y costumbres que han podido sobrevivir a su muerte histórica. Porque sin el Sistema de Cargo, las tradiciones, los usos y las costumbres, en estos cinco siglos de genocidio, violencia y explotación…ya habrían desaparecido.
Al mexicano común, cuando la televisión y los medios masivos les presentan “un terrible caso de violación de los derechos humanos” en una comunidad indígena, inmediatamente es manipulado para que esté de acuerdo en “erradicar esas prácticas salvajes y primitivas”, justificando la acción de las trasnacionales y sus empleados…los políticos.
Eso es toda la verdad sobre las “injusticias” que se cometen en las comunidades indígenas por los usos y costumbres. Los pueblos y culturas indígenas nunca han sido respetados y menos respetadas sus diferencias de la cultura dominante. “Nosotros decidimos lo que esta bien y lo que esta mal de ellos”, según nuestro punto de vista y cultura. “No tienen la capacidad de decidir cómo tienen que vivir”, eso lo decidimos nosotros guiados por la televisión.
La campaña se orquesta desde lo más profundo y desde lo más fuerte del sistema…la televisión. A través de mentiras y verdades a medias, se acusa a una comunidad de invalidar el derecho de una mujer a ser presidenta municipal. Se les acusa de machistas, caciques, retrógrados y primitivos. La verdad es que se le excluyó a la candidata, porque aunque nació en el lugar, tiene su residencia en la ciudad de Oaxaca.
Pero el punto no es el de esta persona. Porque, dígame usted, amable lector, de cuando acá “al Sistema” le interesa las tragedias de los pobres, en especial de los indígenas y mucho menos la de las mujeres. Sino, que le pregunten a las cientos de madres de “Las muertas de Ciudad Juárez”. No le parece sospechoso que hasta el Presidente escuche atento en la celebración del Día de la Mujer a “una pobre indígena” y se comprometa a “erradicar de las comunidades indígenas el terrible mundo machista, injusto y misógino”. Lo cual parece más una amenaza para la cultura indígena y sus tradicionales sistemas de gobierno.
Así como se entregó todas las empresas paraestales argumentando que el gobierno era corrupto y mal administrador, ahora se quiere entregar el petróleo argumentando que se necesita asociarse con inversionistas extranjeros. Muy pronto se pretenderá quitarle a las comunidades indígenas la posibilidad de auto gobernarse de acuerdo a sus usos y costumbres ancestrales, argumentando que no respetan los derechos humanos y que son un lastre al progreso y modernización.
La campaña pretende empezar a crear un clima de rechazo en el ciudadano común, desinformado en las formas de gobierno de las comunidades indígenas y sus culturas, en donde no operan los partidos políticos. Lo que se pretende es que la opinión pública vea con buenos ojos la erradicación de la autodeterminación de los pueblos indígenas y la llegada de los partidos políticos “para salvarlos de la pobreza, la injusticia y la marginación”.
Sería bueno preguntarles a esos “consternados mestizos urbanos”, a esas buenas conciencias que defienden “el derecho político de las mujeres”, sí la participación de la mujer en la vida política del país ha limpiado esa pestilente cloaca. Sí personajes como Elba Esther Gordillo, Beatriz Paredes o Dolores Padierna, han hecho la diferencia o se han convertido en más de lo mismo.
En Oaxaca, que tiene 420 municipios donde los partidos no operan, este asunto es vital, pues se trata de que el poder central llegue hasta estos pequeños pueblos a través de los partidos políticos, pero lo mismo sucede en Chiapas, Guerrero, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche…justamente en donde están los pueblos indígenas y el mayor potencial de recursos naturales del país. El objetivo es quitar el poder de la Asamblea Popular y poner a los partidos, sus políticos y su grilla corrupta.
En Oaxaca, hasta hace poco, no existían problemas en los municipios gobernados por los usos y costumbres. La designación de quienes debían de servir era un asunto estrictamente de la Asamblea del pueblo, y mucha gente no quería “servir”, porque tenía que descuidar su trabajo y poner de su bolsa para cumplir. Es hasta que aparece el dinero en los municipios vía la Federación y el interés por los recursos naturales de estas comunidades alejadas de Dios, que los ciudadanos “leídos y escribidos”, que en general ya no viven en esas comunidades y que están conectados con el poder político de la capital, empiezan a meter cizaña en sus comunidades al buscar las presidencias municipales para sus intereses personales y sirviendo de cabeza de playa para los intereses foráneos.
La mayoría de los conflictos en las comunidades indígenas se dan por esta situación. Los “ladinos” o como decía el Dr. Bonfil, “los indios-desindianizados” de manera peyorativa; los que han estudiado o han emigrado a las capitales regionales o del estado, están siendo usados por el poder político, especialmente del PRI y del PRD, como “Caballos de Troya” para dividir y fragmentar a las comunidades, enfrentándolas por el poder y el dinero de los presupuestos.
Por qué, hasta ahora se dan cuenta y les interesa actuar a los políticos sobre las formas de gobierno de las comunidades indígenas. Por qué se quiere juzgar una cultura MILENARIA dese la perspectiva de una cultura que, apenas tiene menos de dos siglos de experimentar la “democracia” y no se respeta una forma de ver y entender el mundo y la vida ancestral. Los indígenas no tratan de imponer su visión sobre las cultura dominante, pero ésta si, sobre los indígenas. En la propia Constitución se reconoce la capacidad y el derecho que los pueblos indígenas tienen para gobernarse:
“Artículo 2o. La Nación Mexicana es única e indivisible.
Sin embargo, al cambiar la ley a todos los municipios les llega dinero vía las partidas presupuestales, especialmente las de “hacer obras”. Esto es automático desde la Federación, de modo que ahora ya existe “de dónde sacar” y como en vez de una “democracia” tenemos una “CLEPTOCRACIA”, pues resulta que nuestros distinguidos cleptómanos ya están más que dispuestos a “sacrificarse” para emprender la modernización de estas pequeñas comunidades indígenas. La película de “La Ley de Herodes” retrata muy bien este drama cotidiano de los pueblos indígenas.
Otro factor, el más importante y poderoso, para el ataque a los usos y costumbres de las comunidades indígenas, viene del interés que tienen las insaciables y depredadoras empresas trasnacionales sobre los recursos naturales de nuestro país. En efecto, el Plan Puebla Panamá y el Plan Colombia, esconden el interés de apropiarse de los recursos naturales que están en los territorios de los pueblos indígenas que viven con el sistema de usos y costumbres en donde en pueblo manda, con grandes extensiones de tierras ejidales y comunitarias, sin el afán explotador-depredador.
Sí la cultura dominante y los cleptómanos del país quieren entregar el petróleo, ahora que es oro liquido a nivel mundial, imagínense sino están dispuestos a entregar los recursos naturales de los pueblos indígenas.
Aquí es donde se les atraviesa el problema de la ancestral forma de gobierno de los pueblos indígenas. En el Sistema de Cargos implica, entre otras cosas, que el presidente municipal debe servir (sin recibir pago alguno) al pueblo a través de “mandar obedeciendo”, es decir, tiene que -mandar hacer, lo que la Asamblea decida-.
La asamblea es abierta a todo el pueblo, pero solo los que han servido pueden hablar en ella, aunque todos tienen voto. En las comunidades indígenas no se hacen las cosas “en lo oscurito” y no habla el más grillo o los “jilguerillos” de los partidos. Los cacicazgos políticos se dan en los pueblos en donde ya no existen el Sistema de Cargos, ni la Asamblea.
Uno de los valores de la cultura indígena, es que enseñan a los “ciudadanos” desde pequeños, que lo más importante que una persona puede hacer en su vida es “servir a la comunidad”. La cultura indígena de manera milenaria enseña que es más importante “el bien común”, que el interés personal y que el individuo, sí es necesario, se tiene que sacrificar por el bienestar de la comunidad. Gracias a estos valores las comunidades indígenas han podido sobrevivir a estos cinco siglo de colonización, cristianización, “civilización occidental”, modernización, desarrollo, integración y recientemente globalización, que siempre el criollo y el mestizo les han tratado de imponer a sangre y fuego. Esta lucha histórica el Dr. Guillermo Bonfil la describió muy bien en su obra “México profundo, una civilización negada”.
El problema para muchos mexicanos mestizos urbanos, es que no conocen la vida de las comunidades indígenas y mucho menos su ancestral cultura. Piensan que todo es atraso y barbarie. Que los indígenas están sumidos en la ignorancia y que ésta, es el origen de su ancestral pobreza. Que “se les debe modernizar e integrar” al progreso nacional.
El mestizo urbano toma por cierto, sin una profunda reflexión, que “su cultura”, su forma de vida, sus valores, su sistema de gobierno, su calidad de vida, es muy superior a la de los indígenas. La “cultura dominante”, creada y ejercida por los criollos y extranjeros desde hace cinco siglos, le ha enseñado al mestizo urbano, pueblerino y a los ladinos, que los indígenas no piensan y que no tienen nada que aportar y sí mucho que estorbar en la construcción de un “país” (el de los criollos y extranjeros). El mestizo urbano ha sido educado académica y socialmente, “como un extranjero inculto en su propia tierra”. Siempre despreciando lo propio y enfermizamente exaltando lo ajeno.
Sin embargo, no se dan cuenta que los indígenas, gracias a sus milenarias tradiciones, fiestas, usos y costumbres que han podido sobrevivir a su muerte histórica. Porque sin el Sistema de Cargo, las tradiciones, los usos y las costumbres, en estos cinco siglos de genocidio, violencia y explotación…ya habrían desaparecido.
Al mexicano común, cuando la televisión y los medios masivos les presentan “un terrible caso de violación de los derechos humanos” en una comunidad indígena, inmediatamente es manipulado para que esté de acuerdo en “erradicar esas prácticas salvajes y primitivas”, justificando la acción de las trasnacionales y sus empleados…los políticos.
Eso es toda la verdad sobre las “injusticias” que se cometen en las comunidades indígenas por los usos y costumbres. Los pueblos y culturas indígenas nunca han sido respetados y menos respetadas sus diferencias de la cultura dominante. “Nosotros decidimos lo que esta bien y lo que esta mal de ellos”, según nuestro punto de vista y cultura. “No tienen la capacidad de decidir cómo tienen que vivir”, eso lo decidimos nosotros guiados por la televisión.
La campaña se orquesta desde lo más profundo y desde lo más fuerte del sistema…la televisión. A través de mentiras y verdades a medias, se acusa a una comunidad de invalidar el derecho de una mujer a ser presidenta municipal. Se les acusa de machistas, caciques, retrógrados y primitivos. La verdad es que se le excluyó a la candidata, porque aunque nació en el lugar, tiene su residencia en la ciudad de Oaxaca.
Pero el punto no es el de esta persona. Porque, dígame usted, amable lector, de cuando acá “al Sistema” le interesa las tragedias de los pobres, en especial de los indígenas y mucho menos la de las mujeres. Sino, que le pregunten a las cientos de madres de “Las muertas de Ciudad Juárez”. No le parece sospechoso que hasta el Presidente escuche atento en la celebración del Día de la Mujer a “una pobre indígena” y se comprometa a “erradicar de las comunidades indígenas el terrible mundo machista, injusto y misógino”. Lo cual parece más una amenaza para la cultura indígena y sus tradicionales sistemas de gobierno.
Así como se entregó todas las empresas paraestales argumentando que el gobierno era corrupto y mal administrador, ahora se quiere entregar el petróleo argumentando que se necesita asociarse con inversionistas extranjeros. Muy pronto se pretenderá quitarle a las comunidades indígenas la posibilidad de auto gobernarse de acuerdo a sus usos y costumbres ancestrales, argumentando que no respetan los derechos humanos y que son un lastre al progreso y modernización.
La campaña pretende empezar a crear un clima de rechazo en el ciudadano común, desinformado en las formas de gobierno de las comunidades indígenas y sus culturas, en donde no operan los partidos políticos. Lo que se pretende es que la opinión pública vea con buenos ojos la erradicación de la autodeterminación de los pueblos indígenas y la llegada de los partidos políticos “para salvarlos de la pobreza, la injusticia y la marginación”.
Sería bueno preguntarles a esos “consternados mestizos urbanos”, a esas buenas conciencias que defienden “el derecho político de las mujeres”, sí la participación de la mujer en la vida política del país ha limpiado esa pestilente cloaca. Sí personajes como Elba Esther Gordillo, Beatriz Paredes o Dolores Padierna, han hecho la diferencia o se han convertido en más de lo mismo.
En Oaxaca, que tiene 420 municipios donde los partidos no operan, este asunto es vital, pues se trata de que el poder central llegue hasta estos pequeños pueblos a través de los partidos políticos, pero lo mismo sucede en Chiapas, Guerrero, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche…justamente en donde están los pueblos indígenas y el mayor potencial de recursos naturales del país. El objetivo es quitar el poder de la Asamblea Popular y poner a los partidos, sus políticos y su grilla corrupta.
En Oaxaca, hasta hace poco, no existían problemas en los municipios gobernados por los usos y costumbres. La designación de quienes debían de servir era un asunto estrictamente de la Asamblea del pueblo, y mucha gente no quería “servir”, porque tenía que descuidar su trabajo y poner de su bolsa para cumplir. Es hasta que aparece el dinero en los municipios vía la Federación y el interés por los recursos naturales de estas comunidades alejadas de Dios, que los ciudadanos “leídos y escribidos”, que en general ya no viven en esas comunidades y que están conectados con el poder político de la capital, empiezan a meter cizaña en sus comunidades al buscar las presidencias municipales para sus intereses personales y sirviendo de cabeza de playa para los intereses foráneos.
La mayoría de los conflictos en las comunidades indígenas se dan por esta situación. Los “ladinos” o como decía el Dr. Bonfil, “los indios-desindianizados” de manera peyorativa; los que han estudiado o han emigrado a las capitales regionales o del estado, están siendo usados por el poder político, especialmente del PRI y del PRD, como “Caballos de Troya” para dividir y fragmentar a las comunidades, enfrentándolas por el poder y el dinero de los presupuestos.
Por qué, hasta ahora se dan cuenta y les interesa actuar a los políticos sobre las formas de gobierno de las comunidades indígenas. Por qué se quiere juzgar una cultura MILENARIA dese la perspectiva de una cultura que, apenas tiene menos de dos siglos de experimentar la “democracia” y no se respeta una forma de ver y entender el mundo y la vida ancestral. Los indígenas no tratan de imponer su visión sobre las cultura dominante, pero ésta si, sobre los indígenas. En la propia Constitución se reconoce la capacidad y el derecho que los pueblos indígenas tienen para gobernarse:
“Artículo 2o. La Nación Mexicana es única e indivisible.
La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quiénes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas.
Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres.
El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en cuenta, además de los principios generales establecidos en los párrafos anteriores de este artículo, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico.
A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:
I. Decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultural.
II. Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución de sus conflictos internos, sujetándose a los principios generales de esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres. La ley establecerá los casos y procedimientos de validación por los jueces o tribunales correspondientes.
III. Elegir de acuerdo con sus normas, procedimientos y prácticas tradicionales, a las autoridades o representantes para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno, garantizando la participación de las mujeres en condiciones de equidad frente a los varones, en un marco que respete el pacto federal y la soberanía de los estados.”
El respeto al derecho que los pueblos indígenas tienen de gobernarse, no solo es un asunto legal, sino de carácter moral e histórico. Ellos son los pueblos originarios, y muchos siglos antes de que llegaran los invasores-colonizadores, ellos ya tenían sus propias instituciones, leyes y autoridades. En Estados Unidos, “campeón de la democracia y de los derechos humanos”, reconocen este derecho en los pueblos indígenas sobrevivientes al genocidio y en su territorio, no aplican las leyes federales y estatales de la unión.
Por qué, ahora se esta agrediendo a los pueblos indígenas y su cultura de esta manera. Por qué se esta orquestando esta campaña. Por la sencilla razón de que los grupos de poder económico y político están interesados en la explotación de sus recursos naturales. Históricamente, a los políticos, nunca les ha importado las condiciones de vida de los indígenas, de las indígenas, de los niños y niñas indígenas, de los abuelitos y abuelitas indígenas…por qué ahora tanto interés?
No le parece extraño que habiendo tantas injusticias en nuestro país, en un acto nacional y con los medios nacionales, se monte una escena conmovedora en la que “una indígena”, cargando un ramo de alcatraces (como las pintó Rivera), le implora al Presidente que impida que las niñas de las comunidades indígenas vivan las pesadillas que han vivido sus abuelitas. Como sí la tragedia que se vive en las comunidades sea generada por los propios indígenas.
Estamos viviendo “los tiempos del cólera del imperio del Becerro de Oro”. Los voraces mercaderes, tanto nativos como foráneos, están implacables e incontenibles. Quieren todo, sin limite y sin medida. La única ley es la del dólar y la del Mercado. Hoy más que nunca en la política ya no hay política. Los funcionarios y los políticos están servil e incondicionalmente al servicio de los dueños del dinero. Los medios masivos, especialmente la televisión están confundiendo a la gente de manera cínica. En “ese mundo”, ya no existe la VERDAD, la JUSTICIA y la HONORABILIDAD.
creo que es la mera neta/ los ojaldaras de los politicos lo unico que quieren es la maramaja y solo friegan a los indios
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