miércoles, 25 de marzo de 2009

LA EDUCACIÓN COMO LEGADO CULTURAL.



El patrimonio cultural se divide en dos vertientes, el patrimonio cultural tangible, que se refiere a “los objetos”, como pirámides, estelas, cerámica, códices, etc. Y el patrimonio cultural intangible, que se refiere a “los sujetos”, es decir, a las personas. Este patrimonio se percibe en los conocimientos, sentimientos, tradiciones, usos y costumbres de un pueblo. La forma particular de entender el mundo y la vida.

El patrimonio cultural intangible es el más importante, en tanto, que es el “productor y reproductor” del patrimonio tangible. De esta manera, se puede considerar a la educación, como el bien más importante del patrimonio cultural, y en consecuencia, la herencia cultural más valiosa para construir un futuro más humano, justo y armonioso.

De las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, la civilización del Anáhuac fue la única que creó un sistema educativo público, obligatorio, gratuito y con una cobertura total. El investigador francés Jacques Soustelle, en su libro El Universo de los aztecas”, apunta en 1955: “Es admirable que en esa época y en ese continente, un pueblo indígena de América haya practicado la educación obligatoria para todos y que no hubiera un solo niño mexicano del siglo XVI, cualquiera que fuese su origen social, que estuviera privado de escuela.” En Europa el primer sistema educativo público, obligatorio y gratuito se implantó en Italia en 1596.

Si partimos que la educación trasmite valores y que en el Anáhuac se mantuvo presente con cobertura total, por lo menos durante tres mil años consecutivos. Podemos explicarnos la razón de que en México, las personas que tienen generaciones de “no ir a la escuela” o no tener la primaria completa, “son personas muy educadas, con sólidos valores éticos y morales”.

Esta educación en valores (no académica y no escolarizada), trasmitida a través de la cultura ancestral, permite que las personas, familias y pueblos, tengan mejores hábitos alimenticios y puedan comer “de la nada”, lo mismo en un desierto, que en un bosque. Pero también, esta educación trasmitida en las tradiciones, usos y costumbres, les permite tener buenos hábitos higiénicos y conocer métodos curativos, que incluyen plantas, insectos, minerales y ancestrales técnicas. Estos conocimientos están implícitos en métodos y técnicas de construcción, siembra, reforestación, organización comunitaria e impartición de justicia.


Finalmente, también la educación prepara desde la infancia a los individuos de una comunidad a “servirla”, a obedecer y respetar jerarquías, aprendiendo que es más importante el interés comunitario que el individual.

Tomado de: Pedagogía Tolteca

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