V.-
LA HIPOCRESÍA DE LOS CRIOLLOS.
La
nación mexicana ha sido construida con las ideas de los criollos y con la
sangre y el esfuerzo del pueblo. Lo que hoy conforma nuestra patria nació como
el resultado de una invasión. Sus cimientos más antiguos (de Estado Nación
1810-1821) vienen de un feroz sistema de explotación e injusticia a los pueblos
originarios, el cual duró 300 años en el llamado periodo colonial (1521-1810).
La
"Independencia" fue una iniciativa criolla para desplazar a los
peninsulares y mantener el sistema colonial de explotación y la dependencia de
la corona española. Es por ello que 180 años después, la situación de los más
pobres de este país, que según datos razonables pueden llegar al 60 % de la
población total, es verdaderamente desesperada y sólo un 6 % de la población
tiene la mayor parte de la riqueza. En efecto, la riqueza en México está en
manos de extranjeros, sus hijos y sus descendientes avecinados en estas
tierras, desde la colonia, hasta los últimos que han venido a comprar bancos.
Los poseedores de los mejores bienes de producción, de las mejores tierras, los
mejores comercios, los que tienen acceso a los privilegios del sistema, los que
tienen los más altos puestos en el gobierno, indiscutiblemente que son
extranjeros nacidos en México en los últimos quinientos años; y digo
extranjeros nacidos en México, porque ellos JAMÁS SE HAN QUERIDO DE CORAZÓN
ASIMILARSE A LOS VENCIDOS, a los pueblos originarios. Por el contrario, siempre
han recalcado sus diferencias raciales y culturales, como un legado de
superioridad y de distinción. Sí ellos se hubieran convertido en verdaderos
Mexicanos, sentirían al pueblo como propio y no lo tendrían en los niveles de
pobreza, ignorancia, explotación y enajenación.
En la construcción de la nación mexicana se ha
mantenido el mismo racismo y clasismo que heredamos del periodo colonial, lo
peor en nuestro tiempo, es que no se reconoce, se niega y se prohíbe que se
toquen estos temas... "incómodos". El contra ataque criollo es
afirmar que en México todos somos iguales y que no existe el racismo o el clasismo
y que es un tema agotado.
En
efecto, amable lector, la sociedad mexicana es una sociedad hipócrita, que no
encara sus problemas más graves y profundos de manera abierta y transparente.
Por el contrario, se esconden y se nombran de manera indirecta y fundamentalmente
NO SE RECONOCEN, a diferencia de nuestros vecinos del Norte que, como todo
pueblo, tiene también sus propios problemas. Así es, los gringos no niegan su
rasismo contra los negros y las minorías, sin embargo ellos les han dado más
oportunidades a los negros que nosotros a los pueblos indígenas. A los negros y
los gringos los separa un océano de diferencias raciales y culturales; a
nosotros los indígenas, además de ser los pueblos originarios de estas tierras
y que vivimos "en y de" su cultura milenaria, resulta que son
nuestros parientes sanguíneos y culturales, cosa que nadie quiere reconocer.
A
diferencia de Gonzalo Guerrero, aquel marinero que naufragó antes de la
conquista en las costas de Quintana Roo y que se asimiló a la cultura maya, casándose
con una princesa, teniendo 3 hijos de ella, negándose a embarcar con Cortés,
cuando este lo mandó "rescatar" para participar en la invasión,
Gonzalo Guerrero tomó las armas para defender A SU PUEBLO de los invasores y
fue muerto por ellos. A diferencia de este extranjero que se asimiló a la
cultura que lo auxilió (porque hay que decirlo, la mayoría de los criollos
llegaron pobres, expulsados por la miseria en que vivían en sus tierras de
origen), los criollos se camuflajean como mexicanos pero no se asimilan
verdaderamente. Siempre tienen sus capitales en el extranjero y ante cualquier
amenaza, históricamente, inmediatamente sacan sus capitales del país. Los
criollos nunca se la han jugado con México. Ellos tienen sus propios círculos
cerrados, sus clubes deportivos, sus escuelas, sus centros comerciales,
celebran sus propias fiestas. Los criollos se apoyan y se auxilian entre ellos
y al mismo tiempo son feroces explotadores con los mestizos y los indígenas. A
lo largo de estos 180 años han tenido al pueblo en la miseria a pesar de que
las tierras de esta nación, históricamente, son poseedores de cuantiosos
recursos naturales, ayer el oro y hoy el petróleo, la situación no a cambiado,
ayer la encomienda hoy la maquila, la cuestión es explotar inhumanamente a los
pueblos originarios y sus descendientes y verdaderamente DEPREDAR sus recursos
naturales sin la menor consideración.
El salario mínimo y la televisión comercial
mexicana son un ejemplo claro y contundente de lo que afirmamos. Los que han
"dirigido" nuestra nación, los que nos han "gobernado"
desde 1521, jamás les ha interesado EN VERDAD el desarrollo, bienestar,
educación y felicidad del pueblo. La demagogia política y económica busca el
supuesto bienestar y desarrollo de los mexicanos todos, pero eso es sólo cuento
electorero, pues la realidad y las estadísticas no mienten.
México
es la treceava economía del mundo y tenemos más pobres en extrema pobreza que
China que tiene más de mil trescientos millones de habitantes. México es el
país que más mega millonarios tiene (todos criollos) y al mismo tiempo compite
con la república Dominicana, por el más alto índice de inequidad en el reparto
de la riqueza. El pueblo de México está condenado a pagar a los grandes
capitales financieros, entre 7 y 10 mil millones de dólares al año, por el
concepto de intereses, no abono al capital.
Los
criollos ante la suma de sus incapacidades y estrepitosos fracasos, en el siglo
XIX perdieron más de la mitad del territorio que habían heredado de los
peninsulares y el sistema colonial, en el siglo XX llevaron tan torpemente la
economía y la política que, entregan el país al capital financiero
supra-nacional y ponen de rodillas a los millones de mestizos e indígenas,
perdiendo definitivamente la soberanía nacional. Desde luego que salvándose
ellos solos y haciéndose "socios" de los nuevos colonizadores. Se
entregan dócil y cínicamente a sus nuevos amos, aduciendo que "la
globalización no se puede detener y que el nacionalismo esta caduco en el nuevo
orden internacional" y sin embargo, las poderosas naciones neo-coloniales,
refuerzan más sus fronteras y exacerban más sus nacionalismos imperialistas, el
caso más claro es el que sufrimos con nuestros vecinos del Norte, donde entre
muchas cosas, no dejan pasar a nuestros trabajadores ni a nuestros transportes.
Pues
bien, amable lector, llamó a usted su valiosa atención en estas
consideraciones, pues resulta innegable que la "IDIOLOGÍA CRIOLLA"
domina la política, la cultura y a la sociedad mexicana. Es necesario ver y
entender desde esta perspectiva el bloqueo para que se reconozcan los derechos
históricos de los pueblos indígenas de México que, durante 480,
sistemáticamente se les han negado. La cerrazón de muchos de los panistas,
priístas y perredistas, que se unen en el Congreso de la Unión, para detener un
iniciativa que fue elaborada por la COCOPA sobre la Ley Indígena y que, como se
vio, posee con el respaldo y simpatía del pueblo de México.
El
problema del EZLN, no es un problema regional, ni sólo de dimensiones
indígenas. Por el contrario, es un problema de carácter nacional e
internacional, es la lucha desesperada de los más pobres contra los más ricos,
es la lucha de la deshumanización en contra de los más esencial del espíritu
humano, es la lucha por la sobre vivencia de la raza humana.
VI.-
LOS CRIOLLOS ANTE LA HISTORIA
Los
españoles llegaron al continente en 1492 en búsqueda de una ruta comercial a la
India, financiados fundamentalmente por los mercaderes a quienes les
"urgía" seguir lucrando con el Oriente, ya que los turcos habían
tomado Constantinopla e impedían el paso de las caravanas comerciales.
"Descubierta"
América se inició la invasión, legalizada a través de una Bula Papal, donde los
españoles y portugueses se dividieron el continente ahora llamado americano. El
permiso que les otorgó el Vaticano consistía en ganar tierras y riquezas para
la corona española y almas para la Santa Fe Católica.
Sin
que los habitantes de estas tierras les hubieran hecho nada, los españoles, que
en su mayoría eran gente pobre e ignorante de la España medieval, venían con
una sed de sangre y codicia a "rescatar oro", que no es más que robar
y luego "pacificar", es decir exterminar a los pueblos agredidos.
Desde luego que, otorgando el 20 % de lo robado a la corona española, quien
llamó a este impuesto de rapiña, el "Quinto Real" o sea, una quinta
parte de lo saqueado, era para los reinos de Castilla y Aragón, sin que estos
"invirtieran" ni dinero, ni hombres, ni armas o naves, sólo por la
"concesión" se llevaba una buena tajada de león. Es por ello que los
mercaderes, la baja nobleza empobrecida y la chusma de la España medieval, cayó
sin tregua y medida, como una diabólica plaga, sobre los pueblos y culturas
milenarias del Anáhuac (Centro Y Norte América) y el Tawantainsuyo (la zona de
los Andes).
Hernán
Cortés llegó a México en 1519, venía prófugo de Cuba, pues su gobernador se
enteró que lo pensaba traicionar y lo mandó tomar preso, ya que de la concesión
para "rescatar oro" que había conseguido en la corte española
obligaba a Cortés a darle un buen porcentaje de lo robado, toda vez que se la
había subconcesionado al extremeño. Cortés partió una semana antes de lo
previsto y la orden de detención llegó cuando él había levado anclas rumbo a
Yucatán.
La
conquista fue más que violenta, fue inhumana y genocida. La ambición del oro y
el poder hicieron que los conquistadores perdieran toda medida y que
escribieran páginas horribles y dolorosas de la especie humana. La injusticia y
la barbarie produjeron matanzas como la del Templo Mayor, Cholula y muchas más
que la "historia oficial", nuca ha querido registrar. Asesinatos
injustos como los de Cuauhtémoc o Tupac Amaru, violación sistemática de las
mujeres, comenzando con las esposas e hijas de la nobleza indígena, que cayeron
en manos perversas de asesinos y delincuentes, o el asesinato de sus sacerdotes
y maestros, además de la destrucción de sus templos y edificios.
A
sangre y fuego los conquistadores se apoderaron de tierras y unos pueblos que
no eran de ellos y nada les habían hecho, pero en menos de 30 años lograron
establecer el Virreinato de la Nueva España.
Fue
entonces que empezaron a llegar los colonizadores españoles. Gente pobre y sin
posibilidades que huyendo de la miseria se venían a "hacer la
América", con el sueño de regresar ricos a sus tierras natales, la Nueva
España jamás fue, para los colonizadores un fin, sólo un medio, a diferencia de
los pioneros ingleses que se vinieron con sus familias.
Las leyes, las Autoridades y las Instituciones
que implantó la corona española en América, no fueron las que regían en España
y desde luego que contemplaban a los indígenas, primero como animales y después
como vencidos de guerra, sin ningún derechos más que el de recibir la nueva
religión. Las Leyes, Autoridades e Instituciones españolas en América no tenían
el propósito de alentar el desarrollo y bienestar de los pueblos indígenas. Por
el contrario, sólo regulaba las relaciones entre los españoles y la explotación
de los indios y sus recursos naturales.
Durante
tres siglos los españoles explotaron implacablemente a los pueblos indios y
depredaron sus recursos naturales sin ninguna restricción. En los primeros 100
años de la colonia, los españoles exterminaron entre 20 y 25 millones de
personas, a través de cuchillo, trabajos forzados y fundamentalmente, con
enfermedades que los diezmaron, dejándolos escasamente en un millón, México no
volvió a tener ese número de personas hasta la década de 1940.
Las
minas, las encomiendas, los bosques, la grana cochinilla y las haciendas,
produjeron gracias a la explotación de los indios, inmensas ganancias.
Verdaderos emporios de riqueza se empezaron a dar en todo lo que hoy conforma
el territorio nacional.
El
Virreinato a pesar de estar mal administrado y existir mucha corrupción entre
los propios españoles, logró aportar una formidable riqueza a España durante
trescientos años.
Esto
se logró gracias a un férreo sistema de castas, donde los españoles nacidos en
España (gachupines), tenían todo el control de la colonia, pues los españoles
nacidos en América (criollos), eran considerados "de segunda clase" y
no podían acceder a los altos puestos en el gobierno, el clero y el ejército,
de esta manera se mantenía el poder colonial.
En
este sistema de castas existían dos grandes divisiones: los gachupines y los
criollos por una parte, pues a fin de cuentas eran hermanos, parientes y
paisanos, lo único que los diferenciaba es que unos no habían nacido en España
y por ello, no accedían a los altos cargos de la colonia. El otro gran grupo
fue el integrado por los mestizos, negros e indios, donde los primeros eran los
que trabajaban en puestos medios como mayordomos, capataces u hombres de
confianza de los gachupines y los criollos, y por supuesto los indios que no
tenían absolutamente, ningún derecho. Eran la mano de obra esclava, los
vencidos, los hijos del demonio, los despreciados.
Sin
embargo, al interior de la sociedad novo hispana se empezó a gestar un gran
resentimiento entre los criollos en contra de sus parientes ricos, los
envidados gachupines. Los
criollos siempre fueron ambiciosos y resentidos. Por una parte eran rechazados
por los gachupines y ellos a su vez, rechazaban a los mestizos y a los indios.
El ser rechazados por su Cultura Madre Ibérica, los mantenía en un permanente
estado de frustración. Siempre gozaron de las riquezas de sus parientes nacidos
en España, pero nunca pudieron generar la riqueza con el ímpetu de ellos. Eso,
desde los primeros años de la colonia los hizo "impotentes" y
frustrados.
Siempre agachando la cabeza y maldiciendo por
debajo a sus parientes ricos y poderosos. Sin
embargo a principios del siglo XIX, cuando España estaba invadida por las
tropas de Napoleón Bonaparte y los reyes estaban presos en París; a los
criollos se les ocurrió derrocar a los gachupines, quienes al estar preso el
rey, resultaba que ellos en América no tenían a quien rendir cuentas.
Esta traición venía siendo acariciada desde
finales del siglo XVIII, la ambición y voracidad de los criollos eran tan
grande como su misma frustración. La
traición más grande de los criollos a sus parientes
gachupines, fue usar a los indígenas en contra de ellos para lograr sus
perversos fines. Cuando Miguel Hidalgo (criollo) les dice a los indios en Dolores,
-¡es hora de matar gachupines!- desató la ira y el odio contenido a lo largo de
trescientos años de injusticias. El levantar a los indios en contra de los
gachupines fue un acto de traición a su sangre y a su cultura. El mismo Hidalgo
preso en Chihuahua y juzgado por la Santa Inquisición, pidió perdón y se
arrepintió de haber provocado la matanza de tantos españoles en el inicio de la
guerra de independencia y es la razón por la cual, cuando venció a las tropas
realistas en la Batalla del Monte de las Cruces, en las goteras de la Ciudad de
México, no dio la orden de tomarla y retrocedió al Bajío.
La
revuelta criolla tomó otro rumbo cuando los mestizos intervinieron en ella. Fue
José María Morelos y Vicente Guerrero (ambos mestizos) los que transformaron
una revuelta de criollos, en un verdadero movimiento independentista.
Fundamentalmente Morelos dará las bases ideológicas con los "Sentimientos
de la Nación" y el Primer Congreso del Anáhuac en Chilpancingo, decretando
la derogación de la esclavitud y diseñando una nación libre totalmente de
España; pues según los planes de los revoltosos criollos, según ellos, cuando
los reyes de España volvieran a gobernar, ellos se reincorporarían a la corona
española, habiendo previamente desplazado a los gachupines. Es por ello que
Hidalgo en el "Grito de Dolores", termina su arenga a los indios
diciendo "!vivan los reyes de España!". La guerra de independencia de
los criollos, no era en contra de la corona española, sino en contra de sus parientes
los gachupines o españoles peninsulares.
La
guerra de independencia concluyó con la traición de un criollo a los
peninsulares. En efecto, después de diez años de guerra y de que Hidalgo,
Morelos, Mina y demás precursores de este movimiento estaban muertos y derrotados
por las fuerzas reales de la colonia española. Para acabar el último reducto de
insurgentes que se refugiaban como guerrilla en las montañas de lo que hoy es
el estado de Guerrero, los gachupines armaron un gran ejército para que fuera a
las montañas del Sur, a aniquilar a el último vestigio de la insurrección
iniciada en 1810.
Sin
embargo, su error no pudo ser más grande que el de poner al frente de ese
poderosísimo ejército a un ¡criollo! Fue Agustín de Iturbide el criollo que
traicionó a los gachupines y realizando la primera "concertacesión"
con el Abrazo de Acatempan, donde Iturbide acuerda unir fuerzas para que
"criollos y mestizos" tomaran la Ciudad de México, con el mismo
ejército que los gachupines habían financiado y decretaran la Independencia,
previo acuerdo de que Iturbide se proclamaría posteriormente
"emperador".
La
siguiente traición de los criollos a los gachupines, fue que entre 1821 y 1828
acordaron expulsar a los gachupines de México a través de Leyes como la del 10
de Mayo de 1827, donde el Artículo primero empieza así: "Ningún individuo
que sea español por nacimiento podrá ejercer cargo ni empleo alguno de
nombramiento de los poderes generales de cualquier ramo de la administración
pública, civil y militar...", o la Ley del 20 de Diciembre del mismo año,
donde se instrumenta la definitiva expulsión de los gachupines de México.
Los
torpes, ineptos y ambiciosos criollos, al expulsar a los españoles crearán la
primera "fuga de capitales" y en segundo lugar, sacan del país que
nacía a los generadores de la riqueza. Esta es la verdadera historia de los
criollos y este remedo de patria (sólo para ellos) que fundaron a principios
del siglo XIX, donde la inmensa masa de indígenas no tenía cabida. En
efecto, para 1821 la cifra de españoles viviendo en México era de
aproximadamente diez mil y la población total se calcula en seis millones de
personas, la mayoría indígena.
Los
criollos jamás, en estos dos siglos de intento de nación, han podido generar la
riqueza que sus parientes los gachupines lograron producir. De esta manera
comenzaron los "gobiernos de su patria" en la pobreza, pues ya no se
producía y no se generaban impuestos y para colmo, se dividieron entre sí en
dos bandos: conservadores y liberales, centralistas y federalistas, masones
escoceses y masones yorkinos, panistas y priístas, lo que desató un estado de
guerra constante durante casi todo el siglo XIX, además que por las guerras fratricidas,
fueron invadidos por los franceses y los gringos, perdiendo más de la mitad del
territorio que habían heredado de sus parientes los gachupines en la colonia.
Paradójicamente,
fueron un indio y un mestizo, los que pudieron cristalizar el anhelado proyecto
de nación criolla de 1810. Benito Juárez y Porfirio Díaz lograron consolidar la
República (criolla) y entrar al siglo XX.
La
victoria de los criollos liberales fue consolidada por los gringos, quienes
alentaron y financiaron la revolución de 1910, para desplazar de su
"traspatio" a los franceses, ingleses y alemanes, de acuerdo a la
Doctrina Monroe, donde "América es sólo para los americanos". Los
criollos liberales en el primer cuarto del siglo XX, crearon una formidable
maquinaria política-social-cultural a través del Partido Revolucionario
Institucional, que logró institucionalizar su poder y redujo a casi nada a sus
enemigos, los criollos conservadores que, desde el Partido de Acción Nacional,
se mantuvieron latentes en lo político, ya que como había sucedido con Díaz a
finales del siglo XIX, los criollos conservadores se dedicaron más a los
negocios y los criollos liberales a la política.
Las
políticas desarrollistas impuestas por los gringos, después de la Segunda
Guerra en la mitad del siglo XX, alentaron el sueño de la industrialización y
la modernidad de los dirigentes. Los criollos, tanto liberales como
conservadores, tomados de la mano se embarcaron ciegamente en el proyecto
propuesto por los gringos y compraron tecnología contaminante y caduca de
industrias productoras de bienes de consumo y no bienes de capital. El dinero
fue maléficamente prestado con intereses leoninos, lo que produjo a finales del
siglo un endeudamiento descomunal, con su consiguiente pago de sumas
exorbitantes de intereses.
A
finales del siglo XX, los criollos liberales dejan a un país endeudado, con una
altísima carga financiera por el pago de intereses, un sistema de
administración pública ineficiente, obeso y sumamente corrupto, con una pérdida
total de credibilidad y legalidad del sistema político, así como un país
totalmente contaminado. Además de implantar de manera inadecuada la
globalización, los criollos liberales, para "salvar su pellejo",
entregan, sin ningún remordimiento y de la manera más cobarde y cínica, al
pueblo de México y la riqueza de la nación, al capital financiero supra
nacional, para que aplique sus políticas neoliberales sin ninguna compasión a
la nación mexicana.
Nuevamente
los criollos traicionan a la patria y acuerdan con sus amos foráneos, dejarle
el mando a los criollos conservadores que "limpios y puros", desde la
iniciativa privada, salvaran a la nación a partir de hacer eficiente a la
administración pública, erradicar la corrupción, implementar políticas
empresariales y el marketing, manejando al país como una gran empresa.
En
estos doscientos años, los criollos jamás han tomado en cuenta a los indígenas
y fundamentalmente, a la civilización originaria, que sigue viva, vigente y
vibrante, en el proyecto de "su nación".
Han
logrado desindanizar a muchos indígenas a través de sus políticas indigenistas
e integracionistas. Han logrado neutralizar a los mestizos, haciéndolos
"extranjeros incultos en su propia tierra", despreciando permanentemente
sus raíces indígenas y exaltando la cultura de sus explotadores foráneos.
Derrumbando su memoria ancestral de pueblos sabios y dejándolos indefensos en
el auto desprecio y auto-denigración. Es por ello que, criollos, mestizos e
indios desindianizados, están condenados de por vida a ser sólo importadores,
consumidores y repetidores de un mundo que jamás podrán construir con
ORIGINALIDAD, pues para ellos, la modernidad viene siempre de afuera. Estarán
siempre condenados a ser de tercera, subdesarrollados, imitadores, sumisos
seres despreciados por sus colonizadores y al mismo tiempo, feroces
menospreciadores de lo propio, de su raíz, de su identidad, de su Madre Cultura
Indígena. Extranjeros incultos en su propia tierra, eternos viajeros desolados,
perdidos en "el laberinto de su soledad".
Este destino también lo comparten los
criollos, que despreciando la cultura originaria que los alimentó y formó,
permanentemente la desprecian frente a la cultura Occidental, sin embargo,
cuando ellos viajan a España o su tierra de origen, sus parientes y paisanos
los señalan como "indianos", pues sin darse cuenta, han absorbido
mucho de la cultura que ellos desprecian y ya no pertenecen totalmente a la
originaria, (ni de aquí ni de allá).
Los
criollos ¿mexicanos? prefieren entregar a "su patria" a los gringos o
el capital financiero supra nacional, que reconocer el derecho ancestral que
les han negado a los pueblos originarios desde hace 480 años. Es por ello que
se unen los criollos conservadores (PAN), con los criollos liberales (PRI), en
las cámaras del Poder Legislativo para impedir el reconocimiento legal de la
existencia de los pueblos indios y sus consiguientes derechos.
Este
país ha sido una creación criolla, donde los indígenas y mestizos, han sido
solo "carne de cañón y sangre esclava".
Los
criollos tienen el poder económico, el poder político, y son los científicos,
artistas e intelectuales nacionales, bástenos leer sus nombres y conocer sus
blasones.
El
criollismo no es un fenómeno sanguíneo o racial, sino ideológico y cultural.
Existen muchas personas que actúan con esa
mentalidad y son mestizos o indígenas mismos. Estos personajes les llaman
" los cocos mexicanos", es decir: - cafés por fuera y blancos por
dentro-.
Los
mexicanos todos, sentimos que es momento de un gran cambio. Que no podemos
seguir como hasta ahora los criollos han gobernado esta nación. La
sociedad mexicana está despertando, quizás de un sueño, que muchas veces se
convirtió en pesadilla. Los Pueblos Indios de México dicen un ¡YA BASTA! Que
esta sacudiendo todas nuestras anquilosadas estructuras.
Tenemos
que poner nuevos cimientos, nuevas bases y principios para crear una sociedad
que responda a nuestra milenaria Cultura Madre y este en armonía con la parte
de la Cultura Occidental de la que nos hemos apropiado en estos cinco siglos.
En el
futuro próximo de nuestra nación, los pueblos anahuacas y sus culturas afloraran
con una inmensa fuerza tectónica, que derrumbará muchas construcciones colonial
que habitan en la mente, la cultura y el corazón de nuestra sociedad criolla.
El
futuro de México es su pasado, y los indígenas tomaran el sitio que les
corresponde en la historia, y los mestizos, retomaremos la parte perdida, la
parte olvidada de nuestra raíz, esencia de lo que hoy somos. México
indefectiblemente es y será un país mestizo. La diferencia es que muy pronto
los indígenas ocuparan los espacios que les corresponde y los mestizos nos
despojaremos del colonialismo mental, espiritual y cultural que padecemos.
En
muy pocos años veremos lo increíble.
VIII.-
COLOFÓN.
Los
mexicanos debemos "repensar nuestra historia" y desmantelar la
anquilosada "historia oficial", que sólo ha servido para mantener el
orden colonial y validar a los criollos en el poder. Debemos investigar
exhaustivamente, con otros ojos y con otra mente, la conformación de la nación
mexicana, para liberar al pueblo de la ignorancia de nosotros mismos. Debemos
de luchar contra el colonialismo mental, espiritual y cultural con el que hemos
construido, con nuestra sangre y con nuestro dolor, esta patria que no es
nuestra, pues en la demagogia es de todos, pero en la práctica sabemos que es
de unos cuantos.
El
criollismo es una ideología. No todos los extranjeros y sus hijos comparten
este pensamiento y esta forma de vivir. Tenemos maravillosos ejemplos como el
de Gonzalo Guerrero, Francisco Javier Mina o recientemente los españoles
exiliados por la guerra civil y el franquismo. Porque también, existen muchos
indígenas y mestizos que son feroces colonizadores del pueblo, de sus propios
hermanos y enemigos de su Cultura Madre. El sistema colonial en el que vivimos
actualmente en México, indiscutiblemente que encuentra sus más antiguos
cimientos en la ideología criolla. El revisar nuestros más antiguos problemas
culturales, el aceptar abiertamente nuestros problemas, es el primer paso para
resolverlos.
La
injusticia, la explotación y la miseria de millones de mexicanos, encuentra sus
más remotos orígenes en el rasismo, el clasismo y en la negación de la otra
parte que nos conforma, nuestra Cultura Madre y nuestro pueblo. Los mexicanos no podremos
construir una nación justa, si no desmantelamos el complejo sistema colonial y
su acendrada ideología.
Junio
de 2001.
Yahuiche, Oaxaca.