Abundantes son ciertamente las fuentes de
primera mano que nos hablan acerca de la Tlacahuapahualiztli o “arte de criar y
educar a los hombres” en el mundo Anáhuac prehispánico2.
Tanto es así que
pudiere escribirse un libro aparte, en el que con auténtico sentido humanista
podría reconstruirse –como lo hizo Jaeger respecto de la Paideia griega- la
rica y profunda concepción del hombre implicada por la Tlacahuapahualiztli
(arte de criar y educar a los hombres).3
Mas, ahora nuestro fin es sólo analizar algunos
de los principales aspectos de este arte en agua de educar seres humanos para
descubrir así uno de los más elevados objetivos del hombre náhuatl, considerado
dinámicamente, sujeto creador.
Es decir que en todos los pueblos cultos, la
educación es el medio de comunicar a los nuevos seres humanos la experiencia y
la herencia intelectual de las generaciones anteriores, con el doble fin de
capacitarlos y fortalecernos en el plano personal e incorporarlos eficazmente a
la vida de la comunidad.
Pues bien, así como en la Paidia de los griegos se
acentuaba probablemente más el carácter personalista, así entre los nahuas,
especialmente en el imperio azteca, se atendía de transferencia el segundo
aspecto de la educación:
el de la incorporación de los nuevos seres humanos a
la vida y objetivos supremos de la comunidad.
Esta idea, que pone de relieve el
carácter comunitario de la Tlacahuapahualiztli, no bebe, sin embargo, hacernos
pensar en una absorción de la personalidad: rostro
y corazón, por parte del grupo.
Porque,
en contra de esto encontramos el testimonio de los textos que vamos a estudiar
y que expresamente hablan de una cabal formación del rostro y el corazón..
Lo único, pues, que debe destacarse, para comprender
desde un principio los móviles nahuas en la educación es el interés demostrado
por los dirigentes de la comunidad en incorporar desde luego al ser humano a la
vida del grupo, en la que en adelante siempre tendrá que desempeñar un papel
especial.
Acertadamente expresa esta misma idea el padre José Acosta, cuyo
parecer aduce ya Clavijero en su historia:
“Ninguna cosa, dice el padre Acosta, me ha admirado más ni
parecido más digna de alabanza y memoria el cuidado del orden en criar a sus
hijos tenían los mexicanos. En efecto, difícilmente se hallará nación que en un
tiempo de subjetividad haya puesto mayor diligencia en este artículo de la
mayor importancia para el estado”.4
Tomando en cuenta, empezaremos por tratar de la
primera educación daban los niños en la casa paterna. Giraba ésta, ya desde sus
comienzos, alrededor de la idea de fortaleza y control de sí mismos, y que de
manera práctica y por vía de consejos se inculcaba en los niños.
Así, el Códice
Mendocino nos ilustra acerca de lo reducido de la ración alimenticia que se les
daba, para enseñarles a controlar su apetito,5 al igual que sobre los primeros
quehaceres de tipo doméstico, como los de acarrear agua o leña, en que eran
ejercitados.
Por lo que toca a los consejos paternos, es elocuente el siguiente
texto de los informantes indígenas de Sahagún, en el que se describe la primera
misión educadora del padre:
1. “el padre de gentes:
raíz y principio del linaje de hombres.
2. Bueno es su corazón,
recibe las cosas, compasivo, se preocupa, de él es la previsión, en apoyo, con
sus manos protege.
3. Creía, educa a los
niños, los enseña, los amonesta, los enseña a vivir.
4. Les pone delante un gran
espejo, un espejo agujereado por ambos lados, una gruesa tea que no ahuma…”6.
Como podrá comprobarse, varias de las funciones
que se asignan aquí al “padre de gentes” (te-ta)
guardan una estrecha semejanza con algunos de los rasgos de la tlamatini en su visión de educador.
Ya en la línea dos del texto que ahora citamos es descrito como un hombre de buen corazón (in qualli iyollo), revisión, sostén y protección de sus hijos.
Ya en la línea dos del texto que ahora citamos es descrito como un hombre de buen corazón (in qualli iyollo), revisión, sostén y protección de sus hijos.
Pero es sobre todo en las líneas 3 y 4 donde
aparece claramente la forma cómo desempeña su papel de educador en el hogar: no
sólo criar a sus hijos, atendiendo al aspecto meramente biológico; su misión
principal está en enseñarlos y a molestarlos.
Y esta idea, que evoca la de
largos discursos paternos dirigidos al hijo en diversas ocasiones, las
encontramos repetida por la gran mayoría de los cronistas, que incluso han
conservado en versión castellana varias de las que hoy llamaríamos
exhortaciones morales.7
y como para dar mayor fuerza a la idea de que el padre
es quien primero amonesta y enseña a sus hijos a conocerse y gobernarse a sí
mismos, encontramos aquí la misma metáfora aplicada al tlamatini:
el padre también “les pone delante un gran espejo” para
que aprendan a conocerse y hacerse dueños de sí mismos.
Son, pues, dos principios fundamentales los que
guían la educación náhuatl impartiera ya desde el lugar: el del autocontrol por
medio de una serie de privaciones a que debe acostumbrarse niño y el del
conocimiento de sí mismo y de lo que debe llegar a ser, inculcado a base de
repetir exhortaciones paternas.
Una segunda etapa en el proceso de la Tlacahuapahualiztli
(“arte de criar y educar a los hombres”), se habría con entrada del niño a los
centros de educación que llamaríamos públicos.
…
Mas, el punto fundamental es que todos los niños
y jóvenes nahuas, sin excepción, acudirán a una u otra forma de escuela. Y como
bien nota Soustelle:
“Es admirable de que en esa época y en ese
continente un pueblo indígena de América haya practicado la educación
obligatoria para todos y que no hubiera un solo niño mexicano del siglo XVI,
cualquiera que fuese su origen social, que estuviera privado de escuela”.15.
Tomado del libro: “LA FILOSOFÍA NAHUATL” de Miguel
León Portilla Páginas 221 a 225. UNAM,
México. 1966
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Comentario:
La civilización del Anáhuac fundamentó su
desarrollo en la EDUCACIÓN, por lo cual fue la primera civilización en el mundo
antiguo de contar con un SISTEMA DE EDUCACIÓN OBLIGATORIO, PÚBLICO Y GRATUITO.
Los otros ELEMENTOS CULTURALES fueron: Desarrollo de la ciencia biófila, no
inventaron armas durante siete mil quinientos años, no usaron la moneda ni la propiedad
privada, vivían en comunidad y el propósito social fundamental era la trascendencia
espiritual.
Esto le deberían leer todos los maestros y las maestras de México...aun la que está en la cárcel!!!!
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