De las pocas
cosas que puedo dar por ciertas, después de vivir más de seis décadas, es que
los seres humanos vivimos en un mundo totalmente desconocido, del cual hemos
“humanizado/domesticado” una pequeñísima parte que llamamos pomposamente
“universo”, y que, afirmamos que es “la realidad”.
Este
“universo real” ha sido construido por ideas y solo ideas, y estas ideas nos
las han incrustado una serie muy amplia y variada de instituciones al servicio
de nuestros depredadores, a los que por cierto no conocemos ni creemos en su
existencia, pero que son ellos los que determinan nuestra limitada percepción
del mundo y la vida.
Las
instituciones son grandes y pequeñas, diversas y opuestas pero todas nos
conducen a interpretar la vida y el mundo como nuestros depredadores lo han
diseñado.
Instituciones como el gobierno, la democracia y la política, las
iglesias y las religiones, la educación escolarizada, los espectáculos
deportivos, artísticos y de esparcimiento, los medios masivos, la historia
oficial, la historia “universal”, la propiedad privada, la economía, la
publicidad, el Mercado, el consumo y un largo etcétera.
De modo que
el “ser humano moderno en la sociedades modernas” a final de cuentas y la
verdad descarnada sea dicha con toda honestidad, vivimos exacta y literalmente
como “gallinas de granja industrializada”.
No sabemos verdaderamente cuál es la
razón de nuestra vida y no percibimos la verdadera realidad de nuestra
existencia. Somos alimento vil de nuestros depredadores sin darnos cuenta.
Quiénes son nuestros depredadores, -esa es “otra historia”-, pero lo cierto es
que no los conocemos, ni los percibimos y mucho menos sabemos que somos sus
presas… exactamente igual que las gallinas con los trabajadores que las cuidan y
los inversionistas que financian la industria.
Las culturas
milenarias han usado sustancias psicotrópicas o enteógenos para tener mayor
capacidad de “percepción de la realidad”. Existen investigaciones muy serias
como las del Dr. Robert Gordon Wasson en relación al uso de los enteógenos en
el mundo antiguo, y en México
existe la práctica, -hasta la actualidad-, de la
sabiduría de las llamadas “plantas de poder”, como son el peyote y los hongos
alucinógenos, -entre muchos otras-, que siguen siendo usadas además de su forma
terapéutica, como método de conocimiento.
Pues bien,
se dice que cuando se ingiere sustancias como la psilocibina la capacidad de percibir
el mundo o la realidad se expanden de manera extraordinaria.
Como si la
substancia hiciera que se interconectaran un número mucho mayor de neuronas
para percibir con resultados asombrosos. A estos estados se le conoce como
“estados de conciencia acrecentada”, especialmente en la obra de Carlos
Castaneda.
Sin embargo,
después de mucho pensar en este punto llegamos a la conclusión que lo que
sucede es que realmente vivimos permanentemente en un estado de “in-consciencia
acrecentada” por todas las ideas que nos han programado nuestros depredadores y
que cuando se ingiere la psilocibina, toda esta “basura” es desplazada del
cerebro y entonces podemos percibir “otra realidad”.
Es decir, percibir el
mundo como “es”, -sin ideas preconcebidas-, “limpio y transparente”. Con la
plena y llana “conciencia natural”, no es que se acrecienten nuestras
capacidades intelectuales o espirituales, sino simple y llanamente las podemos
usar sin la basura depositada por nuestros depredadores para que no nos demos
cuenta “del gallinero y de nuestro miserable destino”… como las gallinas de granja
avícola industrializada. Más nada.
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!!!!pacatelas!!!!nuevamente en el blanco, bien maestro Marín, me gustó mucho. Gracias.
ResponderEliminarErnesto.
“gallinas de granja industrializada” jajaja, asi es mi querido Guillermo, gracias.
ResponderEliminarAntonio
Acuerdo contigo Guillermo, el uso de plantas sagradas como camino a niveles superiores de conciencia es muy cierto. Desde el inicio de los tiempos los humanos se han conectado con el universo a través de diferentes plantas, ahora es nuestro trabajo rescatar el legado y descargar el conocimiento ancestral de nuestros abuelos.
ResponderEliminarSaludos! Oscar Aguilar
muy bueno, felicidades y un afectuoso saludo. Victor Hugo De la Cerda
ResponderEliminarvivimos en la matrix...Huelga Nacional
ResponderEliminarEstimadísimo compañero. Nuestro estado de inconciencia acrecentada, no se debe únicamente a la acción de los medios de comunicación o de la religión, o de algún otro elemento exógeno. sólo depende de nosotros mismos y de nuestra capacidad de introyectar o no las ideas, o experiencias de otros. Siempre tendremos la libertad de decir sí o no. Guadalupe
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿¿quienes son nuestros depredadores?????!!!!!!
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