lunes, 31 de marzo de 2014

OCTAVIO PAZ Y SU PERCEPCIÓN DEL "MÉXICO PREHISPÁNICO"


México es un país con dos realidades en lucha permanentemente, a veces de manera estridente y sangrienta, otras veces, silenciosa y subterránea, pero siempre manteniendo estados de tensión dinámica. Dos visiones del mundo diferentes, dos posiciones irrenunciables, dos maneras de entender el mundo y la vida. Una que viene desde el inicio de la civilización Madre, miles de años antes de la era cristiana y la otra que llegó con los europeos.


A lo largo de más de siete mil quinientos años los pueblos originarios crearon sus culturas, que en conjunto forman parte de la civilización del Cem Anáhuac. Esta civilización, que es una de las seis más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, creó a lo largo de milenios sus propias -instituciones, leyes y autoridades-, que le permitieron impulsar, organizar y regular su Desarrollo Humano. 



Sin embargo, a partir del 13 de Agosto de 1521 los europeos condenaron a la destrucción y a la negación a la civilización vencida. Desde la misma destrucción de la México-Tenochtitlán que en su momento era la ciudad más grande del mundo, pasando por la destrucción de sus instituciones, la proscripción de sus leyes y la deposición de sus autoridades; la negación de sus sistemas: alimentario, de salud, educativo y de organización, hasta llegar al mismo genocidio y epistemicidio.


A partir de 1521 los europeos no tomarán en cuenta a la civilización vencida, pero usaran y explotaran exhaustivamente todos sus conocimientos y recursos. Durante los tres siguientes siglos la única preocupación de los españoles es cristianizar a los naturales y en los siguientes doscientos años, los criollos trataran sucesivamente de civilizarlos, integrarlos y modernizarlos en medio de su explotación. Siempre serán una carga, un lastre pesado para alcanzar su proyecto civilizatorio que permanentemente ha excluido a los vencidos.


De este modo en México desde 1521, la CULTURA, ha sido la Occidental y la de los vencidos, sólo ha sido "folclor". La LENGUA ha sido el español de los colonizadores, los "dialectos", la de los vencidos. El ARTE ha sido de Occidente y la "artesanía" de los invadidos. La MEDICINA del europeo y la "brujería" del indígena. La HISTORIA ha sido la de Europa y los "mitos de origen", la memoria de los pueblos originarios. 


Y así, en todos los campos del conocimiento humano. Se dijo en la época colonial y se mantiene hasta la actualidad que, "los indios no son de razón". El movimiento insurgente de los indios mayas de Chiapas, es un claro ejemplo de cómo la cultura dominante no acepta que exista "una inteligencia indígena" y para ellos el Subcomandante Marcos dirige y utiliza a los indios.


A diferencia de los colonizadores ingleses en Norteamérica, que desde un principio quisieron liberarse de Europa y crear "un nuevo mundo", rompiendo con los caducos moldes de ultramar. Los colonizadores españoles pretendieron crear una extensión de España en México y asumir supuesta "nobleza" a pesar de la dudosa honestidad de su riqueza. El colonizador español nunca hizo de México su casa definitiva, sino siempre fue un trampolín temporal para regresar a España cargado de oro, después de haber hecho "la América". De modo que siempre importó las ideas y los conocimientos de España, generalmente de manera torpe y tardía.


Desde el inicio del periodo colonial, las ideas políticas, sociales, artísticas, científicas, literarias, educativas, venían de España. En el periodo independiente, los criollos ilustrados que desplazaron a los peninsulares en el poder, pusieron sus ojos, su cerebro y su corazón en Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Jamás vieron hacia adentro, ni intentaron revalorar a la civilización que les servía de base para construir su realidad.


En el caso especial de los artistas e intelectuales en México, el modelo generalmente siempre ha sido Europa. La mayoría de ellos, "malitos y regulares", no han hecho más que copiar e imitar el arte y el pensamiento europeo y hacer "variaciones tropicales sobre el mismo tema". Con sus grandes excepciones de aquellos artistas nuestros considerados "universales", la mayoría copia y hace variaciones sobre las tendencias y búsquedas europeas. Tratamos de ser "europeos" en México copiando mal y tardíamente las modas y las corrientes "de vanguardia". Pintamos, escribimos, componemos, como europeos. Con sus temas, escuelas y corrientes. Queremos "crear" como europeos y lo que producimos en consecuencia es una mala copia. Acaso una "variante tropical interesante", pero nunca una original.


Es de observar que nuestros artistas e intelectuales han querido llegar a los "espacios universales del arte" (eurocentrismo), por medio de las manifestaciones de la cultura europea. Misión por cierto literalmente imposible y suicida, pues jamás podremos llegar a ser mejor que ellos mismos. No compondremos mejor que Mozart, ni pintaremos mejor que Van Gogh o escribiremos mejor que Cervantes, Goethe, Dante, o Shakespeare. Como ningún mariachi sudamericano tocará mejor que una jalisciense o un bailarín profesional bailara mejor la Danza del Vendado que un anahuaca yaqui o una orquesta sinfónica europea toque mejor La Sinfonía India de Chávez, que la Orquesta Sinfónica Nacional.


El caso del poeta Octavio Paz, Premio Nobel de literatura, que podríamos considerar el más ilustre de nuestros artistas e intelectuales, que ha sido reconocido en el ámbito internacional, bien puede ejemplificar lo que estamos tratando de argumentar. Hombre que creció en el mundo de "las bellas artes europeas", que vivió en Francia y en Estados Unidos años muy importantes de su formación intelectual y que es "heredero" del acervo cultural de Europa. Poeta y escritor "culto" que escribió ensayos sobre el "ser" del mexicano y de "lo mexicano", siempre con los "ojos de un extranjero" para ver hacia adentro de su identidad. Su visión del México antiguo es muy superficial aunque enciclopédica, porque debemos de reconocer que Paz era un hombre con gran capacidad.




A lo largo de la obra de Paz se nota un profundo conocimiento de la cultura Occidental. Sólidas bases de su pensamiento están inspiradas en la cultura grecolatina, francesa, italiana, alemana, inglesa, norteamericana. En sus ensayos es común encontrar las citas en la lengua de autores referidos. Su visión de las culturas -no Occidentales- es muy eurocéntrica, comenzando con la de México. Me permito citar algunos puntos medulares de su ensayo "VISLUMBRES DE LA INDIA" que el autor publicó en el año de 1995, ya en la punta de su brillante carrera, con todos los reconocimientos y después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 1990. Este ensayo lo escribió de los recuerdos y apuntes que tenia de su estancia en la India, donde fue Embajador del Gobierno de México de 1962 hasta 1968.


En "Vislumbres de la India", Octavio Paz hace comparaciones sobre la India y México para explicar la realidad de aquel lejano país, sin embargo, desde nuestro punto de vista, denota una lamentable ignorancia sobre los cimientos filosóficos y culturales de una civilización que Paz no conoció. Da la impresión, retomando a Guillermo Bonfil Batalla, que Paz sólo conoció al México imaginario y que el México profundo fue algo más lejano e indescifrable para él, que la misma India.


"Los pueblos mexicanos no experimentaron nada semejante a la penetración del budismo en Ceilán, China, Corea, Japón y el Sudeste asiático.... Las culturas mexicanas vivieron en una inmensa soledad histórica; jamás conocieron la experiencia cardinal y repetida de las sociedades del Viejo Mundo: la presencia del otro, la intrusión de civilizaciones extrañas, con sus dioses, con sus técnicas y sus visiones del mundo y del trasmundo.


Frente a la vertiginosa diversidad del Viejo Mundo, la homogeneidad de las culturas mexicanas es impresionante. La imagen que presenta la historia mesoamericana, desde sus orígenes hasta el siglo XVI, a la llegada de los españoles, es la del círculo. Una y otra vez esos pueblos, durante dos milenios, comenzaron y recomenzaron, con las mismas ideas, creencias y técnicas, la misma historia. No la inmovilidad sino un girar en que cada nueva etapa, simultáneamente, fin y recomienzo. A Mesoamérica le faltó el contacto con gentes, ideas e instituciones extrañas.
Mesoamérica se movía sin cambiar: perpetuo regreso al punto de partida.... Los antiguos mexicanos vieron a los españoles como seres sobrenaturales llegados de otro mundo porque no tenían categorías mentales para identificarlos." [Pág. 107]



Apreciamos en el texto una visión muy pobre y simplista del pensamiento cosmogónico de los antiguos mexicanos. Analiza con la premisa del colonizador, "lo que no es parecido a lo europeo, es imperfecto, carente, insuficiente". Paz menciona al "Viejo Continente" cuando sabemos que es un solo continente llamado con propiedad Euroasiáticoafricano, porque están unidos y por lo mismo las emigraciones, invasiones e intercambio de los pueblos que han vivido en esa formidable masa de tierra.


Sin embargo, Paz no ve el formidable intercambio intercultural que existió en Mesoamérica, donde durante miles de años los pueblos compartieron una misma estructura filosófica-civilizatoria y a pesar del prodigo intercambio cultural, las culturas mantenían sus diferencias. Caso actual de esta premisa lo representa el estado de Oaxaca que actualmente cuenta con 16 culturas y cada una de ellas tiene su propio idioma, y aunque viven en estrecha colindancia, no toman préstamos lingüísticos. Paz presupone como negativo que los antiguos mexicanos apreciaran el tiempo y el desarrollo de manera cíclica y circular.


El hecho de que no apreciaran el tiempo de manera lineal como Occidente, no los hace menos, primitivos o deficitarios. Las nuevas y más adelantadas concepciones científicas nos hablan de una percepción del tiempo y del espacio, más cercana a la de los antiguos mexicanos, que a la de los europeos modernos. El más preclaro filósofo moderno de Occidente, Federico Nietzche, nos habla del "eterno retorno". 


Finalmente diremos que el intercambio cultural entre todos los pueblos originarios del continente Americano, fue una realidad que no se ha querido ver. Bástenos ver el discurso icnográfico en todos sus diseños, especialmente la cruz que la investigadora Laurette Séjurné ha llamado "el quincunce", que aparece sistemática y permanentemente en todos los pueblos indígenas del pasado y del presente, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego. Que no seamos iguales al "otro", nos tiene que hacer por fuerza colonizadora menos, parece apreciarse en el texto citado de Octavio Paz.


Más adelante el autor de "Vislumbres de la India" hace la siguiente afirmación simplista y colonizada en torno a la conquista en México.
"El ejemplo contrario y complementario es el de los pueblos americanos, que no pudieron resistir a los conquistadores europeos: sus culturas desaparecieron, a la inversa de lo que ocurrió con los hindúes, musulmanes y chinos ante el imperialismo europeo. El Choque entre los españoles y los mesoamericanos fue un violento encuentro entre civilizaciones que se resolvió por la derrota de la mentalidad mágica y la cultura ritualista. La inferioridad científica, filosófica, técnica y política de los mesoamericanos no explica enteramente a la conquista." [pág. 114]


Estos conceptos vertidos por el más insigne de los intelectuales de México a cinco años de terminar el siglo XX, nos demuestran como la "cultura dominante" sigue negando cualquier valor de la civilización anahuaca y que menos se "identifica" con ella. Paz dice que los anahuacas no pudieron resistir a los conquistadores europeos. 


Quien conoce en verdad el proceso de la conquista, entiende que fue producto de la trasgresión filosófica-religiosa que hicieron los mexicas de la Toltecáyotl y el odio que habían logrado inspirar en su contra por los pueblos sometidos por su sangriento imperialismo. La conquista se llevó a cabo gracias a la participación de cientos de miles de guerreros tlaxcaltecas, texcocanos, xochimilcas y demás pueblos que enviaron sus guerreros a pelear del lado del "enviado" de Quetzalcóatl, como sé hacia pasar Cortés.


Además, no se puede comparar el momento histórico y las condiciones en que los pueblos asiáticos se encontraban cuando los europeos iniciaron el contacto. Las culturas de Asia eran muy superiores tecnológica, naval y militarmente que las europeas. Los europeos no fueron a "invadir y conquistar", llegaron en cambio, mansamente a comerciar y a importar tecnología que, posteriormente, utilizaron para la invasión de todo el mundo. 


En China encontraron la pólvora y la brújula, copiando mejoras tecnológicas para sus naves, que posteriormente las convertirán en potentes naves de guerra. La invasión militar de Europa a Asia se dio hasta el siglo XIX, cuando ya habían logrado asimilar y refuncionalizar la tecnología asiática. Es lamentable que Paz, al igual que los ideólogos del siglo XVI como Juan Ginés de Sepúlveda, defienda la tesis de que un pueblo guerrero e invasor sea superior al vencido.


"Las personas y bienes de los que hayan sido vencidos en justa guerra pasan a los vencedores. Los vencidos en justa quedan siervos de los vencedores, no solamente porque el que vence en alguna virtud excede al vencido, como los filósofos enseñan, y porque es justo en derecho natural que lo imperfecto obedezca a lo más perfecto..." Ginés de Sepúlveda.



Sorprende que Paz diga que "el encuentro entre civilizaciones se resolvió por la derrota de la mentalidad mágica y la cultura ritualista", pues la cultura de los españoles de 1521 era tan mágica y ritualista como la de los antiguos mexicanos. 


El propio Bernal Díaz del Castillo describe como Cortés llevaba entre sus hombres a un "brujo" y al que acudieron en varias ocasiones para salir airosos de sus lances. Los rituales de las Cortes Medioevales, como las supercherías de los pueblos europeos eran propios de la Edad Media, la época de mayor oscurantismo de Occidente.


No entendemos como Octavio Paz puede hablar de una inferioridad científica de los antiguos mexicanos, cuando ya se reconoce que el maíz es un hijo de la ingeniería biogenética en el sexto milenio antes de Cristo nacido en el Valle de Tehuacán y que los mayas inventaron el cero matemático o que el conocimiento de la mecánica celeste era literalmente perfecto y que el calendario Gregoriano que usa actualmente Occidente, fue producto de la modificación que se le hizo al antiguo calendario Juliano, gracias a los conocimientos que llegaron al Vaticano de México. Y no se diga de “la cuenta larga” en torno al centro de la Galaxia, cuando los europeos pensaban que la Tierra era plana.


No entendemos como Paz asegura que los antiguos mexicanos tenían una inferioridad filosófica y técnica, si Occidente no ha reconocido hasta nuestros días que existiera una filosofía anahuaca, que fuera capaz de estructurar y articular un impresionante desarrollo humano que tuvo un recorrido inalterable, por lo menos de tres milanos consecutivos.


¿Dónde está plasmado el pensamiento filosófico en la historia y la filosofía oficial mexicana? Lamentablemente no existe en los libros de texto oficiales, y sí no existe, ¿cómo es posible que Paz diga que ésta era inferior?


La Toltecáyotl sigue viva, presente y vigente en el México contemporáneo, pero es más evidente en el "México profundo", razón por la cual no la "ven" nuestros preclaros intelectuales occidentalizados. Finalmente Paz asegura que existe una supuesta inferioridad técnica de los antiguos mexicanos frente a los invasores europeos. Como ya dijimos, los europeos fueron a Asia a apropiarse de las tecnologías y les dieron un uso guerrero e invasiva y en el Anáhuac aprendieron la cuenta perfecta del tiempo.


Hasta la fecha, Occidente avanza tecnológicamente a partir de la investigación militar, las guerras y el comercio. Pero si la técnica y el conocimiento anahuaca no estaban enfocados a los aspectos militares, no necesariamente implicó esto, una "inferioridad" técnica, científica y cultural. 


Un buen ejemplo para hacer una, ya de por sí, difícil comparación entre el Cem Anáhuac y Europa, es que en el siglo XVI, los españoles encontraron en México-Tenochtitlán, la ciudad más grande del mundo con aproximadamente ochocientos mil habitantes, mientras París, que era la urbe más grande de Europa en esos momentos apenas contaba con 62 mil habitantes.


Tenochtitlán en el periodo Postclásico decadente, contaba con la cuadricula que hoy usan las ciudades modernas en el trazo de sus avenidas y calles, que Europa no tuvo de manera regular hasta el siglo XIX. La ciudad de México tenía agua potable, calzadas, canales, calles. Edificios públicos como: bibliotecas, zoológicos, mercados, bodegas generales, escuelas, baños públicos. La medicina y la higiene era muy adelantada y conocían toda la herbolaria para tener una buena salud, además de las famosas trepanaciones que Europa en ese momento no hacían.


Técnicamente los antiguos mexicanos vivan con una mayor calidad de vida, tanto en alimentación, higiene y salud, educación y deporte; que los europeos. Aunque ciertamente no disponían de su tecnología militar, pero esto, insistimos, no es suficiente razón para suponer una inferioridad técnica, que solo existe en las mentes eurocéntricas, colonialistas y guerreras. Octavio Paz trata de explicar lo que sucedió en la India en el aspecto religioso, comparando el violento choque religioso que vivieron los antiguos mexicanos. Paz afirma que los indígenas abrazaron la religión cristiana de manera "voluntaria".


Paz no se puede ver más colonizador y desconocedor de la historia y la cultura de su propio pueblo. Ante esta afirmación, debemos suponer que para el autor los antiguos mexicanos se sintieron "liberados" por sus conquistadores y que estuvieron oprimidos por antiguos cultos sanguinarios. 


Por supuesto que nadie avala los sacrificios humanos, pero lo cierto es que los aztecas vivían un periodo de decadencia filosófica y religiosa [por la cual pudo ser posible la conquista], sin embargo, tendríamos que tomar en cuenta que en la transgredida ideología azteca, la muerte en sacrificio era una "gracia" y una liberación para el espíritu, que llegaba a la vida verdadera por este medio.


Algo verdaderamente aberrante, pero exactamente, igual al que tenían los misioneros españoles que creían que sí morían sacrificados en la difusión de su credo, llegarían al reino de los cielos. Muchos misioneros vivían obsesionados en el sacrifico, que iba desde la autoflagelación hasta la inmolación con infieles, para lograr la gracia celestial. Tanto los indígenas como los misioneros que morían en tal condición, pensaban que era un privilegio.


Sin dejar de mencionar la opresión que durante toda la colonia significo la misma institución de la iglesia y la Santa Inquisición; tanto para indígenas como para los propios españoles.


Para Octavio Paz, como para muchos "intelectuales mexicanos occidentalizados", la presencia de los invasores europeos fue una epopeya por "civilizar" al mundo primitivo y salvaje, que no tuvo ni ha tenido valor y cabida en su proyecto colonizador, más que de ser la materia prima, la mano de obra barata y sin derechos humanos con la cual construir un "nuevo mundo" para los colonizadores. Los pueblos agredidos, invadidos, saqueados, explotados, violados y escarnecidos, para la mentalidad colonizadora, "salieron ganado" de este proceso histórico.


“No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en sus grandes trazos, todavía está en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas.
Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro país- no seríamos lo que somos. Seriamos, probablemente, un conjunto de pueblos divididos por creencias, lenguas y culturas distintas." [pág. 116]


Creo que no puede haber mayor comentario a este último párrafo, es dramáticamente explícito. Es claro que para algunos intelectuales y artistas mexicanos, que se supone, deberían de ser las "antenas" y los visionarios de su pueblo, en el caso de un país colonizado como México, han estado y están de parte de los colonizadores-explotadores. Mientras nuestros intelectuales y artistas no se descolonicen ideológicamente. 


Mientras no aprendan a ver su pasado y su Cultura Madre con otros ojos. Mientras no encuentren inspiración en los valores y principios de la milenaria sabiduría de nuestros Viejos Abuelos. Mientras no analicen de manera objetiva el deshumanizado e injusto sistema colonial en el que hemos vivido desde 1521 los mexicanos.


Seguirán sirviendo para mantener y perpetuar el sistema y el pueblo no podrá contar con ellos para su descolonización. Oaxaca 2008. 



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martes, 25 de marzo de 2014

CÓMO ES QUE SUCEDIÓ 2/3


2. Después de la invasión, abrazar la nueva cultura y religión. Aceptando las nuevas leyes, autoridades e instituciones, olvidando la práctica comunitaria, familiar y personal de las bases culturales de la Toltecáyotl.


Asesorado eficientemente por Malinche, que fue una mujer preparada y muy ambiciosa, Hernán Cortés se asume y se presenta como el “capitán de Quetzalcóatl”, diciendo que había sido enviado del otro lado del mar por Quetzalcóatl, (a quien asocia perversamente con el rey de España), para rectificar las desviaciones filosóficas-religiosas que había implantado Tlacaélel. Que Quetzalcóatl tenía un poderoso reinado del otro lado del mar, por dónde se había ido y que estaba preocupado por lo que sucedía en el Anáhuac.


Como el año de 1519 era en el calendario del Anáhuac la fatídica fecha de la profecía del regreso de Quetzalcóatl y como, desde las costas del Golfo se tenía seguimiento de los avistamientos de las dos expediciones anteriores, la de Francisco Hernández de Córdoba en 1517 y la de Juan de Grijalva en 1518, la Triple Alianza estaba al tanto de las aproximaciones de los europeos y estaba preocupada por el cumplimiento de la profecía, en tanto, se sabía transgresores del legado filosófico-religioso-cultural de la Toltecáyotl.


Cortés logra urdir su trama de engaños a través de la valiosa información que le proporcionó Malinche (Malinalli Tenépatl), quien fue entregada por el tlatoani de Tabscoob (Tabasco) ante su derrota en Centla con los españoles. Malinche tenía como lengua Madre el náhuatl y aprendió la lengua maya cuando fue parte de un botín de guerra entre los derrotados nahuas de Xicalango y los vencedores mayas de Potonchán.


Malinche sabía hablar náhuatl y maya, y se comunicaba en esta última lengua con Gerónimo de Aguilar, quien naufragó en 1511 en las costas de Quintana Roo y vivó entre los mayas de Chetumal hasta 1519 –en que fue rescatado por la gente de Cortés-, donde aprendió a hablar la lengua maya. Esta serie de “circunstancias favorables” para armar y recrear las mentiras con las que Cortés pudo “penetrar” en los Altépetl nahuas del Altiplano Central, sin ser rechazado, como si lo hicieron los mayas que no transgredieron la Toltecáyotl, o ser combatido hasta el exterminio como les pasó a otros conquistadores en América, fue por la valiosa y estratégica información que Malinche les brindó a los invasores-conquistadores.


De modo que los aventureros y “rescatadores de oro” se asumieron con el líder de la expedición, como “los enviados de Quetzalcóatl”. En los “usos y costumbres” milenarios de la Toltecáyotl en el Cem Anáhuac, los enviados o embajadores eran tratados con mucho respeto y consideración, además de que “la palabra” era profundamente respetada. Cortés manejó hábilmente la información que Malinche le fue proporcionado, dado que inmediatamente Malinche aprendió la lengua castellana.


Al principio, los totonacas de Cempoala y después los nahuas de Tlaxcala se aliaron a los “enviados de Quetzalcóatl”, no solo porque fueran los enemigos de la Triple Alianza, sino fundamentalmente porque sabían de la transgresión filosófica-religiosa y la profecía del regreso de Quetzalcóatl.
Este punto es muy importante para entender “el momento histórico” que se vivía en el Anáhuac. No fue, como afirman los historiadores hispanistas y neocoloniales, que la conquista fue “un hecho de armas” europeas contra anahuacas, donde la pólvora, el caballo, el acero y el valor de los europeos, determinaron la victoria.


Fue en cambio un cisma filosófico-religioso que venía desde la partida de Quetzalcóatl a mediados del Siglo IX y las transgresiones ordenadas por Tlacaélel al sobreponer a Huitzilopochtli por encima de Quetzalcóatl en la creación de la ideología mixtico, materialista, guerrera de la Triple Alianza, las que fueron usadas hábil y perversamente por Cortés.


Posteriormente vino el apoyo fundamental y decisivo que recibieron del texcocano Ixtlilxóchitl, quien había sido desposeído del Altépetl de Texcoco por Moctezuma, ya que Nezahualpilli (hijo de Netzahualcóyotl), decidió antes de morir, que lo sucedería su hijo Ixtlilxóchitl. Moctezuma cabildea e impone a su sobrino (hijo también de Nezahualpilli y un hermana de Moctezuma). Texcoco se divide y  Ixtlilxóchitl entra en conflicto con Moctezuma y antes de que Cortés llegue a la Ciudad de Tenochtitlán se le presenta con trescientos mil guerreros para luchar en contra de Moctezuma.


El verdadero comandante en jefe de todos los aliados anahuacas de Cortés fue Ixtlilxóchitl. Cortés no podía comandar los ejércitos porque no hablaba y no entendía la lengua y menos “los usos y costumbres” militares del Anáhuac. Ixtlilxóchitl ha sido “borrado” literalmente de la historia hispanista de la conquista, pero él fue el que lideró las batallas, convocó a los pueblos del Altiplano a sumarse a su causa y puso el ejemplo a los demás tlatoanis de convertirse a la fe cristiana. A tal punto que, amenazó de muerte a Yacotzin, su propia madre, porque ella no aceptaba bautizarse y españolizarse.


Lo que sucedió en Texcoco entre Cortés, Ixtlilxóchitl, Yacotzin y los texcocanos, es un excelente ejemplo de lo que posteriormente se repetirá en todo el Cem Anáhuac. Ixtlilxóchitl se pone al servicio de  Cortés y lo invita a Texcoco, lo agasaja con un banquete, le pide que lo bauticen y ordena que decenas de miles de texcocanos se bauticen y como su madre, quien había sido la esposa de Nezahualpilli, le  respondió a su hijo “que debía de haber perdido el juicio, pues tan presto se había dejado vencer de unos pocos bárbaros como eran los cristianos”, la amenaza de muerte de no acceder.


El punto es que por ambición o por creer en que los extranjeros eran los enviados de Quetzalcóatl, los tlatoanis y los pueblos se empezaron a aliar a los invasores en contra de sus hermanos. La verdadera conquista del Cem Anáhuac comienza apenas el 13 de agosto de 1521 con la caída de Tenochtitlán y ha seguido sistemáticamente hasta nuestros días. Siempre con la ayuda a los extranjeros por parte de “los malinches” y las autoridades.


Abandonamos nuestra milenaria cultura por creer que el regreso de Quetzalcóatl se ha cumplido. Año tras año, siglo tras siglo, “el ala y la cola”, el pueblo, vive con la esperanza inconsciente del regreso de la Quetzalcóatl y su sabiduría La Toltecáyotl. Esta visión nos ha hecho creer una y otra vez en los sucesivos conquistadores disfrazados de iluminados redentores que han ido llegando a nuestras tierras. Desde la cristianización hasta la globalización, siempre ha sido lo mismo. Desde los misioneros hasta los inversionistas, la historia se repite por no conocerla y comprenderla.


3. Las autoridades surgidas del Estado Suyuano, ante la invasión y para mantener  su poder ilegítimo se aliaron a los extranjeros invasores.
Ante el cisma religioso, filosófico y político que crean las mentiras de Cortés asumiéndose como el embajador de Quetzalcóatl y los temores de la Triple Alianza por las transgresiones hechas a La Toltecáyotl. Y dado que Cortés fue avanzando a través de las debilidades y rencillas de los pueblos del Altiplano, pero sobre todo, que se presentó como embajador y no como conquistador. Las autoridades de la Triple Alianza, hasta la Matanza del Templo Mayor, siempre lo consideraron diplomático, y como tal, así lo trataron. 


Al interior de las autoridades del Altiplano las contradicciones e indecisiones pululaban como el polen en primavera.  Las altas autoridades civiles y religiosas de los Altépetl sabían que se había trasgredido La Toltecáyotl, tanto los aliados como los dominados por la Triple Alianza. Unos consideraban la posibilidad de enmendar el error y creían que al hacerlo, Cortés y sus hombres regresarían por donde habían llegado. Esta idea fue la que finalmente venció en el Tlatócan.


Se ha querido pintar a Moctezuma como un hombre pusilánime y cobarde, totalmente falso. Era un valiente y experto guerrero ya que era seleccionado por sus mejores cualidades por el Tlatócan, no era un puesto que se heredaba. Pero también era devoto de la advocación filosófica religiosa de Quetzalcóatl. Pero sobre todo, se le pone como “un rey europeo" que tomaba decisiones personales y no es cierto. Moctezuma “mandaba obedeciendo” al Tlatócan o Consejo Supremo de la Triple Alianza. Las decisiones se tomaban de manera colegiada.  Y este es el punto.


Los errores con los invasores europeos desde que se bajaron de sus navíos fue el creerlos enviados de Quetzalcóatl, darles un trato de embajadores, obsequiarles, alimentarlos, avituallarlos y servirlos. Primero las autoridades de Cempoal, Tlaxcala y Texcoco, y después todos los demás, hasta nuestros días.
Se necesita “entender el momento histórico” y el periodo de decadencia cultural que se vivía en el Anáhuac. Los temores de la profecía, la incertidumbre de la verdad sobre Cortés, el desgaste del rito a Huitzilopochtli. Las atrocidades que aterraban y horrorizaban  a los anahuacas a través de las matanzas, como la de la ciudad santa de Cholula, los brutales aperreamientos y la facilidad para asesinar. 


Pero sobre todo, el brutal choque humano de una cultura de la guerra, el robo, la mentira y el abuso, contra una cultura humanista y espiritual, -aunque en un periodo de decadencia, en especial la Triple Alianza-. Esto no se ha querido ver y comprender por los “mitos de conquista”. Pero los españoles venían con el sistema de “terrorismo de Estado” a través de horrorosas matanzas, herencia de la “Guerra de Reconquista” y de la Edad Media.


Pero lo más importante y decisivo, poco tomado en cuenta y dimensionado en toda su magnitud por los historiadores hispanistas, fue la indescriptible catástrofe que representó la viruela para las personas, las familias y los pueblos. En efecto, la enfermedad que trajeron al Cem Anáhuac los españoles resultó la primera guerra bacteriológica del planeta. La mortandad, la incapacidad para curarla y su total desconocimiento, de una civilización que manejó por siglos una eficiente ciencia médica, hicieron de la viruela la destrucción física y emocional de la sociedad. Se pensó que era un castigo divino por la transgresión a la enseñanza y religión de Quetzalcóatl.


Ante este caos religioso, ideológico y mortandad, muchas de las autoridades, primero en el Altiplano Central y después de 1521, en todo el Cem Anáhuac, decidieron unirse al bando de “Cortés-Quetzalcóatl” y se sumaron a la invasión, luchando contra pueblos y culturas que resistieron y siguen resistiendo la agresión hasta nuestros días.  


Vale la pena, para concluir este apartado, recordad la figura y la posición de Xicoténcatl Axayacatzin, el guerrero tlaxcalteca que desde el primer momento vio a Cortés y los españoles como peligrosos invasores. Los combatió y se opuso a la alianza con el invasor pero el Tlatócan de Tlaxcala decidió hacer la alianza, y Xicoténcatl tuvo que obedecer, pero no colaboró en la guerra contra los mexicas por lo cual Cortés lo mandó ahorcar. Xicoténcatl el ejemplo del guerrero del Anáhuac, como Gonzalo Guerrero, Cuitláhuac, Cuauhtémoc, Morelos, Mina, Guerrero y Zapata. 


4. Las autoridades y los líderes de opinión anahuacas, abrazaron la cultura, lengua y religión del invasor para mantener su estatus y su posición social.
Ante el momento histórico que se vivía, especialmente en el Altiplano Central, los pueblos de todo el Cem Anáhuac (desde Nicaragua hasta el Norte de E.U.), estaban enterados del desplome de la Triple Alianza y la catástrofe humanitaria que vivían los pueblos nahuas del Altiplano por la epidemia del sarampión.


La cultura guerrera del Estado Suyuano (periodo Postclásico) tenía como “uso y costumbre”, que en las guerras de expansión, el vencido se incorporaba como “socio-aliado” del vencedor (como Alemania con la OTAN). Esta modalidad fue la que hizo que la Triple Alianza se expandiera y creciera en poder cuantitativo y cualitativo de manera muy rápida.


Cuando los mexicas y sus pocos aliados fueron vencidos por los ejércitos comandados por Ixtlilxóchitl al servicio de Cortés, los propios mexicas se pusieron a las órdenes de Cortés, y ellos mismos participaron en la conquista del Cem Anáhuac para beneficio del nuevo orden religioso, filosófico, cultural, económico y político encabezado por Cortés.


Debe decirse lo que han callado los historiadores hispanistas, Cortés llegó a tener tanto poder, -en hombres a sus órdenes como en metales preciosos-, que en su momento acarició la idea de convertirse en rey del Anáhuac, razón por la cual la corona le entabló un Juicio de Residencia (igual que a Colón), para someterlo y subordinarlo al imperio español.


En este “fin del Quinto Sol”, que debe entenderse como un colapso cultural, provocado y manipulado por Cortés, quien siendo asesorado por Malinche, logró crear primero, un caos y el derrumbe del Estado Suyuano mexica, y posteriormente, siguió con los demás pueblos y territorios del Cem Anáhuac. Poco a poco fue sumando aliados-vencidos o aliados-convencidos, que tanto por la derrota militar como por una “estrategia de sobrevivencia” se aliaron con los nuevos detentadores del poder.


Para entender este punto, es necesario recordar la famosa reunión a la que fueron convocados por Moctezuma todos los tlatoanis de los Altépetl, aliados y tributarios de la Triple Alianza, en la cual Moctezuma, delante de Cortés, les anuncia a que a partir de ese momento la nueva autoridad es “el embajador de Quetzalcóatl” y que así como él, todos los demás, obedecerán y servirán en lo que les mande Cortés. Esa fue la entrega de la Triple Alianza a Cortés (2ª Carta de Relación. E. Purrua. pp. 59). Al terminar la reunión Cortés le dijo a Moctezuma que, como “el rey de España-Quetzalcóatl” necesitaba oro, mandara a su gente y que él mandaría también a españoles, a que fueran a los Altépetl de los tlatoanis a pedirles el oro requerido.


Lo cual no sucedió por la llegada a Veracruz de 1500 hombres al mando de Narváez, enviados por Velázquez, el gobernador de Cuba, para tomar preso a Cortés por haber salido prófugo de Cuba, ya que se había descubierto que planeaba traicionarlo –como sucedió-, y que se “apropiaría” de la expedición que “legalmente” le correspondía a Velázquez y sus asociados. De modo que Cortés dejó “el proyecto” de ir a “rescatar oro” para después, y se dicó a comprar a los hombres que enviaba Velázquez para fingir una lucha en la que él salía victorioso.


Aquí es necesario aclarar la mentira sistemática de los “historiadores hispanistas” de que Cortés tenía un ejército con soldados, falso. Los ejércitos modernos se iniciaron en Europa hasta el Siglo XVII, en ese momento solo existían “tercios”, que eran asesinos y ladrones al mando de un “capitán”. No tenían cadena de mando, uniformes, armas reglamentarias, etc., eran simples mercenarios dirigidos por un líder al que llamaban “capitán”.


Cortés no era “hombre de armas”, era más un leguleyo que había sido expulsado de la Universidad de Salamanca por el bajo desempeño académico (no terminó).  No traía soldados, sino mercenarios que habían sido contratados por los inversionistas  de la expedición para “rescatar oro”, o inversionistas que personalmente participaban, solos o con esclavos y subalternos. A esta gente se le llamó “capitán”, pero tampoco eran “hombres de armas” como los verdaderos capitanes de los tercios que existían en Europa.


La invasión de España a los pueblos del continente Ixachillan (nombre en lengua náhuatl), desde Colón hasta la última expedición, fue producto de la iniciativa privada de inversionistas y aventureros. La corona nuca financió las expediciones (ni el primer viaje de Colón, lo de “las joyas de la reina” es solo otro más de los mitos hispanistas”). La corona solo otorgaba permisos para “rescatar oro o fundar” a cambio del 20% de lo robado, a lo que llamaron con eufemismo “el quinto real”.


La historia hispanista nos ha hecho suponer que Cortés era un “capitán”, que traía un ejército con soldados, mandos, uniformes, insignias, banderas  y que dependía de la corona española, totalmente falso. Los viajes de Colón, como todas las expediciones españolas fueron financiados por inversionistas. La conquista de América fue una EMPRESA PRIVADA, la colonización en cambio fue un acto imperial.


Eran un conjunto de inversionistas y una padilla de aventureros que no eran militares, no venían enviados por la corona, solo tres sabían leer y escribir. Lo único que los “uniformaba” era su codicia, ser ladrones y asesinos, además de estar permanentemente en luchas internas por el poder y el despojo de lo robado. A tal punto, que en su momento trataron de matar a Cortés, quien tuvo que traer una “guardia personal” para protegerlo de sus propios compinches.


Al término de la Batalla de Tenochtitlán Cortés envía a un puñado de españoles con miles de “aliados y vencidos” anahuacas a “visitar” es los tlatoanis de los Altépetl en busca del oro. Así es como comenzó la verdadera conquista del Cem Anáhuac. La dirigieron un puñado de españoles que más o menos obedecían a Cortés, -entre sus traiciones y luchas de poder-, y decenas de miles de guerreros tlaxcaltecas, texcocanos, mexicas, xochimilcas, etc. El caso de la traición a Cortés por Cristóbal de Olid es el ejemplo clásico de las relaciones entre los mercenarios.


Así como relatamos como Ixtlilxóchitl se pasó voluntariamente al bando de Cortés, así mismo lo hicieron muchos Tlatoanis en todo el Cem Anáhuac. Para no perder el poder en sus Altépetl y mantener sus privilegios y canonjías, aceptaron, no solo sumarse a los españoles, sino aceptar su religión, su idioma, su cultura y mantenerse en el “nuevo orden” como autoridad. 


Esto fue hecho por convicción, como el caso referido de Ixtlilxóchitl o por simulación, como el caso tlatoani zapoteco de Tehuantepec, Cocijopij, quién no solo se convirtió a la religión católica y fue bautizado, sino para demostrar su devoción religiosa a los españoles, pagó de su propio patrimonio la construcción del templo y convento de Santo Domingo de Guzmán en Tehuantepec, pero siguió en su casa profesando la religión ancestral, hasta que fue descubierto por la Santa Inquisición.  

  


Debe recordarse que, a lo largo de toda la Colonia, el número de españoles o peninsulares fue muy bajo. En el censo de 1800 se reportan 15 mil peninsulares en el Virreinato. Por lo que en las primeras tres décadas después de la caída de Tenochtitlán, muchos tlatoanis se mantuvieron en el poder en el nuevo orden colonial y fueron desplazados poco a poco, conforme los peninsulares, los criollos y hasta los mestizos empezaron a ocupar los puestos de autoridad, especialmente en los lugares más alejados e inaccesibles de la Ciudad de México y ciudades del interior del virreinato.


Esta “conversión” de las autoridades resultó ser un factor muy importante en la conversión de los anahuacas “del ala y la cola”, es decir, de los masehuales que veían como la clase dirigente abrazaba la cultura y religión de los invasores. Se transformaban y trataban, no solo  de hablar, vestir y comer, igual que los conquistadores-colonizadores, sino que empezaron a asumir sus valores y principios como propios.


En efecto, la propiedad privada, el comercio, el consumo de alcohol y los productos “de castilla”, así como la explotación de los masehuales, fue el nuevo orden al que se “adaptaron” y comenzaron a jugar el papel de “colonizados-colonizadores”, es decir, aceptar sumisamente la explotación del colonizador, pero en la primera oportunidad, jugar el papel de feroz colonizador con aquellos que están más abajo en la escala social del sistema colonial.




Esta práctica viciosa y perversa nos ha hecho mucho daño. Ha permitido la formación de una cultura “mestiza” de abuso y violencia. Una cultura de la ilegalidad, la corrupción y la simulación. Una sociedad de “vencedores y vencidos”. De “chingones y chingados” hasta en el más mínimo espacio, acabando con nuestra cultura de respeto, solidaridad y fraternidad.


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