-Mito y creación de la ideología criolla.
-La falsa historia para colonizar en la ignorancia de
nosotros mismos.
-El punto es que la fantasía impide descubrir la Toltecáyotl.
A partir de 1521 el conquistador-colonizador
despojó al pueblo invadido de cinco elementos culturales para mantenerlo
dominado, inconsciente y sumiso: La lengua. La memoria histórica. Los
conocimientos. Los espacios. La espiritualidad.
El pueblo invadido-conquistado, al perder estos
cinco elementos culturales, olvidó su esencia y su raíz, quedando: mudo y
silente, amnésico y ajeno a sí mismo, estúpido e impotente, paria sin raíz y
desheredado, idólatra y fanático.
Cada una de estas pérdidas culturales
representa una profunda veta que explica la aceptación resignada del holocausto
en que vivimos. Nuestra incapacidad para acabar con la colonización. La falta
de conciencia y capacidad para extirpar el abuso, la injustica, la explotación
de nuestro pueblo y la criminal depredación de nuestros recursos naturales. La
praxis de “la ideología criolla”, tanto de los extranjeros, los criollos, pero sobre
todo, “la de nosotros, contra nosotros mismos”.
Pero en esta ocasión hablaremos solo de la
pérdida de “la memoria histórica”. Los anahuacas somos una civilización muy
antigua. Desde la invención de la agricultura hasta la partida de Quetzalcóatl
(periodos Preclásico y Clásico), transcurrieron aproximadamente más de 68
siglos. La memoria histórica era por excelencia una de las bases estructurales
de los pueblos y culturas del Cem Anáhuac.
El simple hecho de mantener una coordinada y rigurosa observación de la mecánica celeste, desde lo que hoy es Nicaragua hasta el Norte de los E.U., requirió registros de decenas de siglos que se mantenían, no solo por los pictogramas, las piedras labradas y la escritura maya, sino fundamentalmente por la oralidad, que implica la conciencia y el compromiso del pueblo y autoridades por mantener su memoria histórica, su legado, su esencia y su raíz. El huehueh nenotzaliazalizamoxtlahcuilolli el antiguo relato de los códices. El nican mihtoa, motenehua aquí se dice, se habla, el topial in tlahtolli el legado nuestro, la palabra.
El simple hecho de mantener una coordinada y rigurosa observación de la mecánica celeste, desde lo que hoy es Nicaragua hasta el Norte de los E.U., requirió registros de decenas de siglos que se mantenían, no solo por los pictogramas, las piedras labradas y la escritura maya, sino fundamentalmente por la oralidad, que implica la conciencia y el compromiso del pueblo y autoridades por mantener su memoria histórica, su legado, su esencia y su raíz. El huehueh nenotzaliazalizamoxtlahcuilolli el antiguo relato de los códices. El nican mihtoa, motenehua aquí se dice, se habla, el topial in tlahtolli el legado nuestro, la palabra.
“Eran nuestros abuelos, nuestras abuelas,
nuestros bisabuelos, nuestras
bisabuelas,
nuestros tatarabuelos, nuestros
antepasados.
Se repitió como un discurso su relato,
nos lo dejaron y vinieron a legarlo,
a quienes ahora vivimos,
a los que salimos de ellos.
Nunca se perderá,
nunca se olvidará
lo que vinieron a hacer,
lo que vinieron a asentar,
su tinta negra, su tinta roja,
su nombre, su historia, su recuerdo.
Crónica Mexicayotl.
Existían los amoxtli o códice, por el contenido
podían ser: tonalámatl o libro de la cuenta de los días destinos, xiuhámatl
libro de los años y los linajes, y especialmente teoámatl o libro a cerca de
las cosas divinas, el cuica-ámatl libro de los cantares (filosofía),
temic-ámatl o libro de los sueños. El
amoxhua o aquél al que le pertenecen los libros (bibliotecario), también
el tlapouhqui o conocedor de los libros, los huehuehtlahtolli o testimonios de
la antigua palabra, el huey huehueh amoxtli o libro muy viejo, el
altepehuehuehtlahtolli o la antigua palabra del pueblo, ihtolloca su historia,
amoxohtoca o seguir el camino del libro.
De este modo, se puede afirmar que somos un
pueblo con un gran legado histórico, generador de una civilización endógena y
con conciencia histórica, con una innegable capacidad de recordar, sistematizar
y preservar. Este conocimiento milenario, que es la sumatoria de la experiencia
y sabiduría de todos los pueblos y culturas que en esos 68 siglos crearon la
civilización que le dio el más alto grado de desarrollo humano para todos sus
habitantes, lo mismo al masehual (hijo del pueblo) que al pilli (noble). Conocimientos que iban desde la
agricultura, pasando por la organización social y la mecánica celeste, las
matemáticas, hasta la sabiduría para trascender, a partir de la conciencia, el
plano material de la existencia.
“Decir
tolteca en el mundo náhuatl posterior (aztecas, texcocanos, tlaxcaltecas…),
implicaba en resumen la atribución de toda clase de perfecciones intelectuales
y materiales […] El punto que querríamos ver dilucidado es el referente a la
más honda raíz de las creaciones culturales del mundo náhuatl significadas en
la palabra Toltecáyotl (toltequidad).
Si dicho concepto
implica grandes creaciones arquitectónicas, pirámides y numerosos palacios,
pinturas murales, esculturas extraordinarias, una rica y variada cerámica y,
sobre todo, el culto antiguo y universal al dios Quetzalcóatl, razonablemente
parece difícil dudar de que la raíz de Toltecáyotl se encuentre en la ciudad de
los dioses: Teotihuacán.” León Portilla. 1961. pp. 332.
Esta sabiduría se conoce en lengua náhuatl (la
lengua franca de todo el Cem Anáhuac) como “Toltecáyotl”. La “pirámide de
desarrollo tolteca” es parte de esta sabiduría y posee cinco sistemas. El de
alimentación, el de salud, el de educación, el de organización y finalmente, el
del desarrollo espiritual.
Sin embargo, alrededor de la mitad del siglo
IX, se vivó un gran sisma cultural, un colapso civilizatorio en el que,
misteriosamente, los venerables maestros de la Toltecáyotl, partieron en una
acción concertada al mismo tiempo en el Cem Anáhuac, abandonando y destruyendo
los centros de conocimiento que hoy llamamos “zonas arqueológicas” del periodo
Clásico.
La mítica tolteca relata que el conocimiento
“envejeció” y se retiró para regresar, -según la profecía-, al final de un
ciclo de 52 años o “atado de años”, a restaurar su sabiduría en el Anáhuac. Al
quedar sin sus venerables maestros los pueblos y culturas, a través de los
siglos, empezaron a degradar la sabiduría y la enseñanza tolteca, como es común
en los humanos y las grandes culturas de la humanidad.
Se creó un nuevo tipo de organización social,
ya no como la de los antiguos toltecas, sino ahora con una forma diferente de
organización política, -como afirma, Alfredo López Austin-, al que se conoce
como modelo “zuyuano”, que implica, “el
control, por parte de un órgano hegemónico complejo, de las poblaciones de
diversas etnias que habitaban una región dada, mediante un sistema que asignaba
a cada una de la entidades políticas subordinadas un lugar y una función
económico-político.” López Austin, 1999, pp. 41.
De esta manera, la forma de organización
comunitaria emanada de la Toltecáyotl, empezó a transformarse o “degradarse” en
el periodo Postclásico (850-1521). Se podría decir que “la Toltecáyotl”
ancestral se transformó por “la Chichimecáyotl”, especialmente bajo la Triple
Alianza o Excan Tlahtoloyan de los mexicas.
En efecto, en este lento cambio llegaron del
Norte del continente al Altiplano Central el último pueblo nómada, los mexicas.
Los pueblos nahuas les llamaron “chichimecas” o salvajes, “eran el pueblo sin
rostro, no sabían tejer algodón, no hablan la lengua náhuatl”. Pero eran gente
con una “gran voluntad de poder”, guerreros y hábiles cazadores. Traían a su
numen tutelar llamado “Huitzilopochtli” y en un largo peregrinar en el
Altiplano Central llegaron finalmente a establecerse en un islote pequeño en
1325 al que llamaron Tenochtitlán.
“A partir
del siglo XI, tribus nómadas comienzan a llegar al centro de México donde,
desde los principios de nuestra era, reinaba una muy alta civilización” L.
Séjurné. 1957, pp.25.
Los mexicas se ubicaron como un pueblo
tributario y al servicio de diversos Altépetl. Fueron usados en ese tiempo como
tropas mercenarias en las luchas por el poder por los de Tlacopan, Texcoco,
Azcapotzalco y Culhuacán. En ese tiempo se apropiaron de los vestigios culturales
de la sabiduría ancestral y se civilizaron a partir de hacer suya lo que quedaba
de la Toltecáyotl. Se emparentaron con familias nobles de los Altépetl del
Altiplano y sobre todo, mandaron a estudiar a sus jóvenes pilli o nobles al
calmécac de Cholula, donde los preparaban para gobernar los portadores de la
“tinta negra, la tinta roja”. El calmécac de Cholula “el santuario de
Quetzalcóatl” tenía fama de poseer el legado más “ortodoxo” de la Toltecáyotl
en el periodo Postclásico.
“Cuando
estén (los mexicas) en contacto con otros pueblos, los veremos aplicar con
rigor esta filosofía de voluntad de poder. Llegados
tardíamente al Valle de México, de inmediato se ponen a luchar por la tierra y
la supremacía política con tribus que, por haber adoptado ya costumbres más civilizadas
se dejan sorprender por la brutalidad de los recién venidos.” L. Séjurné.
1957, pp.27.
Los mexicas en 1440 comienzan su expansión que
durará solo 81 años de “relativo poder”, su ideólogo, el longevo Cihuacóatl
Tlacaélel, ordenó las reformas históricas, filosóficas y religiosas que transgredieron
el pensamiento y práctica espiritual tolteca y la convirtieron en una ideología
materialista, mística, guerrera. La cual funcionó como la justificación de su
política imperialista, pero finalmente, la trasgresión del pensamiento de
Quetzalcóatl fue el motivo de su posterior derrota al momento de que Hernán
Cortés, asumiéndose como el enviado de Quetzalcóatl provocó una guerra civil en
contra de los mexicas.
“La
asimilación rápida, por hombres que ayer todavía en estado salvaje, de un
pensamiento, de una ciencia y de medios de expresión altamente elaborados, pone
en relieve, una vez más, la extraordinaria fuerza de voluntad que presidió
todos los actos de la corta vida de la sociedad azteca.” L. Séjurné. 1957,
pp.28.
Los mexicas son uno más, de los muchos pueblos
de la cultura nahua que se acento en centro del Anáhuac miles de años antes de
la fundación de Tenochtitlán y su lengua es el náhuatl. La cultura nahua tiene
diferentes pueblos como los texcocanos, tlaxcaltecas, cholultecas, acolhuas,
mazahuas, otomíes, tlahuicas, etc. En la actualidad existen pueblos nahuas en
los estados de Puebla, México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, etc. Y aún
en países que conforman Centro América. De la misma forma que la cultura maya
tiene diferentes pueblos que los une su lengua, como los tojolabales, choles,
tzotziles, etc.
“Todo lo
que se puede decir es que las leyes de perfeccionamiento interior enseñadas por
Quetzalcóatl sirven a los aztecas para apoyar una sangrienta razón de Estado:
la unión mística con la divinidad, que el individuo no pudo alcanzar más que
por grados sucesivos y solamente al cabo de una vida de contemplación y de
penitencia, está ahora determinada por la manera en que se muere. Se trata, en verdad,
de una práctica de baja hechicería: la transmisión material, al Sol, de la
energía humana. La revelación exaltante de la Unidad eterna del espíritu se ha
convertido en un principio de antropofagia cósmica. La liberación del yo
diferenciado, groseramente tomado al pie de la letra, se realiza por medio del
asesinato ritual que fomenta las guerras.
La
traición a Quetzalcóatl. Como si fuera una norma para todos despotismos, el de
los aztecas no pudo implantarse más que apoderándose de una herencia espiritual
que transformó traicionándola, en arma de dominación”. L. Séjurné. 1957,
pp.35.
Fue Tlacaélel el que ordenó la requisa y quema
de los antiguos amoxtli inspirados en la sabiduría de la Toltecáyotl, ordenado
que los más importantes fueran escondidos. Es aquí en dónde comienza la
destrucción y tergiversación de “la historia antigua del Anáhuac”.
Después los españoles escribirán la suya,
comenzando con “las Cartas de Relación”, que absurdamente se han tomado como
“fuentes históricas verídicas”, sabiendo que es la “versión amañada de Cortés”.
Los criollos desde el siglo XVIII escriben su historia con Francisco Javier
Clavijero. Posteriormente Porfirio Díaz manda a escribir “México a través de
los siglos”. La SEP sigue con sus libros de texto y finalmente, la “productora-reproductora
de la historia Mundial”, es decir Hollywood, con Mel Gibson y su bodrio “Apocalyipto”.
Si los conquistadores, misioneros y anahuacas
conversos ponen a los pueblos originarios como salvajes, guerreros y caníbales,
los criollos posteriormente los pondrán como “los romanos del nuevo mundo”.
Ambas apreciaciones están totalmente lejos de la realidad. Son tendenciosas,
exageradas y dolosas, escritas para sus fines políticos, económicos y
culturales.
“Habiendo
estudiado así brevemente algunas de las ideas principales de estos seguidores
de la poesía, flor y canto, que supieron oponerse al pensamiento militarista de
Tlacaélel, parece conveniente recordar el origen último de estas ideas.
Tlacaélel se había aprovechado de los textos toltecas, pero interpretándolos a
su antojo después de la célebre quema de códices. Se valió de la antigua
tradición para crear una mística guerrera capaz de elevar a su pueblo hasta
convertirlo en el señor de la región central y sur de la actual República Mexicana.”
León Portilla. 1961. pp. 143.
La “historia oficial mexica” de Tlacaélel es
parcialmente falsa, porque utiliza la antigua historia y los mitos de origen
toltecas, pero “injerta” al pueblo mexica como los protagonistas históricos.
Por ejemplo: “el mito de la peregrinación, el mesías nacido de madre virgen”,
etc., no pudo suceder con el último pueblo que emigró del Norte. Este mito de
origen es tomado de la Toltecáyotl, tal vez, de los antiguos y "desconocidos"
olmecas. Mito que además es de carácter universal.
“En
realidad, todo lleva a hacer creer que los señores aztecas, criados en la
doctrina de Quetzalcóatl que indicaba al hombre el perfeccionamiento interior
como una meta suprema, no podían considerar el asesinato ritual más que como
una necesidad política. Esto hace que dos corrientes de pensamiento contrarias
coexistan en el seno de esta sociedad: de un lado, un misticismo degradado para
sostener un ambicioso plan de conquista; del otro, la doctrina de Quetzalcóatl
como única base moral. Una contradicción tan profunda debía necesariamente
producir graves conflictos, y veremos que su papel fue, en efecto decisivo.”
L. Séjurné. 1957, pp.43.
No se trata de menospreciar a la cultura
mexica. El punto es conocer la “verdadera historia”, para recuperar nuestro
verdadero rostro, nuestro auténtico corazón verdadero, nuestro más grande
potencial. Los mexicas, como cultura, jugaron un papel muy importante y es
ejemplar el grado de apropiación de la sabiduría tolteca. Se puede apreciar
esto en la escultura y la arquitectura. Si observamos las piezas escultóricas
de los primeros tiempos de Tenochtitlán, resultan pobres y malas copias de las
toltecas. Sin embargo, las obras del último periodo son definitivamente
maravillosas y de una hechura, igual o superior a las toltecas.
Lo mismo podemos decir de la arquitectura.
México-Tenochtitlán como la ciudad más grande del mundo al inicio del siglo XVI
es irrefutable. Los avances en el diseño, los servicios públicos, la calidad de
las edificaciones, así como su belleza arquitectónica son únicos y
maravillosos. Sin embargo, el punto débil de los mexicas fueron las reformas de
Tlacaélel a la Toltecáyotl y la trasgresión al pensamiento y la religión de
Quetzalcóatl. Este es el punto.
“Mientras
en México-Tenochtitlán y en todos sus dominios, se había impuesto, gracias a
Tlacaélel, esa visión místico guerrera del mundo que hacía de los aztecas el
pueblo elegido del Sol-Huitzilopochtli, en varias de las ciudades vecinas
vivían pensadores profundos, cuyas ideas se orientaban por rumbos distintos. De
hecho, como vamos a ver, más de una vez esos sabios y poetas, que hablaban
también la lengua mexicana o náhuatl, condenaron la actitud guerrera de los
aztecas. Todos serán partícipes de una
misma cultura, en buena parte heredada de los toltecas. Formaban, como se ha
dicho, el gran mundo náhuatl. Pero dentro de este mundo mantenía una postura
distinta. Lo que es más, dentro de la misma capital azteca, como veremos, había
también quienes parecían repudiar el misticismo guerrero impuesto por Tlacaélel.”
León Portilla. 1961. pp 114.
La “historia oficial” del Estado neocolonial
criollo ha distorsionado dolosamente el pasado, especialmente los últimos dos
siglos antes de la invasión, poniendo a los mexicas como “los romanos del nuevo
mundo”, para exaltar la “heroica conquista” por un puñado de valientes y
esforzados españoles, sus “antepasados”.
En efecto, los criollos en su lucha por el
poder colonial, crearon una ideología que se sustenta “históricamente”, en que
sus antepasados conquistaron “a sangre, valor y fuego, un inmenso y poderoso
imperio”. En contraposición con la de los españoles peninsulares, que fueron
llegando al Virreinato cómodamente después de la caída de Tenochtitlán y
desplazaron a los conquistadores (padres y abuelos de los criollos) del
poder.
En el Virreinato, primero los conquistadores y
después los criollos fueron situados por debajo de los españoles peninsulares
en el Sistema de Castas, en donde los más altos puestos en el gobierno, la
iglesia, el ejército y el comercio, estaban en manos de “los gachupines”.
Los conquistadores “no eran hombres de fiar
para la corona”, porque Hernán Cortés pretendía traicionar a la corona
española, como traicionó al gobernador de Cuba, a los inversionistas que
financiaron la expedición, a sus aliados anahuacas comenzando con Ixtlilxóchitl,
a su esposa a quién estranguló y al mismo Moctezuma, a quien mando asesinar
estando encadenado. En efecto, la “historia hispanista” pretende disimular la
baja calaña de Cortés, ocultando sus crímenes, traiciones y los planes para
crear, -a través de una nueva traición-, “el reino del Anáhuac”.
En los primeros años de la Colonia, Cortés
tenía más oro y hombres a su disposición que el propio rey de España. El rey
sabía que Cortés pretendía traicionarlo y por ello le envió a su confesor, en
misión secreta para que le diera información confiable. De esta manera llegó
Fray Juan de Tecto a investigar las acciones de Cortés, pero éste lo mandó
asesinar en la fatídica expedición de las Hibueras en 1524 por oponerse a que
un plebeyo (Cortés), asesinara a “un rey” (Cuauhtémoc). Por esto y otras
fechorías a Cortés la corona le abrió un Juicio de Residencia, sacándolo de
América y murió en 1547 en España atendiendo su defensa jurídica, sin lograr
crear su reino.
Está historia pesó mucho sobre los compinches
de Cortés, su hijo Martín y los hijos de los conquistadores. La abortada
traición evidenció los planes de los conquistadores y fue aprovechado por los
peninsulares para quitarles el poder al tacharlos como conspiradores y personas
de poca
confianza.
El mito fantasioso “del poderoso Imperio
Azteca”, es un hechizo ideológico de los criollos para “hacer suyo el pasado
antiguo de esta tierra”, frente a los gachupines que iban llegado con poder e
influencia de la corona. Los criollos
desde el Siglo XVIII, especialmente con Francisco Javier Clavijero, empezaron a
conspirar contra los peninsulares, asumiendo que “ellos eran los auténticos
dueños de las tierras del Virreinato” y que los gachupines eran advenedizos y
oportunistas que venían de España a robar y regresar ricos a “La Madre Patria”.
La lucha ya no fue entre anahuaca y conquistador, sino entre criollo y gachupín, el anahuaca y su cultura quedarán excluidos. La ideología criolla desde el siglo XVIII se empezó a apropiar de la pertenencia y originalidad del Anáhuac. De ahí viene el “mito de los poderosos Aztecas”. Producto de esta ideología es que el mismo
concepto de “criollo” en el lenguaje del pueblo, significa “propio u original del lugar”. Hasta la actualidad
se usa este concepto para referirse al “maíz criollo” frente al maíz transgénico.
Gallina criolla y perro criollo, por ejemplo, en contra de los “productos de
castilla”, es decir, de España, como “nuez de castilla y rosa de castilla,
etc.”
“La ideología criolla”, con la que se ha
gobernado el país de los criollos y para los criollos, ha mantenido excluido al
pueblo con raíz cultural anahuaca en estos dos siglos de neocolonialismo, la
figura de “Los Aztecas” es usada solo para “decorar” la historia oficial,
dándole un toque condescendiente de una supuesto origen indígena. El discurso
del Estado criollo se ve muy claro en el guión museográfico del Museo nacional
de Antropología e Historia, en donde la Sala Mexica ocupa el lugar principal y
la Sala Tolteca queda a un lado, disminuida y minimizada, para que “los
mexicanos” (¿mexicas todos?) no se rencuentren con lo mejor de su pasado.
En este proceso se ha “exaltado” a la cultura
mexica de manera eurocéntrica, es decir, se les ponen estereotipos ajenos a la
Toltecáyotl. Se les hace “formidables guerreros” (casi cruzados) y se les da el título de
“caballeros águila y caballeros tigre”, cuando no eran guerreros en el sentido
del medioevo europeo, entre otras cosas, porque en sus batallas estaba prohibido
matar, no existían ordenes de caballería y menos caballos.
Un dato revelador que desmiente el sentido
“guerrero” de la cultura anahuaca es que, las mismas armas que heredamos de la
prehistoria, el arco, la lanza, el escudo, el mazo, etc., después de más de
siete milenios de desarrollo humano, la invención del maíz, el cero matemático
y la cuenta perfecta del tiempo, jamás inventaron arma alguna, con esas mismas
armas de la prehistoria se enfrentó la invasión europea. Es claro que las
culturas de la civilización del Anáhuac no fueron militaristas-guerreras, como
sí lo son las culturas europeas.
La guerra de los mexicas, nada tenía que ver
con la guerra de los europeos. A los tlatoanis se les llama reyes, y no es lo
mismo el ejercicio del poder de un rey europeo (autoridad absoluta divina), que un tlatoani anahuaca que “mandaba
obedeciendo” y que podía ser destituido por el Tlatócan, como le sucedió a
Moctezuma. Se inventan “princesas” e historias de “caballería”, que falsean y
desvirtúan nuestros ancestrales valores y cultura milenaria de carácter
espiritual. Se requiere conocer a fondo nuestra cultura Madre, es decir la
Toltecáyotl y dejar el discurso del conquistador-colonizador como algo propio.
Para acabar con la colonización necesitamos dejar de pensar con las ideas de
los colonizadores.
Las personas que pretenden encontrar un
necesario y vigoroso origen en la civilización Madre, como decía el Dr. Bonifaz
Nuño, “valores de la cultura propia-nuestra”, caen en la trapa del
neocolonizador de ideología criolla, al sustentar ese digno, necesario y justo
origen, solo en la cultura mexica, que fue “supuestamente derrotada” por el
conquistador europeo (otra más de las mentiras colonizadoras).
Sin denostar y menospreciar a la cultura
mexica, se debe situar en el momento histórico que le tocó vivir. Con sus
virtudes y grandes logros, pero también con sus errores. No podemos y no
debemos quedarnos solo en los mexicas y no tomar en cuenta más de siete
milenios de desarrollo humano, sabiduría y creación de nuestros Viejos Abuelos.
De hacerlo así, estamos formando parte de la
ideología criolla, porque por un lado, olvidamos y desconocemos la parte más
importante de nuestra historia y más elevada de nuestra civilización. Y por
otro lado, inexorablemente “fuimos derrotados” por un puñado de españoles, por
más valientes guerreros “que nos dicen que fuimos”. Quedarnos en el “folclor
del huehue, las plumas de pavorreal y
los valientes guerreros”, es quedar desposeído de lo mejor de nuestra milenaria
civilización y por ello neutralizados y sometidos a través de nuestra
ignorancia.
Todos los pueblos que conforman la raíz-matriz
de la civilización del Cem Anáhuac, desde Nicaragua hasta Canadá. Sean
olmecas, miskitos, tawahkas, mayas, zapotecas, mixtecas, nahuas, otomís,
totoncas, purépechas, yaquis, tarahumaras, navajos, apaches, hopis, lakotas,
métis o inuit, entre muchos otros, todos somos un solo pueblo una sola y profunda
raíz. Conformamos una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad que
sigue viva, vibrante y vigente, y quizás, seamos una sola, con los hermanos de
la parte Sur del Continente, allá en el Tawantinsuyo.
“El fabuloso y poderoso gran imperio mexica o
azteca”, es una fantasía colonizadora que engaña y neutraliza la digna y
necesaria búsqueda de nuestra raíz más antigua, profunda y humana, que nos da
un rostro propio y un corazón verdadero, frente al engaño histórico .
“No guerreros ni comerciantes, sí agentes civilizadores, los olmecas
cumplieron el destino que ellos mismos se asignaron. Lo cumplieron hasta donde
en el espacio fueron capaces, y lo alargaron en el tiempo, construyendo lo que
habría de ser el espinazo espiritual de nuestra antigua cultura.
El concepto de lo
humano por ellos forjado, dio cimientos al perpetuo optimismo de los hombres
que los sucedieron. Los herederos suyos, sean teotihuacanos, zapotecas, mayas,
mixtecas, huastecas, totonacas, aztecas, lograron merced al impulso que de
ellos recibieron, la inagotable proliferación de felices construcciones
culturales cuyos vestigios todavía educan y deslumbran.
Teotihuacán, Tula,
Xochicalco, Cacaxtla, El Tajín, Tikal, Palenque, Toniná, Uxmal, Monte Alban,
Mitla, Malinalco, Chichén Itza, Tenochtitlán, otras muchas ciudades análogas,
dan testimonio de ese optimismo justificado y perdurable.
Injuriosamente, los
estudiosos hablan todavía de culturas primitivas, de totemismo, de adoración de
la lluvia, de ritos sangrientos, y centran su atención en la guerra florida y
los llamados sacrificios humanos de los aztecas, a fin de intentar legitimar el
desprecio que les justifica nuestra explotación.” Rubén
Bonifaz Nuño. 1992, pp.75.
El mito azteca nos aleja de la Toltecáyotl y
debilita el potencial de sabiduría humana de la civilización del Cem Anáhuac.
Las mentiras y los despropósitos del “mito mexica-azteca”, nos hunden más en el
pantano de la ignorancia de nosotros mismos y nos impide profundizar en los
verdaderos valores y principios humanos con los que se cimentó una de las
civilizaciones más valiosas e importantes de la humanidad, -la de nuestros
Viejos Abuelos-, de la cual todos, culturalmente, formamos parte.
Un cordial saludo Guillermo Marin, me llamo Giovanni, ya había comentado en un post sobre la maravillosa artesanía Oaxaqueña, aquí mi comentario es que estoy de acuerdo en que todo el desarrollo que se dio durante miles de años se resuma en los mexicas (usted menciona aztecas, es correcto?) ellos retomaron los conocimientos de los toltecas con sus variantes, y aunque ese periodo es de disputas los mexicas triunfaron por que se presentaron las circunstancias idóneas como la triple alianza (opinión personal), en grupos individuales pienso que los purépechas eran los mas temidos, lo curioso es que ellos no comenzaron a ejercer una expansión (la verdad no lo se), pero admiro que los mexicas en poco tiempo lograron muchas cosas, los toltecas tuvieron más tiempo, si no hubieran sido interrumpidos por la invasión pudieron haber llegado a un gran nivel de cultura similar o mejor que la tolteca (pero los hubiera no existen, y es una opinión particular). Sobre Tlacaélel se poco y tengo dudas, si existió? porque parece que el personaje lo sacó Velasco Piña. Para finalizar que me gusta que usted menciona a dos grandes personas como lo fueron Laurette Sejourné y Rubén Bonifaz Nuño yo también los leo (a nivel principiante obvio). Mucho éxito.
ResponderEliminarEstimado Giovani, muchas gracias por leer el extenso ensayo. Algunas personas han llevado este punto entre tolteca y mexica a una discusión como si fuera de futbol América vs. Guadalajara. Lo que implica dos cosas: o mucha colonización cultural o fanatismo. El punto no es comparar o rivalizar a los toltecas vs. los mexicas. Lo TOLTECA es un grado de conocimiento, el mismo Netzahualcóyotl debió haber sido un tolteca. Lo mexica implica una cultura más y la última en civilizarse a través de la Toltecáyotl. Quedar en este nivel de la discusión es quedar muy abajo y por fuera de lo trascendente que es conocer y aplicar en la vida actual los valores y principios de la Toltecáyotl. Y justamente los mexicas trastocaron esos valores. Es tanto como suponer que E.U. es “una gran nación” porque gasta el 51% de gasto global en armamento. Te recomiendo que leas “Pensamiento y Religión en el México antiguo” de Séjurné (FCE), Tlacaelél por supuesto que existió y es el “gran reformador”. Azteca es otro de los inventos de los colonizadores. Finalmente te recomiendo la lectura de Bonifaz Nuño, él fue el que me abrió los ojos y me hizo entender la COLONIZACIÓN mental y cultural en la que vivimos. “Cuál agua, dijo un pez en el mar”. Saludos fraternos.
ResponderEliminarMaestro Marín, permítame felicitarlo por este brillante e ilustrativo texto. Excelente, espero que muchos compas bien intencionados pero muy desinformados y como dice usted -colonizados- siguen de "emplumados guerreros aztecas-, más como una moda que como una actitud salida del alma, engordándole el caldo a los españoles quienes invetaron a los aztecas. Necesitamos mucha leña pa que este caldo se ponga a punto. Mi mano es tu mano.
ResponderEliminarTlacatzin.
Me congratulo por haber recibido un texto cuyo contenido me atrapa y conduce a leerlo en su totalidad, definitivamente implica un cambio rotundo de paradigma y plantea una oportunidad para analizar el condicionamiento de que hemos sido objeto, desde otra perspectiva.
ResponderEliminarMe daré a la tarea de buscar los textos sugeridos en la respuesta a Anónimo.
Muchísimas gracias
Hijo de cuahutémoc, te necesitamos darte “otra calentadita” como se la dieron mis antepasados a tu huehue. Deja de escribir sandeces y puras tonterías. Pónganse a trabajar para dejar de estar muriéndose de hambre mugrosos y dejen sus sueños guajiros, el pasado pasó, y ustedes perdieron. Tu “cuate” Castañón
ResponderEliminarSeguramente que a mas de algún criollo sin cultura y sin identidad, sin un rostro propio y sin un corazón real, le molesta que el maestro Marin introduzca el dedo en la yaga y nos sacuda toda esa basura intelectual colonizadora que nos han impuesto desde pequeños; por eso y por toda una vida de esfuerzo y arduo trabajo por la descolonización mental, cultural y espiritual de nuestro pueblo, es que muchos macehuales le estamos muy agradecidos y con cada reflexión alienta mas nuestro sentido de compromiso y pertenencia hacia la cultura ancestral de nuestros viejos y actuales abuelos... esa es la buena nueva, que cada vez están resurgiendo con gran poder del centro de la tierra, individuos y colectividades despiertas y conscientes que están retornando a la sabiduría sagrada ancestral y el trabajo en comunión que nos legaron nuestros viejos abuelos a través de la Toltecayotl, "el arte de vivir en equlibrio"... ¡es solo cuestión de tiempo!
ResponderEliminarMarco.
Gracias por su respuesta señor Marin, de hecho estuve consultando ese libro de Sejourné sobretodo lo del quincunce al igual que a Bonifaz que amablemente deja sus obras a descargar para que sean consultadas, y al señor Castañón que respondió al final, el de las sandeces es usted, fácil estando detrás de una máquina se pone a escribir tonterías, sabía usted que en Europa después de la Edad Media se recapituló conocimiento de los griegos? pero a su grandiosa "lógica" se hubiera dejado ya que era pasado, no se como se te permitió que tu comentario fuera aceptado, a mi me falta leer mucho, a usted...jaja vaya a los diferentes institutos que estudian estas culturas, dígáles los mismo que puso aquí para que te digan lo ignorante que eres. Atte: Giovanni
ResponderEliminarBasura panfletaria decadente son deprimentes
ResponderEliminarExcelente revisión de la realidad histórica Sr. Marín. Siempre se les ha considerado a los mexicas como la culminación de milenios de desarrollo cultural en el Anáhuac , cuando eso es con un propósito: el de dar a entender que un puñado de barbaros pudo derrumbar a toda una civilización. Aun nos falta conocer completamente el periodo de esplendor del Anáhuac, con la ciudad de Tollan a la cabeza. Creo que cuando se conozca a detalle ese periodo histórico nos llevaremos muchas sorpresas. Lo que puedo deducir que en ese periodo el Anáhuac constituía un estado unificado, pluricultural, pero con la Toltecayotl como filosofía integradora. Hay muchas preguntas en torno a esa época , como quien pudo haber sido el unificador del Anahuac, asi como en China fue Quin Shi Huang. En fin hay muchas cosas sumamente interesantes que se deberían saber acerca del apogeo de nuestra tierra. Con respecto a los fulanos que profieren insultos a nuestra gloriosa civilización les digo esto: vaya dejen de insultar perros barbaros, que se creen europeos, allá ustedes con su culturita delgada y superflua, combinación de muchas otras. Deberían agradecer la muerte de Ogodei , pues si no hubiera fallecido Europa hubiera sido ahogada en sangre y destrucción, aunque se lo merecían sucios y pusilánimes barbaros, tuvieron esa maldita suerte. Los mongoles eran invencibles, su bravura y estrategia eran muy superiores a las usadas por los belicosos europeos, que a pesar de estar todos cubiertos de metal, en su tierra , a caballo , fueron barridos en todo su frente oriental, sin poder hacer nada. De guerrero a guerrero el amarillo era y es superior al blanco; eso lo demostraron los mongoles, que sin alianzas ni enfermedades ni engaños mujeriles conquistaron prácticamente todo el mundo conocido por los europeos entonces. Aprendan de eso despreciables ojetes.
ResponderEliminarCoincido en que Laurette Sejourné es la más cercana estudiosa de la Toltequidad, a tal grado que se opuso a la decisión del I.N.A.H., de negarle a la gran cultura Tolteca la planificación de la gran urbe Teotihuacana. Coincido con ella en que toda esta milenaria planeación, proviene de la acción civilizadora de la Toltekayotl (sin acento y con "k").
ResponderEliminarSin embargo, en lo concerniente al análisis que hace L. Sejourné del pueblo Mexica, es corto, pues este pueblo poseía profundos conocimientos astronómicos (como todos los Anawakas), que no adquirieron de la noche a la mañana, pues basta analizar la decisión de asentar la ciudad en los islotes, cuya planificación también duró años.
L. Sejourné no alcanzó a visualizar el dato, de que la "consagración de la ciudad de Mexihko-Tenochtitlan" tardó poco más de cuatro años (1532 días); el tiempo justo para recibir al Xiuhtekuhtli del Sol, Venus y la Luna, con el ritual correspondiente.
Por lo anterior y retomando el aspecto del idioma que usted mencionó, efectivamente para empezar a comprender un poco de aquélla alta cultura, es necesario tomar la llave del idioma "Nawa" y, pues le comento que Chichimeca no significa salvaje, ya que contiene un verbo de origen onomatopéyico (chi) y un sustantivo: meca, de mecatl, que en el nivel "filosófico" del idioma alcanza mucha profundidad de caracter geométrico y matemático, difícil de explicar y fuera de espacio.
El concepto de Dios es europeo, aunque el vocablo original es Anawaka (Teo), pero cuyo significado queda en terminos de la "esencia de la energía", porque en el cosmos hay diferentes tipos de energías.
Considero que este conocimiento emergerá gradualmente y será el que ponga a flote a la humanidad.
Saludos.
Muchas gracias a todos por los comentarios que me ayudan a buscar el Camino de la Sagrada Sabiduría Ancestral, más allá del origen reciente de mis más próximos antepasados.
ResponderEliminarQuien olvida su pasado, está condenado a repetirlo, no olvidemos hermanos, prohibido olvidar y pelear entre nosotros.
ResponderEliminarSaludos
Mexico como es actualmente se origino en la nueva españa, todo lo demas es romanticismo, somos mas de 100000000 mestizos, tan dignos como cualquier otra persona... no hay que separar hay que integrar,esa palabra tan usada maniqueismo se aplica a muchos indigenistas que siendo mestizos , ven buenos y malos en la historia...!
ResponderEliminarLamentablemente este post esta plagado de romanticismo histórico;referente a los guerreros mexicas,en efecto había dos tipos de guerras las floridas y las de conquista,las armas con que contaban las huestes mexicas eran mortíferas,así mismo no todas las armas que ocupaban eran invento de este pueblo nahua,podemos mencionar al atlatl como un arma heredada de los predecesores del pueblo mexica y aun de culturas mas tempranas,el arco y la flecha por demás armas con milenios de usarse en la América Precolombina.
ResponderEliminarPor lo anterior y en base a estudios de antropología física en restos humanos prehispánicos particularmente de la Antigua México-Tenochtitlan y México-Tlatelolco se puede afirmar que muchos murieron a manos de armas mexicas,es ilogico pensar que en las guerras tanto floridas como de conquista no hubiera bajas en ambos bandos,si bien es cierto que muchos eran capturados para los sacrificios rituales,tambien es cierto que miles morian al filo de la obsidiana.
Espero sea publicado mi comentario,pues la amplitud de opiniones enriquece un tema o debate,saludos a todos.