En la historia antigua del Cem
Anáhuac, la organización comunitaria fue fundamental para alcanzar los logros
civilizatorios. Dentro de esta ancestral forma de organización, el valor que
tenía la autoridad era mucho más elevado y llegaba a espacios de virtud y
calidad humana, que lo hacían poseer una dimensión casi sagrada.
Debe tomarse
en cuenta, para entender este concepto tan alejado de las sociedades modernas,
que la civilización del Cem Anáhuac, como todas las antiguas del mundo, no
separaban la ciencia, la comunidad y la divinidad; las tres se expresaban en
una sola realidad indivisible.
De modo que esto permitía el desarrollo
personal, comunitario y del Estado, se enfocara hacia la espiritualidad. Como
hoy en día, la economía, la producción, el consumo, la ciencia y la tecnología
no se pueden disociar en una sociedad moderna, que busca esencialmente la
riqueza.
De esta manera , podemos entender
la razón por la cual para las personas que viven en comunidades con culturas
anahuacas (indígenas) o campesinas, el gobierno, el gobernante, la Asamblea y
el “mandar obedeciendo” tienen un significado muy diferente en la democracia
participativa, que tienen miles de años de usarla eficientemente para
autogobernarse.
Esto está tan arraigado en la psique de nuestro pueblo, aún de
los mestizos, que en los núcleos urbanos se sigue tomando, inconscientemente,
estos valores ancestrales, lo que ha producido el abuso de esta herencia
cultural por los grupos de poder económico-político. La democracia
participativa, que es comunitaria-espiritual, resulta totalmente diferente de
la democracia representativa de Occidente, que es individualista y mercantil.
Por ello, ante el brutal fracaso
de la democracia representativa, que se ha transformado en una kakistocracia
cleptómana, donde gobiernan las personas más ruines y bajas; resulta muy
saludable e inspirador, conocer cómo se les daba un mensaje de sabiduría, a
aquellas personas que iban a ejercer la autoridad y el poder, en la democracia
participativa tolteca del Cem Anáhuac. Por lo cual, “trascribimos libremente”, partes de un Huehuetlatolli que
corresponde al capítulo décimo del libro VI del Códice Florentino:
“Persona, Tlatoani, tú,
preciosa persona, venerable precioso, piedra
preciosa, turquesa preciosa, pluma preciosa, en verdad tú vienes a
asentar que, en verdad aquí se ha dignado colocarte Tloque Nahuaque, Ipalnemoa
(la divinidad suprema).
Se entiende que el nuevo responsable debe ser una persona muy valiosa y
que ha sido designado por “Aquél por quien se vive”, para llevar tan alta
responsabilidad que implica el gobernar.
“Pues ahora
verdaderamente se fueron, y fueron a yacer tus generadores, tus progenitores, a
quien borró, a quien escondió nuestro Señor. Allá van a permanecer.
Tus padres y tus
abuelos, al partir detuvieron, al partir dejaron sembrada a su gente.”
El nuevo dirigente tiene “atrás de sí” a todos sus antepasados, por lo
cual de actuar con sabiduría y justicia, porque él y sus actos, son la
presencia viva de sus antecesores y el legado para sus hijos y nietos.
No está aquí con
nosotros la persona, el Tlatoani, el que ya partió a la región de los
descarnados.
Sólo un instante, un
momento tomó prestada a la ciudad, sólo los uno, sólo lo vio en sueños. Nada es
para siempre, sólo un poco aquí.
El anterior gobernante ya murió. La vida es breve, todo cuanto se hace
cuenta y nada es permanente. Debes hacerte consiente y responsable de tu alta
responsabilidad.
“Y tú te echarás la
carga, los sustituirás en la carga, los descansarás del cacaxtli (del pueblo)
que ellos, tus engendradores, los tetecutin, los tolaloque, (los que mandan) te
heredaron. De ellos tú saliste, de los que hace algún tiempo se fueron a yacer
(tus antepasados que han muerto). En tu espalda, en tu seno, en tu lugar de
cargar Nuestro Señor asienta lo que es cargado, la carga, la cola, el ala, los
masehuales, los voluntariosos, los caprichosos.”
Entendido que: el nuevo tlatuani, tendrá que asumir toda la
responsabilidad de guiar al pueblo, y que en el pueblo, hay todo tipo de personas,
positivas y negativas, con todos tendrás que tratar.
“Y esto más, persona,
tlatuani, señor nuestro, mi venerable noble: dígnate actuar con todo esfuerzo,
ofrécelo todo, dígnate actuar con todo vigor.
Suspira, entristécete,
implora la misericordia de Nuestro Señor Tloque Nahuaque (El que está aquí y en
todas partes al mismo tiempo), recibe llama al que viene con sus lágrimas
desbordadas en las manos, el que viene a mostrar su destino.”
Se le pide a la autoridad que actué en el poder haciendo su mejor
esfuerzo y con mucho vigor. Que le pida inspiración y consejo a la divinidad
suprema para poder atender y entender al pueblo, que viene con su dolor a pedir
ayuda, guía, orientación.
“No hagas el tonto. No
hables apresuradamente, no tomes la palabra con precipitación, no la arrojes.
Toma, ase, alcanza lo verdadero, pues se dice, y es cierto, que tú representas,
que tú eres el sustituto de Tloque Nahuaque; eres su exhalación, eres su soplo;
en tu interior habla; te hace su labio, te hace la abertura de su boca, te hace
su oreja”.
Le pide a la autoridad que no se desentienda de su altísimo deber y gran
responsabilidad. Que sea moderado con la palabra, que no abuse de ella, que no
hable por hablar, que no sea demagogo. Que diga “palabras verdaderas”,
honorables, sabias; porque él representa a la divinidad suprema y ella, lo usa
a él, como autoridad, para hablar, ver y escuchar a su pueblo. Él es solo un
instrumento.
“Examina otra vez las
cosas, ojalá hagas luz, porque Nuestro Señor te hace sus dientes, te hace sus
uñas, porque eres como una fiera, eres su fiera, eres su juez, enójese quien se
enoje. ¿Acaso es tu deber actuar como hombre? ¿Acaso Nuestro Señor hablará como
hombre? Ya tú lo sabes.”
Los asuntos de gobierno los debes de examinar con detalle, paciencia y
de manera minuciosa. Porque en ti la divinidad suprema expresa su sabiduría y
amor a su pueblo. Tus decisiones deben ser las correctas porque están
inspiradas en “Aquél por quien se vive”. Esa es tu responsabilidad.
“También esto: no hagas
extravagancias en la estera, en la silla (en el poder). No estés jadeando, no
estés acezando (no estés ávido de poder). Aunque digas “soy tlatoani”, no hagas
pedazos a la gente, no estés colocado sobre la gente (no dañes ni abuses de la
gente con el poder), no arrebates las cosas, no derrames las cosas. (no robes,
no malgastes, no desperdicies el trabajo de los demás y los bienes de Dios)”
El poder no es para hacer lo que el gobernante quiera. El cargo no debe hacer
perder el juicio y el equilibrio. Debes ser mesurado, austero, justo, humilde.
No presumas de tu estatus ni de tu responsabilidad, no humilles a la gente con
tu autoridad, no abuses de ella con la gente. No tomes lo que no es tuyo y
cuida el patrimonio de la comunidad y el gobierno, no lo desperdicies,
dilapides y deshonres.
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W o W (>///<)
ResponderEliminarEsos textos vienen a demostrar que los antiguos del Anahuac ya sabían qué le pasa a alguien que tiene el poder...xD
El problema viene cuando se involucran ciencia con religión, y éstos, a su vez, con la política. Entre los dos primeros, la ciencia pasa a volverse magia, y con el tercero, la idea de que un gobernante lo es por derecho divino, idea que casi se está recreando en los textos del códice florentino... :(
¿Cómo recuperar el sistema de gobierno del antiguo Anahuac sin caer en los errores anteriores?
NO ERA DERECHO DIVINO, DE ENTRE LA CASA GOBERNANTE SE ELEGÍA EL MEJOR
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