Qué pasó entonces en 1521 en el
drama del Altiplano Central llamado “La Conquista de México”, que más bien fue
la caída de la Ciudad de México-Tenochtitlán a manos de cuatrocientos mil
anahuacas dirigidos militarmente por el texcocano Ixtlilxóchitl al servicio de
los intereses de los invasores que se
asumían como enviados de Quetzalcóatl.
Lo primero que se debe mencionar
es que, por lógica, hubiera resultado imposible que 550 filibusteros, mal
armados, sin experiencia militar, con enfrentamientos y rivalidades entre
ellos, con un capitán ilegal prófugo de la ley de Cuba, “conquistaran al gran
Imperio Azteca”, sin ser un cuerpo militar, porque en el Siglo XVI no existían
los ejércitos, los soldados, la disciplina militar y las armas reglamentarias.
Lo que existían era los llamados
Tercios, que eran grandes agrupaciones de mercenarios, sin uniforme y sin
estructura militar moderna, ésta se dio hasta el Siglo XVII. Los castellanos y
extremeños que llegaron a la conquista
eran expedicionarios, aventureros y filibusteros, que como Cortés, los movía el
ánimo de la riqueza súbita, además del dinero que ellos habían invertido en la
expedición.
Ninguna expedición fue financiada
por la corona española, ni la de Colón, todas fueron “empresas privadas”, la
corona solo les cobraba como impuesto el 20% de lo robado (el quinto real) por
el “permiso”. Todas las expediciones españolas fueron patrocinadas por los
mercaderes o por los propios expedicionarios que invertían todos sus haberes
para hacerse ricos de la noche a la mañana.
Los conquistadores, misioneros e
historiadores, han ocultado la verdad para borrar sus delitos, engrandecer sus
hechos, ocultar sus crímenes y justificar la invasión, despojo y sometimiento
de una civilización que nada les había hecho. Porque este es un punto que no se
discute en la historia oficial hispanista, los pueblos anahuacas nada le habían
hecho a los europeos.
La cruda realidad fue que los europeos
llegaron a invadir, asesinar, destruir, robar y esclavizar. Lo hicieron en 1519
y lo han seguido haciendo estos cinco siglos. Esto es la verdad y es tan
reprobable ayer como hoy, en el Anáhuac o en Irak, no tiene justificación
posible.
Al convertir estos crímenes de
lesa humanidad en una “gloriosa epopeya civilizatoria”, ha permitido que esta
acción se siga repitiendo permanentemente –en todos los niveles-, hasta
nuestros días y este es el punto del análisis, por lo cual no es ocioso y menos
inútil desentrañar la verdad histórica, por el contrario, resulta de urgente
realización para iniciar la implantación de la justicia e iniciar los procesos
de descolonización.
Ayer fueron “los españoles”
(castellanos), ahora son las empresas trasnacionales y, lo más lamentable, se
ha convertido en una forma de vida entre los mismos invadidos que nos hemos
transformado por esta inercia cinco centenaria en “colonizadores-colonizados”,
es decir, que entre los mismos anahuacas, se ejerce la explotación y la
violencia.
México es un país violento, no
solo físicamente, sino en lo económico, en la político, en lo social y en lo
cultural. Seguimos siendo una Colonia disfrazada de una democracia bananera.
De modo que la heroica “Conquista
española” es una falsedad, lo que realmente sucedió fue una invasión que
provocó un guerra civil, motivada por una parte, por las transgresiones mexicas
a la Toltecáyotl, y por la otra, por las mentiras e intrigas de Hernán Cortés,
quien fue asesorado por Malinche para utilizar las profecías, las rencillas
políticas y la propia división que ya existía en el seno de la clase dirigente
mexica.
La figura de la Malinche y el
malinchismo es la traición y entrega de su propio pueblo para sacar una
ganancia personal, nada tiene que ver con cuestiones de género. Malinche fue un
personaje no solo muy importante en la conquista como la asesora de Cortés,
sino en los primeros años de la Colonia, Malinche tuvo una gran influencia
y un gran poder político y sigue siendo
hasta la actualidad, una actitud, tanto de anahuacas, mestizos, como de
criollos.
Malinche es el que traiciona a su pueblo y cultura.
El verdadero líder de la conquista europea fue un guerrero anahuaca.
En
efecto, Ixtlilxóchitl fue hijo de Nezhualpilli, hijo a su vez de
Netzahualcóyotl. Antes de morir (1515), el tlatoani texcocano nombró a
Ixtlilxóchitl como su sucesor, pero como Moctezuma Xocoyotzin tenía un sobrino,
hijo de una hermana y de Nezhualpilli, quien tuvo muchas mujeres, cabildeó para
que su sobrino fuera impuesto como tlatoani sucesor de Texcoco, desplazando a
Ixtlilxóchitl.
Por lo cual Ixtlilxóchitl se levantó en armas contra Moctezuma y
cuando llegó Cortés, se unió a él, poniendo a su disposición trescientos mil
guerreros texcocanos que defendían su causa, que aparentemente era la de
Quetzalcóatl.
Ixtlilxóchitl fue el verdadero
comandante en jefe del ejército que luchó en contra de los mexicas. Por lógica
descolonizada, era imposible que Cortés, pudiera coordinar y dirigir a sus
aliados anahuacas que, entre texcocanos, tlaxcaltecas, zempoaltecas y demás
pueblos nahuas, sumaron casi cuatrocientos mil hombres.
Ixtlilxóchitl fue el estratega
que planeó el rescate de los españoles que estaban sitiados en el Templo Mayor,
después de que Cortés, -y no Alvarado-, había ordenado la matanza para despojar
de sus joyas a los cinco mil nobles mexicas, hombres y mujeres desarmados que
bailaban en una ceremonia y que fueron masacrados a cuchillo sin compasión, lo
que motivó la revuelta popular mexica en contra de los españoles, que el
Consejo Supremo Tlatócan, había decidido recibir a los extranjeros como
embajadores de Quetzalcóatl.
Moctezuma, como la tradición
milenaria del Anáhuac lo establecía, solo “mandaba obedeciendo” al Tlatócan
(consejo supremo). Moctezuma no tomaba decisiones unipersonales como un rey
europeo. En la democracia participativa del Anáhuac todo se hacía por consenso
en el seno del Consejo Supremo.
Ixtlilxóchitl fue el que ideó la
estrategia para rescatar a los españoles sitiados en el Templo Mayor. Atacó
Tenochtitlán por agua para atraer la atención y en la respuesta mexica, los
españoles huyeron por tierra por el lado contrario, previo acuerdo con
Ixtlilxóchitl.
Sin embargo, la ambición y
codicia de los europeos causó el desastre del rescate, pues los españoles
salieron excesivamente cargados de oro, por lo cual fueron alcanzados en Tacuba
y murieron mil de ellos ahogados al caer de la calzada al canal.
Porque a los 550 hombres de Cortés se sumaron 1500 que envió Velázquez a tomar preso a Cortés, mismos que se pasaron al bando de Cortés con la promesa de oro. En el plan, cien mil hombres de Ixtlilxóchitl esperaban a los españoles en los llanos de Otumba, para cubrir la retirada y llevarlos a salvo a Tlaxcala.
Porque a los 550 hombres de Cortés se sumaron 1500 que envió Velázquez a tomar preso a Cortés, mismos que se pasaron al bando de Cortés con la promesa de oro. En el plan, cien mil hombres de Ixtlilxóchitl esperaban a los españoles en los llanos de Otumba, para cubrir la retirada y llevarlos a salvo a Tlaxcala.
Los mil españoles que lograron
sobrevivir después de “La Batalla de la Noche Triste” (por qué la historia
oficial nombra “triste” a una victoria de los invadidos/agredidos), llegaron a
los llanos de Otumba con la pólvora mojada, sin dormir, cansados y hambrientos
y cuando vieron a los miles de guerreros que iban a rescatarlos, Cortés y sus
hombres enloquecidos cargaron sobre ellos creyendo que eran enemigos.
Los
texcocanos retrocedieron sin enfrentarlos y a este hecho, la historia oficial
hispanista lo menciona como una de las más heroicas batallas de Occidente, La
Batalla de Otumba, en la cual “mil europeos vencieron a cien mil guerreros
aborígenes”. Después de aclarada la confusión los españoles fueron escoltados
hasta Tlaxcala.
El sitio de Tenochtitlán al
principio fue dirigido por Cortés, pero ante la ineficiencia de la estrategia y
los problemas de comunicación, Ixtlilxóchitl tomó la responsabilidad de las
operaciones, mandó cortar el acueducto de Chapultepec, dejando sin agua dulce a
los mexicas.
La batalla duro casi tres meses y se peleó casa por casa. La
defensa mexica fue heroica y pelearon hasta la muerte mujeres, niños y acianos.
El hambre, la sed, pero sobre
todo la viruela hicieron estragos entre los defensores. La historia hispanista
es tan burda y parcial que no dimensiona la catástrofe por la pandemia que
vivieron los mexicas por la viruela, de hecho, fue la primera guerra
bacteriológica del mundo, y por supuesto, según los historiadores hispanistas
la viruela “la contagió un negro”.
Ixtlilxóchitl fue el vencedor
militar de Tenochtitlán, Cortés el vencedor político. Con la caída de
Tenochtitlán no se consuma la invasión, por el contrario, apenas inicia.
Los
pueblos anahuacas que lucharon como aliados de Cortés y los que lucharon como
aliados de los mexicas, se unieron, como era la tradición en la cultura
anahuaca del periodo Postclásico e iniciaron la invasión en favor de la causa
hispánica, bástenos ver los Murales del Palacio de Gobierno de Tlaxcala, para
entender cómo los anahuacas se hispanizaron creyendo que estaban luchando a
favor de Quetzalcóatl en una guerra religiosa.
Durante los primeros años de la
Colonia, el poder y las prerrogativas de los tlatoanis aliados de los españoles
fueron muy altos. De hecho la familia de Moctezuma fue tratada como noble y
emigró a España. Esta situación empezó a cambiar cuando empezar a llegar la
baja nobleza castellana y sobre todo, los funcionarios coloniales, el alto
clero y los comerciantes.
Los aliados anahuacas primero
perdieron sus posiciones de poder y privilegios, pero en seguida también los perdieron
los conquistadores que fueron desplazados por la burocracia y “la nobleza de
medio pelo”, que empezó a llegar al “nuevo mundo” a hacerse inmensamente ricos
de la noche a la mañana en medio de la corrupción.
La historia hispanista esconde el
hecho de que Cortés pensaba traicionar a la corona española y pretendía crear
un reino y proclamarse rey.
Nada extraño en la práctica de Cortés que vivió de
traición en traición toda su vida. Sin embargo, este hecho pesó mucho sobre los
conquistadores a los que se les perdió la confianza y hasta los hijos de Cortés
fueron juzgados por conspiración y siempre fueron vistos como presuntos
traidores.
Los descendientes de los
conquistadores y de los nobles anahuacas, como Martín Cortés y Fernando Alba
Ixtlilxóchitl (el historiador), quienes empezaron una reivindicación de “sus
supuestos derechos”, que es justamente el inicio del “nacionalismo criollo”
sobre las tierras y los pueblos conquistados, que tres siglos más tarde
desembocará en el otro estallido social entre criollos contra gachupines, el
cual la “historia oficial” ha llamado con gran eufemismo, “La Guerra de
Independencia”.
En la cual, los pueblos anahuacas
fueron la carne de cañón para que los criollos corrieran a los gachupines de la
Nueva España y los criollos fundaran “su país, de ellos y para ellos”,
traicionando nuevamente a los anahuacas y excluyéndolos del nuevo modelo
neocolonial (1821-2016), porque solo maquillaron el añejo y corrupto Sistema
Colonial, en el que se pusieron a la cabeza hasta nuestros días.
El conocer verdaderamente lo que
sucedió en la Conquista del Anáhuac, nos permite analizar los errores cometidos
para que no se vuelvan a repetir. Nos permite entender el por qué hemos estado
repitiendo los mismos errores una y otra vez.
El no conocer la verdad nos
impide conocer verdaderamente a nuestro enemigo, nuestra situación y
dimensionar lo que significa la traición y el malinchismo, la falta de
identidad y de un proyecto de nación “propio-nuestro”.
Nos impide darnos cuenta que
vivimos dentro de un orden colonial en el cual todos formamos parte y el cual
no lo percibimos, porque nos hace creer que vivimos en una país, justo y
democrático.
Al conocer el pasado “a conciencia descolonizada”, nos permite entender
el presente y visualizar el futuro, un futuro “propio-nuestro”, sin vencedores
y sin vencidos, sin castas, sin racismo, sin élites privilegiadas fuera de la
ley.
Saber, qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos que nos vuelva a
pasar, y saber, en qué clase de país queremos que vivan los hijos de nuestros
hijos.
Lo difícil no es hacerlo, sino imaginarlo. Descolonizar es dignificar.
Visite:
www.toltecayotl.org
www.aquioaxaca.com
https://www.youtube.com/channel/UCHp821n_zUNCrOLX_8OlHtw
____________________
Fotografías tomadas en:
MUSEO ANAHUACALLI
Calle Museo 150, San Pablo Tepetlapa 04620,
Coyoacán, Ciudad de México. México
Tel. 5617 3797
Me parece bastante interesante esta información, ¿más en qué esta basada? ¿quién escribió esta historia? porque desconocía yo que uno de nosotros mismos se aliara con el enemigo para conquistar por sus propios intereses.
ResponderEliminarLo pregunto, porque estoy realizando un ensayo a cerca dé y esta parte me parece innegable a la hora de comparar realidades.
Agradezco y espero su pronta respuesta.
Me parece muy cierta esta perspectiva de la conquista, que al día de hoy nos afecta a nivel inconsciente acerca de nuestra identidad, y nuestro lugar en el mundo. Y también de cómo se ha manipulado y se sigue manipulando a las personas en nuestro país para determinar que alguien es "mejor" o "peor" que otra persona, sólo por el hecho de sus orígenes, color de piel o religión. Lamentablemente en todo el mundo se hace eso, para mí es bastante importante romper con estas barreras porque sólo así la humanidad, el ser humano, como especie en sus distintas razas podrá evolucionar y romper con tantas olas de odio, violencia, muerte e ignorancia.
ResponderEliminarDebemos de estar orgullosos de nuestros antepasados, de sus grandes logros y su fantástica originalidad en su cultura, creo que debemos recuperar esa chispa de saber que llevamos en nuestra sangre esa capacidad inventiva y única que nos distingue, y no estar esperando a que otros descubran nuevas tecnologías o demás cosas. El cambio está en nuestras manos y sangre, para mejorar nuestra sociedad y nuestro mundo en conjunto. Vivir armoniosamente con todas las culturas, asombrarnos de otras y de nosotros mismos, intercambiando información pero conservando nuestra identidad. Es lo que llamo paz.