Una de las más importantes
características de la Civilización Madre, la de los Viejos Abuelos toltecas, representa
un gran logro humano, el respeto absoluto y total por “el otro”.
Este respeto
por la persona y su forma de ser y pensar, se contrapone con la de las
civilizaciones del Continente Euroasiaticoafricano, que siempre estuvieron en
guerras de invasión, sojuzgamiento y dominio.
Los Viejos Abuelos, desde Alaska
a la Tierra del Fuego, formaron una sola civilización continental que hemos
llamado “Abyanáhuac”.
Compartieron una sola raíz filosófica-cultural y
mantuvieron la unidad en base a su individualidad.
Es decir, podían ser nahuas
o mayas, aimaras o quechuas, durante milenios respetaron sus diferencias
lingüísticas, iconográficas, étnicas, y culturales en tiempo y espacio,
consolidando la unidad civilizatoria continental.
Para el caso de lo que hoy el
colonizador llama Norteamérica, el territorio del Cem Anáhuac, se respetaron
todas las diferentes lenguas, pero todos aceptaron compartir la lengua náhuatl
como lengua franca.
El arqueólogo Ignacio Bernal, en el estudio que hace de
Teotihuacan, se cuestiona, cómo fue posible la expansión y presencia
“teotihuacana” en todo el Anáhuac, si esto se lograra por las armas o una
religión.
Como fue el caso del Imperio Romano o Mongol, o las religiones como
el cristianismo y el islam.
Por ejemplo, la figura simbólica religiosa del
“agua”, los mayas le llamaron Chac, los zapotecos Cosijo y los nahuas Tláloc,
todas y cada una eran diferentes iconográficamente, pero mantuvieron, todas,
las anteojeras y la lengua de serpiente. Es un claro ejemplo de la diversidad
en la unidad.
Una civilización, cuando llega a
este estadio de desarrollo, se puede afirmar que ha logrado el más alto grado
de sabiduría.
Desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, cientos de pueblos y
culturas, respetándose, por milenios, lengua, cultura y religión, compartiendo
principios estructurales de carácter filosófico y científico, que les da una
unidad asombrosa en la diversidad.
Hasta nuestros días llega esta unidad.
Si analizamos en los valores
esenciales de la vida, la muerte, la familia, la naturaleza, el trabajo, la
comunidad, entre el pueblo inuit (esquimal) de Alaska,
el pueblo hopi de
Estados Unidos,
el pueblo wixárikas (huichol)
y maya de México,
el pueblo
miskito de Nicaragua,
el pueblo arawak de Colombia,
el pueblo guaraní de
Brasil,
el pueblo quechua de Ecuador,
el pueblo aymara de Perú o
el pueblo
mapuche de Chile y Argentina,
veremos que NO existen diferencias fundamentales.
En esencia, poseen los mismos valores y principios, en el mundo familiar,
comunitario, de la naturaleza y de lo sagrado.
El respeto por lo que es, y
representa, “el otro”, el que es diferente a mí. “El otro”, el que piensa
diferente. “El otro” el que es diferente.
El fortalecimiento de la tolerancia,
el refrenamiento del ego, el dominio de nuestras pasiones. El trabajo de
nuestras debilidades, el control de nuestras fobias, es la “batalla florida”,
íntima y personal, que nos permite ACEPTAR AL OTRO. Ese “otro” que no piensa
como yo.
Sin embargo, hoy en el Anáhuac,
algunas personas que están en la búsqueda de la sabiduría de los Viejos
Abuelos, se comportan totalmente intolerantes con quien no piensan como ellos.
Parten de que “la verdad y el conocimiento” es uno solo, y que, por supuesto,
“ellos lo poseen únicamente”. Descalifican al que piensa diferente, de una
manera violenta y fanática, que solo refleja la profunda ignorancia.
En efecto,
las posiciones fanáticas devienen de la ignorancia. La persona que “sabe”, lo
primero que “sabe”, es que “no sabe”. O que posee una pequeña parte de “la
verdad”. Y que esta, “la verdad”, es múltiple, diversa y hasta contradictoria,
como los misterios del Universo.
A estos nuevos “gurúes new age”,
los veo fragmentados, divididos y enfrentados, auto iluminados, neutralizados por el sistema.
Pelando entre hermanos y haciendo las más abyectas concesiones con los enemigos
históricos, en medio de conductas personales contradictorias y que niegan la
virtud, la disciplina, la tolerancia y fuerza interior legendaria de los
Guerreros de la Muerte Florecida del Anáhuac ancestral.
A estos maestros del
ego los veo en la diversidad en la mutua negación y descalificación permanente.
La fuerza del lobo es la manada.
Descolonizar es dignificar.
Visite www.toltecayotl.org
Gracias Maestro, muy acertado.
ResponderEliminarprofe muy bien por lo dicho, a mi me gusta su trabajo, pero más me gusta que usted no se mete con nadie, eso esta bien, porque los maestros guerreros se la pasan "guerreando" con todo mundo jajaja muy bien
ResponderEliminarUn tiempo estuve buscando información sobre el México Prehispánico, especialmente en la Internet, pero me encontré gente muy inflada con aires de gurúes y chamanes, cada uno tenía la neta del planeta y los demás estaban totalmente equivocados. Percibí mucho ego y al mismo tiempo mucha ignorancia. Ataques y negaciones mutuas. Creo que en este asunto hay, por una parte, muchos mercachifles y bribones, y por la otra, mucha gente perezosa y cómoda, que no les interesa investigar, leer y confrontar. Toman la “verdad” de su chaman o su maestro, como si le fueran a un artista de cine o un jugador de futbol y su equipo. Hay que trabajar más estos puntos. Analítico.
ResponderEliminarCIERTO, en verdad existe gente muy alzada con una vibra toda caotica, y el conocimiento siempre evoluciona, cambia y hay que tener la mente bien abierta para aceptar esos cambios.
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