sábado, 20 de abril de 2019

LA HISTORIA HISPANISTA DE LA INVASIÓN AL ANÁHUAC


Tarde o temprano, llegará el día en que se revisará analítica y descolonizadamente la historia ancestral del Anáhuac y su invasión. 
En el periodo colonial, desde lo que escribió gente como Hernán Cortés, que fue un psicópata, mentiroso y traidor; o Bernardino de Sahagún, que “investigó las idolatrías” de los vencidos, para que los nuevos misioneros las pudieran destruir y no ser engañados, así lo pone en el prólogo de su texto. 
Ambos escribían para la corona española y para el Vaticano, con la censura del Consejo de Indias y la Santa Inquisición, de modo que sus textos son más falsos que un billete de 3.75, hasta lo que escribieron algunos “anticuarios”, especialmente en el siglo XVIII. 
En los casi dos siglos de existencia del Estado mexicano, la academia hispanista ha tomado cómodamente estos textos, como fuentes verídicas y confiables de sus sesudos ensayos e investigaciones. 
Es decir, más de lo mismo, pero escrito de manera diferente. Por esto, la SEP y sus funestos libros de texto, especialmente los de historia, están diseñados para que la gente de este país, sea ignorante de sí misma y con una visión colonizada de la historia. 
Es importante señalar que el Estado mexicano necolonial de ideología criolla, desde 1824, se ha encargado de aplicar una “lobotomía cultural e histórica” al pueblo, comenzando con sus académicos, intelectuales, artistas, políticos, y por supuesto, al pueblo en general, incluidos los llamados “pueblos originarios”, que tampoco saben nada de su pasado ancestral.
Al pueblo le han enseñado que: La historia “prehispánica” inicia y termina con “el imperio azteca”. Así es, los 196 años de los mexicas hacen desaparecer los 9500 años, desde la invención de la agricultura y el maíz en el Valle de Tlacolula, hasta la fundación de Tenochtitlán en 1325. 
Desaparecieron el portentoso periodo Preclásico o formativo de varios miles de años, en donde se inventó la Pirámide de Desarrollo Humano tolteca, con sus cuatro sistemas fundacionales de: alimentación, salud, educación y organización; además del maíz, la nixtamalización, la milpa, el chocolate, el pulque y el mezcal, por citar algunos de las muchas creaciones de nuestros Viejos Abuelos. 
Desparecieron los más de mil años de esplendor del periodo Clásico y la maravilla de la cultura teotihuacana, que influyó de manera determinante el desarrollo humano desde lo que hoy es Nicaragua hasta el sur de Canadá. 
Nepohualtzinzin calculadora anahuaca
La maravilla de la invención antes que cualquier civilización del: cero matemático, la cuenta perfecta del tiempo, la calculadora, la democracia participativa y el modelo de educación pública, entre otras aportaciones a la humanidad.  
Al pueblo le enseñan, con los libros de texto en la escuela primaria y secundaria que: Hernán Cortés “fue un hombre de su tiempo”, y que él, y un puñado de valerosos “soldados” españoles conquistaron el “gran imperio azteca”, con cientos de miles de guerreros. 
Que fue, gracias a la superioridad de su cultura, su idioma, su dios, sus armas y caballos, que vencieron la ignorancia, el atraso y la hechicería. Que liberaron a todos los pueblos de México del nefasto yugo del “imperio azteca”, que les hacia la guerra, les tomaba prisioneros, mismos que los sacrificaban sacándoles el corazón e imponiéndoles terribles cargas tributarias. 
Pero especialmente, la gente cree que el 13 de agosto de 1521, cuando calló Tenochtitlán, también calló un telón histórico y que se acabó para siempre lo que llaman con desdén y falta de respeto “la historia prehispánica” (antes de nosotros los españoles). 
Nos hacen suponer que una de las seis civilizaciones más antiguas, con origen autónomo y la que alcanzó el mayor bienestar para sus pueblos en la historia de la humanidad, literalmente desapareció, que no queda rastro alguno en el México moderno, salvo las zonas arqueológicas y los museos. 
Que los indios, yopes, nacos, peladitos, prietos; o como ahora los llaman los políticos con eufemismo: “pueblos originarios” (como si los francos no fueran originarios de Francia o los teutones originarios de Alemania), son los atrasados de la nación moderna. 
Gente, que, según ellos, “no tienen cultura”, personas que no han podido occidentalizarse, es decir, superar su lastre histórico, su color de piel, su vestimenta, su alimentación, sus tradiciones y costumbres “folclóricas”.
Esto es lo que saben las personas que han pasado por el sistema educativo de este país, desde la primaria hasta la universidad. Ellos creen conocer “la historia prehispánica de México”. Se violentan cuando se les da otra versión.  
Algunos despistados, hasta se sienten orgullosos de ser “guerreros mexicas”, e ilusamente quieren recrear la Gran Tenochtitlán; pero lastimosamente no los dejan entrar emplumados a las zonas arqueológicas o danzar en las plazas públicas.       
A final de cuentas, piénselo bien amable lector, la estrategia de los dueños del poder, esas 17 familias “mexicanas”, que tienen la riqueza para pagar la deuda externa del país, lo que implica 80 mil pesos por cada mexicano, las beneficiadas del sistema necolonial criollo de “vencedores y vencidos”, les conviene que el pueblo, que por su ignorancia los hacen ricos, piensen de esta forma, y sean ignorantes de sí mismos. 
Por esto, lo que no podemos entender, es que el “sistema educativo funciona a la maravilla”, está bien diseñado y mejor ejecutado por el magisterio nacional.
Para “este sistema”, no se requiere un nuevo modelo educativo, el actual, como puede usted ver, cumple con creces su “meta objetivo”. 
Educayotl AC. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org 







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