Desde 1492, la invasión al Anáhuac y la Tawantinsuyo

formó parte de una estrategia, de las fuerzas más oscuras y ambiciosas, por destruir y desaparecer la civilización continental, que abarcaba desde lo que hoy es Alaska hasta la Tierra del Fuego, conocida en el Norte del continente como Cem Anáhuac y en el Sur, como Abya-Yala. 

Lo que pretende hacer el neocolonialismo ideológico y cultural, es mantener “desconocidos e innombrados” a nuestros Viejos Abuelos, el pueblo que creó la civilización que alcanzó el más alto desarrollo humano en la historia de la humanidad. “Si no te nombro, no te reconozco, no existes”.

Nos han dicho y nos siguen nombrando como: indios, salvajes, indígenas, mesoamericanos, latinoamericanos, hispanos, latinos, mexicanos, y en verdad, todas estas indebidas formas de nombraros pretenden borrar de nuestra mente y nuestro corazón la conciencia de quiénes somos.  

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