miércoles, 29 de agosto de 2007

EL AMOR POR OAXACA

Recibí a un amigo de California la semana pasada, pese a las imágenes de violencia que vio por televisión en julio, se armó de valor y llegó a Oaxaca. Aunque es mexicano por nacimiento y fue cónsul de México en San Diego, ahora tiene la nacionalidad Norteamericana.

El domingo 19 de agosto salimos por la mañana a realizar el recorrido de Mitla y el Valle Sagrado de Tlacolula. Generalmente recibo muchos amigos, no solo de California, sino de otros países y de México. En la casa contamos con “la casita de los invitados”, un espacio con todos los servicios totalmente separado de la casa para comodidad “de propios y extraños”, porque la mejor visita es la que no está en el circulo íntimo de la familia.

Pues bueno, sigamos con la crónica de ese memorable domingo. Cuando salimos de la casa tuvimos que pasar entre innumerables baches y tremendos “topes”, pues aquí en Oaxaca la gente se siente con estatus al tener un tope en su puerta, “es imagen de poder” y por supuesto…vacío de autoridad. En efecto, el alto costo al parque vehicular por esas “bardas” disfrazadas de topes es muy alto para un estado tan pobre. Y los topes los pone quien quiere y como quiere, existen los altos y los altísimos, entre más se dañe el vehículo del vecino, más poder se presume. Los baches corren a granel por cuenta de las autoridades.

Al tratar de pasar por San Jacinto Amilpas, nos encontramos con que “las autoridades” ponen la feria del pueblo justo en la estrecha vialidad de salida. Por una pequeña calle llena de topes, baches y autos estacionados en las dos aceras, tratamos de salir del pueblo. Misión imposible, pues por un solo carril tienen que pasar los que vienen y los que van, sean autobuses, autos y camiones de volteo.

Como podía le decía a mi amigo que…“esto no era normal”, que era por la fiesta del pueblo. Pero él me preguntó que sí todos los años era igual…le tuve que decir que si. Como el municipio tiene “sus propios agentes de tránsito”, pues la cosa se complica más. Pues la incapacidad e impreparación rebuznan en todo lo alto. Después de una hora para cruzar 5 calles por fin logramos “salir”, cruzamos el puente y entramos a la Rivera del Río Atoyac. Le dije que era una obra de gobierno de la presente administración, pero mi amigo me observó que se estaba asfaltando pero que había una bomba de agua que estaba en el camino y no había señal de que se estuviera preparando su traslado…bueno, así son las cosas por aquí, le dije. Aunque mi amigo no sabe que existen otros lugares en esta “futura vialidad” que de cuatro carriles se estrecha a dos y no hay para donde aumentar.

Por fin tomamos la carretera del Fortín y como que para resarcir “los inconvenientes anteriores”, le anuncié pomposamente a mi amigo que estábamos estrenado esta vialidad de 4 carriles. Atento mi amigo, observó el pésimo trazo. Me dijo que lo veía muy peligroso, que en ningún lugar del mundo civilizado se puede hacer una vialidad de 4 carriles para circular a 40 km/h. como máximo. Esto está mal hecho y es un peligro, dijo frunciendo el entrecejo. Cuando vio el corte del cerro profetizó un peligro de derrumbe en el futuro. Me gustó que dijo que la estatua de Don Benito Juárez apunta para Monte Alban. Con mucha emoción me dijo, “ya vez, Juárez les esta diciendo que lo mejor que tienen esta en Monte Alban”. Juárez apunta al pasado, me dije para mí.

Cuando vio “las vueltas inglesas”, me dijo, “no lo puedo creer”. Cómo es posible que en un lugar tan tradicional se atrevan a hacer estas locuras. Cualquier californiano es experto en vialidades, el solo hecho de viajar 4 horas diarias por los “free way´s”, después de un año a cualquiera lo hace experto. Mi amigo me dijo, en nada resuelve estas vueltas inglesas la vialidad, les están dando gato por libre, puro atole con el dedo, lo que se necesita es hacer un verdadero macro proyecto de vialidad en la ciudad. Mi amigo tiene razón, la ciudad de Oaxaca es la única ciudad capital en el país que no tiene ninguna vialidad moderna…hasta Tuxtla esta mejor que Oaxaca. Y como dice AMLO “con todo respeto digo, que hasta Tuxtla”.

Cual es mi sorpresa que al llegar a la esquina de la WV los policías de transito estaban desviando el trafico por detrás de la colonia de las Flores. Sin más, entramos nuevamente a un feroz desquiciamiento. Le pregunté a un transito la razón del desvío, “pos la guelta ciclista” dijo el uniformado. Cómo es posible que se interrumpa impunemente la validad más importante de la ciudad…!para una vuelta ciclista! Ya no tuve cara con que tratar de explicar a nuestro visitante tal atrocidad. Si no es una vuelta ciclista, es una barricada, una manifestación, los taxistas protestando, los “¿estudiantes?” rechazados, la incompetencia de las autoridades de transito que, en vez de tener “sentido común” tienen en su loca cabecita solo “puro sentido contrario”, lo cierto es que la vialidad en Oaxaca es un desastre.

Cuando al final tomamos la “autopista” que hizo Murat, mi amigo no pudo creer que al llegar al primer paso a desnivel, los que llevamos la preferencia, pues vamos sobre la Carretera Panamericana, nos tenemos que hacer a un lado y los dos carriles se tornan UNO SOLO, pasando por debajo del paso a desnivel, y los que van al Tule (vía menor) pasan olímpica y cómodamente por la parte de arriba. Al mismo tiempo, los que vienen en sentido contrario por la Carretera Panamericana, aparecen en una curva por debajo del paso a desnivel y no los separa ni una señal o barra de protección. El surrealismo y el subdesarrollo en todo su esplendor. Cuando se sale del paso a desnivel…mágicamente la estrecha carretera se vuele de nuevo ¡flamante autopista! Pero más adelante, nuevamente los que vienen del Tule llevan la preferencia y los que vamos por la autopista, tenemos que incorpóranos con precaución a la vialidad principal. La salida de “la autopista” (carretera federal), para ir a Mitla es otra joya del surrealismo. Usted cruza por una supercarretera que no va a ninguna parte, pues esta suspendida la obra y entronca con la antigua carretera a Mitla pero después de haber superado varios peligrosos cruceros.

Para ese momento mi amigo venía callado. Visitar Mitla fue como un remanso de armonía, belleza y perfección. Después de hacer el recorrido de rigor y hacer las explicaciones necesarias. Mi amigo me sorprendió con una de sus luminosas reflexiones. Me dijo que se iba de Oaxaca con la seguridad de que los oaxaqueños debíamos aprender más sobre nuestro pasado. “Me he quedado sorprendido con Mitla y Monte Alban, los antiguos oaxaqueños sabían lo que hacían y lo hacían muy bien”. Después de un rato agregó categórico… “Pero la modernidad no ha podido entrar en la cabeza de los que mandan aquí. No saben, no entienden, pareciera que todo lo hacen mal a propósito, son en el mejor de los casos, insuficientes”. No quise confrontar a mi invitado, pues el señor Bush, también pareciera que “no hace malos quesos por allá”.

La reflexión final es que en Oaxaca, las autoridades de todos los niveles, tienen en común una incapacidad general para dar respuestas congruentes, eficientes y eficaces, no solo a la ciudadanía, sino como en este caso, al turismo que nos visita.
Oaxaca tiene su futuro en el turismo, eso es una realidad. El problema es que no contamos con la infraestructura básica para dar un servicio de calidad. No solo es la vialidad, los baches, los topes, los disturbios sociales, es algo mucho más profundo y antiguo.
Pareciera que la Ciudad de Oaxaca es “tierra de nadie” y que sus autoridades, desde el primer español que gobernó, el alcalde mayor Juan Peláez de Berrio, que fue destituido por sus abusos e incapacidades, hasta los contemporáneos, ninguno ha amado a Oaxaca.
Será que a diferencia de poblaciones tan antiguas como Zaachila, Etla, Ocotlán, Xoxocotlán y Tlacolula, por citar solo algunas, la Ciudad de Oaxaca es relativamente reciente, pues fue fundada apenas en el año de 1486 d.C. por los mexicas, cuando Monte Alban inició sus primeros trazos en el año 500 a.C.
Será que la Ciudad de Oaxaca fue siempre sitio de arribo de gente de fuera, que no es una ciudad fundada por oaxaqueños, pues los españoles llegaron en 1521 y la rodearon de poblaciones de indígenas, aliados traídos del Altiplano Central, y penas en 1532 la elevan a ciudad.
Será que “los verdaderos oaxaqueños” emigraron en 1931 con el terremoto y solo han llegado forasteros a avecindarse. Será que no hemos aprendido a amarla y siempre anteponemos nuestros mezquinos intereses a las necesidades de la ciudad.
Será que siempre Oaxaca es “tierra de nadie” en nuestras batallas por el poder.
Será que nos falta un verdadero amor a Oaxaca.

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