La calidad moral, ética y humana de la mayoría de nuestros políticos ha llevado al pueblo a la miseria, y al país, a una de las más grandes crisis en su corta historia.
México “lo inventaron” los criollos en 1821, al traicionar y poner en su contra a la masa indígena en contra de los gachupines. Durante estos dos siglos se han venido pelando, han traicionado a la patria y han entregado al pueblo y sus recursos naturales a explotadores extranjeros. Esa es la verdad.
A los criollos en el poder económico y político, nunca les ha importando la patria y el pueblo. Siempre han ido por delante sus intereses personales y de grupo. Siempre han tenido una actitud traidora y malinchista al aliarse con los extranjeros.
El criollismo, que más que un aspecto racial es una condición ideológica, aunque “casualmente”, en general, la clase dominante de este país son…hijos de extranjeros (güeritos). Pero también se encuentran actitudes criollas en los mestizos y en los propios indígenas.
Entendamos por “criollos”, aquellas personas que pretenden enriquecerse sin escrúpulos y abusando del poder y del gobierno, para ilegal e inmoralmente, explotar a los más pobres y depredar los recursos naturales del país de manera impune e irresponsable. Son aquellas personas que no tienen compromiso histórico ni social con el pueblo, y que la ganancia económica está sobre cualquier consideración ética, moral o nacionalista. Personas que desprecian la cultura originaria y los valores ancestrales del pueblo que las ha dado asilo, y que siempre tienen sus ojos puestos en el extranjero.
Esta actitud “criolla” se ve tanto en la iniciativa privada, como en el gobierno. No pagan sueldos justos, no dan prestaciones, no invierten, no pagan impuestos, no arriesgan, no hacen proyectos a largo plazo. Todo es explotar y depredar lo más que se pueda y lo más rápidamente.
Pero en el gobierno el criollismo se sustenta en la cleptomanía y en la corrupción. En efecto, en general, la gente que nos gobierno, desde los más elevados cielos del poder “celestial”, hasta las más humildes presidencias municipales. Todo es robar, mentir, engañar. El poder en México representa la oportunidad de, impunemente, “ROBAR, MENTIR Y ENGAÑAR”.
Y como ejemplo de lo que decimos, deseamos que el amable lector haga una reflexión sobre dos personajes que representan a los políticos mexicanos y la gente que está en el poder.
Me refiero a los señores Roberto Madrazo y Rafael Quintero Curiel. El primero fue capaz de “tratar de engañar y mentir” en un maratón que fue a correr a Alemania. El connotado político, exgobernador, excandidato a la presidencia nacional, tiene acendrados sentimientos de impunidad y cinismo. Piensa que las leyes, las normas y los reglamentos no aplican para su personal voluntad. El señor se mueve en el mundo a partir de su impunidad y por encima de todos y de todo. Él puede hacer lo que quiera y puede lograr lo que quiera a través de cualquier medio, sin respetar a nada y a nadie, aquí o en cualquier parte.
En general, así son los políticos mexicanos, herederos de tres siglos de colonización y dos siglos de neocolonización. Llegar al poder significa estar por encima de las leyes y de los demás. La impunidad y la prepotencia es la manifestación pública de “su fuero” y del tamaño de su poder.
El segundo, el señor Rafael Quintero, quien fungió como Subdirector de Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia, se atrevió a ROBARSE seis celulares de una mesa que estaba en un salón contiguo al que ocupaban el presiente de Estados Unidos, el Primer Ministro de Canadá y el Presidente de México, en una reunión de trabajo en Estados Unidos.
Atreverse a robar, en una reunión internacional a altos colaboradores de los mandatarios, nos demuestra que, “esta gente” en su mente tiene la idea de ROBAR, ROBAR Y ROBAR. Trabajar en los Pinos es un lugar de impunidad. Como usted comprenderá…no habrá sido “la primera vez que lo hizo” (quién se puede quejar en este país, de que los hombres del presidente lo robaron).
Esta mente enferma, indigna y cínica, por desgracia, está en muchos funcionarios. Siempre es tomar lo que está mal puesto, lo que no es suyo. Siempre quitarle al más débil, al caído, al desvalido. Ya sea robarse los bancos, la telefónica, los ferrocarriles, las autopistas, los puertos, las líneas aéreas, los canales de televisión, los aeropuertos, las grandes empresas nacionales, etc. y ahora….!el petróleo!
Esta clase de gente, como Madrazo y Quintero, son las que nos gobiernan y las que están en el poder. Esa es su moral, su ética y sus valores. Eso es “su México”. Mientras tanto el Anáhuac y sus hijos esperan…
México “lo inventaron” los criollos en 1821, al traicionar y poner en su contra a la masa indígena en contra de los gachupines. Durante estos dos siglos se han venido pelando, han traicionado a la patria y han entregado al pueblo y sus recursos naturales a explotadores extranjeros. Esa es la verdad.
A los criollos en el poder económico y político, nunca les ha importando la patria y el pueblo. Siempre han ido por delante sus intereses personales y de grupo. Siempre han tenido una actitud traidora y malinchista al aliarse con los extranjeros.
El criollismo, que más que un aspecto racial es una condición ideológica, aunque “casualmente”, en general, la clase dominante de este país son…hijos de extranjeros (güeritos). Pero también se encuentran actitudes criollas en los mestizos y en los propios indígenas.
Entendamos por “criollos”, aquellas personas que pretenden enriquecerse sin escrúpulos y abusando del poder y del gobierno, para ilegal e inmoralmente, explotar a los más pobres y depredar los recursos naturales del país de manera impune e irresponsable. Son aquellas personas que no tienen compromiso histórico ni social con el pueblo, y que la ganancia económica está sobre cualquier consideración ética, moral o nacionalista. Personas que desprecian la cultura originaria y los valores ancestrales del pueblo que las ha dado asilo, y que siempre tienen sus ojos puestos en el extranjero.
Esta actitud “criolla” se ve tanto en la iniciativa privada, como en el gobierno. No pagan sueldos justos, no dan prestaciones, no invierten, no pagan impuestos, no arriesgan, no hacen proyectos a largo plazo. Todo es explotar y depredar lo más que se pueda y lo más rápidamente.
Pero en el gobierno el criollismo se sustenta en la cleptomanía y en la corrupción. En efecto, en general, la gente que nos gobierno, desde los más elevados cielos del poder “celestial”, hasta las más humildes presidencias municipales. Todo es robar, mentir, engañar. El poder en México representa la oportunidad de, impunemente, “ROBAR, MENTIR Y ENGAÑAR”.
Y como ejemplo de lo que decimos, deseamos que el amable lector haga una reflexión sobre dos personajes que representan a los políticos mexicanos y la gente que está en el poder.
Me refiero a los señores Roberto Madrazo y Rafael Quintero Curiel. El primero fue capaz de “tratar de engañar y mentir” en un maratón que fue a correr a Alemania. El connotado político, exgobernador, excandidato a la presidencia nacional, tiene acendrados sentimientos de impunidad y cinismo. Piensa que las leyes, las normas y los reglamentos no aplican para su personal voluntad. El señor se mueve en el mundo a partir de su impunidad y por encima de todos y de todo. Él puede hacer lo que quiera y puede lograr lo que quiera a través de cualquier medio, sin respetar a nada y a nadie, aquí o en cualquier parte.
En general, así son los políticos mexicanos, herederos de tres siglos de colonización y dos siglos de neocolonización. Llegar al poder significa estar por encima de las leyes y de los demás. La impunidad y la prepotencia es la manifestación pública de “su fuero” y del tamaño de su poder.
El segundo, el señor Rafael Quintero, quien fungió como Subdirector de Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia, se atrevió a ROBARSE seis celulares de una mesa que estaba en un salón contiguo al que ocupaban el presiente de Estados Unidos, el Primer Ministro de Canadá y el Presidente de México, en una reunión de trabajo en Estados Unidos.
Atreverse a robar, en una reunión internacional a altos colaboradores de los mandatarios, nos demuestra que, “esta gente” en su mente tiene la idea de ROBAR, ROBAR Y ROBAR. Trabajar en los Pinos es un lugar de impunidad. Como usted comprenderá…no habrá sido “la primera vez que lo hizo” (quién se puede quejar en este país, de que los hombres del presidente lo robaron).
Esta mente enferma, indigna y cínica, por desgracia, está en muchos funcionarios. Siempre es tomar lo que está mal puesto, lo que no es suyo. Siempre quitarle al más débil, al caído, al desvalido. Ya sea robarse los bancos, la telefónica, los ferrocarriles, las autopistas, los puertos, las líneas aéreas, los canales de televisión, los aeropuertos, las grandes empresas nacionales, etc. y ahora….!el petróleo!
Esta clase de gente, como Madrazo y Quintero, son las que nos gobiernan y las que están en el poder. Esa es su moral, su ética y sus valores. Eso es “su México”. Mientras tanto el Anáhuac y sus hijos esperan…