viernes, 27 de junio de 2008

CITA CON EL CONOCIMIENTO ( * )


Don Juan establece que, lo que cuenta en los aprendices, es que sean impecables, aunque reconoce que la disciplina y la sensibilidad ayudan mucho.

La confianza de un guerrero no es la misma que la del hombre común. El hombre común al andar "prendido" del mundo y "enganchado" a sus semejantes, busca la certeza en los ojos de quien lo mira actuar y cree que eso, es la confianza en sí mismo. El guerrero en cambio, que es un ser humano disciplinado y tiene un objetivo muy claro, busca la impecabilidad en sus propios actos y sentimientos, y a eso le llama humildad, mientras el hombre común está enganchado a la gente y "manosea" al mundo; el guerrero sólo depende de sí mismo. La confianza implica conocer las cosas con certeza total; la humildad implica ser impecable en los propios actos, pensamientos y sentimientos, porque todo lo que somos y hacemos depende de nuestro poder personal.

Don Juan le dice a Castaneda que los seres humanos somos un sentimiento, un darse cuenta, un tener conciencia, contenido en el cuerpo. En este libro Castaneda habla de ENSOÑAR, y para tratar de explicarlo haremos un paréntesis. Dentro de las extrañas prácticas que Don Juan le enseña a Castaneda está la de controlar y dirigir sus sueños. Para llegar a esto se requiere tener cierto dominio sobre el mundo cotidiano; el camino del guerrero permite -a base de una escrupulosa disciplina para romper las rutinas de la vida, el no hacer y la marcha de poder- lograr obtener ese dominio. La técnica consiste en tratar de soñar en un tema preestablecido; cuando se logra, durante el sueño hay que buscar las manos y soñar que se alzan al nivel de los ojos. Esto es no sólo lograr el dominio de lo que se sueña, sino también intervenir voluntariamente en lo soñado.

Los antiguos toltecas después de su primer fracaso, al hacer el recuento de sus prácticas, pudieron observar que el efecto que sufría su energía cuando soñaban era muy parecido, aunque de menor magnitud, al que experimentaban cuando ingerían plantas de poder. A este efecto lo llamaron "mover el punto de encaje". Así pues, un guerrero, a base de un gran esfuerzo implícito en el cambio de conductas en el mundo cotidiano, lograba convertir el sueño común y corriente en “ENSUEÑO”; el objetivo era lograr un cambio en la "frecuencia" de su energía, pero sin los altos costos ni riesgos que representaba la ingestión de plantas de poder.


Don Juan dice que todos los seres humanos, aunque no las desarrollen, tienen dos tendencias naturales: o son acechadores o son ensoñadores, dependiendo de su configuración energética o de su temperamento.
Los antiguos toltecas, al desarrollar estas tendencias dentro de la Toltequidad, hablan de los guerreros jaguares (acechadores) y los guerreros águilas (ensoñadores).

Don Juan le enseña muchas técnicas, casi todas tienen el objetivo de cambiar las ideas que tenemos del mundo y de nosotros mismos, con lo cual se ahorra energía; en este esfuerzo se debe ir poco a poco, con mucha disciplina, pero sin tensiones ni obsesiones, sin miedo a perder y sin la ambición de ganar.

Un guerrero, según Don Juan, toma su destino, sea el que fuere, con la máxima humildad. No como base para quejarse, sino como base para librar sus batallas y aceptar sus desafíos. La humildad del guerrero no es como la humildad del pordiosero. El guerrero no se tiende a los pies de nadie, pero de la misma forma no permite que nadie se tienda a sus pies. El pordiosero al menor pretexto se tiende a los pies de quien cree es superior a él, pero al mismo tiempo exige que otros, que él cree que son inferiores, se tiren a sus pies. La humildad del guerrero depende de su impecabilidad, que es ya no estar enganchado a sus semejantes.

Don Juan y Don Genaro, a través de una polilla y en medio del desierto, abren un mundo inconcebible para la mente asechada de Castaneda. Las enseñanzas de su maestro y su benefactor, triturarán literalmente la razón del aprendiz.

“‑¿Por qué me hizo usted tomar tantas veces esas plantas de poder? ‑pregunté.
Rió y musitó, en voz muy suave:
‑Porque eres un idiota…
‑Lo que importa es que un guerrero sea impeca­ble…
‑Voy a decirte algo que a lo mejor es la mayor sabiduría a la que uno puede dar voz ‑dijo‑. A ver qué haces can ella.
"¿Sabes que en este mismo instante estás rodeado por la eternidad? ¿Y sabes que puedes usar esa eterni­dad, si así lo deseas?"…
‑Antes no tenías este conocimiento ‑dijo, son­riendo‑. Ahora es tuyo. Te lo he dado, y sin embar­go no importa nada, porque no tienes suficiente po­der personal para utilizar mi revelación. Pero si lo tuvieras, sólo mis palabras serían el medio para que acorralaras toda tu totalidad, y sacaras la par­te que manda, de estos límites que la contienen.
Vino a mi lado y me tocó el pecho con los dedos; fue un golpe muy ligero.
‑Estos son los límites de los que hablo ‑dije Uno puede salir de ellos. Somos un sentimiento, un darse cuenta encajonado aquí…
‑Somos seres luminosos -dijo, meneando rítmica­mente la cabeza‑. Y para un ser luminoso lo único que importa es el poder personal…
Para lograr éxito en cualquier empresa se debe ir muy despacio, con mucho esfuerzo pero sin tensión ni obsesiones…
Un guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad. Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su lucha y su desafío…
Yo sólo conozco la humildad del guerrero, y eso jamás me permitirá ser el amo de nadie."…
‑Todos nuestros prójimos son los brujos malignos. Y como andas revuelto con ellos, también tú eres un brujo maligno. Piensa un momento. ¿Puedes desviarte de la senda que te han trazado? No. Tus ideas y tus acciones están fijadas para siempre en sus términos. Eso es esclavitud. Yo, en cambio, te traje libertad. La libertad es muy cara, pero el precio no es imposible…
Un guerrero debe tener serenidad y aplomo, y no debe perder nunca los estribos…” C.C.
Relatos de Poder.


Tomado del Libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

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