jueves, 12 de junio de 2008

MITLA EL RESINTO DE LOS MUERTOS 2/2


SEGUNDA PARTE

El Mictlán era un lugar místico dentro de la concepción filosófica del mundo mesoamericano, punto de contacto entre la tierra y el inframundo, puerta de entrada al pavoroso mundo de la nada... de modo que existieron en tosa mesoamérica varios accesos a los dominios de Mictlantecutli.


En Oaxaca tenemos a Mitla población situada a 40 km, al oriente de la ciudad. En zapoteco se conoce como Lyobaá que significa “lugar de descanso “. En conjunto consta de 5 unidades arquitectónicas; la más antigua, Antonio Caso la sitúa entre 450 y 700 años D. C., por ser posterior a Monte Albán la arquitectura es similar, de origen zapoteco, es uno de los pocos sitios arqueológicos que viniendo del período clásico, los españoles la alcanzaron a ver en operación.


El sincretismo religioso, producto de la fuerza del misticismo religioso, producto de la fuerza del misticismo que evocaba Mitla a los indígenas del Siglo XVI, hizo que los españoles le llamaran San Pablo Mitla, en honor a este santo que vivió en una caverna. La destrucción de Mitla fue paulatina en los últimos cinco siglos. Actualmente el conjunto que se encuentra en mejores condiciones, es el llamado de las columnas, que mantiene en el edificio norte un acceso a una construcción interior, que a su vez consta de un patio y cuatro habitaciones. Esta planta arquitectónica (un patio central y cuatro habitaciones en su costado), la observamos en casi toda la arquitectura mesoamericana.


En su conjunto, forma la llamada cruz de Quetzalcóatl o Quincunce, los cinco puntos integrados por el patio y las cuatro habitaciones; esta cruz tiene el punto central que simboliza el encuentro del cielo y la tierra, el “co” o centro esotérico y también constituye la figura clásica de Venus como estrella de la mañana.


Séjourné nos dice al respecto ..."En fin, en su acepción precisa de movimiento, el Quinto sol está representado por dos líneas divergentes que constituyen cuatro palos contrarios – unidas en un centro. Pero no sólo por el laconismo del Quincunce fue expresada la Todopoderosa Ley del Centro. El eje mismo de la religión de Quetzalcóatl, determina el simbolismo náhuatl, el cual no hace más que iluminar las etapas del constante proceso de transfiguración al que está sometida, en su punto central, la alianza creadora materia – espiritual. Como la realidad suprema reside en el centro de la materia, las múltiples formas que asume la naturaleza en el mundo animal y vegetal son consideradas envolturas – signos vitalales – de esta realidad y no difieren entre sí mas que por el nivel de conciencia que son susceptibles de alcanzar. Lo mismo que la chispa divina engendra en la tierra la vida en toda su riqueza, así el Quincunce, semilla de una cosmología revelada, florece en un deslumbrante sistema de imágenes (y diseños arquitectónicos N. A.) que, por pertenecer al universo de las formas, parece frecuente de una lógica elemental engañadora”. (Pág. 108. )


Mitla al igual que los edificios surgidos en el periodo del esplendor del clásico, no fue concebida en su origen; ni como palacio, fortaleza o centro “ceremonial “. Por el contrario, el esfuerzo realizado en mover, tallar y ensamblar esas monumentales piedras, tenían su origen en un conocimiento que ahora no entendemos y estaba directamente relacionado con una forma de interpretar la vida en la energía, inconcebible para nosotros en estos tiempos.


Uno de los espacios con mayor energía, se encuentra situado en el interior del edificio “D” del grupo “de las columnas descubierto por Marshall Saville a principios de este siglo, aunque se supone fue utilizado como tumba, es un túnel subterráneo en forma de cruz, en el que su acceso se hace por debajo de la parte poniente de la cruz. Parado en el centro de la cruz, se vuelve a tener la sensación de encierro y hermetismo que posee toda la arquitectura interior de las construcciones en Mitla y en el llamado “laberinto” de Yagul. (Es interesante mencionar que guarda esta cruz subterránea un asombroso parecido a la galería subterránea del templo de Chavín de Huautar en Perú).


La cruz de Quetzalcóatl o el llamado Quincunce que está presente tanto en las grecas, como en la planta arquitectónica y en “la tumba” del edificio “D”; nos evocan espacios alternos, que se esconden ante la primera apariencia. En el caso del grupo “del Norte” y de “las columnas”, hacia la parte Norte, que es el rumbo de la muerte siempre se encuentra una entrada secreta a un espacio “hermético” y en caso de la tumba del edificio “D” bajo la realidad aparente de la construcción, está un espacio que invita a la introspección. Es pues, creemos; que la primera concepción filosófica de los constructores de Mitla, tenía que ver con un proceso iniciático, en el que el aprendiz de este secreto y misterioso conocimiento, tendría que avanzar de espacio en espacio físico, mismo que debía simbolizar su avance en el terreno espiritual o energético.


Aunque los usos posteriores que tuvo después “religiosos”, tal vez llegándose a convertir el lugar donde simbólicamente los hombres de conocimiento morían a esta primera “realidad”, sujeta por la materialidad del cuerpo; en un panteón de donde morían físicamente los hombres que se encontraban ya muy lejanos al primer conocimiento que engendró la creación de Mitla.


Pero más allá de elucubraciones filosóficas, lo cierto es que Mitla fue utilizada ya en el período postclásico (decadente) como sitio religioso (hasta la fecha, en el conjunto llamado grupo de adobe, en la cima de una pirámide se construyó una capilla en donde hay 3 cruces, en las cuales se ven ofrendas hechas por los moradores de la región, con un sincretismo escalofriante).


Lo que resulta impresionante, además las enormes construcciones, son sus tableros “¿ornamentales?”, con grecas formadas de pequeños pedazos de piedra perfectamente pulidos y ensamblados sin argamasa. Los diseños nos hablan del caracol donde a través de él, se da “soplo divino” y el símbolo por excelencia de Quetzalcóatl es un caracol cortado longitudinalmente (bellísima alegoría filosófica) ... “ Se trata en realidad del soplo espiritual que permite los nacimientos interiores. Es el símbolo del viento que arrastra las leyes que someten a la materia: él aproxima y reconcilia los opuestos; convierte la muerte en verdadera vida y hace brotar una realidad prodigiosa del opaco dominio cotidiano”...”por otra parte, uno de los atributos más constantes de Quetzalcóatl es una tibia florecida, y en el códice Magliabecchi (pág16) está declarado (Quetzalcóatl como N.A.), hijo de otro Dios llamado Mictlantecuhtli, que es el Señor del lugar de los muertos”, alusiones patentes a la doctrina que enseña que la materia no puede ser salvada más que por su propia muerte” (Séjurné pág. 152) La otra advocación en las grecas de Mitla, tiene que ser necesariamente Tláloc, de esta manera están representadas en Mitla las dos fuerzas creadoras del universo humano. La vida “física-material” representada por Tláloc-agua y la fuerza espiritual representada por Quetzalcóatl-viento, en el marco prodigioso del recinto de la muerte, puerta a la vida eterna. ...“


Fue Quetzalcóatl, símbolo de la sabiduría del México antiguo, quien aceptó el encargo de restaura a los seres humanos, así como proporcionarles después alimento. Quetzalcóatl aparece en las antiguas leyendas realizando un viaje al Mictlán, “la región de los muertos”, en busca de los “huesos preciosos” que servirán para la formación de los hombres: Mictlantecuhtli, señor de la región de los muertos, pone una serie de dificultades a Quetzalcóatl para impedir que se lleve los huesos de las generaciones pasadas” (León Portilla, pág.17)... “¿Pero es necesario demostrar, después de lo que nos han enseñado los mitos, que sólo quemando la materia es liberada la partícula divina? El mensaje de Quetzalcóatl no dice otra cosa. Hemos visto que el alma individual se desprende del cuerpo incinerado del rey del Tollan, y que las cenizas del anciano ulceroso (Nanahuatizin N.A) es de donde emerge el alma cósmica.Esas narraciones, por otra parte, han indicado suficientemente que el fuego liberador ES EL DEL SACRIFICIO Y DE LA PENITENCIA; y se sabe que la institución del sacerdocio no tenía otro fin que la enseñanza de las prácticas que conducían al desprendimiento de la condición terrestre. Es entonces probable que el trofeo que perseguía el guerrero de la “batalla florida” no era otro que su propia alma” (Séjurné. Pág. 121)


Se sabe por el historiador oaxaqueño, José Antonio Gay, que en el conjunto llamado grupo Norte, existía la entrada a una gruta muy profunda y que por ello esta conjunto debió haber sido el más importante, es más, se supone que Mitla se construyó por la existencia de la misma gruta. En el año de 1590 se edificó una iglesia sobre este edificio. ... “Pero el gran panteón zapoteca era sin duda Mitla. Se ha dicho ya, que en aquel palacio subterráneo había cuatro departamentos, de los cuales el primero era el templo para las divinidades zapotecas: ahora debemos agregar, que el segundo estaba destinado al sepulcro del sumo pontífice y sus ministros, y que el tercero era cementerio de los reyes de Teozapotán (Zaachila n.a.), el último departamento tenía cerrada con una pesada losa que se levantaba en determinadas ocasiones. Los cuerpos de las víctimas, después del sacrificio, eran arrojados allí. Los capitanes que habían perecido en la guerra, aunque el combate se hubiese librado en lejanas tierras, eran también conducidos y sepultados allí. Muchos otros, cuando estaban perseguidos por la pobreza o la enfermedad, solicitaban al sumo sacerdote poner fin a su infortunio, penetrando en la profunda cueva que se extendía al otro lado de la puerta: la losa entonces se levantaba, y dando paso al desgraciado que buscaba allí descanso de sus penas y las grandes ferias de sus antepasados, caía de nuevo cerrando la puerta por mucho tiempo. El infeliz indio que había entrado en tan lóbrega gruta buscando el bienestar y la dicha, quedaba sepultado vivo; vagaba por algunos días en las tinieblas tropezando con huesos descarnados y cadáveres en putrefacción, aislado de todo genero humano, destituido de todo socorro, sin esperanza aún de que pudieran ser oídos sus lamentos, y en fin, desfallecido por el hambre o devorado por venenosos insectos, él mismo perecía.”... “Se dice que esa cueva corre debajo de tierra no menos de cien leguas. Burgoa entiende que no excedía de treinta, y cuenta que después de la conquista, sabía su extrema profundidad por algunas personas curiosas, se propusieron reconocerla en toda su extensión. Llegado el día señalado, encendieron las teas, tendidos los cordeles para evitar un fatal extravío y seguidos de muchedumbre de indios, varios religiosos de Santo Domingo y personas principales de la ciudad descendieron al palacio subterráneo e hicieron levantar la losa que cerraba la gruta. Adelantaron algunos pasos en aquella sombría mansión de los muertos, y a la luz de las antorchas distinguieron prolongadas filas de gruesas columnas que sustentaban la techumbre. Hubieron continuado adelante en aquellas lóbregas galerías, si el miedo importuno no les da un pavoroso asalto. Pero observaron que el suelo era húmedo en extremo, que se arrastraban cerca peligrosas sabandijas y que el aire que se respiraba distaba mucho de ser puro; a esto se agregó un golpe de viento, súbitamente apagó las teas: se apresuraron, pues, todos a salir, tapiando enseguida la entrada con cal y cantos, como permanece hasta el día.” (Gay.pág.74)


Como se ha dicho ya, Mitla fue construida probablemente en el quinto siglo o sexto de la era cristiana, en el período en que cobra vigor el esplendor del llamado “Clásico”. A diferencia de las más demás construcciones en mesoamérica de los “hombres de conocimiento” de aquella época, Mitla no fue destruida, cubierta y abandonada, cuando se dio el llamado “colapso del período clásico superior”. Inexplicablemente siguió en funcionamiento hasta la llegada de los españoles.Cabe mencionar que el último rey zapoteco, Cosijopí, quien además de aparentemente convertirse al cristianismo y gastar toda su riqueza en la construcción del convento de Santo Domingo en su nativa Tehuatepec; fue procesado posteriormente por el Santo Oficio, ya que se le sorprendió en el ejercicio oculto de su antigua religión.


En el “auto de fe” que se instruyó en contra de los 6 sacerdotes mayores de Mitla, llamados “Huipatoo”, todos fueron ejecutados y quemados vivos y el rey zapoteco fue llevado preso a la capital de la Nueva España por un año, con lo cual fue despojado de sus bienes y cargos, a su regreso muere “misteriosamente” antes de llegar a Oaxaca. La fuerza, presencia y vigencia de Mitla durante la primera etapa de la colonia en Oaxaca, es demostrada por el hecho de que el mismo obispo que persiguió a Cosijopí y a los sumos sacerdotes de Mitla, llamado Fray Bernardo de Alburquerequer, mandó construir entre 1535 y 1580 la fachada del edificio del obispado (costado Norte de la catedral de Oaxaca) a semejanza de las de Mitla, para fortalecer la imagen de fuerza de la nueva religión.


Más allá de la transfigurada y degradada visión Occidental del Mictlán, de las deformaciones que sufrió la Toltecáyotl (el sistema filosófico que impulsó el desarrollo del esplendor mesoamericano, del período clásico superior) a manos de los pueblos del período posterior, llamado postclásico y las reformas de Tlacaelel (el ideólogo del imperio azteca). La presencia e innegable simbolismo que representa la muerte, habita en todos los espacios místicos y sagrados de los pueblos indígenas y campesinos del llamado “México profundo”, y de alguna manera, vive agazapada y subterránea en los grandes centros urbanos.


La muerte para los mexicanos es la sabia compañera, la que nos mantiene concientes que sólo estaremos un tiempo muy corto aquí, la que no nos permite aferrarnos a nada, la que nos libera y nos da la única oportunidad de llegar a la vida eterna. Muerte vida – vida muerte. “ Don Juan le trata de enseñar a Castaneda que la única “compañera” sabia que tenemos en la vida es, precisamente, la muerte, quien no nos dejará “aferrarnos” a nada, ya sean personas, objetos o sentimientos”. (Marín, pág.39) ... “Y así nosotros los arrinconados durante siglos, los conquistados, los oscurecidos, los dispersos, recordaremos para ver como se descubren estas raíces que son nuestras, y que se afincan vivas como nunca. Porque el testimonio de la conciencia que los abuelos alcanzaron se encuentra incólume, entre escombros amontonados por la destrucción y el tiempo, esperando junto a la tierra la hora celeste de su elevación.” (Bonifaz Nuño. Pág. 221)


Finalmente; piénsese así, que la energía espiritual y mística que representa Mitla para las culturas zapoteca-mixteca, de ayer y de hoy no pudo ser destruida por las fuerzas de las armas, ni por la religión impuesta, ni por la negación permanente de sus sabios valores. Mitla sigue siendo “EL CORAZÓN ESPIRITUAL DE LA MUERTE FLORECIDA” y símbolo de permanencia de la vida de las culturas del México antiguo... prodigiosa paradoja en el siglo XXI.


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