MITOS Y FANTASÍAS DE LOS AZTECAS.
Que representan el momento más importante de la Civilización del Anáhuac. Toda vez que el colapso del Periodo Clásico Superior se dio alrededor del año 850 d.C., cuando los maestros toltecas destruyeron todos los centros de conocimiento e investigación de la Toltecáyotl, los cubrieron de tierra y desaparecieron literalmente del Anáhuac, profetizando su regreso con la llegada de Quetzalcóatl en el año “uno caña”. Los aztecas fundaron Tenochtitlán en 1325 d.C. en el final del periodo Postclásico decadente y empiezan a tener poder hasta 1440. Su limitado poderío no duró más de 81 años.
Que tenían dominado a todo el Anáhuac. Los mexicas dominaban gran parte del Altiplano Central (sin contar el señoría de Tlaxacala) y parte de la costa del Golfo de México. Comerciaban y tenían alianzas con la zona oaxaqueña y maya. Nunca pudieron vencer a los pueblos yopes y tlapanecas de las montañas de Guerrero, ni a los purépechas que ocupaban Michoacán, gran parte del Bajío, una parte de Jalisco, Nayarit y Colima. Jamás pudieron penetrar La Gran Chichimeca, que comenzaba desde lo que hoy es el Estado de Querétaro hacia el Norte. De modo que es un mito que eran los dominadores del “Anáhuac”.
Que eran un “civilización” en sí misma. La civilización del Anáhuac desde el descubrimiento e invención del maíz en el sexto milenio a.C., hasta la invasión europea en 1519, tuvo muchas culturas diferentes, en tiempo y espacio, pero todas conformando una sola civilización. Con una sólida matriz filosófica, religiosa y cultural. Siendo los mexicas o aztecas el último pueblo que llegó del Norte en calidad de nómada-cazador-recolector, con muy poco desarrollo cultural, pero en breve tiempo se apropiaron de los remantes de la cultura tolteca, que tenía siglos de haber desaparecido.
Que eran caníbales. La palabra caníbal viene de una de las lenguas antillanas. Las fantasías de los europeos, que de siempre han demostrado una gran incapacidad para conocer, entender y respetar “al otro” diferente a él, crearon la fantasía de el canibalismo. Así como la fantasía “del Dorado” o de que vivían en el Anáhuac monstruos humanizados, fantasías propias de la época.
Que eran idólatras. Los pueblos del Anáhuac tenían desde muchos siglos antes de la llegada de los europeos una ceremonia llamada “del Fuego Nievo”. En esta ceremonia que se realizaba cada 52 años, se rompían todas las representaciones de la Divinidad Suprema y sus múltiples advocaciones menores. De modo que los Viejos Abuelos toltecas y los jóvenes abuelos mexicas, jamás fueron “idólatras”, pues ellos destruían sus propias representaciones de la divinidad, para justamente no caer en la idolatría. Por el contrario, los españoles eran idólatras y con la colonización y evangelización han convertido a los pueblos del Anáhuac en idólatras, pues les enseñaron a venerar figuras religiosas de la tradición judeocristiana.
Que se gobernaban por un “rey” y que eran un imperio. Como ya se dijo. En el Anáhuac no existía la monarquía. La autoridad suprema recaía en el Consejo Supremo o Tlalócan. El Consejo daba instrucciones al Tlatuani, que era el organizador, y al Cihuacóatl, que era el administrador, ambos “mandaban obedeciendo al Consejo Supremo”, que estaba integrado por ancianos sabios que habían “servido” con eficacia a la comunidad. El “sistema de cargos” o de “usos y costumbres” que todavía existen en las comunidades indígenas del continente son un legado que ha sobrevivido al acoso y destrucción de la civilización del Anáhuac y que contiene un legado de sabiduría y experiencia de miles de años de organizar y gobernar a los seres humanos.
Que un puñado de heroicos españoles vencieron a los temidos ejércitos mexicas. Totalmente falso. Los europeos que llegaron con Cortés no excedían el número de 600 hombres, que no eran “soldados”, en cambio eran aventureros que venían a hacer fortuna a través del crimen y la violencia, sobre pueblos que nada les habían hecho. Después Cortés sobornó a los mil quinientos hombres que envió Diego Velázquez a detenerlo un año después de salir prófugo de la justicia de Cuba. Pero debe recordarse que en la “Batalla de la Noche triste[1]” los aztecas matan, entre la mitad y dos terceras partes de los filibusteros. Por lo que el número de europeos que participaron en la Batalla de Tenochtitlán, no excedía de mil con apenas unas cuantas pequeñas piezas de artillería, mosquetones y en general, estaban muy mal armados, pues eran filibusteros que ellos mismos aportaban sus armas. En cambio los aliados indígenas, tlaxcaltecas, texcocanos, xocimilcas, huexotzingas, etc., pusieron a disposición de Cortés varios cientos de miles de guerreros. La otra verdad no dicha, para crear el mito de “los invencibles y heroicos soldados de Cortés”, es que los europeos trajeron al Anáhuac la viruela y el sarampión, provocando “la primera guerra bacteriológica del mundo”. Por la cual murieron cientos de miles de aztecas en 1520 y en los primeros cien años de la ocupación, alrededor de 25 millones. Ver más en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Cat%C3%A1strofe_demogr%C3%A1fica_en_Am%C3%A9rica_tras_la_llegada_de_los_europeos
VII. MITOS Y FANTASÍAS SOBRE MOCTEZUMA II.
Que era pusilánime e inseguro. Ya se demostró que esa es una mentira colonizadora. Moctezuma, como la elite dirigente de la Triple Alianza, fue educada en el Calmécac de Cholula, último reducto de la sabiduría tolteca que mantenía contacto con los pueblos y sus dirigentes. Los toltecas educaban bajo las estrictas normas a los futuros dirigentes. Por esta razón, el Tlatuani mexica no pudo ser una persona pusilánime e insegura. Por el contrario, era muy severo y muy entregado a la doctrina de Quetzalcóatl.
Que él tomaba las decisiones de la Confederación de la Triple Alianza. Ninguno Tlatuani o Cihuacóatl mexica podía hacerlo, porque tenía sobre su autoridad al Consejo Supremo y por lo menos tres mil años de tradición de “mandar obedeciendo”. Era tal el poder del Tlatócan que cuando se dieron cuenta que Cortés tenía encadenado a Moctezuma y le daba órdenes, el Tlatócan lo destituyó y nombró a Cuitláhuac en su lugar. Cortés y sus secuaces no dieron crédito, pues ellos pensaban que un tlatuani era lo mismo que un rey, y para los europeos de esa época los reyes eran designio de Dios en la Tierra, por lo cual ninguna autoridad humana los podía destituir.
Que no supo enfrentar la invasión europea. En la civilización del Anáhuac la palabra era “un compromiso”. El nivel de educación era mucho más elevado en los anahuacas, y mentir, era algo muy penado, especialmente en altos niveles de autoridad. Desde el telpochcalli, los niños eran estrictamente educados al respecto y debe de recordarse que cuando llegaron los europeos, los anahuacas tenían tres mil años de ir a la escuela. Cortés basó toda su estrategia en la mentira, el engaño y la intriga.
Comenzando con Diego Velázquez y los españoles de Cuba. Pero también con los propios compañeros de la expedición a quienes engañó, mintió y robó. Cortés llegó mintiendo al Anáhuac, afirmaba que él, era “el capitán de Quetzalcóatl” y que lo había enviado desde el otro lado del mar a restablecer su poder. El Tlatócan y Moctezuma muy tarde se dieron cuenta de que Cortés era un impostor, que mentía y sobre todo, que estaban frente a un invasor que provocó a propósito, una guerra civil para sacar la mejor parte.
La dirigencia mexica nunca pensó que Cortés y sus forajidos, serían capaces de aprovechar las debilidades estructurales e históricas, es decir, la trasgresión del pensamiento y religión de Quetzalcóatl y capitalizar las rivalidades entre los pueblos y el rencor que todos tenían en contra de la dominación mexica, que había trastocado las milenarias tradiciones religiosas, sociales y culturales heredadas de los toltecas.
Que era amante de Cortés. El mexicano en general, es educado en una ideología criolla, en la que se justifica como “un acto civilizador” la conquista y la Colonia. Se alaba al extranjero que “llega, divide y vence”, sea Hernán Cortés, Maximiliano de Hasburgo o Carlos Slim. Lo usual es “aceptar que México es un país mestizo”, pero inmediatamente se presume del “abuelito español” y del color de la piel. De modo que muy pocos se sienten orgullosos de “su parte indígena”, y de ellos, muchos menos conocen la historia y cultura ancestral. Así que sí se aprende en el Libro de Texto a nombrar la batalla en la que los mexicas derrotaron a los invasores extranjeros como “Batalla de la Noche Triste”, se puede entender el por qué se reproducen estos mitos y fantasías colonizantes entre los propios mexicanos. Recientemente ha empezado a circular una novela en la que se afirma que Moctezuma era amante de Cortés.
Que fue asesinado por su pueblo. En la Historia Oficial gubernamental, que es la biografía del Estado Criollo, solo existen “buenos y malos”. Por supuesto que “los buenos” son Cortés y su banda de delincuentes, además de “los españoles” que han llegado después a cristianizar, civilizar, rescatar, educar, enseñar, organizar, progresar, modernizar, desarrollar, integrar, industrializar y globalizar, a los primitivos, salvajes y caníbales pueblos atrapados en las garras del demonio.
El héroe de la Conquista indudablemente fue Cortés para la cultura dominante criolla. Los historiadores “hispanistas y colonizados” han cambiado la historia para hacer aparecer un HOLOCAUSTO y a los criminales que lo realizaron, como un glorioso avance humanista renacentista, y la epopeya de valientes, esforzados y heroicos hombres enfrascados en una lucha por las causas justas de Dios y la civilización.
De modo que Cortés para la Historia Oficial: “quemó las naves como un acto de valor y heroísmo”, no como la medida para aplastar el motín que lo quería llevar preso a Cuba y pedir que Velázquez nombrara a un nuevo capitán y continuar “legalmente” el mapeo de las costas y el “rescate” (robo y saqueo) de oro, plata y joyas, como había sido autorizado legalmente desde España.
De la misma manera, en la Historia Oficial, Cortés no ordena la matanza del Templo Mayor y mucho menos manda asesinar a Moctezuma y a toda su séquito, cuando se da cuenta que el Tlatócan ya nombró a una nueva autoridad y que Moctezuma no le sirve para nada. La Historia Oficial afirma que los propios mexicas apedrearon a su ex tlatuani.
[1] Nombre que la Historia Oficial de México le da a la batalla en que los mexicas o aztecas derrotan a Cortés y les matan a la mitad de la gente. La ideología criolla demuestra que la historia la escriben los vencedores y que México no es un país que responda a su pueblo y cultura propia, sino a la de los conquistadores de ayer y de hoy.
Que representan el momento más importante de la Civilización del Anáhuac. Toda vez que el colapso del Periodo Clásico Superior se dio alrededor del año 850 d.C., cuando los maestros toltecas destruyeron todos los centros de conocimiento e investigación de la Toltecáyotl, los cubrieron de tierra y desaparecieron literalmente del Anáhuac, profetizando su regreso con la llegada de Quetzalcóatl en el año “uno caña”. Los aztecas fundaron Tenochtitlán en 1325 d.C. en el final del periodo Postclásico decadente y empiezan a tener poder hasta 1440. Su limitado poderío no duró más de 81 años.
Que tenían dominado a todo el Anáhuac. Los mexicas dominaban gran parte del Altiplano Central (sin contar el señoría de Tlaxacala) y parte de la costa del Golfo de México. Comerciaban y tenían alianzas con la zona oaxaqueña y maya. Nunca pudieron vencer a los pueblos yopes y tlapanecas de las montañas de Guerrero, ni a los purépechas que ocupaban Michoacán, gran parte del Bajío, una parte de Jalisco, Nayarit y Colima. Jamás pudieron penetrar La Gran Chichimeca, que comenzaba desde lo que hoy es el Estado de Querétaro hacia el Norte. De modo que es un mito que eran los dominadores del “Anáhuac”.
Que eran un “civilización” en sí misma. La civilización del Anáhuac desde el descubrimiento e invención del maíz en el sexto milenio a.C., hasta la invasión europea en 1519, tuvo muchas culturas diferentes, en tiempo y espacio, pero todas conformando una sola civilización. Con una sólida matriz filosófica, religiosa y cultural. Siendo los mexicas o aztecas el último pueblo que llegó del Norte en calidad de nómada-cazador-recolector, con muy poco desarrollo cultural, pero en breve tiempo se apropiaron de los remantes de la cultura tolteca, que tenía siglos de haber desaparecido.
Que eran caníbales. La palabra caníbal viene de una de las lenguas antillanas. Las fantasías de los europeos, que de siempre han demostrado una gran incapacidad para conocer, entender y respetar “al otro” diferente a él, crearon la fantasía de el canibalismo. Así como la fantasía “del Dorado” o de que vivían en el Anáhuac monstruos humanizados, fantasías propias de la época.
Que eran idólatras. Los pueblos del Anáhuac tenían desde muchos siglos antes de la llegada de los europeos una ceremonia llamada “del Fuego Nievo”. En esta ceremonia que se realizaba cada 52 años, se rompían todas las representaciones de la Divinidad Suprema y sus múltiples advocaciones menores. De modo que los Viejos Abuelos toltecas y los jóvenes abuelos mexicas, jamás fueron “idólatras”, pues ellos destruían sus propias representaciones de la divinidad, para justamente no caer en la idolatría. Por el contrario, los españoles eran idólatras y con la colonización y evangelización han convertido a los pueblos del Anáhuac en idólatras, pues les enseñaron a venerar figuras religiosas de la tradición judeocristiana.
Que se gobernaban por un “rey” y que eran un imperio. Como ya se dijo. En el Anáhuac no existía la monarquía. La autoridad suprema recaía en el Consejo Supremo o Tlalócan. El Consejo daba instrucciones al Tlatuani, que era el organizador, y al Cihuacóatl, que era el administrador, ambos “mandaban obedeciendo al Consejo Supremo”, que estaba integrado por ancianos sabios que habían “servido” con eficacia a la comunidad. El “sistema de cargos” o de “usos y costumbres” que todavía existen en las comunidades indígenas del continente son un legado que ha sobrevivido al acoso y destrucción de la civilización del Anáhuac y que contiene un legado de sabiduría y experiencia de miles de años de organizar y gobernar a los seres humanos.
Que un puñado de heroicos españoles vencieron a los temidos ejércitos mexicas. Totalmente falso. Los europeos que llegaron con Cortés no excedían el número de 600 hombres, que no eran “soldados”, en cambio eran aventureros que venían a hacer fortuna a través del crimen y la violencia, sobre pueblos que nada les habían hecho. Después Cortés sobornó a los mil quinientos hombres que envió Diego Velázquez a detenerlo un año después de salir prófugo de la justicia de Cuba. Pero debe recordarse que en la “Batalla de la Noche triste[1]” los aztecas matan, entre la mitad y dos terceras partes de los filibusteros. Por lo que el número de europeos que participaron en la Batalla de Tenochtitlán, no excedía de mil con apenas unas cuantas pequeñas piezas de artillería, mosquetones y en general, estaban muy mal armados, pues eran filibusteros que ellos mismos aportaban sus armas. En cambio los aliados indígenas, tlaxcaltecas, texcocanos, xocimilcas, huexotzingas, etc., pusieron a disposición de Cortés varios cientos de miles de guerreros. La otra verdad no dicha, para crear el mito de “los invencibles y heroicos soldados de Cortés”, es que los europeos trajeron al Anáhuac la viruela y el sarampión, provocando “la primera guerra bacteriológica del mundo”. Por la cual murieron cientos de miles de aztecas en 1520 y en los primeros cien años de la ocupación, alrededor de 25 millones. Ver más en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Cat%C3%A1strofe_demogr%C3%A1fica_en_Am%C3%A9rica_tras_la_llegada_de_los_europeos
VII. MITOS Y FANTASÍAS SOBRE MOCTEZUMA II.
Que era pusilánime e inseguro. Ya se demostró que esa es una mentira colonizadora. Moctezuma, como la elite dirigente de la Triple Alianza, fue educada en el Calmécac de Cholula, último reducto de la sabiduría tolteca que mantenía contacto con los pueblos y sus dirigentes. Los toltecas educaban bajo las estrictas normas a los futuros dirigentes. Por esta razón, el Tlatuani mexica no pudo ser una persona pusilánime e insegura. Por el contrario, era muy severo y muy entregado a la doctrina de Quetzalcóatl.
Que él tomaba las decisiones de la Confederación de la Triple Alianza. Ninguno Tlatuani o Cihuacóatl mexica podía hacerlo, porque tenía sobre su autoridad al Consejo Supremo y por lo menos tres mil años de tradición de “mandar obedeciendo”. Era tal el poder del Tlatócan que cuando se dieron cuenta que Cortés tenía encadenado a Moctezuma y le daba órdenes, el Tlatócan lo destituyó y nombró a Cuitláhuac en su lugar. Cortés y sus secuaces no dieron crédito, pues ellos pensaban que un tlatuani era lo mismo que un rey, y para los europeos de esa época los reyes eran designio de Dios en la Tierra, por lo cual ninguna autoridad humana los podía destituir.
Que no supo enfrentar la invasión europea. En la civilización del Anáhuac la palabra era “un compromiso”. El nivel de educación era mucho más elevado en los anahuacas, y mentir, era algo muy penado, especialmente en altos niveles de autoridad. Desde el telpochcalli, los niños eran estrictamente educados al respecto y debe de recordarse que cuando llegaron los europeos, los anahuacas tenían tres mil años de ir a la escuela. Cortés basó toda su estrategia en la mentira, el engaño y la intriga.
Comenzando con Diego Velázquez y los españoles de Cuba. Pero también con los propios compañeros de la expedición a quienes engañó, mintió y robó. Cortés llegó mintiendo al Anáhuac, afirmaba que él, era “el capitán de Quetzalcóatl” y que lo había enviado desde el otro lado del mar a restablecer su poder. El Tlatócan y Moctezuma muy tarde se dieron cuenta de que Cortés era un impostor, que mentía y sobre todo, que estaban frente a un invasor que provocó a propósito, una guerra civil para sacar la mejor parte.
La dirigencia mexica nunca pensó que Cortés y sus forajidos, serían capaces de aprovechar las debilidades estructurales e históricas, es decir, la trasgresión del pensamiento y religión de Quetzalcóatl y capitalizar las rivalidades entre los pueblos y el rencor que todos tenían en contra de la dominación mexica, que había trastocado las milenarias tradiciones religiosas, sociales y culturales heredadas de los toltecas.
Que era amante de Cortés. El mexicano en general, es educado en una ideología criolla, en la que se justifica como “un acto civilizador” la conquista y la Colonia. Se alaba al extranjero que “llega, divide y vence”, sea Hernán Cortés, Maximiliano de Hasburgo o Carlos Slim. Lo usual es “aceptar que México es un país mestizo”, pero inmediatamente se presume del “abuelito español” y del color de la piel. De modo que muy pocos se sienten orgullosos de “su parte indígena”, y de ellos, muchos menos conocen la historia y cultura ancestral. Así que sí se aprende en el Libro de Texto a nombrar la batalla en la que los mexicas derrotaron a los invasores extranjeros como “Batalla de la Noche Triste”, se puede entender el por qué se reproducen estos mitos y fantasías colonizantes entre los propios mexicanos. Recientemente ha empezado a circular una novela en la que se afirma que Moctezuma era amante de Cortés.
Que fue asesinado por su pueblo. En la Historia Oficial gubernamental, que es la biografía del Estado Criollo, solo existen “buenos y malos”. Por supuesto que “los buenos” son Cortés y su banda de delincuentes, además de “los españoles” que han llegado después a cristianizar, civilizar, rescatar, educar, enseñar, organizar, progresar, modernizar, desarrollar, integrar, industrializar y globalizar, a los primitivos, salvajes y caníbales pueblos atrapados en las garras del demonio.
El héroe de la Conquista indudablemente fue Cortés para la cultura dominante criolla. Los historiadores “hispanistas y colonizados” han cambiado la historia para hacer aparecer un HOLOCAUSTO y a los criminales que lo realizaron, como un glorioso avance humanista renacentista, y la epopeya de valientes, esforzados y heroicos hombres enfrascados en una lucha por las causas justas de Dios y la civilización.
De modo que Cortés para la Historia Oficial: “quemó las naves como un acto de valor y heroísmo”, no como la medida para aplastar el motín que lo quería llevar preso a Cuba y pedir que Velázquez nombrara a un nuevo capitán y continuar “legalmente” el mapeo de las costas y el “rescate” (robo y saqueo) de oro, plata y joyas, como había sido autorizado legalmente desde España.
De la misma manera, en la Historia Oficial, Cortés no ordena la matanza del Templo Mayor y mucho menos manda asesinar a Moctezuma y a toda su séquito, cuando se da cuenta que el Tlatócan ya nombró a una nueva autoridad y que Moctezuma no le sirve para nada. La Historia Oficial afirma que los propios mexicas apedrearon a su ex tlatuani.
[1] Nombre que la Historia Oficial de México le da a la batalla en que los mexicas o aztecas derrotan a Cortés y les matan a la mitad de la gente. La ideología criolla demuestra que la historia la escriben los vencedores y que México no es un país que responda a su pueblo y cultura propia, sino a la de los conquistadores de ayer y de hoy.
intersante pero no veo nada positivo
ResponderEliminarhe tratado de ilustrarme pero tambien,siento q tienes q poner el lado positivo de toda tu investigacion, encaminandola no solo como critica,sino como un medio de en donde gente como yo,q busca su identidad, se sirva al mismo tiempo de esta para contribuir adespertar el interes de cada uno delos seres q bendesidos hemos nacido en esa tierra y asi entrar en el tiempo del nuevo solrecuperando el autentico amor anuestros antepasados. gracias.
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