¿QUIÉNES ERAN LOS PROTAGONISTAS?
MOCTEZUMA XOCOYOTZIN.
Hijo de Axayácatl e Izelcoatzin, hija de Nezahualcóyotl, fue el gobernante de la ciudad mexica de Tenochtitlán cuyos dominios se extendieron a las ciudades de Texcoco y Tlatelólco desde 1502 hasta 1520, al arribo de los españoles. Fue elegido tras la muerte de Ahuízotl, quien falleció durante la inundación de 1502. Tenía preparación militar ya que fue tlacochcálcatl (jefe militar) durante campañas militares de Ahuízotl.
“Ya electo, mantuvo una política enérgica incluso hacia lo interno e implementó mecanismos para centrar el poder en su persona. Al momento de recibir el poder, los altépetl (señoríos) sometidos numéricamente eran muchos y tributaban altas cargas económicas, pero se encontraban dispersos en zonas geográficas que contenían regiones enemigas como Tlaxcala, algunos señoríos de Xoconochco y los purépechas (tarascos), por lo que enfocó su aparato militar al sometimiento de dichos altepetl poderosos, lo cual no consiguió en definitiva…
Las reformas hechas por Itzcóatl y su cihuacóatl Tlacaélel impusieron una etiqueta real que incluía la reducción al máximo del que el pueblo común lo viera, e incluso su círculo más cercano no podía verle a los ojos, debía hablarle en voz baja y entrar al recinto en donde despachaba descalzo al igual que todos en el salón del icpalli (silla real)6 Como gobernante del más poderoso Estado del Posclásico Tardío, tuvo en sus obligaciones el sostenimiento de los órdenes cortesano, urbano e incluso universal.7 Las creencias religiosas de Mesoamérica sustentadas en el régimen zuyuano implicaban la posibilidad de semi divinizar a cualquier persona (como los sacrificados), dado que el influjo divino podía convertir a un ser humano en un vaso mundado del dios8 y actuaba en el de forma natural en la fisiología corporal, causando la acción enfermedades, estados de ánimo, suerte o infortunio.
De esta forma, después de un largo proceso de ayuno, conocimiento e investidura en varios meses y etapas, el joven noble se convertía en nuevo huey tlatoani, recibía las armas reales y poseía en si mismo los atributos del dios tutelar Huitzilopochtli, teniendo a su cargo la garantía de la continuidad del mundo mismo, preservar el orden terrenal y celeste basado en el tlatocayotl, literalmente el conocimiento supremo heredado de los toltecas o lo que podríamos designar como el conocimiento heredado y surgido de otros pueblos mesoamericanos.” Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Moctezuma_Xocoyotzin
Moctezuma fue educado en la Toltecáyotl y legalmente investido por el Tlatocán, Consejo Supremo, como Tlatoani, del cual dependía junto con el Cihuacóatl. De modo que las medidas que La Triple Alianza tomó en cuanto a la forma de recibir y tratar a los forajidos que se hacían llamar “embajadores de Quetzalcóatl”, no fueron de carácter personal. Moctezuma en la tradición milenaria tolteca del Anáhuac “mandaba obedeciendo” al Tlatócan.
El mito sobre Moctezuma es que era un hombre miedoso, inseguro y cobarde. Que traicionó a su pueblo y que tomó decisiones equivocadas. La historia hispánica y colonizadora, describe de esta manera a Moctezuma para realzar la imagen de Hernán Cortés. Este mito se sigue enseñando en las escuelas a través de los Libros de Texto y la Historia Oficial.
La institución rectora era el Tlatócan o Consejo Supremo. Tomaba las más importantes decisiones directivas, administrativas y judiciales. Era la verdadera instancia en la toma de decisiones y quienes ejecutaban sus decisiones eran el Tlatoani y el Cihuacóatl.
HERNÁN CORTÉS MONROY.
Nacido en Medellín provincia de Badajoz, España en 1485, fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro. Como otros hidalgos, su padre lo envió a los catorce años a estudiar leyes a Salamanca, donde fue expulsado de la universidad dos años más tarde por su bajo rendimiento académico.
Guiado por su afán de aventuras, tras varios intentos fallidos, por una parte, de embarcar para las Indias, y, por otra, de participar en las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia, porque “un marido ofendido le dio una paliza que lo dejó por muerto”, lo que impidió embarcarse para Italia.
Finalmente, en la primavera de 1504 y a los 19 años, zarpó hacia la isla de La Española, donde se instaló como plantador y funcionario colonial.
Pasó a Cuba donde se hizo amigo del gobernador Diego Velázquez, el cual le dio la encomienda de navegar por el Golfo de México para preparar la invasión. Cortés lo traicionó y salió en rebeldía y prófugo de la Ley, a realizar la ilegal conquista del Anáhuac.
Acompañó a Diego Velázquez de Cuéllar en 1511 en la conquista de Cuba. Fue luego secretario del mismo y más tarde alcalde de Baracoa. A pesar de que tuvo dificultades con Diego Velázquez, porque tuvo relaciones sexuales con su prometida, Catalina Juárez Marcaida, que era hermana de la futura esposa de Velázquez, y no se quiso casar con ella. Velázquez tomó partido por Catalina y obligó a Cortés a casarse con ella en 1514, comprometiéndose a ser su padrino de bodas y a restablece su amistad.
Esta relación, así como el conocimiento de las capacidades de Cortés, propiciaron que, después de las dos expediciones a la tierra firme de lo que hoy es México, capitaneadas por Francisco Hernández de Córdoba 1517 y Juan de Grijalva 1518, confiará el gobernador Velázquez a Cortés la organización de una tercera expedición.
El permiso de las expediciones se tramitaban en España y la corona otorgaba el permiso a través de un complicado trámite burocrático a cambio del 20% de lo robado, que con eufemismo llamaban “rescate”. La exploración y fundación requerían otro tipo de trámites que ni Velázquez y mucho menos Cortés tenían en 1519. Velázquez ofreció la expedición en sociedad a otros españoles más ricos de Cuba, pero no la aceptaron por la poca ganancia que ofrecía el gobernador. Cortés se ofreció y aceptó la leonina oferta de Velázquez. Vendió todo cuanto tenía para hacerse cargo de parte de los gastos y buscó socios que pusieran barcos, alimentos, armas y personas, a todos ofreciéndoles grandes ganancias a cambio, las cuales más tarde no cumplió.
“Diego Velásquez decidió poner en pie –a su costa, de acuerdo con el procedimiento habitual- una expedición. Pensó en confiar el mando a uno de sus compatriotas de Cuellar, Baltasar Bermúdez, pero éste puso condiciones que disgustaron a Velásquez; el gobernador, airado, lo echó en términos violentos como era su costumbre. Entonces, según Las Casas, Amador de Lares lo convenció para confiar el mando a Cortés –con el cual había de repartir los beneficios de la expedición. Pero aquí debemos ceder la palabra a Gómora (es decir, al propio Márquez), de acuerdo con el cual, Baltasar Bermúdez rechazó el mandato porque Velásquez le reclamaba una participación de tres mil ducados; tras ese fracaso, Cortés fue sondeado, a condición de que tomara a su cargo la mitad de los gastos, ya que “tenía dos mil castellanos de oro en compañía de Andrés de Duero, mercader”, es decir, tenía un socio comanditario. Vemos aquí, en una escala modesta, cómo empezaba a ser invertido el capital comercial en las empresas coloniales.” (Jaques Lafaye. 1970)
El gran interés que puso Cortés en la preparación de lo referente a la expedición que iba a capitanear, despertó en Diego Velázquez sospecha de traición. Sin embargo, no pudo impedir que el 18 de febrero de 1519 zarpara prófugo de una orden de arresto girada por Velázquez, llevando 11 navíos, más de 500 filibusteros, cerca de 100 marineros, más de 200 indígenas antillanos y negros, 16 caballos, 14 cañones, 32 ballestas y 13 escopetas.
“Es, pues, un hombre (Cortés) fuera de la ley (el gobernador había lanzado una orden de arresto en contra de él, sin efecto a doscientas leguas de Santiago de Cuba), el que salió de San Cristóbal, a mediados de febrero de 1519.” (Jacques Lafaye. 1991).
Cortés llegó al Anáhuac prófugo de la ley de Cuba y traicionado a sus socios. Se autonombró el embajador de Quetzalcóatl y a base de intrigas y mentiras provocó una guerra civil de carácter religioso.
MOCTEZUMA XOCOYOTZIN.
Hijo de Axayácatl e Izelcoatzin, hija de Nezahualcóyotl, fue el gobernante de la ciudad mexica de Tenochtitlán cuyos dominios se extendieron a las ciudades de Texcoco y Tlatelólco desde 1502 hasta 1520, al arribo de los españoles. Fue elegido tras la muerte de Ahuízotl, quien falleció durante la inundación de 1502. Tenía preparación militar ya que fue tlacochcálcatl (jefe militar) durante campañas militares de Ahuízotl.
“Ya electo, mantuvo una política enérgica incluso hacia lo interno e implementó mecanismos para centrar el poder en su persona. Al momento de recibir el poder, los altépetl (señoríos) sometidos numéricamente eran muchos y tributaban altas cargas económicas, pero se encontraban dispersos en zonas geográficas que contenían regiones enemigas como Tlaxcala, algunos señoríos de Xoconochco y los purépechas (tarascos), por lo que enfocó su aparato militar al sometimiento de dichos altepetl poderosos, lo cual no consiguió en definitiva…
Las reformas hechas por Itzcóatl y su cihuacóatl Tlacaélel impusieron una etiqueta real que incluía la reducción al máximo del que el pueblo común lo viera, e incluso su círculo más cercano no podía verle a los ojos, debía hablarle en voz baja y entrar al recinto en donde despachaba descalzo al igual que todos en el salón del icpalli (silla real)6 Como gobernante del más poderoso Estado del Posclásico Tardío, tuvo en sus obligaciones el sostenimiento de los órdenes cortesano, urbano e incluso universal.7 Las creencias religiosas de Mesoamérica sustentadas en el régimen zuyuano implicaban la posibilidad de semi divinizar a cualquier persona (como los sacrificados), dado que el influjo divino podía convertir a un ser humano en un vaso mundado del dios8 y actuaba en el de forma natural en la fisiología corporal, causando la acción enfermedades, estados de ánimo, suerte o infortunio.
De esta forma, después de un largo proceso de ayuno, conocimiento e investidura en varios meses y etapas, el joven noble se convertía en nuevo huey tlatoani, recibía las armas reales y poseía en si mismo los atributos del dios tutelar Huitzilopochtli, teniendo a su cargo la garantía de la continuidad del mundo mismo, preservar el orden terrenal y celeste basado en el tlatocayotl, literalmente el conocimiento supremo heredado de los toltecas o lo que podríamos designar como el conocimiento heredado y surgido de otros pueblos mesoamericanos.” Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Moctezuma_Xocoyotzin
Moctezuma fue educado en la Toltecáyotl y legalmente investido por el Tlatocán, Consejo Supremo, como Tlatoani, del cual dependía junto con el Cihuacóatl. De modo que las medidas que La Triple Alianza tomó en cuanto a la forma de recibir y tratar a los forajidos que se hacían llamar “embajadores de Quetzalcóatl”, no fueron de carácter personal. Moctezuma en la tradición milenaria tolteca del Anáhuac “mandaba obedeciendo” al Tlatócan.
El mito sobre Moctezuma es que era un hombre miedoso, inseguro y cobarde. Que traicionó a su pueblo y que tomó decisiones equivocadas. La historia hispánica y colonizadora, describe de esta manera a Moctezuma para realzar la imagen de Hernán Cortés. Este mito se sigue enseñando en las escuelas a través de los Libros de Texto y la Historia Oficial.
La institución rectora era el Tlatócan o Consejo Supremo. Tomaba las más importantes decisiones directivas, administrativas y judiciales. Era la verdadera instancia en la toma de decisiones y quienes ejecutaban sus decisiones eran el Tlatoani y el Cihuacóatl.
HERNÁN CORTÉS MONROY.
Nacido en Medellín provincia de Badajoz, España en 1485, fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro. Como otros hidalgos, su padre lo envió a los catorce años a estudiar leyes a Salamanca, donde fue expulsado de la universidad dos años más tarde por su bajo rendimiento académico.
Guiado por su afán de aventuras, tras varios intentos fallidos, por una parte, de embarcar para las Indias, y, por otra, de participar en las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia, porque “un marido ofendido le dio una paliza que lo dejó por muerto”, lo que impidió embarcarse para Italia.
Finalmente, en la primavera de 1504 y a los 19 años, zarpó hacia la isla de La Española, donde se instaló como plantador y funcionario colonial.
Pasó a Cuba donde se hizo amigo del gobernador Diego Velázquez, el cual le dio la encomienda de navegar por el Golfo de México para preparar la invasión. Cortés lo traicionó y salió en rebeldía y prófugo de la Ley, a realizar la ilegal conquista del Anáhuac.
Acompañó a Diego Velázquez de Cuéllar en 1511 en la conquista de Cuba. Fue luego secretario del mismo y más tarde alcalde de Baracoa. A pesar de que tuvo dificultades con Diego Velázquez, porque tuvo relaciones sexuales con su prometida, Catalina Juárez Marcaida, que era hermana de la futura esposa de Velázquez, y no se quiso casar con ella. Velázquez tomó partido por Catalina y obligó a Cortés a casarse con ella en 1514, comprometiéndose a ser su padrino de bodas y a restablece su amistad.
Esta relación, así como el conocimiento de las capacidades de Cortés, propiciaron que, después de las dos expediciones a la tierra firme de lo que hoy es México, capitaneadas por Francisco Hernández de Córdoba 1517 y Juan de Grijalva 1518, confiará el gobernador Velázquez a Cortés la organización de una tercera expedición.
El permiso de las expediciones se tramitaban en España y la corona otorgaba el permiso a través de un complicado trámite burocrático a cambio del 20% de lo robado, que con eufemismo llamaban “rescate”. La exploración y fundación requerían otro tipo de trámites que ni Velázquez y mucho menos Cortés tenían en 1519. Velázquez ofreció la expedición en sociedad a otros españoles más ricos de Cuba, pero no la aceptaron por la poca ganancia que ofrecía el gobernador. Cortés se ofreció y aceptó la leonina oferta de Velázquez. Vendió todo cuanto tenía para hacerse cargo de parte de los gastos y buscó socios que pusieran barcos, alimentos, armas y personas, a todos ofreciéndoles grandes ganancias a cambio, las cuales más tarde no cumplió.
“Diego Velásquez decidió poner en pie –a su costa, de acuerdo con el procedimiento habitual- una expedición. Pensó en confiar el mando a uno de sus compatriotas de Cuellar, Baltasar Bermúdez, pero éste puso condiciones que disgustaron a Velásquez; el gobernador, airado, lo echó en términos violentos como era su costumbre. Entonces, según Las Casas, Amador de Lares lo convenció para confiar el mando a Cortés –con el cual había de repartir los beneficios de la expedición. Pero aquí debemos ceder la palabra a Gómora (es decir, al propio Márquez), de acuerdo con el cual, Baltasar Bermúdez rechazó el mandato porque Velásquez le reclamaba una participación de tres mil ducados; tras ese fracaso, Cortés fue sondeado, a condición de que tomara a su cargo la mitad de los gastos, ya que “tenía dos mil castellanos de oro en compañía de Andrés de Duero, mercader”, es decir, tenía un socio comanditario. Vemos aquí, en una escala modesta, cómo empezaba a ser invertido el capital comercial en las empresas coloniales.” (Jaques Lafaye. 1970)
El gran interés que puso Cortés en la preparación de lo referente a la expedición que iba a capitanear, despertó en Diego Velázquez sospecha de traición. Sin embargo, no pudo impedir que el 18 de febrero de 1519 zarpara prófugo de una orden de arresto girada por Velázquez, llevando 11 navíos, más de 500 filibusteros, cerca de 100 marineros, más de 200 indígenas antillanos y negros, 16 caballos, 14 cañones, 32 ballestas y 13 escopetas.
“Es, pues, un hombre (Cortés) fuera de la ley (el gobernador había lanzado una orden de arresto en contra de él, sin efecto a doscientas leguas de Santiago de Cuba), el que salió de San Cristóbal, a mediados de febrero de 1519.” (Jacques Lafaye. 1991).
Cortés llegó al Anáhuac prófugo de la ley de Cuba y traicionado a sus socios. Se autonombró el embajador de Quetzalcóatl y a base de intrigas y mentiras provocó una guerra civil de carácter religioso.
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