viernes, 7 de agosto de 2009

TOTALITARISMO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN…Venezuela y México, las dos caras de la moneda.


El ser humano desde el inicio de los tiempos tuvo que unirse y organizarse para poder sobrevivir primero y después desarrollarse. Toda organización conlleva necesariamente jerarquías y con ellas el Poder. Fuera una pequeña banda de cazadores recolectores hasta un inmenso y poderoso imperio. Los egipcios, chinos o anahuacas, conformaron grandes organizaciones humanas con las que pudieron hacer sus maravillosas obras y trascender en la historia.

Así pues, podríamos afirmar que la organización social, que es fundamental y necesaria, conlleva el PODER. Esta facultad fue una gran responsabilidad y designio “divino de los dioses”. Responsabilidad porque tenía que velar por el bienestar, seguridad y desarrollo de su pueblo. Designio divino, en tanto tenían que guiar al pueblo para alcanzar la meta fundamental de todo ser y sociedad consiente, que es la de trascender espiritualmente o alcanzar la divinidad.

Con altibajos las organizaciones sociales del pasado a través de imperios, reinos, federaciones, etc., lograban llegar a puntos luminosos de su experiencia humana y otras tantas veces volvían a caer arrastrados por la estupidez humana. La lucha interior por ser “lo mejor de sí mismo”, tanto en lo individual como en lo colectivo ha escrito la historia de los pueblos del mundo.

En estas milenarias formas de organización siempre estuvo por encima de cualquier interés personal, el interés colectivo. Y generalmente cuando esto no se llevaba a cabo, significaban las grandes caídas o descalabros de los pueblos. Cuando un grupo se apoderaba del poder y lo usaba para privilegiar el interés individual antes que el colectivo, el resultado era un retroceso sociocultural e histórico.

Sin embargo, a partir del siglo XVI en que los “mercaderes” empezaron a emprender empresas de interés y beneficio individual, asociándose con los reinos europeos, comenzó en el mundo la privatización y globalización. Los mercaderes para el siglo XVII impulsarán el individualismo mercantil, intelectual y religioso. De esta manera nacerá “la ciencia occidental”, la masonería, el comercio con mayor fuerza y para el siglo XVIII el primer país del mundo, Estados Unidos, el primer Estado-nación de los mercaderes. Pero fundamentalmente se empezará a crear la noción de “la libertad, la individualidad, la iniciativa privada”, dándole mayor importancia social a la producción, comercio y consumo”. El “culto al Becerro de Oro” cobrará fuerza y se extenderá poco a poco por el mundo a base de invasiones para “liberar a los pueblos” e imponer la democracia de los mercaderes.

La lucha entre “el Mercado en contra del Estado” se inicia a partir de cambiar el sentido espiritual de la vida de los individuos y los pueblos, por un sentido material de atesoramiento y consumo. Poco a poco los “mercaderes” impondrán su visión del mundo y la vida. “Su libertad” estará por encima del derecho, interés y bienestar de la comunidad. La democracia será el instrumento por el cual podrá gobernar a los pueblos a través de una nueva clase. Los políticos nacerán como representantes de los intereses de los mercaderes, pero serán elegidos por los pueblos, propiciando la noción de que el individuo con “su voto” decide quien lo gobierna. La iniciativa privada será legal y moral. El comercio y la producción, así como el consumo serán el perímetro de la existencia del los individuos, las familias y los pueblos. Y todo estará sustentado en el “sagrado derecho de la LIBERTAD”.

El punto de esta reflexión es lo que está sucediendo en Venezuela y México en cuanto a los medios de comunicación. Mientras en Venezuela se está restringiendo el libertinaje informativo llevado al punto de la subversión en contra del gobierno legal y “democráticamente” establecido. En México sucede lo contrario. Los medios masivos cada vez tienen más poder y no tienen límite. Se están convirtiendo en un Estado poderoso dentro de un Estado cada vez más débil y acotado por el Mercado.

Estamos ante el choque de dos TOTALITARISMOS. El del Estado y el del Mercado. Los dos pretenden tener el PODER y el control del pueblo.

El Estado justifica el uso del poder en beneficio del pueblo y sus más elevados anhelos. El Mercado justifica el uso del poder para beneficiar a la economía y que con su crecimiento, se resolverán las necesidades sociales y se obtendrá la felicidad.

Es importante señalar que el desarrollo de la tecnología ha posibilitado que en casi todos los hogares del mundo exista una televisión y un radio. Este fenómeno jamás se había dado en los diez mil años de historia de la humanidad. Nunca antes un pueblo había podido escuchar al mismo tiempo la voz del tirano. Nunca antes “los mercaderes” habían podido “hablarle” al subconsciente de todo un pueblo al mismo tiempo.

Lo cierto es que tanto en Venezuela como en México la televisión privada, no solo se ha dedicado abiertamente a defender sus posiciones de poder y su ideología, sino que en general en seis décadas han vulgarizado el idioma, relajado las costumbres. Han creado patrones culturales en donde la bajeza, la vulgaridad, el individualismo, el malinchismo, han dañado severamente los valores individuales, familiares y sociales. La televisión comercial embrutece, desinforma y alienta la ignorancia. Las televisoras son parciales y tendenciosas y atacan a quienes se oponen a su ideología e intereses. Son la voz del totalitarismo del Mercado. Eso es una realidad innegable en Venezuela y México.

En Venezuela se están cerrando radiodifusoras y canales de televisión que están en abierta oposición a un régimen nacionalista que trata de beneficiar, con muchos errores, a las mayorías desprotegidas. En Venezuela se está dando una guerra entre un Estado totalitario que busca el bienestar del pueblo y el Mercado, integrado fundamentalmente por “los mercaderes internacionales”, sus mega empresas, los empresarios locales y la gente acomodada que ve con mucha preocupación que se esta atentando contra sus intereses, que históricamente y por generaciones, les ha permitido vivir muy bien a costa de la riqueza del Estado (petróleo) y la explotación de un pueblo ignorante, como pasa en la mayoría de países del mundo incluido México.

En nuestro país las dos grandes empresas televisivas tienen a los funcionarios como empleados y al Estado totalmente acotado y disminuido por su poder de comunicación, enajenación y penetración en las masas. Lo que no pasa en la televisión no sucede en la realidad. Pasan por encima de la ley y “doblan” a todo mundo. Quien educa, forma, informa, crea la opinión pública, los modelos culturales y lanza candidatos o los destruye, son los dueños amafiados de las corporaciones del negocio de la comunicación. La caída de López Obrador y el surgimiento del primer presidente televisivo que tendrá México, es un hecho irrefutable. En efecto, Enrique Peña Nieto será el próximo pre$idente de la mega corporación “XHTV Méx-Company Limited” y será el opuesto a Hugo Chávez.


Dos verdaderos dictadores, el Estado y el Mercado. ¿Cuál de los dos es el mal menor? Usted, amable lector…qué opina.

2 comentarios:

  1. Querido Guillermo, muy a pesar de mi aceptación por la manera en la que el gobierno Venezolano actuó con el cierre de ciertas emisoras, debo preguntarte. No se violaron ciertas leyes en el proceso de "acallar" las voces de esos medios de difusión? Se atentó contra la libertad de expresión? La retórica de dichas violaciones se han repetido entre aquellos que no aceptan ni comprenden el socialismo económico y cultural del Comandante Chávez, ni entre aquellos que no simpatizan con la revolución Bolivariana. Yo la aplaudo, pero en el ejercicio, sucedió algo así?
    Saludos querido maestro.

    ResponderEliminar
  2. Yo también tengo mis dudas al respecto, efectivamente caso con la idea de que los medios masivos de comunicación cumple su función clara y llana: la manipulación narcotizante de la población, pero ¿no es también una imposición lo que ocurre en Venezuela? Al final caeremos en que el gran problema es la educación ¿qué opina usted Don Guillermo?
    Saludos afectuosos.

    ResponderEliminar