Propuesta de trabajo.
En el periodo de esplendor del Anáhuac (200 a.C.-850 d.C.) las transformaciones espirituales y materiales de las diferentes culturas indiscutiblemente que fueron sustentadas en una línea de pensamiento filosófico o una “percepción” del mundo y la vida, de tal magnitud, profundidad y extensión, que posibilitaron, no solo llegar a ser la civilización con origen autónomo que logró el más alto grado de desarrollo humano en la historia de la humanidad, sino la que ha dejado la mayor cantidad de pirámides y vestigios arqueológicos del planeta a pesar de su sistemática destrucción.
Este conjunto de conocimientos, sentimientos y valores se conocen como Toltecáyotl y son el legado más valioso de los ahora llamados mexicanos, y representa, indiscutiblemente, un valioso patrimonio cultural de la humanidad. Como en aquellos tiempos, la Toltecáyotl fue trasmitida a un selecto número de personas quienes alcanzaban la maestría y por ello el grado de “tolteca”. El pueblo o los llamados masehuales vivían con las leyes, normas, tradiciones, usos y costumbres emanadas de la Toltecáyotl, que les permitía vivir en armonía entre los individuos, las familias, los pueblos y la naturaleza.
Sin embargo, esta sabiduría sufrió un colapso, que hasta nuestros días desconocemos sus causas. Lo cierto es que alrededor del año 850 d.C. los habitantes de las ahora llamadas “zonas arqueológicas” del periodo Clásico: destruyeron piedra sobre piedra, cubrieron estos lugares y literalmente desaparecieron de la faz de la tierra, degradándose poco a poco sus enseñas entre los masehuales a través del tiempo.
Este hecho se menciona en el mito de la partida de Quetzalcóatl y su profético regreso al Anáhuac. Sin embargo, el conocimiento se mantuvo vivo en un selecto grupo, pero de manera muy restringida en el periodo posterior conocido como Postclásico (850 a 1521 d.C.) y se supone que al inicio de la invasión europea, el calmécac de Cholula era dirigido por los maestros toltecas, quienes “desaparecieron” antes de que Cortés llegara a Tenochtitlán.
Con la conquista y la colonización posterior, los toltecas se refugiaron en el “mundo del nahual”, invisible e impalpable, no solo para los europeos, sino en general, para los anahuacas colonizados.
Según la tradición tolteca. Se mantuvieron grupos de toltecas en la clandestinidad, formando diversos “linajes” a través de diferentes formas de mantener el conocimiento. Unos usaron la medicina tradicional, otros la danza, algunos más la música y la mayoría se mantuvieron en el hermetismo total, inaccesible para el mundo colonial.
Carlos Castaneda es escogido por “el poder”, para dar a conocer los conocimientos de uno de estos linajes, que estuvo por siglos sigilosamente resguardado por la impecabilidad, y modificado por un extraño personaje llamado “el inquilino”. Un tolteca antiquísimo que logró mantener la vida a través de los siglos y que logró un “acuerdo” con el linaje de don Juan desde el Siglo XVII, intercambiando conocimientos por “energía”.
Por designios del “poder”, los milenarios conocimientos del tonal y del nahual, son trasmitidos a Castaneda quien los difundió al mundo a través de su extensa y complicada obra. Que no es literaria, antropológica o de ciencia ficción, sino un “tratado empírico” de la Toltecáyotl.
Lo descrito en la obra de Castaneda que llamaremos “las enseñanzas de don Juan”, son una interpretación personal que hace el propio Castaneda de lo que pudo escribir y “entendió” de los encuentros con el tolteca. Pero estas “historias de poder” son los conocimientos de uno de los tantos linajes que existen hasta la actualidad de la Toltecáyotl. Pero ni es lo único, ni “lo verdadero”, ni mucho menos, la Toltecáyotl en sí misma. Es en cambio, un honesto y enorme esfuerzo de trasmitir una milenaria forma de ver y entender el mundo y la vida, que rompe totalmente con la percepción intelectual de Occidental sobre lo que es “el mundo y la vida”.
En efecto, los toltecas “toman conciencia”, a través de las plantas de poder y de miles de años de investigación-acción, de que el mundo está constituido de dos cargas de energía y que el ser humano, no solo era cúmulo de energía, sino lo más maravilloso; que él mismo es un creador de energía. La más pura y valiosa del universo.
Lo trascendente de las “enseñanzas de don Juan y la obra de Castaneda, es que nos presentan una metodología para enfrentar el mundo y la vida de manera diferente, y al mismo tiempo, igual que todos las antiguas sabidurías ancestrales. La diferencia es que esta es “la propia-nuestra”. Compartida en esencia, por todos los pueblos originarios del continente, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego.
El significado de la vida y el valor del mundo, así como las posibles “realidades” que en él conviven, resultan un desafío inconmensurable para una mente colonizada por Occidente, un cuerpo adormilado y un espíritu minimizado por la modernidad y la visión materialista de la vida.
El camino del guerrero es, no solo un reto casi imposible de practicar, sino una de las pocas posibilidades que tenemos como humanos, para enfrentar el desafío de vivir ahora y aquí, en este mundo que se nos despedaza y nos aniquila como seres humanos. Aplicar las diecisiete técnicas de manera sistemática e impecable en la vida cotidiana resulta el más grande desafío que los “lectores de Castaneda” podamos hacer. Al autor le llevó diez años de aprendiz llegar a tener conciencia de esto y lo más difícil, aplicarlas para seguir las enseñanzas de la Toltecáyotl en el mundo del nahual a través de su benefactor, el oaxaqueño don Genaro.
En efecto, la cultura dominante desde 1521 ha encasillado a las culturas indígenas como salvajes y primitivas, y a sus pueblos como ignorantes, carentes de inteligencia. Desde el inicio de la conquista y a lo largo de estos cinco siglos de colonización ha tratado sistemática y realmente de exterminar a los pueblos y culturas originarias. Algo deben tener estos pueblos y culturas que pese a la determinación de la supuesta superioridad de la cultura dominante, ésta no ha podido acabar y exterminar a estos pueblos y culturas. Desde nuestra perspectiva se debe a que los pueblos originarios son practicantes no racionales de la Toltecáyotl. Es decir, la han asumido como una descripción del mundo y la vida, de modo que la viven y la actúan, no la piensan y la reflexionan.
Uno de los “errores” de Castaneda en “su obra”, creemos nosotros, es que descontextualizó las “enseñanzas” de la cultura que las creó. Por lo que las hace parecer “mágicas y casi irreales”, sin un sustento histórico social. Sin embargo, estas milenarias enseñanzas y conocimientos están a flor de piel en la cultura y tradiciones, usos y costumbres de los pueblos de México, especialmente en los indígenas y campesinos. Y por supuesto en la “Verdadera historia del México profundo”(*), del que nos habla del Dr. Guillermo Bonfil Batalla. Y por consiguiente, de todos los pueblos y culturas originarias de este continente.
La descontextualización de “las enseñanzas de don Juan” han creado una situación desafortunada que ha hecho, desde nuestro personal punto de vista que: por una parte, mucha gente haya tomado las “enseñanzas” como una moda que festiva e irresponsablemente, alentaba el uso de las plantas alucinógenas, para ser consumidas como golosinas. Y por otra parte, para que la gente “escapista” encontrara en el “mundo del nahual” una forma de justificar su inestabilidad emocional y su incapacidad para darle orden y equilibrio a su mundo cotidiano.
El camino del guerrero, con sus diecisiete técnicas, es la “enseñanza básica” para iniciarse en la Toltecáyotl o como dice don Juan, para “barrer la isla del tonal”. El implementar estas técnicas en la vida diaria de manera sostenida e inflexible, exige una enorme toma de conciencia, un inmenso compromiso de responsabilidad y una entrega total, que muy pocas personas está dispuesta a realizar.
En este trabajo nos proponemos seleccionar algunas ideas que creemos fundamentales para “sentir” con mayor profundidad el libro “Viaje a Ixtlán”. Por supuesto que no pretende suplir su lectura. Por el contrario, pretende acentuar las ideas que creemos son más importantes sobre las diecisiete técnicas para, sin miedo y sin ambición, empezar a practicar en la vida diaria la Toltecáyotl. Porque sí no se tiene dominio sobre el mundo “de todos los días”, -el tonal-, ni remotamente se podrá en acercarse al mundo del misterio, -del nahual.
De esta manera el legado cultural tolteca implica en esencia un cambio radical en la vida cotidiana. En efecto, la “Batalla florida” se libra en el mundo cotidiano, lo que implica un cambio de: conciencia, responsabilidad, disciplina, determinación, atención y concentración, sobriedad, frugalidad, aplomo, templanza y toneladas de humildad y ternura.
Por ello, el camino de los guerreros toltecas de la muerte florecida, es para muy pocos…pero esta abierto para todos.
CARLOS CASTANEDA
Viaje a Uxtlán
F.C.E.
Méx.
(*) http://www.toltecayotl.org/ sección -libros-
Bellos conceptos, lectura muy gratificante.
ResponderEliminarGracias por compartir¨;)
saludos.
gabriela