domingo, 28 de mayo de 2017

CUÁL FUE EL MÁXIMO LOGRO DEL ANÁHUAC

Los pueblos hermanados de una de las seis civilizaciones más antiguas y con un origen autónomo, compartieron por miles de años, una misma “matriz filosófico-cultural-religiosa”. 
Un pluriverso de pueblos y culturas, unido por la Toltecáyotl, que produjo una riquísima diversidad, en base a la unidad en la concepción del mundo y la vida. 
Durante muchos siglos no existió: la propiedad privada y el dinero. 
La educación fue pública y obligatoria. 
No existió un cultura belicosa y guerrera. 
Se vivió en comunalidad y a través de una democracia participativa, en donde la Asamblea desidia, y la autoridad mandaba obedeciendo a la Asamblea. 

El conocimiento era de carácter biófilo y pacífico. 
Y finalmente, el propósito compartido por la comunidad era eminentemente de carácter espiritual. 
Este es “el México antiguo” que la historia oficial no quiere que se conozca.
En más de diez mil años de desarrollo humano, compartiendo una extensión de tierra tan grande como fue el Cem Anáhuac, que comprendía de Nicaragua hasta el Canadá. 
En donde existiendo tanta pluralidad étnica, lingüística y cultural, -en general-, se mantuvo una misma estructura filosófica-religiosa en todas las culturas, en los tres periodos conocidos como: Preclásico, Clásico y Postclásico.
Para los nahuas y los mayas, el mundo fue creado por los dioses para habitación del hombre, y el hombre fue creado por una necesidad de los dioses no sólo de ser reconocidos y venerados, sino de ser sustentados, o sea, de tener un fundamento para su existencia. Mercedes de la Garza 1978.”
Su conocimiento venía, fundamentalmente, de dos fuentes: “La observación sistemática, medida y razonada de la mecánica celeste”; 
y “la observación minuciosa, sistematizada y trasmitida de generación en generación de la Naturaleza” a lo largo de varias decenas de siglos. 
De la primera desprende sus profundos conocimientos de la astronomía, las matemáticas y la astrología. 
De la segunda, las ciencias naturales y las ciencias de la salud, la alimentación, entre otras. 
Se puede afirmar que, la civilización del Anáhuac, era una civilización de dimensión galáctica. 
Sabían desde mucho tiempo atrás, miles de años, que la Tierra estaba en un Sistema Solar, y que éste, estaba dentro de una galaxia, con tal precisión, que hasta la fecha asombran sus calendarios: lunar, solar, venusino, de las Pléyades y la llamada Cuenta Larga, en la cual, la Tierra le da una vuelta completa al centro de la galaxia. 
Por este nivel de conocimiento, llegaron a entender que el universo estaba compuesto por energía, que ésta, se organizaba a través de toroides, y éstos, se multiplicaban infinitamente en el macro y micro cosmos a través de fractales. 
Esta es la razón por la cual, “su religión”, estaba sustentada en estos conocimientos y comprendieron que existía una “energía o frecuencia superior”. 
Los Viejos Abuelos descubrieron que: la vida es energía, que la energía es vibración, y que, la vibración es frecuencia. 
Descubrieron, además, que la frecuencia es la velocidad periódica de la onda. Entendieron el Universo.
Los Viejos Abuelos toltecas, trabajaron, estudiaron e investigaron durante decenas de siglos a la “energía” en los Tollan (zonas arqueológicas). 
Esta es la razón por la cual, en el periodo Preclásico (5800 años) lograron crear la Pirámide de Desarrollo Humano tolteca con sus cuatro primeros sistemas: alimentación, salud, educación y organización. 
Con esta base, pudieron emprender su máximo logro, los tres siguientes niveles de su sabiduría: La maestría de la conciencia del Ser Histórico, 
La Maestría de la conciencia de la sacralidad de la existencia y, el más elevado, el logro más excelso, 
la maestría de la conciencia del Ser Energético.
Los toltecas, no solo descubrieron que todo es energía, sino que el ser humano al ser energía en su esencia, puede llegar a “manipularla” de igual forma que manipula su ser físico. 
No se trataba de inventar poderosas armas, conquistar a pueblos y tierras lejanas. 
Se trató de llegar a la esencia del Ser Humano y conquistar todas sus posibilidades energéticas.
Descubrirnos, es descolonizarnos, dignificar lo que fuimos para saber lo que deberemos ser. 



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viernes, 19 de mayo de 2017

El lenguaje colonial “desapercibido”.

El lenguaje colonial “desapercibido”, desde 1521, el “descubridor-invasor-colonizador”, a propósito, no nos nombra por nuestro nombre propio, nos da, el que a él, le conviene, como si nuestro ser ancestral no tuviera ningún valor o consideración. 
El punto es: “SI NO TE NOMBRO, NO EXISTES, TE DESCONOZCO”. 
Primero nos llamaron “indios”, porque deseaban llegar a la India, después nos llamaron nativos o naturales. 
Tuvieron que hacer un juicio para decidir si éramos humanos o animales, que, hasta ese momento, justificaba todas sus matanzas y sus robos, porque los “animales no tienen propiedades” y sus vidas, valían tanto como las de un chango. 
De modo que las matanzas y los saqueos, jurídica y cristianamente eran “legales”. Este juicio, es conocido como “La Controversia de Valladolid", y se llevó a cabo en 1550 y 1551, entre teólogos y juristas hispanos. 
Después de “sesudas discusiones”, convinieron en que, ¡si hermanos humanos!, pero primitivos, es decir, poco evolucionados, porque no tuvimos propiedad privada, no usábamos dinero, no éramos guerreros. 
Quedaríamos a cargo de la iglesia y de los españoles para que nos civilizaran, es decir, cristianizaran y nos incorporaran a su economía en calidad de subalternos subdesarrollados.  
Durante estos cinco siglos nos han llamado de muchas formas, pero jamás, nos han nombrado, por el nombre que nosotros nos pusimos por milenios:
 “anahuacas del Anáhuac”, en nuestra lengua franca ancestral, el náhuatl. 
En los textos del Siglo XVI, los invasores dejaron escrito que esta tierra era conocida como Anáhuac; desde Nicaragua (hasta aquí el Anáhuac) y al Norte, Ce Acatl (Seattl). 
El Anáhuac, para los “mexicanos-mexicas-modernos”, es solo “una universidad o una cementera”, más nada. 
No hay memoria histórica, no hay identificación con los diez mil años de desarrollo humano en su tierra, como, si, lo tienen los chinos y los indios, que son tan antiguos como nosotros.
Pero…qué debemos entender cuando a los anahuacas les llaman “indígenas”. 
Si aceptamos nombrar, a los anahuacas, como “indígenas”, que significa: “los originarios de una tierra”, quiere decir que: los que así usan ese término ¡NO SON ORIGINARIOS!, son extranjeros. 
Es decir, ¿que los “mexicanos”, no son originarios del Anáhuac? 
El término indígena es racista, colonizador y “elegantemente despectivo”, para señalar a los habitantes de este país, que no son, “colonizados-colonizadores”. 
Las palabras tienen cargas ideológicas. 
Por qué, no nombrarnos, como lo hicieron los Viejos Abuelos por milenios. 
Por qué, seguir usando las categorías de los colonizadores, pasados y presentes.
Si existe entonces una diferencia entre los que son “indígenas”, y los que no lo son; entonces, los que no lo son… !qué cosa son!, o que se creen que son. Españoles, franceses, norteamericanos. 
Algunas personas afirmaran, -en actitud de “descargo”-, que no son indígenas, que ellos son “mestizos, como si ser “anahuaca”, fuera un descrédito social y cultural. 
Pero, como dicen los abogados: “vamos a suponer, sin conceder”, que son “mestizos” …cómo está conformado su mestizaje cultural y biológico.  
El mestizaje cultural es abrumadoramente anahuaca. 
Muchas de las tradiciones, fiestas, usos y costumbres, alimentos del país, tienen su origen en la civilización del Anáhuac, aunque con un marcado sincretismo para poder sobrevivir a la colonización. 
En el biológico, la investigadora Irma Silva Zolezzi, del Instituto Nacional de Medicina Genómica, afirma que: “el 65% del componente genético de los mexicanos es único y se le ha denominado “amerindio”. 
Hoy en día, los mismos pueblos anahuacas son mestizos, cultural y genéticamente, comparados con los de antes de la invasión.
Teotihuacan
Chichen Itza
Monte Albán
El Tajín
Xochicalco
Chalcatzingo
Cantona
Cholula
Por qué, después de cinco siglos, no se reconoce ni se nombra, a una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad por su nombre original. 
Por qué se le excluye, menosprecia y se presume extinta. 
Será que “el 99% somos anahuacas sin darnos cuenta”, y el 1%, que tiene el poder económico y político, no quiere que tomemos conciencia. 
Descolonizar es dignificar. 

www.toltecayotl.org