Tarde o temprano, llegará el día
en que se revisará analítica y descolonizadamente la historia ancestral del
Anáhuac y su invasión.
En el periodo colonial, desde lo que escribió gente como
Hernán Cortés, que fue un psicópata, mentiroso y traidor; o Bernardino de
Sahagún, que “investigó las idolatrías” de los vencidos, para que los nuevos
misioneros las pudieran destruir y no ser engañados, así lo pone en el prólogo
de su texto.
Ambos escribían para la corona española y para el Vaticano, con la
censura del Consejo de Indias y la Santa Inquisición, de modo que sus textos
son más falsos que un billete de 3.75, hasta lo que escribieron algunos
“anticuarios”, especialmente en el siglo XVIII.
En los casi dos siglos de
existencia del Estado mexicano, la academia hispanista ha tomado cómodamente
estos textos, como fuentes verídicas y confiables de sus sesudos ensayos e
investigaciones.
Es decir, más de lo mismo, pero escrito de manera diferente. Por
esto, la SEP y sus funestos libros de texto, especialmente los de historia,
están diseñados para que la gente de este país, sea ignorante de sí misma y con
una visión colonizada de la historia.
Es importante señalar que el Estado
mexicano necolonial de ideología criolla, desde 1824, se ha encargado de
aplicar una “lobotomía cultural e histórica” al pueblo, comenzando con sus
académicos, intelectuales, artistas, políticos, y por supuesto, al pueblo en
general, incluidos los llamados “pueblos originarios”, que tampoco saben nada
de su pasado ancestral.
Al pueblo le han enseñado que: La
historia “prehispánica” inicia y termina con “el imperio azteca”. Así es, los
196 años de los mexicas hacen desaparecer los 9500 años, desde la invención de
la agricultura y el maíz en el Valle de Tlacolula, hasta la fundación de
Tenochtitlán en 1325.
Desaparecieron el portentoso periodo Preclásico o
formativo de varios miles de años, en donde se inventó la Pirámide de
Desarrollo Humano tolteca, con sus cuatro sistemas fundacionales de:
alimentación, salud, educación y organización; además del maíz, la
nixtamalización, la milpa, el chocolate, el pulque y el mezcal, por citar
algunos de las muchas creaciones de nuestros Viejos Abuelos.
Desparecieron los
más de mil años de esplendor del periodo Clásico y la maravilla de la cultura
teotihuacana, que influyó de manera determinante el desarrollo humano desde lo
que hoy es Nicaragua hasta el sur de Canadá.
Nepohualtzinzin calculadora anahuaca
La maravilla de la invención antes
que cualquier civilización del: cero matemático, la cuenta perfecta del tiempo,
la calculadora, la democracia participativa y el modelo de educación pública,
entre otras aportaciones a la humanidad.
Al pueblo le enseñan, con los libros de texto en la escuela primaria y
secundaria que: Hernán Cortés “fue un hombre de su tiempo”, y que él, y un
puñado de valerosos “soldados” españoles conquistaron el “gran imperio azteca”,
con cientos de miles de guerreros.
Que fue, gracias a la superioridad de su
cultura, su idioma, su dios, sus armas y caballos, que vencieron la ignorancia,
el atraso y la hechicería. Que liberaron a todos los pueblos de México del
nefasto yugo del “imperio azteca”, que les hacia la guerra, les tomaba
prisioneros, mismos que los sacrificaban sacándoles el corazón e imponiéndoles
terribles cargas tributarias.
Pero especialmente, la gente cree que el 13 de
agosto de 1521, cuando calló Tenochtitlán, también calló un telón histórico y
que se acabó para siempre lo que llaman con desdén y falta de respeto “la
historia prehispánica” (antes de nosotros los españoles).
Nos hacen suponer que
una de las seis civilizaciones más antiguas, con origen autónomo y la que
alcanzó el mayor bienestar para sus pueblos en la historia de la humanidad,
literalmente desapareció, que no queda rastro alguno en el México moderno,
salvo las zonas arqueológicas y los museos.
Que los indios, yopes, nacos,
peladitos, prietos; o como ahora los llaman los políticos con eufemismo:
“pueblos originarios” (como si los francos no fueran originarios de Francia o
los teutones originarios de Alemania), son los atrasados de la nación moderna.
Gente, que, según ellos, “no tienen cultura”, personas que no han podido occidentalizarse,
es decir, superar su lastre histórico, su color de piel, su vestimenta, su
alimentación, sus tradiciones y costumbres “folclóricas”.
Esto es lo que saben las personas
que han pasado por el sistema educativo de este país, desde la primaria hasta la
universidad. Ellos creen conocer “la historia prehispánica de México”. Se
violentan cuando se les da otra versión.
Algunos despistados, hasta se sienten orgullosos de ser “guerreros
mexicas”, e ilusamente quieren recrear la Gran Tenochtitlán; pero
lastimosamente no los dejan entrar emplumados a las zonas arqueológicas o
danzar en las plazas públicas.
A final de cuentas, piénselo bien
amable lector, la estrategia de los dueños del poder, esas 17 familias
“mexicanas”, que tienen la riqueza para pagar la deuda externa del país, lo que
implica 80 mil pesos por cada mexicano, las beneficiadas del sistema necolonial
criollo de “vencedores y vencidos”, les conviene que el pueblo, que por su
ignorancia los hacen ricos, piensen de esta forma, y sean ignorantes de sí
mismos.
Por esto, lo que no podemos entender, es que el “sistema educativo
funciona a la maravilla”, está bien diseñado y mejor ejecutado por el
magisterio nacional.
Para “este sistema”, no se requiere un nuevo modelo
educativo, el actual, como puede usted ver, cumple con creces su “meta objetivo”.
Educayotl AC. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org