En efecto, el capitalismo, entendido como una forma de ver y significar el mundo y la vida, tiene como premisa el individualismo, el atesoramiento, la usura, la competitividad y el monopolio, la exaltación del ego y el auto-desarrollo, el culto a la materia y el consumismo. La “modernidad” es en realidad, la implementación del capitalismo. De esta manera, la modernidad ha sido un dogma de los mercaderes que presupone una mejora o evolución humana, pero que en realidad es un retroceso y una involución. Dado que condena a los pueblos a la acumulación de unos cuantos y la pobreza de muchos, a la destrucción y contaminación del planeta y a la perdida de los valores comunitarios y espirituales del mundo y la vida.
Los mercaderes quienes han impulsado este modelo en su fanatismo por el culto al “Becerro de Oro ”, lo han logrado a través de la amenaza, la imposición, la sujeción, el abuso, la exclusión, el sometimiento, el racismo, la violencia y la guerra contra los pueblos llamados con eufemismo: “primitivos, tradicionales y del tercer mundo”.
A los pueblos del mundo los ha sometido a la explotación más deshumanizada y cruel, aliándose con elites de poder local. Ya sea como “invadidos-vencidos”, “colonizados-explotados” o como “esclavos-peones-trabajadores”. Sin ningún respeto a la condición humana, a la niñez, a la maternidad y la familia.
La naturaleza, la biodiversidad y los recursos naturales, son para esta ideología, solo un objeto que les permite alcanzar sus metas económicas. Por ello, su acción sobre ellos es de carácter depredador, contaminador y sin ninguna consideración hacia la vida, en el sentido más amplio; y a la concepción de un universo, totalmente integrado e interdependiente.
Esta visión “necrofilia ”, de lo que ahora se llama capitalismo, está presente desde el inicio de los tiempos. El hermano que arremete, explota y aniquila a su hermano, a la naturaleza y niega el sentido sagrada de la vida y el mundo, es por desgracia un comportamiento ancestral.
Pero de modo inverso, también existe, desde el inicio de los tiempos, la visión “biófila ” de la vida y el mundo. El ser humano “aprendió” a través del ensayo y el error, que el sentido sagrado del mundo y la vida, así como la practica comunitaria y solidaria, basada en el respeto “del otro”, sea ser humano, animal, vegetal o mineral, era fundamental para poder desarrollar sus potencialidades, individuales, familiares y comunitarias. Esta visión, que es compartida por todas las civilizaciones antiguas del mundo y los pueblos que en la actualidad están fuera de la influencia de la modernidad. Esta ancestral visión está basada en la búsqueda del equilibrio y la convivencia armónica con “los mundos”: material, espiritual y cósmico. En general, los pueblos antiguos percibieron en mundo y la vida de manera muy semejante .
El capitalismo tiene sus más remotos orígenes desde la invención de la moneda y el comercio. En efecto, miles de años antes de la era Cristiana, entre los ríos Tigris, Éufrates y Nilo, el uso de la moneda y la práctica del comercio, permitió y alentó la apropiación de los mercaderes del trabajo, tanto del que producía, como del que compraba. El comercio desde esta perspectiva es un acto inmoral, en tanto permite y “legaliza” la acumulación y el despojo, lo que alienta la pobreza, la injusticia y la violencia social.
El punto esencial de esta lucha es el conflicto que surge entre “el bien común y la iniciativa privada”. Generalmente esta ultima saca sus inmorales ganancias, quitándole a los individuos, familias y comunidades, la ganancia de su trabajo y la riqueza de sus recursos naturales, para aumentar su capital, atesorar y aprovecharse de su “poder económico”, para tener mayores y mejores oportunidades y condiciones para la explotación y el despojo. Esto lesiona el bien común y establece la inequidad y la injusticia social, además de dañar a la naturaleza por la explotación irracional.
Sin embargo, las civilizaciones de Mesopotamia y Egipto, mantuvieron acotados y limitados los intentos expansionistas de los mercaderes a través de estrictas leyes, tradiciones, usos y costumbres, en la que los mercaderes, por más riquezas que acumulara, no podían usurpar el poder del Estado y menos, ejercer poder sobre la sociedad. Así que desde tiempos inmemoriales los mercaderes ambicionan “la libertad sin límites”, en donde no existan restricciones para la iniciativa privada, la expansión del mercado, el individualismo, la competitividad, el culto al “Becerro de oro” y el acceso al poder del Estado. El sueño de los mercaderes ha sido siempre tener bajo su control “un mundo libre” de restricciones: éticas, morales, religiosas, sociales, culturales, legales y gubernamentales para poder realizar plenamente sus transacciones comerciales.
En general, todos los pueblos del mundo, han transitado por el camino de la búsqueda del desarrollo espiritual. Los valores para esta búsqueda han sido: la conciencia espiritual, la visión de un mundo sagrado, la concepción de una divinidad suprema, la realización plena después de la muerte a partir de una vida virtuosa, la familia, la comunidad y la relación armónica con la naturaleza y el cosmos.
Los caminos han sido múltiples y variados, como diversos y diferentes son las etnias, los idiomas, las culturas, las regiones y habitad del planeta, pero todos en general, han buscado el desarrollo de estos valores y principios que, al ser probados desde decenas de miles de años atrás, cuando el ser humano inicio su evolución, entendió y comprobó que esta visión del mundo y la vida, así como las relaciones humanas y las relaciones con los demás seres vivos de su mundo, eran las más idóneas para alcanzar el bienestar y el “equilibrio integral.
En efecto, el “bien común” es el potencial más poderoso con que cuenta el ser humano para, no solo garantizar su supervivencia, sino su pleno desarrollo. Y el desarrollo del aspecto sagrado del mundo y la vida, era de mayor trascendencia que desarrollar el aspecto material y profano.
Los mercaderes finalmente emigraron a la península europea, que era un lugar de poco desarrollo cultural y que después del colapso del Imperio Romano, vivían fragmentados en pequeños reinos que mantenían permanentes guerras de despojo. Los campesinos eran los “siervos” y los señores feudales tenían pequeños ejércitos integrados por mercenarios y se apoyaban en la iglesia católica, para mantener sometidos a los explotados a través de la religión.
Durante toda la llamada Edad Media, los mercaderes se dedicaron a crear sus extensas y complejas redes de comerciantes en (el mundo conocido de ese entonces), hasta crear un “mercado mundial” y poco a poco corrompieron el poder de los imperios y reinos, para empezar a jugar un papel predominante a partir de su riqueza. Poder que fue compartido con la iglesia, los reyes y señores feudales. Primero Venecia y después Londres, fueron sus principales capitales económicas, pero no las únicas. De esta manera empezó el comercio “mundial” en el Mar Mediterráneo y el Mar del Norte, así como las caravanas comerciales de la Ruta de la Seda, que llegaban hasta China por adquirir y comerciar valiosas mercancías que no existían en la primitiva y salvaje península europea, habida de esas novedosas mercaderías.
En el Renacimiento los mercaderes toman mayor fuerza e inician la escalada contra los demás pueblos del mundo, en una alianza entre los “guerreros europeos del Norte” y los “mercaderes del Medio Oriente”. Unos tienen la fuerza y la habilidad de las armas, los otros tienen el poder económico y la habilidad de comerciar. Esta alianza sigue viva hasta nuestros días y rige el “orden mundial” a través de la OTAN y Wall Street.
La invasión primero de América, África y después de Asia, y su posterior colonización inician el periodo pre-capitalista, anunciando la modernización y la globalización planetaria, que no es más que el imperio del “Becerro de Oro” a través del poder del Mercado apoyado y sostenido por las armas.
Modernidad desde esta perspectiva, es la destrucción de las milenarias formas de organización social, los ancestrales “propósitos sociales” de carácter humano-espiritual, las antiguas religiones, las tradiciones, fiestas, usos y costumbres, los valores comunitarios y familiares.
Esta lucha se entabla de manera permanente, desde la Edad Media de manera subterránea y en la actualidad de manera abierta, violenta y frontal. De esta forma se enfrenta la lucha entre: Modernidad vs. tradición, ciencia vs. religión, comunitariedad vs. individualismo, competitividad vs. complementariedad, consumo vs. producción, Mercado vs. Estado, tener vs. ser, materia vs. espíritu.
Para el caso de las civilizaciones del Anáhuac y del Tiwantisuyu , que Occidente divide en dos diferentes, pero que seguramente conforman una sola, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, todos los pueblos originarios comparten la misma matriz filosófica cultural. El choque con la asociación de los mercaderes del Oriente Medio con los guerreros de Europa, resultó brutal y dramática, en tanto las culturas originarias de este continente, lograron el más alto grado de desarrollo humano de la historia de la humanidad, por lo cual eran pacificas y no guerreras . Y aunque la invasión se dio en el periodo de decadencia cultural de los pueblos invadidos, su nivel y calidad de vida eran, mucho más elevados que los primitivos y salvajes europeos , de ese entonces.
La civilización del Anáhuac desarrolló, muchos siglos antes de la invasión, seis elementos culturales que le daban, aun en el periodo Postclásico decadente (850 a 1521 d.C.), el más alto grado de desarrollo humano del planeta .
En principio se vivía un comunitarismo total, en el que se ejercía lo que ahora llamamos “la democracia participativa”. A los individuos desde pequeños se les enseñaba que la comunidad era más importante que el individuo, por ello, el “bien común estaba por encima del interés personal” y no existía la iniciativa privada.
Como consecuencia de la forma de vida en comunidad, en consenso y totalmente espiritual, no existió la propiedad privada. Todo pertenencia a la comunidad, y en el caso de la tenencia de la tierra, la Asamblea otorgaba en préstamo a cada ciudadano un lote para construir su casa y una parcela para trabajar el sustento. Los lotes y parcelas no se podían vender o heredar, siempre regresaban al dominio de la comunidad. En la filosofía indígena-anahuaca, el ser humano y por consiguiente el Estado, no eran dueños de la tierra, cuando mucho, eran usufructuarios los ciudadanos y administrador el Estado, pero la tierra como ser vivo, no podía ser una propiedad. Por el contrario, Tonantzin (nuestra Madre querida) era la dadora sustentadora, madre de todos los seres vivos.
Una de las características de no existir propiedad privada era que en el Anáhuac nunca existieron puertas, bastaba una cortina para hacer impenetrable un recinto. Las puertas, candados y cerrojos llegaron con los europeos. La cultura de los pueblos del Anáhuac, en general, no alentaba el consumismo, el atesoramiento y el individualismo. Por el contrario, se sustentaba en el auto consumo, la austeridad y la frugalidad. Hasta en la actualidad, los pueblos indígenas-anahuacas se caracterizan por su forma de vida basada en la austeridad y en el auto consumo de manera cultural, es decir, por “La Costumbre” .
El servicio a la comunidad, la ayuda mutua y el trabajo voluntario o tequio, eran los instrumentos, de la Asamblea o Tlatócan, con los que los ciudadanos podían, de manera colectiva, a través del consenso, hacer la toma de decisiones que beneficiaban a la comunidad, mismas que al emanar del pueblo eran asumidas como un inflexible mandato por todos los miembros de la comunidad, y las autoridades, “mandaban obedeciendo” este mandato.
El sentido de pertenencia a la familia, el calpulli y la comunidad, le daba a cada ciudadano la fuerza y la responsabilidad histórica de toda la comunidad. El bien común, logrado a través del consenso, ha hecho fuertes al exterior y resistentes al interior a las comunidades anahuacas en estos ocho milenios de desarrollo humano.
El desarrollo del potencial intelectual y cognoscitivo llegó a niveles muy elevados. En efecto, la civilización del Anáhuac se caracteriza por sus asombrosos logros, tanto en la observación, capacidad de análisis y síntesis, que les permitió construir, sistematizar, trasmitir y aplicar el conocimiento biófilo, como ningún otro pueblo lo ha hecho en la historia de la humanidad.
Fruto de esta interpretación y aplicación biófila del conocimiento, los tlamatinimes o maestros toltecas anahuacas lograron “inventar” el maíz , a través de lo que ahora conocemos como “ingeniería biogenética”, pero lo mismo hicieron con los nopales comestibles, el cero matemático o la cuenta perfecta del tiempo , a través de un dominio asombroso de la mecánica celeste y las matemáticas, que armoniosamente mezclaron con la arquitectura, para crear la llamada arqueoastronomía y dejar más de ciento cuarenta y siete mil zonas arqueológicas , lo que los lleva a ser, la civilización que más pirámides construyó en la historia de la humanidad.
Otro de los elementos culturales de la civilización del Anáhuac, que nos demuestra su alto grado de desarrollo humano, es que, pese a esta asombrosa capacidad para construir y aplicar biofilamente el conocimiento, jamás inventaron la moneda, a pesar de tener de manera milenaria la institución del “tianguis”, -mercado que se hacía cada cinco días y que funcionó a base del trueque-, que impedía la acumulación y la explotación. Era el intercambio justo y equitativo.
Los anahuacas culturalmente y de manera ancestral, se han caracterizado por no acumular, no explotar, vivir de manera austera, frugal y sobria. Las diferencias sociales se daban por la capacidad de servir de manera más eficaz a la comunidad, contribuir eficientemente al bien común y al propósito social. A diferencia de otras civilizaciones, la anahuaca no sustentó su desarrollo en el comercio, la acumulación y la explotación. Demostrando su alto grado de desarrollo humano .
De la misma manera, pese a la señalada capacidad en la construcción y aplicación del conocimiento, los anahuacas no inventaron las armas. Debido a las bases morales y éticas de su visión del mundo y la vida, la fuerza y el potencial social no se sustentó en la guerra. A diferencia de otras civilizaciones , los anahuacas no aplicaron su inteligencia y creatividad en la invención de las armas y la guerra. Las mismas armas que recibieron de la prehistoria, es decir: el arco, la lanza, el escudo, el mazo y la honda, con esas mismas armas, siete mil quinientos años después enfrentaron la invasión europea. Esto demuestra que no basaron su desarrollo en la guerra, lo que no implica que no hubiera conflictos internos y externos entre los pueblos, pero que estos conflictos fueron resueltos con otros métodos.
Esto nos habla de la vocación pacifista y de respeto que tuvieron durante miles de años los pueblos del Anáhuac, que encontraron mecanismos para resolver sus naturales conflictos, tanto internos como externos. La guerra en el periodo Clásico fue de carácter ritual/simbólico e intrincadamente espiritual . Los “Guerreros y Guerreas de la Muerte Florecida”, luchaban una batalla personal con “el enemigo interno” y sus armas eran “flor y canto” siendo el objetivo final el “florecer su corazón”.
Los mexicas en el periodo Postclásico, con Moctezuma Ilhuicamina y Tlacaélel al frente de la Triple Alianza , transgredieron esta filosofía del año 1440 a 1521, y usaron las guerras floridas para someter a sus vecinos, y aun en estas guerras, estaba prohibido matar al enemigo, pero solo fue en un periodo de 81 años.
Otro de los elementos culturales que caracterizan a esta civilización, es que creó, desarrolló y aplicó en todo el Anáhuac, el primer sistema educativo del mundo, con un carácter obligatorio, público y gratuito .
La formación ética y moral de la niñez y juventud fue uno de los pilares fundamentales del Anáhuac. Sorprendió a los europeos en 1519 , periodo de decadencia, no encontrar a un niño sin escuela. Sin embargo, se supone que el sistema educativo ya está presente desde los antiguos olmecas en el periodo preclásico o formativo, 1500 a.C. y se mantuvo hasta su destrucción por los europeos en 1521. El primer sistema de educación público, obligatorio y gratuito en Europa se instauró en Italia en 1596 d.C.
Las instituciones como el telpochcalli, el cuicacalli y el calmécac, permitieron a los niños ingresar a los siete años a estos internados y aprender a formarse “un rostro propio y un corazón verdadero” y prepararse para ser autosuficientes e incorporarse a la comunidad, en calidad de “ciudadano”.
Estas instituciones no solo trabajaban el aspecto de la transmisión de los conocimientos académicos, como las matemáticas, lenguaje, astronomía y astrología, historia, retórica, etc. Sino que se contemplaba la formación integral del estudiante, tanto en el aspecto de educación artística y física, como en el aspecto productivo. Porque las escuelas tenían la filosofía que debían ser auto-sustentables a través del trabajo de los propios alumnos y maestros. Si las escuelas eran autosuficientes, los alumnos aprendían a serlo también y de esta manera serian autosuficientes con su familia y un apoyo para la comunidad.
Finalmente, la civilización del Anáhuac mantuvo por miles de años y compartió, un mismo propósito social de carácter espiritual, que incorporó a través de una misma matriz filosófica-cultural, los mismos valores esenciales de una religión compartida por todas las culturas, pero modificada “externamente” por cada cultura, diferente en tiempo y espacio, pero cada una, con sus matices y variantes culturales específicos, pero todas unidas a una misma estructura-matriz filosófica-cultural .
En efecto, la vocación comunitaria por el desarrollo espiritual y la búsqueda de la trascendencia existencial, en planos muy elevados de la conciencia, permitieron integrar armónicamente los cinco elementos culturales anteriores, no solo posibilitando su logro, sino dándole un meta-sentido compartido por todos los pueblos y culturas, manteniendo este firme propósito a través de milenios, de generación en generación.
El esplendor alcanzado en el periodo Clásico (200 a.C. a 850 d.C), se explica por la existencia de estos seis elementos culturales, totalmente integrados e interdependientes para posibilitar una vida comunitaria pacífica, cimentada en el consenso, ordenada y espiritual. Sustentada en una arraigada actitud de observación, análisis y síntesis, lo que permitió construir el conocimiento biófilo, en los campos tangibles e intangibles del mundo y la vida.
En efecto, la ciencia y el conocimiento biófilo fueron el medio por el cual los antiguos y sabios toltecas, diseñaron y construyeron su mundo a través de siglos, y su legado, la Toltecáyotl, duró vigente hasta la invasión europea, y en nuestros tiempos, se mantiene en la sabiduría popular y en el llamado inconsciente colectivo, esperando el momento de su esperada restauración profetizada por el regreso de Quetzalcóatl .
Esta sabiduría se basa en los valores del comunitarismo y la democracia participativa que promueve que las autoridades “manden obedeciendo”. Que rechaza la “iniciativa privada”, porque atenta contra “el bien común”. Que promueve la educación obligatoria, pública y gratuita. Que cambia el militarismo invasor y depredador, por la implantación de la concordia, la integración y el dialogo entre iguales. Que rechaza la acumulación y la explotación de unos cuantos ambiciosos, al no usar la moneda y prohibir la propiedad privada. Que integra a la sociedad y todos sus recursos en un proyecto de carácter universal, en donde la trascendencia espiritual es la meta más elevada de las personas, familias y pueblos .
Todos estos valores, actitudes y conocimientos, son los que llevaron a la civilización del Anáhuac a lograr el más alto grado de desarrollo humano, alcanzado en la historia de la humanidad. En el siglo XVI los europeos encontraron en el Anáhuac la ciudad más grande del mundo y con una urbanización como cualquier ciudad del siglo XXI. Pero existían ciudades mayas, zapotecas, purépechas, mixtecas, huastecas, por citar algunas culturas del periodo Posclásico, que contaban, en menor número de habitantes, con la misa calidad y nivel de vida.
Escrito por los propios conquistadores y misioneros, nadie concia en Europa y Asia, una ciudad como México-Tenochtitlán. La calidad de la alimentación, la salud, la higiene, la educación familiar, la instrucción escolarizada, la organización comunitaria, el vestido, la vivienda y el trabajo, así como la impartición de la justicia y el gobierno, eran con mucho, muy superiores a la de los habitantes de Madrid o Paris de ese tiempo. Debe tomarse en cuenta que los anahuacas estaban en el periodo de decadencia y que tenían siglos del colapso del periodo Clásico superior y la partida de Quetzalcóatl.
Los descendientes actuales de la sabiduría tolteca, los hijos de los hijos de los anahuacas, que un día, a la gloria del espíritu humano, llegaron al más alto nivel de desarrollo alcanzado por pueblo alguno en la historia de la humanidad, y que en estos cinco siglos de colonización, los opresores, propios y extranjeros, nos han negado su “posesión consciente”.
Se requiere, de manera urgente e impostergable: Investigar y estudiar el periodo Clásico del México antiguo, para re-hacer la historia “propia nuestra” y reafirmar nuestros logros culturales civilizatorios, para hacerlos presentes a través del estudio profundo y respetuoso, como fuente de inspiración en la construcción de una nueva sociedad. Desechando la versión falsaria y denigrante de los conquistadores europeos, y rehacer la historia oficial escrita por los colonizadores criollos en estos dos últimos siglos.
El pueblo de México es heredero de esta sabiduría, que sigue viva en el “banco genético de información cultural” . La colonización se basa en la ignorancia de sí mismo del colonizado. En la perdida de la memoria histórica, y el rechazo de su herencia indígena-anahuaca . Sin embargo, los pueblos y culturas indígenas-anahuacas del presente, pese a la colonización, exclusión y etnogenocidio llevado a cabo durante estos casi cinco siglos de invasión-ocupación, mantienen en sus formas comunitarias de vida, de manera inconsciente, estos valores y principios que son la herencia más valiosa del milenario pasado anahuaca.
No solamente podemos encontrar estos elementos culturales en los relatos distorsionados de los conquistadores, misioneros y colonizadores, como Hernán Cortes, Bernardino de Sahagún o Francisco Javier Clavijero . También los podemos encontrar en los trabajos de historiadores e investigadores contemporáneos como Miguel León Portilla, Laurette Séjurné o Alfredo López Austin, sino también en filósofos y pensadores, como Rubén Bonifaz Nuño y Guillermo Bonfil Batalla .
Dr. Rubén Bonifaz Nuño.
Sin embargo, especial mención requiere el trabajo de Carlos Lenkersdorf, quien se fue a vivir por treinta años a Los Altos de Chiapas, para aprender la lengua y cultura de los mayas tojolabales . Fruto de esta vivencia que se inicia en los años setentas, logra sin el prejuicio de la colonización y el racismo, -típico de la cultura dominante y de los mestizos desculturizados-, percibir a través de su idioma, no solo la esencia de la cultura tojolabal , sino fundamentalmente su filosofía, tan negada por los colonizadores de ayer y de hoy.
Lankersdorf aprende de la cultura maya-tojolabal de nuestros días, una milenaria forma de aprender del “otro”, sin la subordinación y dominación clásica de la cultura occidental. Es decir, sin la relación “sujeto-objeto”. Por el contrario, aprende de la “intersubjetividad” a través del “saber-conocer-aprender”, en la que no existen “objetos de estudio e investigación”, sino en la que todos son sujetos que pueden compartir una relación coordinada y no subordinada para descubrirse mutuamente. Sean estos sujetos como: personas, animales o vegetales, pues todos tienen corazón y sienten.
El investigador y lingüista alemán, nos enseña en su práctica vivencial de tres décadas con los mayas-tojolabales, que tenemos mucho que aprender de las diferentes culturas de la civilización del Anáhuac. Que la sabiduría generada a lo largo de miles de años no se extinguió y que hoy se mantiene como el motor fundamental de la supervivencia de los pueblos originarios en estos cinco siglos de extermino, despojo y exclusión.
Dr. Carlos Lenkersdorf
En síntesis, que la Toltecáyotl sigue presente y vigente. Que no se le haya querido ver, ni valorar y menos tomar en cuenta para la construcción de “la patria de los criollos”, en estos doscientos años, no quiere decir que no exista y que se haya extinguido el 13 de agosto de 1521, como la historia oficial criolla enseña en las escuelas y en los libros de texto.
De sus múltiples trabajos, creemos que “Los Hombres Verdaderos” y “Filosofía en clave tojolabal”, nos enseña el tesoro de sabiduría milenaria, que sigue viva y presente en los pueblos indígenas-anahuacas de la actualidad, y creemos, que no solo en los mayas, sino en todos los del continente, desde Alaska hasta La Tierra del Fuego .
Lenkersdorf nos permite apreciar parte de esta sabiduría milenaria a través del análisis de la lengua tojolabal. Conceptos como el dialogo intersubjetivo y el “nosotros”, como base de las relaciones sociales y con el mundo; trátese de seres humanos, animales, vegetales y seres inorgánicos.
La lectura de la obra de Carlos Lenkersdorf nos obliga a ver con otros ojos “lo propio nuestro”, deslumbrante, vivo y vibrante en donde la cultura dominante nos enseñó desde 1521, que no existía inteligencia, sabiduría, experiencia y valores humanos. La forma de ver y entender el mundo y la vida, en particular de la cultura tojolabal, y en general de los pueblos originarios del conteniente, resulta de vital importancia en el colapso del de la modernidad y el capitalismo en nuestros tiempos.
Ante la crisis planetaria, las mentes lucidas del mundo buscan otra forma de organizarnos en sociedades más justas y humanas. Hablan de que, “otro mundo es posible”. Los pueblos indígenas del planeta nos pueden enseñar una “nueva” forma de vivir, que es milenaria. Y que, a ellos, les ha permitido sobrevivir a su muerte histórica por la implantación global del capitalismo y la modernidad.
Para todas las mentes colonizadas, que siguen pensando como en el siglo XVI, que los pueblos y culturas indígenas-anahuacas eran primitivas, idolatras y guerreras. Que no existe ningún valor o enseñanza posible de los pueblos originarios, que han mantenido en medio de muchos sacrificios y dificultadas, la esencia filosófica de la Toltecáyotl. Para aquellos ignorantes que afirman que “no se debe idealizar a los pueblos indígenas” y mucho menos su lejano pasado, la lectura de la obra de Lenkersdorf y su encuentro con la filosofía tojolabal, resultará un desafío temerario y extraordinario.
Resumiendo, por las enseñanzas de Laurette Séjurné , Rubén Bonifaz Nuño , Guillermo Bonfil y ahora, de Carlos Lenkersdorf; volvemos a afirmar, con mayor fuerza y contundencia, que el futuro del pueblo de México, es el conocimiento de su pasado y la revaloración de las culturas indígenas-anahuacas contemporáneas.
Una nueva lectura de nuestro pasado “precuauhtémico ” es requerida con urgencia para entender “de dónde venimos” y saber quiénes somos en verdad. Para conocer la grandeza de la Civilización Madre y sentir el orgullo legitimo de ser, hijos de los hijos de los sabidos toltecas. Para erradicar el sentimiento de minusvalía y orfandad que han sembrado y cultivado malignamente los opresores-explotadores en estos cinco siglos de invasión-ocupación.
Una nueva forma de ver, pensar y sentir a los pueblos originarios. Heroicos sobrevivientes del etnocidio, despojo y exclusión en el que hemos participado “voluntariosamente” los mestizos, en apoyo del proyecto explotador de los españoles y criollos en estos cinco siglos.
Comandante Ramona
Se requiere percibir a los pueblos indígenas-anahuacas, como guerreros inmaculados que han sabido vencer al tiempo baldío. Los no-indígenas-anahuacas necesitamos un cambio de actitud hacia lo más valioso de nosotros mismos. Un reconocimiento de lo mejor y lo más esencial que nos hace ser, lo mejor de nosotros mismos desde hace ocho milenios, nuestra raíz más profunda y primigenia.
Pero sin excluir la sabiduría que hemos adquirido a manera de apropiación cultural de otras civilizaciones en estos cinco siglos, y que hoy es parte esencial de lo que somos. Aceptando nuestro mestizaje como una riqueza que nos ofrece mayores oportunidades y mejores opciones, pero con el conocimiento de la sabiduría y el potencial milenario de nuestros más profundos cimientos indígenas-anahuacas.
Frente a los funestos acontecimientos mundiales del inicio del tercer milenio, debido al colapso del sistema capitalista depredador y el derrumbe del injusto proyecto de país que crearon los criollos hace dos siglos. La refundación del país se hace necesaria. Los ahora “llamados mexicanos” tenemos una “patria” creada por los criollos hace doscientos años. Una patria que casi siempre les ha dado la espalda a los descendientes de los pueblos originarios. Una patria fundada y dirigida por una ideología criolla que ha mantenido disfrazadas las injusticias y las desigualdades del periodo colonial. Una patria en manos de criollos corruptos, traidores e ineptos . Que se la han pasado luchando entre sí y aliándose con los extranjeros en sus interminables pugnas fratricidas.
Pero también tenemos una matria con ocho mil años de experiencia y sabiduría acumulada en el desarrollo humano. Una matria nacida en esta Tierra y creada por nuestra propia visión del mundo y la vida, construida con nuestra sensibilidad e ingenio. Original, que no pidió préstamos culturales a nadie. Autentica y totalmente nuestra. Única en el mundo y compartiendo el privilegio de ser una de las seis Civilizaciones Madre del planeta con Egipto, Mesopotamia, China India y la Zona Andina. Una matria que siempre, como madre abnegada, nos ha dado todo cuanto tiene, aunque la despreciemos y la neguemos. No solo nos da los alimentos como el maíz, el nopal, el fríjol y el chile, sino nos llena de actitudes y sentimientos como los valores en torno a la familia, la comunidad, la naturaleza. Hasta actos atávicos de carácter inconsciente como la alegría de vivir, lo formales y ceremoniosos en nuestro trato, el gusto por las flores o el culto a la muerte y la fuerza y esperanza en la Tierra, nuestra Madre querida, “Guadalupe-Tonantzin”.
El futuro del Anáhuac se construirá con una sociedad justa, participativa y generadora de consensos. Como lo fue en el periodo Clásico. En el que la comunidad será más importante que la individualidad y el propósito social volverá a ser, por consenso, de carácter espiritual. Una sociedad en la que no existan vencedores y vencidos, dominadores y subordinados, en la que todos seamos hermanos. En la que nuevamente La Madre Tierra guiará amorosamente a sus hijos por el luminoso sendero del Espíritu.
La investigación, el conocimiento y la difusión para la revaloración de la filosofía de la civilización del Anáhuac, resulta de vital importancia en la educación de los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos toltecas.
Familia de Carlos Slim
Porque es percibido por una gran mayoría del pueblo, de lo que hoy llamamos México, que el sistema neocolonial en que vivimos ha llegado al límite de su permanencia. El grado de injusticia, exclusión, pobreza en que están sumidos decenas de millones de personas, contrasta con la increíble riqueza de un puñado de familias que poseen todas las oportunidades, los privilegios, las canonjías, y con ellas el dinero y el poder.
El injusto sistema colonial que se implantó desde 1521, periódicamente ha tenido estallidos sociales que han sido sofocados a sangre y fuego en todo el territorio. Pero en estos cinco siglos de injustita ha habido dos grandes estallidos sociales que han cambiado todo para que todo sigue igual, pero diferente. El de 1810 iniciado por los criollos en su lucha para desbancar del poder a sus parientes los peninsulares. Y el de 1910 auspiciado por Estados Unidos para expulsar a los capitales europeos, de lo que la Doctrina Monroe considera su área de influencia.
En estas luchas fraticidas los pueblos indígenas-anahuacas, campesionos y mestizos han luchado por los intereses de terceros, llevados por el engaño histórico de acabar con la histórica injusticia colonial y neocolonial. La historia nos enseña que la lucha armada y la lucha política no han podido erradicar la injusticia y la exclusión, que solo se ha “maquillado” el sistema colonial.
Es la educación la única que puede en verdad desterrar el sistema colonial. La educación basada en la cultura y la historia del Anáhuac. La educación en los valores y principios ancestrales de nuestra matria. El fortalecimiento de la auto estima a partir del acrecentamiento de la memoria histórica y la identidad cultural por medio del conocimiento y revaloración de la filosofía del Anáhuac o Toltecáyotl.
La patria de los criollos se esta derrumbando. La incapacidad, la torpeza y el abuso han llegado al límite de la humanamente soportable. Se requiere pensar en la refundación de la patria creada por los criollos hace doscientos años, y pensar en construir una nueva patria en base a nuestra ancestral y milenaria matria. A la Toltecáyotl y los valores, principios, conocimientos y objetivos históricos de la civilización del Anáhuac en estos ocho mil años de desarrollo humano. Tenemos que recuperar lo mejor del pasado para construir nuestro futuro.
No es una metáfora. Lo que hoy podría resultar imposible, mañana puede ser una realidad. China hace 60 años era una de las naciones más pobres y corruptas del mundo. En 1988 la caída del Muro de Berlín se consideraba imposible. Cada día el futuro avanza más rápido y nos trae cosas increíbles, literalmente impensables. Lo que hoy cambia en 24 horas, en los principios del siglo XX cambiaba en años.
El cambio es inminente. Este cambio no vendrá por movimientos sociales producto de las “conciencias”, los partidos políticos o líderes mesiánicos. El cambio es parte de un proceso universal-eterno y cíclico, en el que fuerzas muy superiores a la pequeñez humana entran en moviendo, comenzado con la propia Madre Tierra, que en defensa de su vida, pondrá orden y equilibrio entre sus hijos.
Para esos tiempos que están a punto de venir, se necesita de “rostros propios y corazones verdaderos”. De Guerreros y Guerreras de la Muerte Florecida que tomen estos difíciles cambios como un desafío. Espíritus templados y concientes que tengan la fuerza interna y la sobriedad de entender energéticamente la necesidad y viabilidad del cambio.
Nada de esto es nuevo en el Cem Anáhuac. Otros cuatro Soles nos han precedido y estamos en los finales del Quinto y el advenimiento del Sexto Sol, el Sol del Equilibrio.
5 comentarios:
Siempre me pregunté, cuál sería el pensamiento de quienes construyeron las pirámides en México. Nadie desde niña me respondió esa pregunta y eso que estudié Turismo en la Universidad Intercontinental de la Ciudad de México.
Con sus artículos he empezado a descubrir esa respuesta por mi misma. No cabe duda de que la historia del México prehispánico es verdaderamente asombrosa y gratificante. Gracias maestro Marín por darnos luz en este campo del conocimiento en el que a propósito nos tienen en tiemblas.
esta muy efe, ta chido mi buen, sigale en este buen rollo.
Muy bueno tu blog , te invito a visitar el mio essobre bandas emergentes.
pulpovariete.blogspot.com
Está genial su blog Maestro, y estoy de acuerdo en que debemos enseñarle a nuestros jóvenes nuestras verdaderas raíces. Soy padre de cuatro niños que están en etapa temprana de su educación académica, qué libro me recomienda para enseñarles nuestra verdadera historia, quiero poner mi granito de arena. Voy a empezar con ellos...
Muy interesante, desde el principio hasta el final. Esto lo deberíamos de saber todos los que formamos parte del pueblo mexicano. Felicidades.
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