Los
españoles llegaron al continente en 1492 en búsqueda de una ruta comercial a la
India, financiados fundamentalmente por los mercaderes a quienes les
"urgía" seguir lucrando con el Oriente, ya que los turcos habían
tomado Constantinopla he impedían el paso de las caravanas comerciales.
"Descubierta"
América se inició la invasión, legalizada a través de una Bula Papal, donde los
españoles y portugueses se dividieron el continente ahora llamado americano. El
permiso que les otorgó el Vaticano consistía en ganar tierras y riquezas para
la corona española y almas para la Santa Fe Católica.
Sin
que los habitantes de estas tierras les hubieran hecho nada, los españoles, que
en su mayoría eran gente pobre e ignorante de la España medieval, venían con
una sed de sangre y codicia a "rescatar oro", que no es más que robar
y luego "pacificar", es decir, exterminar a los pueblos agredidos.
Desde luego que, otorgando el 20 % de lo robado a la corona española, quien
llamó a este impuesto de rapiña, el "Quinto Real" o sea, una quinta
parte de lo saqueado, era para los reinos de Castilla y Aragón, sin que estos
"invirtieran" ni dinero, ni hombres, ni armas o naves, sólo por la
"concesión" se llevaba una buena tajada de león. Es por ello que los
mercaderes, la baja nobleza empobrecida y la chusma de la España medieval, cayó
sin tregua y medida, como una diabólica plaga, sobre los pueblos y culturas
milenarias del Anáhuac (América del Norte) y el Tawantinsuyo (la zona de los
Andes).
Hernán
Cortés llegó a México en 1519, venía prófugo de Cuba, pues su gobernador se
enteró que lo pensaba traicionar y lo mandó tomar preso, ya que de la concesión
para "rescatar oro" que había conseguido en la corte española
obligaba a Cortés a darle un buen porcentaje de lo robado, toda vez que se la
había subconcesionado al extremeño. Cortés partió una semana antes de lo
previsto y la orden de detención llegó cuando él había levado anclas rumbo a
Yucatán.
La
conquista fue más que violenta, fue inhumana y genocida. La ambición del oro y
el poder hicieron que los conquistadores perdieran toda medida y que
escribieran páginas horribles y dolorosas de la especie humana. La injusticia y
la barbarie produjeron matanzas como la del Templo Mayor, Cholula y muchas más
que la "historia oficial", nuca ha querido registrar. Asesinatos
injustos como los de Cuauhtémoc o Tupac Amaru, violación sistemática de las
mujeres, comenzando con las esposas e hijas de la nobleza indígena, que cayeron
en manos perversas de asesinos y delincuentes, o el asesinato de sus sacerdotes
y maestros, además de la destrucción de sus templos y edificios.
A
sangre y fuego los conquistadores se apoderaron de tierras y unos pueblos que
no eran de ellos y nada les habían hecho, pero en menos de 30 años lograron
establecer el Virreinato de la Nueva España. Fue entonces que empezaron a
llegar los colonizadores españoles. Gente pobre y sin posibilidades que huyendo
de la miseria se venían a "hacer la América", con el sueño de
regresar ricos a sus tierras natales, la Nueva España jamás fue, para los colonizadores
un fin, sólo un medio, a diferencia de los pioneros ingleses que se vinieron
con sus familias.
Las
leyes, las Autoridades y las Instituciones que implantó la corona española en
América, no fueron las que regían en España y desde luego que contemplaban a
los indígenas, primero como animales y después como vencidos de guerra, sin
ningún derechos más que el de recibir la nueva religión. Las Leyes, Autoridades
e Instituciones españolas en América no tenían el propósito de alentar el
desarrollo y bienestar de los pueblos indígenas. Por el contrario, sólo
regulaba las relaciones entre los españoles y la explotación de los indios y
sus recursos naturales.
Durante
tres siglos los españoles explotaron implacablemente a los pueblos indios y
depredaron sus recursos naturales sin ninguna restricción. En los primeros 100
años de la colonia, los españoles exterminaron entre 20 y 25 millones de
personas, a través de cuchillo, trabajos forzados y fundamentalmente, con
enfermedades que los diezmaron, dejándolos escasamente en un millón, México no
volvió a tener ese número de personas hasta la década de 1940.
Las
minas, las encomiendas, los bosques, la grana cochinilla y las haciendas,
produjeron gracias a la explotación de los indios, inmensas ganancias.
Verdaderos emporios de riqueza se empezaron a dar en todo lo que hoy conforma
el territorio nacional.
El
Virreinato a pesar de estar mal administrado y existir mucha corrupción entre
los propios españoles, logró aportar una formidable riqueza a España durante
trescientos años.
Esto
se logró gracias a un férreo sistema de castas, donde los españoles nacidos en
España (gachupines), tenían todo el control de la colonia, pues los españoles
nacidos en América (criollos), eran considerados "de segunda clase" y
no podían acceder a los altos puestos en el gobierno, el clero y el ejército,
de esta manera se mantenía el poder colonial.
En
este sistema de castas existían dos grandes divisiones: los gachupines y los
criollos por una parte, pues a fin de cuentas eran hermanos, parientes y
paisanos, lo único que los diferenciaba es que unos no habían nacido en España
y por ello, no accedían a los altos cargos de la colonia. El otro gran grupo
fue el integrado por los mestizos, negros e indios, donde los primeros eran los
que trabajaban en puestos medios como mayordomos, capataces u hombres de
confianza de los gachupines y los criollos, y por supuesto los indios que no
tenían absolutamente, ningún derecho. Eran la mano de obra esclava, los
vencidos, los hijos del demonio, los despreciados.
Sin
embargo, al interior de la sociedad novohispana se empezó a gestar un gran
resentimiento entre los criollos en contra de sus parientes ricos, los
envidados gachupines.
Los
criollos siempre fueron ambiciosos y resentidos. Por una parte eran rechazados
por los gachupines y ellos a su vez, rechazaban a los mestizos y a los indios.
El ser rechazados por su Cultura Madre Ibérica, los mantenía en un permanente
estado de frustración. Siempre gozaron de las riquezas de sus parientes nacidos
en España, pero nunca pudieron generar la riqueza con el ímpetu de ellos. Eso,
desde los primeros años de la colonia los hizo "impotentes" y
frustrados. Siempre
agachando la cabeza y maldiciendo por debajo a sus parientes ricos y poderosos.
Sin
embargo a principios del siglo XIX, cuando España estaba invadida por las
tropas de Napoleón Bonaparte y los reyes estaban presos en París; a los
criollos se les ocurrió derrocar a los gachupines, quienes al estar preso el
rey, resultaba que ellos en América no tenían a quien rendir cuentas.
Esta
traición venía siendo acariciada desde finales del siglo XVIII, la ambición y
voracidad de los criollos eran tan grande como su misma frustración. (imagen de Francisco Javier Clavijero el primer ideólogo de los criollos).
La
traición más grande de los criollos a sus parientes los gachupines, fue usar a
los indígenas en contra de ellos para lograr sus perversos fines. Cuando Miguel
Hidalgo (criollo) les dice a los indios en Dolores, -¡es hora de matar
gachupines!- desató la ira y el odio contenido a lo largo de trescientos años
de injusticias. El levantar a los indios en contra de los gachupines fue un
acto de traición a su sangre y a su cultura. El mismo Hidalgo preso en
Chihuahua y juzgado por la Santa Inquisición, pidió perdón y se arrepintió de
haber provocado la matanza de tantos españoles en el inicio de la guerra de
independencia y es la razón por la cual, cuando venció a las tropas realistas
en la Batalla del Monte de las Cruces, en las goteras de la Ciudad de México,
no dio la orden de tomarla y retrocedió al Bajío.
La
revuelta criolla tomó otro rumbo cuando los mestizos intervinieron en ella. Fue
José María Morelos y Vicente Guerrero (ambos mestizos) los que transformaron
una revuelta de criollos, en un verdadero movimiento independentista.
Fundamentalmente Morelos dará las bases ideológicas con los "Sentimientos
de la Nación" y el Primer Congreso del Anáhuac en Chilpancingo, decretando
la derogación de la esclavitud y diseñando una nación libre totalmente de
España; pues según los planes de los revoltosos criollos, según ellos, cuando
los reyes de España volvieran a gobernar, ellos se reincorporarían a la corona
española, habiendo previamente desplazado a los gachupines. Es por ello que
Hidalgo en el "Grito de Dolores", termina su arenga a los indios
diciendo "!vivan los reyes de España!". La guerra de independencia de
los criollos, no era en contra de la corona española, sino en contra de sus
parientes los gachupines o españoles peninsulares.
La
guerra de independencia concluyó con la traición de un criollo a los
peninsulares. En efecto, después de diez años de guerra y de que Hidalgo,
Morelos, Mina y demás precursores de este movimiento estaban muertos y
derrotados por las fuerzas reales de la colonia española. Para acabar el último
reducto de insurgentes que se refugiaban como guerrilla en las montañas de lo
que hoy es el estado de Guerrero, los gachupines armaron un gran ejército para
que fuera a las montañas del Sur, a aniquilar a el último vestigio de la
insurrección iniciada en 1810.
Sin
embargo, su error no pudo ser más grande que el de poner al frente de ese
poderosísimo ejército a un ¡criollo! Fue Agustín de Iturbide el criollo que
traicionó a los gachupines y realizando la primera "consertacesión"
con el Abrazo de Acatempan, donde Iturbide acuerda unir fuerzas para que
"criollos y mestizos" tomaran la Ciudad de México, con el mismo
ejército que los gachupines habían financiado y decretaran la Independencia,
previo acuerdo de que Iturbide se proclamaría posteriormente
"emperador".
La
siguiente traición de los criollos a los gachupines, fue que entre 1821 y 1828
acordaron expulsar a los gachupines de México a través de Leyes como la del 10
de Mayo de 1827, donde el Artículo primero empieza así: "Ningún individuo
que sea español por nacimiento podrá ejercer cargo ni empleo alguno de
nombramiento de los poderes generales de cualquier ramo de la administración
pública, civil y militar...", o la Ley del 20 de Diciembre del mismo año,
donde se instrumenta la definitiva expulsión de los gachupines de México.
Los
torpes, ineptos y ambiciosos criollos, al expulsar a los españoles crearán la
primera "fuga de capitales" y en segundo lugar, sacan del país que
nacía a los generadores de la riqueza. Esta es la verdadera historia de los
criollos y este remedo de patria (sólo para ellos) que fundaron a principios
del siglo XIX, donde la inmensa masa de indígenas no tenía cabida.
En
efecto, para 1821 la cifra de españoles viviendo en México era de
aproximadamente diez mil y la población total se calcula en seis millones de
personas, la mayoría indígena.
Los
criollos jamás, en estos dos siglos de intento de nación, han podido generar la
riqueza que sus parientes los gachupines lograron producir. De esta manera
comenzaron los "gobiernos de su patria" en la pobreza, pues ya no se
producía y no se generaban impuestos y para colmo, se dividieron entre sí en
dos bandos: conservadores y liberales, centralistas y federalistas, masones
escoceses y masones yorkinos, panistas y priístas, lo que desató un estado de
guerra constante durante casi todo el siglo XIX, además que por las guerras
fraticidas, fueron invadidos por los franceses y los gringos, perdiendo más de
la mitad del territorio que habían heredado de sus parientes los gachupines en
la colonia.
Paradójicamente,
fueron un anahuaca y un mestizo, los que pudieron cristalizar el anhelado proyecto
de nación criolla de 1810. Benito Juárez y Porfirio Díaz lograron consolidar la
República (criolla) y entrar al siglo XX.
La
victoria de los criollos liberales fue consolidada por los gringos, quienes
alentaron y financiaron la revolución de 1910, para desplazar de su
"traspatio" a los franceses, ingleses y alemanes, de acuerdo a la
Doctrina Monroe, donde "América es sólo para los americanos". Los
criollos liberales en el primer cuarto del siglo XX, crearon una formidable
maquinaria política-social-cultural a través del Partido Revolucionario
Institucional, que logró institucionalizar su poder y redujo a casi nada a sus
enemigos, los criollos conservadores que, desde el Partido de Acción Nacional,
se mantuvieron latentes en lo político, ya que como había sucedido con Díaz a
finales del siglo XIX, los criollos conservadores se dedicaron más a los
negocios y los criollos liberales a la política.
Las
políticas desarrollistas impuestas por los gringos, después de la Segunda
Guerra en la mitad del siglo XX, alentaron el sueño de la industrialización y
la modernidad de los dirigentes. Los criollos, tanto liberales como
conservadores, tomados de la mano se embarcaron ciegamente en el proyecto
propuesto por los gringos y compraron tecnología contaminante y caduca de
industrias productoras de bienes de consumo y no bienes de capital. El dinero
fue maléficamente prestado con intereses leoninos, lo que produjo a finales del
siglo un endeudamiento descomunal, con su consiguiente pago de sumas
exorbitantes de intereses.
A
finales del siglo XX, los criollos liberales dejan a un país endeudado, con una
altísima carga financiera por el pago de intereses, un sistema de
administración pública ineficiente, obeso y sumamente corrupto, con una pérdida
total de credibilidad y legalidad del sistema político, así como un país
totalmente contaminado. Además de implantar de manera inadecuada la
globalización, los criollos liberales, para "salvar su pellejo",
entregan, sin ningún remordimiento y de la manera más cobarde y cínica, al
pueblo de México y la riqueza de la nación, al capital financiero supra
nacional, para que aplique sus políticas neoliberales sin ninguna compasión a
la nación mexicana.
Nuevamente
los criollos traicionan a la patria y acuerdan con sus amos foráneos, dejarle
el mando a los criollos conservadores que "limpios y puros", desde la
iniciativa privada, salvaran a la nación a partir de hacer eficiente a la
administración pública, erradicar la corrupción, implementar políticas
empresariales y el marketing, manejando al país como una gran empresa.
En
estos doscientos años, los criollos jamás han tomado en cuenta a los indígenas
y fundamentalmente, a la civilización originaria, que sigue viva, vigente y
vibrante, en el proyecto de "su nación".
Han
logrado desindanizar a muchos indígenas a través de sus políticas indigenistas
e integracionistas. Han logrado neutralizar a los mestizos, haciéndolos
"extranjeros incultos en su propia tierra", despreciando
permanentemente sus raíces indígenas y exaltando la cultura de sus explotadores
foráneos. Derrumbando su memoria ancestral de pueblos sabios y dejándolos
indefensos en el auto desprecio y auto-denigración.
Es por ello que, criollos,
mestizos e indios desindianizados, están condenados de por vida a ser sólo
importadores, consumidores y repetidores de un mundo que jamás podrán construir
con ORIGINALIDAD, pues para ellos, la modernidad viene siempre de afuera.
Estarán siempre condenados a ser de tercera, subdesarrollados, imitadores,
sumisos seres despreciados por sus colonizadores y al mismo tiempo, feroces
menospreciadores de lo propio, de su raíz, de su identidad, de su Madre Cultura
Indígena. Extranjeros incultos en su propia tierra, eternos viajeros desolados,
perdidos en "el laberinto de su soledad".
Este
destino también lo comparten los criollos, que despreciando la cultura
originaria que los alimentó y formó, permanentemente la desprecian frente a la
cultura Occidental, sin embargo, cuando ellos viajan a España o su tierra de
origen, sus parientes y paisanos los señalan como "indianos", pues
sin darse cuenta, han absorbido mucho de la cultura que ellos desprecian y ya
no pertenecen totalmente a la originaria, (ni de aquí ni de allá).
Los
criollos ¿mexicanos? prefieren entregar a "su patria" a los gringos o
el capital financiero supra nacional, que reconocer el derecho ancestral que
les han negado a los pueblos originarios desde hace 480 años. Es por ello que
se unen los criollos conservadores (PAN), con los criollos liberales (PRI), en
las cámaras del Poder Legislativo para impedir el reconocimiento legal de la
existencia de los pueblos indios y sus consiguientes derechos.
Este
país ha sido una creación criolla, donde los indígenas y mestizos, han sido
solo "carne de cañón y sangre esclava".
Los
criollos tienen el poder económico, el poder político, y son los científicos,
artistas e intelectuales nacionales, bástenos leer sus nombres y conocer sus
blasones.
El
criollismo no es un fenómeno sanguíneo o racial, sino ideológico y cultural.
Existen
muchas personas que actúan con esa mentalidad y son mestizos o indígenas
mismos. Estos personajes les llaman " los cocos mexicanos", es decir:
- cafés por fuera y blancos por dentro-.
Los
mexicanos todos, sentimos que es momento de un gran cambio. Que no podemos
seguir como hasta ahora los criollos han gobernado esta nación.
- La sociedad mexicana está despertando, quizás de un sueño, que muchas veces se convirtió en pesadilla. Los Pueblos Indios de México dicen un ¡YA BASTA! Que está sacudiendo todas nuestras anquilosadas estructuras
Tenemos
que poner nuevos cimientos, nuevas bases y principios para crear una sociedad
que responda a nuestra milenaria Cultura Madre y este en armonía con la parte
de la Cultura Occidental de la que nos hemos apropiado en estos cinco siglos.
En
el futuro próximo de nuestra nación, los pueblos indios y sus culturas
afloraran con una inmensa fuerza tectónica, que derrumbará muchas
construcciones colonial que habitan en la mente, la cultura y el corazón de
nuestra sociedad criolla.
El
futuro de México es su pasado, y los indígenas tomaran el sitio que les
corresponde en la historia, y los mestizos, retomaremos la parte perdida, la
parte olvidada de nuestra raíz, esencia de lo que hoy somos. México
indefectiblemente es y será un país mestizo. La diferencia es que muy pronto
los indígenas ocuparan los espacios que les corresponde y los mestizos nos
despojaremos del colonialismo mental, espiritual y cultural que padecemos.
En
muy pocos años veremos lo increíble.
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2 comentarios:
Me parece muy acertado este articulo. Solo que tambien hay que añadir, a los paisanos que les dieron alos conquistadores todas las facilidades para que esto sucediera, pues no podemos olvidar que mucho se debe gracias a ellos, ese hecho. Ademas de que aun somos descendientes y están en todas partes.
Profe. Marín, muchas gracias por todos sus escritos que nos abren los ojos y el corazón. Que nos dan fuerza y convicción de que somos una gran raza y una gran nación. Que nos da esperanza en el futuro, especialmente a los trabajadores de la educación que estamos atacados por todas partes y que vivimos en carne propia el fracaso del modelo educativo del, como dice bien usted, el Estado criollo neoliberal. Le deseamos que el próximo año nos visite más seguido en las comunidades en donde solo llega la coca cola, los alimentos chatarra y televisa.
Un fuerte abrazo. Anónimo Animado.
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