Es un tema muy trillado con demasiados “sitios comunes”. En general, esto de la “psicología del mexicano”, es más una “bacinica mental”, que un estudio serio y descolonizado para tratar de entrever -el rostro y el corazón verdadero- del pueblo de este país, que indebidamente le han llamado “México” (*).
Desde que Samuel Ramos escribió “El Perfil del hombre y la cultura en México” en 1934, y posteriormente en 1950 Octavio Paz escribió “El Laberinto de la Soledad”, se ha tratado de explorar los, al parecer, “insondables” adentros del “Ser del mexicano”. En general, lo escrito refleja una pequeña península del enorme continente que implica “el Ser mexicano”.
El problema surge desde el origen. No se ha definido que en verdad es “lo mexicano”. En efecto, qué debemos de entender por “el mexicano y lo mexicano”. Porque, este país surge de una de las primeras civilizaciones con origen autónomo del mundo, que durante siete milenios y medios creció, evolucionó y formó un sólido proyecto cultural.
Sin embargo, con
la conquista y colonia, fue negada brutalmente esta civilización y sus
valores, para imponer una cultural colonial, que no española. O dicho de
otra forma, los españoles crearon una “cultura colonial española”, que
implantaron a sangre y fuego en los territorios invadidos durante tres
siglos, sobre la negación “del otro”.
Después de una lucha
fratricida entre criollos contra gachupines, los primeros lograron
quitarles el poder a los segundos y los expulsaron, creando en el
territorio de la colonia un país, como los que se estaban formando en
Europa a principios del siglo XIX, pero sin modificar sustancialmente la
estructura colonial. Solamente se cambió quien encumbra la pirámide del
Sistema de Castas.
En estos doscientos años los criollos en el
poder, han desarrollado un modelo neo-colonial, con una delgada
epidermis modernizante y seudo democrática, pero que sigue teniendo
sólidos cimientos y estructuras coloniales de carácter mental, cultural,
económico y político, que le impiden entrar a la modernidad en calidad
de igualdad con las naciones que ayer fueron colonizadoras y hoy se
auto definen como “desarrolladas”.
Los criollos han mantenido desde 1821
su mansa subordinación a la colonialidad del saber y del poder externo.
En el “México de los criollos”, durante dos siglos, los que han tenido y tienen el control de las decisiones políticas, económicas y culturales son, por lo general, los descendientes culturales de la conquista y la colonia.
Los invadidos siguen en el fondo de la escala social,
económica, política y cultural. Ellos no han tenido la oportunidad de
expresar y desarrollar los valores de su antigua herencia cultural y
menos aún, la posibilidad de crecer y desarrollarse económica y
políticamente.
Se les mantiene totalmente excluidos, por pobres, por no
poseer la “cultura dominante”, por su fenotipo y por rechazar de muchas
formas el proyecto de los criollos a través de una vigorosa cultura de
resistencia.
Este es el punto. ¿Cuál es la psicología del
mexicano?, en un país eminentemente colonial, con un feroz sistema de
castas disfrazado y una desmesurada hipocresía social, que no puede
ocultar la histórica injusticia social, la exclusión sistemática y el
desprecio por la civilización invadida.
A qué tipo de “mexicano
se refieren los estudios y ensayos” sobre “la psicología del mexicano”. A
los mexicanos, directamente descendientes (culturalmente) de la
civilización del Anáhuac, hablen o no una lengua originaria. Gente que
vive en lugares apartados y que trata de evitar “la modernidad y el
progreso”, o que viven en “municipios de extrema pobreza”.
Se
refieren a los “mexicanos” que Guillermo Bonfil Batalla llamó “indios
desindianizados”. Aquellos que rechazan los elementos culturales
indígenas que los identifican con los pueblos originarios y que huyen de
la pobreza campesina para engrosar los municipios más importantes de su
región o los que emigran a los cinturones de miseria de las medianas y
grandes ciudades del país.
O será a los indígenas y campesinos
que desde la revolución dejaron el campo y que a lo largo de dos o tres
generaciones se han vuelto urbanos.
Gente que ha podido estudiar y que
gracias “al milagro mexicano”, lograron escalar en la pirámide social
neocolonial; y que en el encuentro multi-cultural y multi-racial de las
ciudades del país se mezclaron para formar la llamada “clase media”, en
la que gracias a la educación superior y a las oportunidades de trabajo.
Se pudieron mezclar gente de las partes más distantes del país y aún,
del extranjero, especialmente de Europa y Medio Oriente, que con sus
interminables guerras, desplazaron muchos de sus ciudadanos por el
mundo.
O se refieren a los “nuevos mexicanos” que a partir de la
década de los años setentas dejaron el empobrecido campo y crearon de la noche
a la mañana, ya no “cinturones de miseria”, sino verdaderas “ciudades miseria”,
como Netzahualcóyotl en el Edo. de México. Gente educada y adoctrinada por la
televisión comercial que perdió totalmente los valores de su cultura campesina
y jamás adoptó una cultura urbana.
O serán aquellos “mexicanos” que siempre han tenido el poder
económico y político de este país. Extranjeros e hijos de extranjeros que de
generación en generación han podido, con mayor o menor capacidad, mantener su
estatus de “extranjero”, en un país colonial, en el que el malinchismo y el
desprecio a la cultura y fenotipo local han sido permanentemente reforzados y
alimentados.
Esos “mexicanos” que tienen sus exclusivas zonas residenciales,
sus escuelas privadas, sus zonas comerciales, que hablan “en su lengua madre”
aunque tengan generaciones de vivir en México.
Esos que llaman “nacos” a los
que no son como ellos y que no tienen la más mínima compasión y solidaridad
social con “los pobres”, pero que cuando viajan a lejanos países a las
Olimpiadas o el Mundial de Futbol se disfrazan con grandes sombreros, sarapes
multicolores y cantan el "cielito lindo".
A qué tipo de “mexicano” se refirió Octavio Paz o Samuel
Ramos. Porque en 1987 Guillermo Bonfil nos reveló la existencia de “dos
Méxicos”. Un “México profundo”, que hunde sus raíces culturales en la
civilización del Anáhuac, y un “México imaginario”, que nace en la invasión, se
desarrolla en la colonia y se nos presenta en el periodo neo-colonial, como una
sociedad colonial disfrazada como modernizadora y democrática.
Dice Guillermo Bonfil, que ese “México” no es imaginario
porque no exista, sino porque nunca ha tomado en cuenta “al México profundo” en
sus sucesivos proyectos fracasados. Es imaginario, porque la gran mayoría de
personas que viven en este país, tienen más cercano en “su ser y hacer”, la
matriz civilizatoria indígena, aunque consiente e inconscientemente la
rechacen.
Volviendo al punto. ¿Cuál es entonces la psicología del
mexicano? O más bien, de qué tipo de “mexicano” queremos hablar.
En general, el vencedor escribe la historia. Pero además:
tiene el poder económico, político, cultural y social. Impone sus verdades y
sus valores, y por supuesto, su Ley. El vencedor tiene “LA VERDAD” en sus
manos, además de los medios masivos de difusión y el sistema educativo.
Y dentro de “estos Méxicos” existen muchos otros Méxicos.
Porque podemos hablar de un “México español”, un “México” libanés, un “México”
judío, Un “México” inglés, un “México” francés y por supuesto, de un “México”
norteamericano. Son estos “Méxicos” los dueños del poder económico y político.
Ellos, los que se manejan con una IDEOLOGÍA CRIOLLA, son los que han dirigido
“su país” desde 1821 al fracaso. Siempre pelando entre ellos y buscando
alianzas con el extranjero, soñando que los capitales foráneos los hagan ricos,
entregando la mano de obra de los “naturales y sus recursos naturales a cambio
de su perversa y corrupta “sociedad anónima”.
Desde otra perspectiva, son los “mexicanos” que integran
ideológicamente el “México imaginario”, los que toman las decisiones en el
campo económico y político, ellos son los forjadores del mito del “mexicano
incapaz, acomplejado, impotente y frustrado”, porque a lo largo de estos dos
siglos, ellos han sido los: inseguros, corruptos, mediocres, traidores, explotadores,
“poquiteros”, cobardes. Estos “mexicanos” son los que han llevado a “su país” a
la quiebra, a pesar de contar con un pueblo milenariamente solidario-trabajador
y contar con una inmensa riqueza natural. Un ejemplo muy claro es que en este
año 2009, la economía mexicana ocupara el último lugar en desempeño a nivel de
Latinoamérica, por debajo de Haití y Trinidad y Tobago.
Los Iturbide, los Santa Anna, los Miramón y los Mejía, los
Limantour Marquet, los Salinas De Gortari, los Fox Quezada o los Carlos Slim,
los Calderón, los Peña Nieto, por citar a unos cuantos “mexicanos”, que a lo
largo de estos doscientos años, son los que han dirigido a este país llamado
“México”.
Cuál es entonces la psicología del mexicano, la de Agustín
de Iturbide o la de Vicente Guerrero, la de José Yves Limantour Marquet o la de
Emiliano Zapata Salazar, la de Carlos Slim Helú o la de Ramiro Guillén (**).
Existe en México un poderoso Sistema de Castas disfrazado
hipócritamente. En el que aproximadamente un 10 % de la población posee casi el
50% de la riqueza nacional y que en general, está integrado por gente
descendientes de extranjeros. Un puñado de familias controla económica y
políticamente el país, igual que en la época colonial.
Del otro lado, otro 10% integrado por lo que el INEGI
reconoce como “indígenas”, porque aceptan voluntariamente en el censo, hablar
una lengua indígena. Aunque sabemos que muchos “indígenas” hablantes de sus
lenguas maternas no reconocen públicamente, que son hablantes de una lengua
original por temor a la discriminación. Este 10% posee el 1% de la riqueza
nacional.
En medio queda una masa informe de “mestizos”. No solo entre
indígenas y europeos, porque aquí también están presentes los africanos y los
asiáticos de manera contundente. Estos mestizos, por lo general, presumen a sus
antepasados extranjeros y muy pocos a su raíz indígena. Su memoria histórica es
muy corta o de plano no existe. Son hijos de la “modernidad”, de la moda, de la
televisión, la radio, la comida rápida, los productos chatarra y piratas,
incansables “soñadores del sueño americano”.
¿Cuál es entonces la psicología del mexicano? La de los
intelectuales y académicos euro céntricos, la de los hombres de negocios pro
estadounidenses, la de los indígenas mayas del EZLN, la que conforma el voto
duro del PRI y el PRD en la zonas urbanas, la de los campesinos de la CNC, la
de los maestros del SENTE, la de las legiones armadas y trabajadores al
servicio de los narcos. A qué tipo de “mexicano” se refiere esta psicología.
Y qué decir de los México-norteamericanos, de los niños y
jóvenes que están naciendo, creciendo y estudiando en Estados Unidos. Cada día
son más y están más educados en escuelas y universidades del primer mundo. Una
nueva clase de “mexicanos” que tienen la nacionalidad estadounidense pero el
corazón firme y fuertemente enranciado en el Anáhuac, y que en algunos casos
hablan hasta tres idiomas. Porque hoy, más que nunca, debemos de tener muy
presente que esos diez millones de mexicanos que están en el “Norte”, están
manteniendo no solo a casi la mitad de los mexicanos pobres, sino que son la
fuente de divisas más segura que sostienen la “economía nacional criolla”.
Cuál es entonces el verdadero rostro y el verdadero corazón
de las mayorías en este país. Del ciudadano común, del que gana entre dos y
cinco salarios mínimos, del que viaje en autobús y en el metro. Del que integra
ese 80% de “mexicanos” que no son “indígenas y miserables, ni tampoco de ese
10% de privilegiados que descienden de extranjeros. De los “famosos mestizos”.
Efectivamente somos -como todo el mundo-, una mezcla de
mezclas, cultural y racialmente pero, tenemos una milenaria raíz. Eso es
indiscutible. La mayoría somos hijos –cercanos o lejanos- de una de las seis
civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad.
No somos un
pueblo nacido apenas hace dos siglos y medio (***) o dos milenios, tenemos ocho
milenios de experiencia y sabiduría acumulada y sistematizada en el desarrollo
humano que nos da una personalidad que nos distingue en el mundo. Somos un
pueblo con una importante y valiosa cultura que le ha dado muchos regalos al
mundo.
Nuestro mestizaje hunde sus raíces más profundas en esta tierra que nos
dio la vida, el sentir, el sabor, el olor, el color, el contacto con “el otro”,
la comunidad y la naturaleza.
Esta raíz milenaria no se refiere a un fenotipo. Es en
cambio “un sentir”. Una forma de interpretar el mundo y la vida. Una forma de
percibir y dar significado a todo, comenzando por la gracia de estar vivo y
consiente para intuir lo “inconmensurable”.
Es un sentimiento profundo y telúrico, que no tiene
palabras, ni idioma, bandera o ideología. Es “un darse cuenta” encapsulado en
un instante hundido en la eternidad.
(*) México viene de mexica y en este país existen 62 pueblos
anahuacas originarios y mestizos.
(**) Líder campesino anahuaca nahua de Veracruz que se quitó
la vida como protesta por que el gobernador Fidel Herrera le canceló 107 veces
una reunión de trabajo para solventar los problemas de tenencia de tierra de su
comunidad.
(***) Estados Unidos de Norte América o el Reino de España
que se formó apenas en 1516.
Visite www.toltecayotl.org
Viste Canal ToltecayotlTV
https://www.youtube.com/watch?v=KQD4XUfR3yw
4 comentarios:
"O se refieren a los “nuevos mexicanos” que a partir de la década de los años setentas dejaron el empobrecido campo y crearon de la noche a la mañana, ya no “cinturones de miseria”, sino verdaderas “ciudades miseria”, como Netzahualcóyotl en el Edo. de México. Gente educada y adoctrinada por la televisión comercial que perdió totalmente los valores de su cultura campesina y jamás adoptó una cultura urbana"...
Ese es un nuevo tipo de mexicano. El tercer tipo de mexicano que pertenece a otro México. Este mexicano es lo que muchos llamamos "nacos", "yopes" o "paisanos". Ellos viven principalmente en las orillas de las ciudades, en fraccionamientos abandonados, colonias establecidas ilegalmente o subidos en cerros. No tienen cultura alguna, literalmente. Esta gente se caracteriza por ser vulgar, carente de modales, iletrada (casi siempre por decisión propia), dependiente en muchos sentidos (principalmente en cuestiones psicológicas), agresiva, perezosa, viciosa y en algunos casos, degenerada. El México al cual pertenecen podríamos denominarlo como "El México Real" o "El México de La Vida Real", porque todos tenemos que enfrentarnos a él todos los días, queramos o no...xD
Ese México es la razón por la que yo odiaba ir a la escuela. Tener que enfrentarme a ese tipo de compañeros de clase y a ese tipo de maestros era para mí una verdadera pesadilla. Ese México es la razón por la que no me gustan los mercados ni los tianguis (si esa gente por lo menos fuera limpia y ordenada, los mercados sería muy diferentes). Ese México es la razón por la cual el país se quedó rezagado... y sigue siendo mediocre en muchos aspectos. Ese México es la razón por la cual quiero ser presidente, y enseñarle a esos tontos políticos qué es el verdadero desarrollo social. Quitarle lo naco al naco (y de paso quitarles su amargura, frustración, mediocridad y rabia naturales) es para mí un objetivo crucial en mi vida...xD
Muy interesante sr. Guillermo, me hace usted reflexionar y salir del sitio común del estereotipo, la verdad somos muchos mexicanos pero estoy de acuerdo con una sola raíz que desconocemos y nos avergüenza, qué cosa no!!! Siga adelante no se detenga siga dando frutos. Adelante!!!
Muy bueno, ahora cuál la psicología de los anahuacas !!!!
Sin duda la historia del@ mexican@ está ligada a la pobreza, la explotación, el dominio secreto, como seguramente existe en diversas partes de la tierra, sin embargo, el primer paso para superar esa historia que nos abraza es reconocer nuestros origenes precoloniales.
La misma psicología actual es una importación, una colonización.
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