El concepto de “Pensamiento
Único” es bastante viejo, viene desde el siglo antepasado, cuando Arturo
Schopenhauer afirmó que, es el pensamiento que se sostiene a sí mismo,
estructurándose como una “lógica independiente”, que no necesita hacer
referencia a otras estructuras de pensamiento.
Para el filósofo Hebert Marcuse, en el siglo pasado, el pensamiento único es el que impone la clase dominante y los medios, “Su universo del discurso está poblado de hipótesis que se autovalidan y que, repetidas incesantemente y monopolísticamente, se tornan en definiciones hipnóticas o dictados” (El hombre unidimensional, 1964).
Para el filósofo Hebert Marcuse, en el siglo pasado, el pensamiento único es el que impone la clase dominante y los medios, “Su universo del discurso está poblado de hipótesis que se autovalidan y que, repetidas incesantemente y monopolísticamente, se tornan en definiciones hipnóticas o dictados” (El hombre unidimensional, 1964).
Pero más reciente tenemos la
definición que hizo Ignacio Ramonet, “El
pensamiento único es la traducción a términos ideológicos de los intereses de
un conjunto de fuerzas económicas, en especial las del capitalismo
internacional”.
Lo que estamos viendo en México
es la estructuración de un pensamiento único, dictado por los actores
gubernamentales, la televisión y la radio comercial. El gobierno es el único
que tiene la razón, es indiscutible e innegociable, se basa en la ley, “que es
inamovible e innegociable”.
Las Reformas Estructurales se
hicieron gracias al “Pacto por México” (cambiando las leyes de la Constitución),
que firmaron y corruptamente y mansamente todos los partidos políticos.
El Poder Legislativo legisló al
vapor. No se estudiaron, discutieron y analizaron las reformas a la Constitución,
como estarían obligados los legisladores que deben proteger los intereses de
los ciudadanos que los votaron y les pagan por su trabajo.
Menos aún, por las consecuencias
que estas reformas traerían al pueblo, no se hizo un plebiscito, como se hace
en cualquier país democrático. Nada de eso, todo fue un hecho consumado a
espaldas del pueblo y “rapidito”.
Observando las Reformas
Estructurales, podemos ver que efectivamente, “podrían” mejorar la
macroeconomía (en manos de unos cuantos euromexicanos y de la mayoría de las
empresas trasnacionales) y sin embargo, estamos apreciando como la economía se
colapsa.
El “compartir” el petróleo con la
iniciativa privada trasnacional (nuestra mayor riqueza), en ningún lugar ha dado
buenos resultaos, por el contrario, las privatizaciones se están revirtiendo y
están volviendo a poder de los Estados, como en Rusia o Brasil.
Las privatizaciones de los
sistemas de salud y educación, -por ser un negocio-, benefician a unos cuantos
y perjudican a las mayorías. En pocas palabras, el modelo económico dictado por
la OCDE, es el mismo de Estados Unidos, pero las condiciones económicas,
políticas y sociales, son totalmente asimétricas.
Pero lo peor de todo es que, el
Presiente Enrique Peña y su equipo, se han caracterizado por hacer las cosas
mal, torpe y opacamente, hundidos en un pantano de corrupción (reconocido
públicamente) e impunidad, como nunca se había visto.
La cerrazón a expertos
independientes, ONG´s nacionales y extranjeras, instituciones de enseñanza
superior, en temas como la educación, salud, energía, transgénicos, la
democracia política, alimentación, seguridad, entre otros temas. “Están
equivocados todos ustedes, nosotros tenemos la verdad”.
Para el Presidente, él y su
equipo poseen la verdad, y no hay posibilidad de error o flexibilidad para
escuchar y negociar. Todo debe hacerse de acuerdo “a la ley”, que ellos mismos
reformaron a modo, sin consulta, análisis o discusión democrática.
Por consecuencia el país sufre de
“mal humor social”, mucha gente se empieza a dar cuenta que las reformas ya le
están perjudicando en su bolsillo, en su trabajo, en su negocio o en su pequeña
empresa. El país va en picada.
Frente al “pensamiento único” de
unos cuantos, se requiere el “pensamiento crítico de las mayorías”.
Se necesita de ciudadanos
responsables y conscientes que le digan ¡NO!, a las mentiras de los medios que
saturan, no con noticias, sino con “juicios sumarios”, con descalificaciones a
quien no está de acuerdo con “la verdad histórica” del funcionario en turno.
Porque ese es el otro punto amable
lector. Es vergonzosa la actitud de los medios masivos, televisión, radio y
prensa, que no solo se han puesto totalmente de parte del gobierno y en contra
de las voces disidentes o críticas. Sino los medios se han convertido en
tribunales de la inquisición que cobran a destajo al Estado.
Nadie tiene “la verdad en la
mano”. Todos tienen una parte de la verdad y una parte del error. Nadie es
totalmente malo ni totalmente bueno.
Las Reformas Estructurales se hicieron a espaldas del pueblo para beneficiar a los poderosos y el capital internacional, y perjudican al pueblo.
Las Reformas Estructurales se hicieron a espaldas del pueblo para beneficiar a los poderosos y el capital internacional, y perjudican al pueblo.
El respeto al inalienable derecho
de disentir, es lo que nos separa de una dictadura. El gobierno del Presidente
Peña Nieto no puede y no debe cerrar las
puertas a la crítica, el análisis y el derecho a disentir.
Tenemos que aprender a
respetarnos, a no descalificarnos y sobre todo, a escucharnos. La concordia, el
bienestar y la paz, requieren forzosamente del “respeto al derecho ajeno”.
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