Cada cuatro horas muere un niño
por cáncer. El país y el futuro están muriendo, tienen cáncer. Esto es producto
del “modelo económico”, que conlleva: la contaminación, la reducción del Estado
frente al Mercado, que la “economía” ha secuestrado a la política, la impunidad
y la corrupción alentadas por las mega empresas que controlan al país, entre
otras tantas cosas.
Las reformas del Presidente Peña
Nieto, han sido, “la última estocada al becerro de oro”, que representa el
pueblo y los recursos naturales de la nación.
La ideología criolla de las
familias, que tienen el poder económico, y las que están, al servicio del
capital trasnacional,
así como la clase política que se
ahogó en su propia corrupción e impunidad, han destruido lo poco que quedaba
del país que fundaron en 1824, “de ellos y solamente para ellos”.
Cuando un pueblo no conoce su
verdadera historia, la repite una y otra vez.
Enrique Peña Nieto y la camarilla
de colores que lo acompañó en la firma del Pacto por México, se han convertido
en el Antonio López de Santa Anna y los traidores conservadores del Siglo XXI.
Ya no existe un “Estado de
derecho”. Solo queda el despojo, de lo que fue siempre, un débil intento de
crear una república democrática.
No puede existir un país sin un
pueblo. Esta es la razón por la que nunca hemos podido ser “un país”. Esto es
el fundamento de “México”.
Un país formado por un puñado de
ilustres y ricos avecindados (pelando entre sí), y una inmensidad de personas nacidas
de la milenaria civilización, excluidas, explotadas, despreciadas.
Un mar inmenso y diverso de
pueblos huérfanos de dirección, seres humanos sin conciencia, sin dignidad.
Amnésicos, sin memoria histórica
e identidad cultural ancestral.
“Mexicanos modernos",
inconscientes, televisivos, vulgares, competitivos, consumistas, groseros,
individualistas, vándalos, violentos, corruptos.
Así los quiere, así los necesita
el sistema neocolonial criollo, para que las empresas trasnacionales
productoras de comida, bebidas y dulces chatarra, tengan en México, las más
altas ventas a nivel internacional.
Así los quieren las toxicas
empresas mineras que contaminan y depredan sin piedad y sin nadie que los
detenga, la geografía nacional.
Sí, el cáncer se ha apoderado de
los niños de este país. Pero a veces pienso que para que esto sucediera, otro
tipo de cáncer, -mucho más maligno-, se ha apoderado de las mentes y de los
corazones de muchas personas que,
teniendo la responsabilidad
histórica, jurídica y moral, no solo, no lo han impedido, sino que, vergonzosamente,
se han sumada a la jauría de hienas y chacales que se están comiendo vivo a
este sufrido país.
Amable lector, en mucho, tenemos
la responsabilidad los padres que dejamos a la libre demanda, el consumo de
alimentos, dulces y bebidas chatarra de nuestros hijos.
Productos que están hechos
básicamente con químicos.
Mucho tienen que ver las madres,
que compran comida rápida y alimentos procesados, por ignorancia o comodidad.
Mucha responsabilidad tenemos los
padres que permitimos que nuestros hijos, o nosotros mismos, veamos horas y
horas de televisión.
Necesitamos cambiar esto en
nuestras familias con la didáctica del ejemplo. Cero tolerancia al cáncer
físico, mental y espiritual.
Este es el momento de volver a
nuestra Cultura Madre para volver a la “comida de milpa” y a la educación
tradicional en valores, como base de nuestra mesa y de nuestra casa.
Maíz, frijol, calabaza, nopales,
chile, chapulines, etc. Más nutritivo, sin cáncer y más económico.
El futuro de la MATRIA, está en
el conocimiento descolonizado de nuestro milenario pasado.
Descolonizar es
dignificar.
Visite www.toltecayotl.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario