En 1776 nació, con la creación de
los Estados Unidos, el nuevo orden mundial, en el que, los dueños del dinero, y
sus mega empresas asumirán el control de la humanidad.
Para ello destruirán,
primero en Europa, y después en casi todo el mundo, las formas milenarias de
organización de los pueblos, e impondrán, con las armas y el dinero, la
democracia representativa, con sus tres poderes y sus tres niveles, en donde el
dinero es el “fiel de la balanza democrática”.
De esta manera, al Anáhuac le
llegó su hora en 1824, cuando un puñado de criollos y gachupines deciden hacer
las paces después de 11 años de guerra por el poder colonial, y acuerdan crear
“su país de ellos y para ellos”, en el que los pueblos indígenas, que
presentaban en ese momento más del 90% de la población, quedaban totalmente
fuera del proyecto de “la modernidad democrática”.
En estos 194 años de vida
del país de los criollos para los criollos, la ineptitud, la corrupción, la
traición y la entrega de la nación ha sido la verdadera historia de México.
El proyecto económico de los criollos,
desde 1824 hasta nuestros días, ha sido, entregar al pueblo como mano de obra
esclava y consumidores sin derechos; y entregar los recursos naturales del país
a la libre discreción de los voraces apetitos de las empresas extractivas, a
cambio de que, una clase muy pequeña de criollos (hijos de extranjeros nacidos
en el Anáhuac) se les den algunas monedas de plata, o se les haga socios
prestanombres o se les de un puesto en estas empresas al final de su mandato
gubernamental.
De esta manera, el pueblo y los
recursos naturales de este país, están totalmente entregados a las mega
empresas extranjeras y nacionales. Sean mineras, bancos, comunicaciones,
alimentos, medicinas, etc.
Casi todo lo que consumimos está manejado de manera
abusiva y en medio de un pantano de corrupción e impunidad.
De la misma manera,
los recursos naturales de la nación están siendo entregados a estas empresas
sin que medie condiciones éticas y morales, para que no se contamine o dañe el
ambiente o la calidad de vida de las comunidades cercanas a las mega
depredaciones, que realizan con toda impunidad estas empresas.
El pueblo ha
sido explotado sin piedad desde 1824, como trabajador y como consumidor,
escamoteándole los justos derechos laborales y ofertándoles bienes y servicios
de mala calidad y caros, sin posibilidad legal de reclamarle a las grandes
empresas. Para el pueblo siempre ha sido “la ley de Herodes”.
Las empresas mineras, por
ejemplo, se llevan del país toneladas de oro y plata entre otros muchos
minerales, pagan el uno por ciento de sus ganancias de impuestos a la
federación.
No pagan impuestos municipales ni estatales, destruyen montañas,
mantos friáticos, contaminan el agua, la tierra y la atmósfera, y cuando han
terminado de saquear, se van dejando un paramo inservible para la vida y las
actividades agropecuarias y forestales.
Para hacer estos destrozos y crímenes,
las elites de esta kakistocracia cleptómana que nos gobierna, modifican la
Constitución, adecuan las leyes y reglamentos para que estas empresas puedan
saquear y depredar “legalmente”, y reciben todo el apoyo necesario de la fuerza
pública en contra de los ciudadanos afectados, reprimiendo sus protestas, para
que puedan actuar impunemente.
Otro ejemplo sucede en el ámbito
de las mega empresas que producen alimentos procesados, bebidas gaseosas y
dulces. El pueblo indefenso, queda vulnerable a la voracidad y rapiña, tanto de
las mega empresas como de la corrupta burocracia, que se convierte en defensora
de los intereses de estas corporaciones, por lo cual está enfermo, intoxicado y
se ha convertido en un adicto de estos productos. El cáncer, la diabetes, la hipertensión, la obesidad y la
desnutrición, se han convertido en una pandemia nacional.
Finalmente tenemos a la banca.
Solamente existe un banco de capital local, todos los demás son foráneos.
Mientras crecen al 25% anual, la economía nacional crece al 2.5% anual. Las
comisiones y el pago de los servicios es el más caro del mundo.
Es decir, la
banca extranjera literalmente se comporta como una garrapata de la economía
nacional. Y cuando un gobierno atenta contra los “sacrosantos intereses” de las
corporaciones se le viene en contra “la economía mundial” y la multimedia
internacional.
Morena intentó reducir el costo de los servicios bancarios y
“calló la bolsa de valores y el peso se depreció”. ¡El mensaje fue fulminante,
“! ni lo intentes ¡”. Solo basta ver a Venezuela y a un gobierno que pretende
luchar contra “las mega garrapatas trasnacionales”.
El PRIAM aliado con el PRD, se
entregaron a los intereses de las mega empresas trasnacionales, el “Pacto por
México y las reformas de Peña Nieto”, han sido la traición a la patria más
vergonzosa de la historia moderna. Morena tiene un desafío inconmensurable.
Cuenta con el apoyo y el mandato de 30 millones de ciudadanos que desean un
cambio. No es exagerado suponer que el destino del país en el siglo XXI, está
por definirse en los próximos seis años. Usted, amable lector, qué opina.
Descolonizar es dignificar.
www.toltecayotl.org
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