La democracia creada por los siete bancos que controlan “el mundo libre” desde 1492, ha utilizado a los políticos y sus partidos políticos para fragmentar y dividir a los pueblos, para imponer sus condiciones. No es solo el sistema político a nivel del mundo libre que está desmoronándose, ni tampoco es solamente el sistema económico sostenido con el poder bélico de E.U. y su dólar sin valor alguno, es algo más grande y profundo lo que está en sus peligrosos estertores de muerte; me refiero al proyecto de civilización occidental que se empezó a formar en el siglo XVI, con la expansión de Europa a través de las invasiones, la colonización, el inicio del capitalismo, el pensamiento único y la occidentalización de gran parte del planeta.
Para el caso de México, la crisis
es doble, país creado sin pueblo por un puñado de ilustrados gachupines y
especialmente criollos ambiciosos de poder político y económico, de los cuales,
habían sido privados en los tres siglos de Colonia.
Después de once años de guerra
fratricida entre criollos contra gachupines, iniciada cuando Hidalgo, el cura
criollo llama a los anahuacas a luchar “por la independencia” en contra de los
opresores. En el Grito de Dolores clama “es hora de matar gachupines, vivan los
reyes de España”, los dos bandos exhaustos, ante la inminente creación de la
república en España de acuerdo a la Constitución de Cádiz, deciden hacer las
paces y crear “su propio país”, como estaba sucediendo en Europa. Mientras
deciden qué tipo de país se inventa, el criollo traidor de Iturbide de un
“golpe de timón”, se auto proclama emperador, nueve meses duró el Primer
Imperio Mexicano del Anáhuac.
Es hasta 1824 cuando este puñado
de ilustres, de espaldas a un pueblo anahuaca en su mayoría, monolingüe,
analfabeto, que vivía en el universo ancestral del Anáhuac, fue subsumido en el
proyecto modernizador de este puñado de europeizantes. Esta es la razón por la
cual, se crea un país sin pueblo, porque en estos 196 años, nunca, para los que
dirigen les ha importado el pueblo y menos lo han tomado en cuenta para definir
el modelo civilizatorio. El dilema del México profundo vs. el imaginario.
El siglo XIX fue una opereta en
la creación de la quimera llamada “México”. Los criollos expulsaron a los
españoles de “su país” en 1828, pero se dividieron en dos grupos que han venido
pelando sistemáticamente, haciendo alianzas con los enemigos externos para
vencerse mutuamente. Unos a favor de los intereses de Europa y los otros en favor
de los intereses de E.U. Unos masones escoces, conservadores, centralistas y
monárquicos, los otros, masones yorkinos, liberales, federalistas y
republicanos. Pero ambos, siempre serviles al poder económico y político
extranjero, con un absoluto desprecio por los pueblos y culturas ancestrales,
que son y han sido las mayorías de “su país”.
Fue entonces que se juntaron las
dos “crisis”. La del modelo externo y la del modelo interno. A partir de
Salinas, la entrega y destrucción del país se inició. Se destruyó la pequeña
estructura democrática postrevolucionaria, comenzando con el propio PRI, se abandonó
el modelo mixto de economía, se entregó corruptamente la infraestructura del
Estado a manos privadas, y a partir de Fox, Calderón y Peña, empezó la destrucción
del Estado mexicano para favorecer los intereses geopolíticos y económicos del
capital financiero supranacional.
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