Una de las características más importantes y sobresalientes de la civilización del Anáhuac, fue la de poseer un sistema educativo, obligatorio, público y gratuito. A diferencia de las demás civilizaciones Madre, la anahuaca puso un especial énfasis en la educación.
“Ninguna cosa me ha admirado más y me ha parecido más digno de alabanza y memoria que el cuidado y orden que en criar a sus hijos, tenían los mexicanos” Padre José de Acosta (1540-1600). Historia Nat. y Moral. Libro Sexto, Capítulo 27.
Podríamos afirmar que, la misma civilización se sustentó en la educación. Ningún pueblo antiguo de la humanidad lo hizo de esta manera. Con una cobertura total, con un carácter obligatorio para los padres y las autoridades, y con un sentido de gratuidad total. Esta “conciencia y preocupación” por la educación en la que vivieron a lo largo de tres mil años los habitantes del Anáhuac, en la actualidad poco se ve, son muy pocos países los que la tienen. Porque no sólo es la riqueza y poderío nacional, sino que va más allá, gravita en un horizonte humanista muy elevado. De modo que hoy encontramos países muy ricos y poderosos, en donde la educación pública, privada y familiar, ocupa un lugar secundario en las prioridades de la sociedad y del Estado.
La educación en el México antiguo era parte indispensable de la humanización. El Tollan o la ciudad, se concebía a partir de personas educadas que vivían en comunidad, con un objetivo o propósito social muy elevado y compartido por todos los integrantes, a partir de un milenario proceso educativo, en el que el “servicio” a la comunidad era fundamental. De esta manera se puede entender los largos periodos, de esfuerzo constructivo del Anáhuac. Como por ejemplo Monte Albán, en lo que hoy conforma el estado de Oaxaca.
En efecto, Monte Albán inició su primera etapa constructiva en el año quinientos a.C. y fue destruido y abandonado en el año ochocientos cincuenta d.C. Lo que implicó un esfuerzo constructivo sostenido de mil trescientos cincuenta años, en los que el propósito arquitectónico-constructivo se mantuvo inalterable, lo que implica que “las ideas, objetivos y aspiraciones” por las cuales se movieron millones de toneladas de tierra y piedra, mantuvieron inalterada su vigencia. Esto solo se pudo lograr a través de la educación. Los telpochcallis, los cuicacallis y los calmécas, mantuvieron en los niños y jóvenes el propósito social, desde el año 500 a.C. hasta el 850 d.C.
La educación en su sentido más
amplio, estaba totalmente inmersa en el tejido social. Lo mismo en la casa, que
en los espacios públicos. En los objetivos de la familia y del Estado. La
educación se encuentra presente en la obtención del alimento, como en su
preparación y consumo. El individuo tiene que aprender los secretos y saberes
del milagro alimenticio. De igual forma se aplica a la salud.
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