lunes, 26 de septiembre de 2011

MEXICA-NO…ANAHUACA SÍ



¿Quién le puso a este país “MÉXICO”? ¿De dónde viene el término? ¿Somos en verdad mexicas todos? ¿Existe un nombre antiguo de esta región cultural del mundo? ¿Sabemos que somos los hijos de los hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del mundo? ¿Por qué tanta ignorancia de un asunto tan esencial como el saber quiénes en verdad somos, o ese es el objetivo, ser un pueblo amnésico?, y si fuera así, ¿cuál es la razón?



En general, las personas aceptamos todo sin analizarlo. La “Historia oficial” es la biografía autorizada del Estado. Los gobiernos criollos (liberales y conservadores, priístas y panistas) inventaron “sus país” en 1821 al derrotar y posteriormente expulsar a los gachupines del territorio del Virreinato de la Nueva España. En la construcción de “su país” han tenido tres grandes errores: La exclusión, la lucha fratricida y la explotación.


Primero, excluir a la mayoría de ciudadanos que son y han sido de de origen “indígena”, producto de la civilización del Anáhuac. Es decir, en su modelo de país, no se contempla la civilización invadida que seguirá en calidad de vencida en un sistema neocolonial. Segundo, enfrentarse en una lucha fratricida con dos modelos de país, totalmente antagónicos y excluyentes. Tercero, que su modelo económico desde 1821, se sustenta a partir de la llegada de capitales extranjeros para impulsar el enriquecimiento de sus familias y grupos de poder, sin que los criollos trabajen y arriesguen. La propuesta es que ellos, con el poder, entregan a los capitales extranjeros una mano de obra casi en calidad de esclavitud con los mínimos derechos, y con todos los recursos naturales para su impune depredación. Todo esto a cambio de recibir ilegales ganancias a través de la corrupción o la simulación de sociedades anónimas.



Esta es la realidad de “este país de criollos” desde 1821 a nuestros días. Y esta es la razón por la cual se ha hecho todo lo posible por mantener a la mayoría de los ciudadanos en la ignorancia de sí mismos. Esta “inconsciencia inducida” que se traduce en amnesia colectiva, permite que se practiquen toda clase de abusos e injusticias con el pueblo y la Nación, sin que la gente se sienta afectada. Los “conservadores-panistas”, que se han caracterizado por ser la parte más oscura y torpe de la ideología criolla, en los dos últimos gobiernos federales han quitado de la Educación Pública la historia antigua: Fox de la primaria y Calderón de la secundaria, no solo la historia antigua, también, las humanidades que nos forman como seres conscientes de nosotros y nuestro entorno y no solo consumidores y productores para alimentar la economía de mercado.



En síntesis, por miles de años nuestros antepasados crearon una de las más importantes civilizaciones del la humanidad (tan antigua y valiosa como China e India), pero desde hace cinco siglos ha sido total y brutalmente excluida la civilización del Anáhuac, por un puñado de vivales que ha cambiado las milenarias leyes, autoridades e instituciones para beneficio, de; primero, de la corona española y, después, para beneficio de los criollos neocoloniales y sus socios extranjeros. La principal arma para hacer este despojo es quitarle al pueblo invadido-explotado su memoria histórica, porque, como personas, familias y pueblos, somos lo que recordamos…y sí no recordamos nada…no somos nada y pueden hacer todo lo que quieran. Por esto es importante reflexionar y debatir sobre este punto. Los orígenes estructurales de los males de la Nación son de amnesia histórica y falta de identidad. Lo demás, son sus consecuencias. La realidad es que seguimos viviendo en un sistema colonial hipócritamente disfrazado de democracia representativa.



Pero vayamos a la “verdadera historia” y desmantelemos las mentiras coloniales. En el siglo XVIII el primer historiador criollo, Francisco Javier Clavijero (1731-1787) en su libro HISTORIA ANTIGUA DE MÉXICO escribe reiteradamente que el nombre de las tierras donde se instauró el Virreinato de la Nueva España, se llamaba ANÁHUAC. Citas: “LIBRO I 1. DIVISIÓN DE LA TIERRA DE ANÁHUAC. El nombre de Anáhuac que según su etimología se dio al principio a sólo el Valle de México, por estar situadas sus principales poblaciones en la ribera de los lagos, se extendió después a casi todo el espacio de tierra que hoy es conocida con el nombre de Nueva España.”, “6. CLIMA DE ANÁHUAC. El clima de las tierras de Anáhuac es variable según su situación.”, “12. Yo no pretendo corregir todos sus errores, ni ilustrar la historia natural de aquél reino, sino solamente dar alguna idea a mis lectores de los cuadrúpedos, las aves, los reptiles, los peces y los insectos que sustenta la tierra y el agua de Anáhuac.”. “LIBRO II 1. LOS TOLTECAS. La historia de la primitiva población de Anáhuac es tan oscura y está alterada con tantas fábulas…, del método de contar los años de que usaron los mexicanos y demás naciones cultas de Anáhuac;” (note como aquí, Clavijero les llama a los mexicas: mexicanos). “LIBRO VI 25. EDAD, SIGLO Y AÑO MEXICANO. …Distinguían los mexicanos, los acolhuás y demás naciones de Anáhuac, cuatro diferentes edades del mundo…”. LIBRO VII 23 ARMAS DE LOS MEXICANOS. Las armas defensivas y ofensivas de que usaban los mexicanos y demás naciones de Anáhuac,…”. Seguir citando a Clavijero para una mente analítica es ocioso. Para el primer historiador criollo resulta claro que esta tierra antes de la invasión era conocida por “Anáhuac” y que los “mexicanos” son una de las tantas naciones que aquí vivían.



Pero también el primer “investigador” español que escribió HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPAÑA, el francisano Bernardino de Sahagún (1499-1590), quien llegó a éste continente en 1529 para realizar una investigación de la cultura y religión de los pueblos invadidos, no para enaltecerla, sino para poder destruirla con mayor efectividad por la iglesia católica, como lo señala el historiador José Luís Guerrero, en su libro “Flor y canto, en el nacimiento de México” (1990). Sahagún escribe en el “LIBRO IV. DE LO QUE HACIAN EN LLEGANDO A DONDE IBAN. 2.- Entraban en la provincia de Anáhuac no todos, sino aquellos que iban de parte del señor de México, con quien estaban aliados y confederados,”.



El arqueólogo Román Piña Chan (1929-2001), en su libro HISTORIA, ARQUEOLOGÍA Y ARTE PREHISPÁNICO (1972) Cita nuevamente a Sahágun en el Códice Florentino y señala, “De estos cuenta que fueron en pos de los toltecas cundo salieron de Tullan, y se fueron hacia el oriente, llevando consigo las pinturas de sus hechicerías; y que llegando al puerto se quedaron allí, y no pudieron pasar por la mar, y de ellos descienden los que al presente se llaman Anahuaca Mixteca…” (p.51).



Solo basta hacer una lectura “descolonizada” de las llamadas “fuentes” para saber que lo que hoy llamamos equivocadamente México se conocía como Anáhuac. Fray Toribio de Benavente (¿1482-1569?) en su HISTORIA DE LOS INDIOS DE LA NUEVA ESPAÑA escribe: CAPÍTULO I. 39 “Vinieron con grandes gracias y perdones de nuestro Santo Padre, y con especial mandamiento de la sacra Majestad del Emperador nuestro señor, para la conversión de los indios naturales de esta tierra de Anáhuac, ahora llamada Nueva España.” “CAPÍTULO V. 75 Diversas naciones, diversos modos y maneras tuvieron en la cuenta del año, y así fue en esta tierra de Anáhuac,”. “CAPÍTULO XII. 121 La manera de los templos de esta tierra de Anáhuac, o Nueva España,”. “Carta de Fray Toribio de Benabente al emperador Carlos V, enero 2 de 1555. 2 …éstos comenzaron a edificar casas y a cultivar la tierra y a la desmontar, y como éstos se fuesen multiplicando y fuesen gente de más habilidad y de más capacidad que los primeros habitadores, poco a poco se fueron enseñoreando de estas tierras, que su propio nombre es Anáhuac.”



Es más que claro entonces que estas tierras antes de la invasión europea eran nombradas “Anáhuac” y los pueblos que en ellas vivían era “anahuacas”. Entonces, por qué el nombre de México. El mismo José María Morelos y Pavón, en medio del estallido social en 1813 en contra de los españoles, convoca en Chilpancingo al “Primer Congreso del Anáhuac” para dar a conocer “Los Sentimientos de la Nación”. En efecto, en 1813 todavía no eran muy claro los objetivos y alcances que podía llegar a tener el estallido social en contra de los gachupines, pues en ese momento Francia tenía invadida a España. Por ello Morelos convoca al congreso, al que nombra -“del Anáhuac”-, en honor al nombre original de esta tierra.



La palabra México en lengua náhuatl quiere decir, “en el centro del lago de la luna”. Uno de los tantos pueblos nahuas que llegaron al Altiplano Central fueron los mexicas, y al fundar su capital en un pequeño islote del lago le llamaron México-Tenochtitlán. Una de las versiones más aceptables del nombre de Tenochtitlán es que es la tierra del sacerdote que los guió en la peregrinación del Norte hacia el Sur, llamado Tenoch. El propio Motolinia apunta en su obra que el nombre que tenía el último pueblo en llegar al Valle del Anáhuac era “mexitli” y que se auto nombraban “mexitis, y que a su fundación le llamaron “Timixtitlan” con dos barrios: México y Tlatelulco. Sea como fuere, los mexicas fueron los últimos que llegaron al Valle del Anáhuac y son la cultura decadente del periodo Postclásico con una duración de apenas 196 años, de 1325 a 1521, de los cuales, solo tuvieron un relativo poder de 1440 a 1521, es decir, solo 81 años. Se debe señalar que los mexicas no llegaron en el periodo del esplendor del Anáhuac entre el 200 a.C. y el 850 d.C. Sin embargo, la historia oficial criolla, los pone como un “imperio super poderoso y dominador de todo el Anáhuac, al cual 850 españoles lograron vencer. Las dos ideas totalmente falsas.



El nombre de México se lo pusieron indebidamente los criollos en la fundación de “su país”, con la pretensión de deslindarse de España. La mítica de historiadores criollos como Clavijero, era darle al criollismo un estatus de pertenencia a esta tierra. Durante la Colonia, se entendía como -original de esta tierra- lo “criollo”, de dónde viene los términos de “maíz criollo y gallina criolla”, frente a lo castellano o de castilla, como “nuez de castilla, o rosa de castilla”. Los criollos defendían la idea de “los heroicos conquistadores”, frente a la llegada de los burócratas de la corona que los desplazaron.



El proyecto colonial y neocolonial está sustentado en que los invadidos-colonizados-explotados de ayer y de hoy, pierdan total y absolutamente la memoria y con ello la consciencia. Esta es la razón por la cual indebidamente se llama “historia prehispánica, precolombina, precortesiana a la milenaria historia del Anáhuac. Y a la civilización no se le reconoce como “del Anáhuac”, por ello colonizadamente se llama Mesoamérica, México antiguo o azteca.



Por qué no nombrar a este país con su verdadero y milenario nombre? Porque significaría que como pueblo hemos recuperado la memoria histórica y ha finalizado nuestra amnesia. Porque significaría que hemos recobrado la dignidad, la justicia y la fraternidad, y que por consiguiente es posible el final de la colonización, la explotación y la injusticia. Porque significaría que el grupo reducido de familias y pequeños grupos de poder que viven a expensas de la pobreza de las mayorías, ha dado paso al restablecimiento del bien común sobre el interés privado y a la democracia participativa. Porque significaría el final de la ideología criolla que impide el bienestar, desarrollo y reparto de la riqueza y las oportunidades.



Renombrarlo sería el símbolo de que por fin, construimos un país sin racismo y clasismo, basado en la sabiduría ancestral, producto de la experiencia de Desarrollo Humano de nuestra antigua civilización. Por ello el título de este artículo: “mexica-no…anahuaca si”.


Significaría retomar la ruta propia de una manera similar a la forma en que lo han hecho otros países como China e India, consolidando verdaderamente el mestizaje, con lo mejor y más valioso de la civilización del Anáhuac, de Europa, Asia y África; porque estas culturas han estado presentes en nuestra formación, como en casi todos los países del mundo.



              El futuro de nuestro pueblo es su milenario pasado.

                         Visite: http://www.toltecayotl.org/



lunes, 19 de septiembre de 2011

LA IGNORANCIA DE NOSOTROS MISMOS



Los millones de personas que viven en lo que hoy se conoce como “México”, en general, tienen una noción muy vaga y pobre, o muchas veces nula de sus orígenes y evolución como pueblo, culturas y civilización.


 
Este fenómeno es sumamente grave y perjudicial para conformar lo que es la Identidad Cultural, la Identidad Nacional y la conciencia de la Nación. Así como es el principal elemento que permite la injusticia, la enajenación y la explotación. Esta falta de consciencia ha sido producida a propósito como parte de la colonización, primero de los españoles (1521-1821) y después de los criollos (1821-2011).




Mantener a una persona, una familia o a un pueblo ignorante de sí mismo, es mantenerlo en la indefensión absoluta, en la inseguridad y temor permanente, en la auto anulación y desprecio de lo que se es, contra lo que se le ha impuesto ser. Al no saber quién es, cuáles son sus orígenes, su historia, su legado, su nombre, sus valores y principios, se le condena a perpetuidad a vivir en un estado amnésico, a ser “un extranjero ignorante en su propia tierra”, permanentemente exaltando lo ajeno y rabiosamente despreciando lo propio. Conocedor de Europa e ignorante del Anáhuac.



Un ignorante que se menosprecia y se desprecia. Inseguro y violento, blofero y acomplejado, irascible y nervioso, débil y despiadado, el mexicano “ideológicamente criollo” es un ser humano incompleto. Desde hace cinco siglos le hace falta “su otra parte”. La negada, la desconocida, la despreciada. Vive como bastardo en la cultura del “Padre” (Occidente) y vive como “hijo de la chingada” despreciado la cultura Madre (Anáhuac).


 
Son así todos los mexicanos, por supuesto que no. Existen muchos “Méxicos” diferentes y muchos estereotipos de “mexicanos”. Pero generalizando para acercarnos a éste misterio diremos que existe un “México profundo” de estirpe anahuaca (del que nos habla Bonfil Batalla), que no tiene dudas de su identidad. Y un “México imaginario” de estirpe europea, que también, no tiene dudas de su identidad. Pero existe un “tercer México”, el que está entre “el azul y las buenas noches”, del de “sí, pero no”. Me refiero a la inmensa masa de mestizos desculturizados. Esos que no son urbanos ni campesinos. Los que no han llegado a apropiarse de la cultura ajena y han perdido la propia. Los mexicanos que transitan torpemente a tropezones y caídas en “el laberinto de la desolación”.



Los que son del “México imaginario” y poseen el poder, el dinero, los medios y la cultura dominante, no tienen problemas de identidad, porque su “abuelito era español” y se sienten cimentados culturalmente por “la Madre Patria” (Europa). Para ellos, México inicia en 1821 con la Independencia; la Colonia, la conquista y la época “prehispánica” (siete mil ochocientos años desde la invención de la agricultura hasta 1821), son intrascendentes antecedentes de “su país” (de menos de 200 años). Para ellos, México es producto del “encuentro de dos culturas” y gracias a la llegada de sus “antepasados” europeos, “las tribus” encabezadas por el “poderoso Imperio Azteca”, dejaron de hacer sacrificios humanos, guerras y adoraciones idolátricas. Aceptan el mestizaje, pero inconscientemente su “mezcla es mucho más europea”.



Los mexicanos del “México profundo”, los llamados “indios o indígenas”, en muchos de los casos no se sienten “mexicanos”. Ellos se identifican a sí mismos como mayas, zapotecos, mixtecos, purépechas, etc. Ellos poseen “el costumbre”, que por cierto, cada día es más difícil de seguir debido a la pobreza, la migración y la intensa desculturización que ejerce sobre ellos las clases dominantes a través de la multimedia. Actualmente están siendo asediados por las empresas trasnacionales y las corruptas y traidoras autoridades gubernamentales de los tres niveles, que los quieren despojar de sus recursos naturales y el medio más eficaz es la destrucción de sus culturas ancestrales que son comunitarias y sustentadas en la democracia participativa, es decir, “La Asamblea” y su sistema de organización conocido como “los usos y costumbres”, es decir, que la autoridad “manda obedeciendo” al pueblo.



En tercer lugar tenemos a la inmensa masa de mestizos desculturizados. Los hijos del “canal de las barras y las estrellas”, los “modernos”, los sumisos consumidores de productos chatarra, las legiones de desempleados y subempleados, la carne de cañón del sistema neocolonial. Los que están huyendo de la cultura Madre y nunca pueden alcanzar el estatus, -aunque sea-, de “gringo de tercera”. Los que se aplican cremas blanqueadoras y tintes de cabello para verse “blancos y rubios” y le ponen nombres en inglés a sus hijos. Los analfabetos funcionales, los “licenciados” sin título, los consumidores a crédito, los fanáticos del deporte comercial, los fans de las estrellas de la farándula, los patrioteros. Como gritaron “las ladies de Polanco”, desde lo más profundo de su racismo y desprecio colonial… ¡los asalariados de mierda!



Este país que llamamos equivocadamente México, porque no todos somos mexicas. Este país que desconoce ser una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta. Este país que durante tres siglos quiso ser más español que España, y después más francés que Francia y ahora más gringo que Estados Unidos. Este país que desconoce los más grandes logros civilizatorios de sus antepasados y desprecia la raíz cultural de su identidad más profunda. Este país que desde 1521, el poder, las instituciones, las autoridades y las leyes no le pertenecen al pueblo y están en manos de corsarios, que llegan a apoderarse ilegalmente del gobierno para robar, explotar y depredar al pueblo y sus recursos naturales. Desde Cortés hasta Calderón. Este país que jamás ha sido nuestro.



Este país, que con su gente y sus recursos naturales, está ofrecido permanentemente al mejor postor. Este país de gente despreciada y maltratada a lo largo de cinco siglos. Este país de feroces colonizados-colonizadores. Despiadados con el hermano y sumisos ante el extranjero.



Este país se tiene que encontrar a sí mismo. Este país tiene que buscar el espejo humeante de Tezcatlipoca para reconocer su auténtico rostro y su corazón verdadero. Este país tiene que librar una guerra interior para desprender al “Hernán Cortés”, que en cada “mexicano”, se ha ido filtrado en lo profundo de su corazón, y que con “un poquito de poder” brota violento y resentido contra el hermano más débil o indefenso para vengar las afrentas sufridas durante cinco siglos de dolor e injusticia.



La Batalla Florida de los herederos culturales de los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos toltecas, debe ser contra LA IGNORANCIA DE NOSOTROS MISMOS. Tenemos que recuperar la memoria y con ello nuestro genuino rostro y nuestro corazón verdadero. Tenemos que vencer la amnesia en que hemos sido sometidos. Necesitamos saber, -con urgencia-, quiénes en verdad hemos sido, para saber quiénes somos. Qué fue lo que verdaderamente fuimos capaces de hacer, para saber qué debemos hacer. Cuál es nuestra verdadera herencia cultural y cuál nuestro legado, para preservarlo y desarrollarlo. Tenemos que recuperar nuestro pasado, para poder tener futuro “propio nuestro”.



Todos debemos luchar en el fondo de nuestro corazón por liberarnos de la ignorancia. Los anahuacas mayas, los anahuacas zapotecos, los anahuacas mixtecos, los anahuacas nahuas y todos los anahuacas de los pueblos originarios, junto con todos los anahuacas mestizos y los euroanahuacas. Todos los que aman la vida y respetan a la naturaleza. Toda la gente que quiere crear una sociedad más justa y humana. Todos los que quieren acabar una sociedad colonial de vencedores y vencidos. Todos los que están dispuestos a trabajar, luchar y sacrificarse por crear un futuro mejor para las nuevas generaciones. Todos los que aman a esta Tierra y su milenaria civilización.





domingo, 11 de septiembre de 2011

11 DE SEPTIEMBRE PARA RECORDAR…QUÉ



Es indiscutible que el planeta está sometido a un régimen de TERROR, por un puñado de personas, familias y empresas, que operan encubiertos bajo la cortina de humo, que a partir de 1776, aprendimos a llamar “países”.



Este poder global, no tiene idioma, bandera, ideología, religión y su único dios es “el Becerro de Oro”. De modo que controlan el mundo financiero, poseen los capitales, los medios de comunicación, los partidos políticos y sus corruptos líderes y los poderosos ejércitos pagados con los impuestos de los ciudadanos del mundo y que están para defender los intereses de este grupo de poder, que preferimos llamarlo “los mercaderes”.


La voracidad desmedida por hacer dinero ha corrompido el universo humano. La alimentación, la salud, la educación, la familia, el amor y la solidaridad, la organización social, la tecnología, la ciencia, la diversión, el arte, la religión, todo, absolutamente todo es fuente de explotación y por ello ha perdido su esencia. Los mercaderes han corrompido la vida y los valores de la vida. Ellos dominan a los gobiernos porque los políticos son sus empelados y a los pueblos, porque los tienen embrutecidos y enajenados con la multimedia. Los humanos estamos sumidos en una IGNORANCIA TOTAL. Lo que “sabemos”, es lo que los mercaderes quieren y les conviene que sepamos. Más nada.



Los mercaderes mueven el pensamiento y el sentir de la gente a su conveniencia. Por ejemplo, el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 fue permitido por el gobierno de E.U., quien sabía de él gracias a que había decodificado el código secreto de comunicación japonés, pero solo sacaron sus portaaviones y los buques más modernos y dejaron la chatarra de la primera Guerra Mundial para que la destruyeran los japoneses. ¿Por qué lo hicieron?, porque querían influir en el nacionalismo del pueblo norteamericano, dado que la opinión pública en general, no deseaba entrar al conflicto europeo, por la amarga experiencia de la Primera Guerra Mundial, en la que sus jóvenes fueron al matadero por los intereses de los mercaderes.



Hoy, la multimedia ha comenzado a acelerar, nuevamente, su poderosa maquinaria propagandística para seguir explotando “Los atentados del 11 de septiembre”. Hoy ya se sabe, igual que el ataque a Pearl Harbor, que pudo ser un ataque “permitido y arreglado” por la parte más obscura del poder global para crear un “nuevo enemigo mundial”, ya que se había acabado la Guerra Fría y además la elección de George W. Bush era ampliamente cuestionada por las implicaciones de fraude. Los “halcones del Pentágono”, tenían que retomar el poder y mantener la maquinaria bélica de E.U. Se necesitaba unir a todos para enfrentar “el terrorismo”, quien no se uniera a la causa, sería más que un traidor, sería un ¡terrorista! Quien no estuviera con Bush estaría contra E.U. De la misma forma (todo lo copiamos torpemente) quien no está con Calderón y “su guerra”, esta con el narco y contra México… “así de simple y sencillo”.


Sí fue un auto ataque el 11 de septiembre, cosa que se sabrá, especialmente por las grandes contradicciones que están en el derrumbe de tres edificios de Nueva York, dos impactados por aviones que según los especialistas, no podían por sí mismos, hacer caer a las torres y en segundo lugar, el misterio no aclarado del derrumbe del tercer edificio. Hoy se habla de un complot y de que los edificios fueron derribados por expertos, con potentes explosivos.



Lo cierto es que en esa tragedia murieron tres mil inocentes, en su mayoría empleados de bajo nivel, porque casualmente, los grandes ejecutivos no fueron ese día a trabajar. Todas y cada una de esas muertes representan una tragedia y no deben olvidarse. Como también no se deben olvidar las decenas de miles de víctimas civiles inocentes que los ejércitos de Estados Unidos e Inglaterra causaron en Irak y Afganistán. Guerras que los mercaderes justifican por el ataque a E.U. y que ahora se sabe que nunca existieron las famosas armas bacteriológicas que supuestamente poseía Sadam Juseine y que “justificaron el ataque”. Y sigue siendo muy oscuro el asunto de Bin Laden, un engendro creado por E.U. y al parecer, luego usado para justificar la Guerra al Terrorismo.



El pueblo norteamericano, en general, se caracteriza por ser apático e ignorante de la realidad política y económica de su país y menos, de lo que hacen sus ejércitos en todo el mundo a favor de los intereses de las empresas trasnacionales. La historia reconocerá al gobierno de E.U. como un régimen de terror. Comenzó con la invasión y exterminio de los pueblos originarios, después siguió con la mitad del territorio mexicano. Su historia es la historia del terror en Asia, África, América Latina y en la propia Europa. En muchas partes del mundo los soldados, los cañones, los tanques y los aviones han dejado muerte, destrucción y desolación, todo este terror, por conseguir ventajas, recursos naturales y mercados para sus empresas multinacionales.



La maquinaria sionista-anglosajona nuevamente ha empezado a acelerar su ya de por sí, permanente campaña mediática para aterrorizar a su pueblo y el mundo, amenazando a la gente con supuestos ataques terroristas y poniendo a sus gobiernos (Washintong-Londres-Tel Aviv), como defensores de la humanidad, cuando es exactamente lo contrario. Este atentado terrorista mediático justifica el régimen policiaco mundial y el recorte de las garantías individuales y los derechos humanos, no solo en E.U., sino en todo el planeta.



Debemos de pensar en las víctimas del terrorismo, comenzando con los civiles incinerados en el repugnante bombardeo de Dresde (Alemania), así como los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, de Corea, Viet Nam, Panamá, La Bosnia Herzegovina, Somalia, Afganistán, Irak, Libia y un larguísimo etcétera. Y también tenemos que pensar en nuestras 50 mil víctimas de la Guerra al Narcotráfico de Calderón, sus miles de desaparecidos y sus decenas de miles de huérfanos, viudas, padres desolados y familias totalmente destruidas. Éste, también ha sido un tiempo de terror para muchos mexicanos.



Debemos de dejar de ser tan “ingenuos” y ver que atrás de esta guerra de terror, existe un solo interés global de un puñado de personas, familias y empresas que están llevando a la humanidad al dolor y la desolación, y al planeta a su destrucción. Más allá de la multimedia sionista-anglosajona, deberíamos recordar el 11 de septiembre como el inicio de la era cínica y descarada de la era del TERROR.