sábado, 18 de diciembre de 2010

Comentarios al libro APRENDER A ESCUCHAR Enseñanzas maya-tojolabales de Carlos Lenkersdorf



Uno de los autores más importantes de finales del siglo XX en el tema de los pueblos y culturas del Anáhuac, es sin lugar a dudas, el Dr. Carlos Lenkersdorf. Su trabo a lo largo de casi 30 años con la cultura maya-tojolabal de Chiapas, abrió un horizonte jamás pensado en cuanto a la supervivencia de las bases y valores esenciales de la Civilización del Anáhuac. Es como hemos dicho antes, el mayor “descubrimiento de la arqueología del Espíritu”, es decir, conocer y entender a la civilización invadida y excluida desde la esencia y perspectiva propia. Este trabajo se puede ubicar en la estructura de conocimiento descolonizado que hicieron Guillermo Bonfil, Laurrete Séjurné y que siguen haciendo Rubén Bonifaz Nuño y Alfredo López Austin, entre los prominentes miembros de “la academia”, sin poder nombrar a una creciente lista de investigadores y animadores culturales que empiezan a percibir y re-interpretar el pasado vivo y la historia ancestral de los pueblos y culturas emanadas de la civilización original desde una óptica descolonizada.



Entre los trabajos más conocidos de Lenkersdorf podemos citar: Filosofar en clave tojolabal, Los hombres verdaderos…., en este artículo comentaremos el libro que personalmente me ha impactado más, en tanto los otros libros hablan sobre los valores sociales que rigen -de diversas maneras- la vida de los pueblos y culturas llamados “indígenas” por la cultura dominante, y que emanan de la ancestral Toltecáyotl, misma que a través de “las fuentes” y las obras de historiadores la hemos conocido en “la-historia-muerta-del-pasado”. Lo importante de la obra de Lenkersdorf, es que nos enseña “vivos” los valores esenciales de la Toltecáyotl en nuestros tiempos y nos permite entender el gran misterio de cómo estos pueblos pudieron tener mil años de esplendor (200 a.C. a 850 d.C.), pero sobre todo, que han podido sobrevivir a su muerte histórica en estos cinco siglos.



Pero de manera personal, este libro me impactó porque descubrí que a lo largo de toda mi vida nunca aprendí a escuchar. Que he vivido entre sordos en un concierto de monólogos del cual he formado parte. Esta actitud ante “los otros” ha sido un rasgo cultural muy acendrado de la cultura mestiza-colonizada a la que pertenezco. Ahí está, pues, la obra de Lenkersdorf para todos aquellos que afirman por ignorancia o mala intensión, que la civilización del Anáhuac desapreció en 1521 y que los pueblos y culturas sobrevivientes nada tienen que aportar a la nación. Para todos aquellos que juzgan a las culturas anahuacas sin conocerlas en base a sitios comunes que ha creado pérfidamente la mentalidad colonizadora para justificar la explotación, injusticia y exclusión que han sido sometidos estos cinco siglos.



Carlos Lenkersdorf inicia su libro haciendo una importante observación. Apunta que habían estudiado y enseñado en países de Europa y de América, que tuvieron excelentes maestros, pero que en ninguna universidad se les había enseñado sobre la cultura de los pueblos originarios del Anáhuac.



Señala que los anahuacas tojolabales de Chiapas, les enseñaron su lengua y su cultura, sin maestros y sin libros, apunta que sus maestros fueron “analfabetos”. Y los tojolabales les enseñaron porque Carlos y su esposa se acercaron a ellos pidiendo su instrucción. Siempre la gente “de razón” llega a las comunidades indígenas a “enseñarles” o a ordenarles, pero nadie había llegado a pedir instrucción. De esta manera “los tojolabales se transformaron en educadores y nosotros en educandos gracias a ellos. Un cambio que no se produjo por 500 años a excepción de contados ejemplos” (p.15).



Lenkersdorf descubre la esencia viva de la sabiduría ancestral de la civilización del Anáhuac en nuestros tiempos. La Toltecáyotl implícita en la lengua y en la vida de los tojolabales de nuestros tiempos. Es la lengua la puerta de entrada para descubrir este maravilloso legado cultural, ajeno para la cultura dominante. “Así se nos abrieron y se abrirán perspectivas desconocidas y no soñadas que, además, nos hacen falta y que nos ayudarán a salir del provincialismo cerrado que caracteriza al país y a su cultura europeizada, por no decir euorcéntrica.”(p.18)



Descubre Lenkersdorf que en el nombre que se dan a sí mismos, este pueblo milenario maya, define su cultura y ratifica la pertenencia a la civilización que la generó. En efecto, en la lengua tojolabal significa: -tojo- como lo que esta es su plena realización y -´ab´al- escuchar; entendido como los que escuchan, de modo que se puede traducir como “el pueblo que escucha en plenitud”.



Así los anahuacas mayas sustentan su cultura en el arte de escuchar, porque al “escucharse” la gente se “empareja” y al “igualarse” no existen los mandones, ni los pobres ni los ricos, campo propicio para que tome fuerza el “nosotros” y el “consenso”, estructura fundamental del comunitarismo y la democracia participativa ancestral. Lenkersdorf a través de la lengua tojolabal descubre lo que ha estado ahí durante siglos y primero los conquistadores y luego los colonizadores de ayer y de hoy, nunca han querido ni les ha interesado conocer.

                                              Carlos Lenkersdorf
El autor nos enseña que para conocer una cultura se debe hacerlo desde su propia “perspectiva”, escala de valores y sus significados. La cultura occidental que desde 1492 anda descubriendo y europeizando al mundo, siempre ha juzgado desde su perspectiva (eurocentrismo) y su escala de valores, asumiendo una posición de supuesta superioridad. Lenkersdorf nos enseña a través de inteligentes juicios y reflexiones que la cultura occidental es una cultura de sordos, en la que unos hablan y los otros obedecen. En la que unos pocos hablan y las mayorías “oyen” solamente y no escuchan. Una cultura sustentada en la dominación y sujeción del otro.



En efecto, en la lengua tojolabal existen dos sujetos en comunicación, “yo hablo y tu escuchas”. En las lenguas europeas según Lenkersdorf -que es lingüista-, la estructura es: “yo hablo y tú entiendes”, lo que implica un sujeto y uno objeto, una posición activa y la otra pasiva.



Pero los tojolabales, apunta Lenkersdorf, le dan un toque más sutil al arte de escuchar, pues se refieren a los diálogos del corazón. No es como en la cultura dominante que dice, “que piensas”, sino que preguntan “qué dice tu corazón”. No solo es escuchar las palabras sino los sentimientos. Establecen que existe comunicación también sin palabras, por lo cual, se puede uno comunicar con “todo el mundo” que nos rodea, sea éste de montañas, animales, insectos y vegetales. Al escucharse se iguala y al aparejarse se hermana. Así entonces un árbol, un coyote o una hormiga, por la comunicación, se convierte en “un hermano” más de este mundo.



Lenkersdorf escribe “Para conocer otra cultura, otra cosmovisión, insistimos nuevamente que debemos aprender a percibirla desde la perspectiva de ella; de su cultura y cosmovisión”. (p.23). El autor al penetrar con respeto y sin prejuicios al mundo “del otro” al mundo maya-tojolabal, descubre que también existe una “cosmoaudición” y da como ejemplo: “el término nosotros es el pronombre personal de la primera persona del plural. Así se nos enseñó en la escuela cuando aprendimos nuestra lengua. Pero en otras culturas, por ejemplo el tojolabal, el nosotros /ké ´ntik, aparte de ser el pronombre señalado y una palabra muy, pero muy frecuente, es el concepto clave que explica la organización socio-política del pueblo y su cultura”. (p.24).



El “nosotros comunitario” ancestral del Anáhuac y presentado por Lenkersdorf en el pueblo y cultura maya-tojolabal, pero que está presente en todas las culturas del Cem Anáhuac y del Tawantinsuyu, es la base de todo tipo de relaciones sociales y culturales entre los pueblos anahuacas de ayer y de hoy. Al emparejarse la gente se fortalece en dos valores, lo “nostrico” como llama el autor y la actitud, por consiguiente del consenso en la comunidad. Dos valores que le dan fuerza y permanencia a la cultura del “nosotros comunitario”.



El autor escribe: “Para aclarar mejor el término del emparejamiento democrático entre los tojolabales y otros pueblos mayas, insertamos una explicación. No se trata de una igualdad mecánica desde el punto de vista económico, cultural, de género o de otra clase. No importa si es mujer u hombre, maestro o milpero, obispo o comunero. Es decir, las diferencias citadas se refieren a la función individual que cada uno representa o desempeña. Pero dichas funciones no introducen diferencias con respecto a la posición social. Cada uno tiene voz y voto sin más o menos importancia. Todos saben escuchar, todos son escuchadores y el escuchar no lleva títulos ni tiene género." (p.28).



Esta es una de las razones fundamentales por las cuales “la ciencia occidental colonizadora”, nunca ha podido conocer a profundidad y en igualdad de circunstancias a la civilización invadida. Solo es válido el discurso de los vencedores. Desde Hernán Cortés y Bernal Díaz pasando por los misioneros y llegando a los historiadores coloniales y neocoloniales de los siglos XIX y XX, los pueblos invadidos y vencidos no han sido “conocidos y valorados” en la esencia y perspectiva de su propia cultura. Siempre han sido para él colonizador: hostiles, salvajes, primitivos, incivilizados e ignorantes. El conquistador y el colonizador han hablado y los invadidos escuchado, ellos han escrito y los invadidos solo han leído lo que el vencedor en su infinita ignorancia ha escrito sobre ellos. Muy pocas veces ha existido un dialogo de iguales.



Al respecto Lenkersdorf apunta: “Por eso, no se establecieron diálogos de mutuo entendimiento. Por la misma razón, las publicaciones científicas, políticas y culturales sobre otras culturas, pueden tener juicios muy académicos sobre ellas, pueden ser juicios muy eruditos pero, a menudo, no tocan el meollo de las culturas.” (p.37).



El libro de Lenkersdorf nos enseña que vivimos una cultura en la que no se valora el escuchar. Por el contrario, se pondera el hablar, convencer e imponer. Estudiamos y nos preparamos en el arte de la elocuencia, sea política o comercial, se trata de convencer e imponer nuestras ideas o intereses a los otros pero, poco se alienta socialmente el escuchar, el esforzarse por comprender “al otro”, por “igualarse a él”. Entre otras cosas porque al escuchar nos emparejamos con el otro, nos igualamos y hermanos. Es decir, sí escuchamos al enemigo, deja de ser enemigo, porque escuchar implica algo más que poner atención y empatía con la contraparte, sino requiere abrir nuestro corazón y tratar de entender las razones del otro, diferentes a las mías. Porque el arte de escuchar resulta el fundamento esencial para que pueda existir el dialogo. El no escuchar implica el rechazo al sentido del “nosotros comunitario”. Para ser comunitario y vivir en comunidad, se requiere aprender a escuchar. Lenkersdorf apunta “Sin empatía no entendemos lo que nos dice el otro”. (p.45). “Para escuchar, tenemos que acercarnos al otro sin prejuicio alguno”. (p.51).



Finalmente en este tema, el autor toca la dualidad del “dialogo interno y el del corazón”. El primero viene del ego y es el que nos reafirma y explica el mundo y la vida desde la perspectiva de nuestra individualidad, de acuerdo a como nos han enseñado que es el mundo. El dialogo interno que no cesa ni un segundo de la vida, construye y reconstruye “el mundo” en nuestros pensamientos y nos encierra en ellos, nos impide ver más allá de nuestros pensamientos a los que llamamos “realidad o verdad”. En cambio el dialogo con el corazón nos conecta con el “nosotros cósmico” y nos hace ser y sentirnos como una totalidad. El dialogo con el corazón nos empareja y nos iguala con todo lo que nos rodea. Algunas escuelas de conocimiento le llaman el “silencio interior”.



El habito de escuchar como un elemento cultural fundamental de un pueblo abre los canales de la comunicación. Al existir la comunicación la gente se “empareja”, se iguala, y al ser iguales se hermanan. Al escuchar comprendemos mejor al otro, nos humanizamos y cuando escuchamos a todos los hermanos, sean animales, vegetales u objetos, nos conectamos con el universo.



Los tojolabales son un pueblo que histórica y culturalmente escuchan, -´ab´al´- los de la lengua escuchada. Y –tojol-, lo que cumple con su vocación, lo recto o lo verdadero. En consecuencia, Carlos Lenkersdorf señala: “El ser tojolabal, por esta razón no es asunto biológico, de la raza, de la sangre, el haber nacido en una comunidad tojolabal o de hablar el idioma de este pueblo Maya desde la niñez, sino que significa un compromiso. Por lo tanto, una persona puede tojobalizarse o destojolabalizarse al no cumplir con su vocación.


    Carlos Lenkersdorf  foto de Macedonio Fernández  



Los tojolabales, pues, son aquéllos que saben escuchar puesto que ésta es su vocación” (p.61).

Aprender a escuchar
Enseñanzas maya-tojolabales
Plaza y Valdes Editores
México 2008.

Primera de tres partes.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Carta a Lupita.

                               Cráneo de la Tumba siete de Monte Alban

Me preguntas: ¿Cómo podemos aspirar a ser "toltecas", si escondieron su conocimiento? ¿Se manifestarán alguna vez? Si el conocimiento tolteca está en el subconsciente nuestro, ¿cómo lo recuperaremos?

                                     Máscara tolteca

La aspiración a ser toltecas es una aspiración universal de todos los seres y pueblos que han llegado a un nivel superior de conciencia. En cada civilización tiene nombre diferente el llegar a ser un ser humano en equilibrio y conectado totalmente con el universo que le rodea, desde una hormiga hasta una estrella. Aquellos que buscan como fin supremo de la existencia, -la trascendencia espiritual-.

                                     Caracol mexica


La Toltecáyotl no se “rescata” o se “descubre”, en cambio se recrea al “emerger” de lo más profundo de la tierra, la memoria histórica y de la conciencia espiritual de cada uno de sus hijos. Por ello la Toltecáyotl, como dice Felipe Chacón es “emergente”, porque viene de muy en el fondo, donde siempre ha estado y en estos tiempos ha empezado a “emerger”.

                           Teotihuacan pintura de J.M. Velasco S. XIX
La Toltecáyotl no ha estado “escondida” y menos “enterrada” en las “zonas arqueológicas o depositada en los museos o guardada en códices por descubrir. Por el contrario, ha convivido con nosotros en estos últimos 1060 años. Lo que nos ha sucedido es que hemos perdido la conciencia de poseerla, producto de la feroz colonización mental, espiritual y cultural que hemos sido sometidos en los últimos cinco siglos.

                                   Litografía de Howard Cook. Original

La Toltecáyotl se manifiesta en nuestra cotidianidad en la conciencia comunitaria, familiar e individual. De hecho, es lo que nos hace -“mexicanos”- aunque no nos demos cuenta. Está presente en los valores, sentimientos, actitudes, que tenemos frente a: la familia, la muerte, la gozación y la alegría, el sufrimiento y el sacrificio, la Tierra y la naturaleza, el trabajo y la comunidad y un largo etcétera. Esto lo aprendí gracias al espejo de Tezcatlipoca cuando viví con los españoles.

                                            Pensador olmeca. Museo Amparo.

El ser un tolteca, por consiguiente no es un asunto de “erudición, afiliación, o haber nacido en el seno de una comunidad indígena y hablar una lengua originaria, o ser alumno de un gurú o chaman de plástico y tener una membresía a una ONG prestigiosa, o simplemente ser un lector asiduo de Carlos Castaneda”. Es algo más abstracto, complejo y sutil. Es un largo proceso que implica mucho trabajo, desafíos y fracasos, para lo que se necesita tener toneladas de impecabilidad, sobriedad, refrenamiento y frugalidad con el mundo y la vida de todos los días. Pero sobre todo se necesita sensibilidad, disciplina y un permanente y sostenido “intento inflexible” por mantenerse humildemente en este proceso. Porque la verdad, “el ser tolteca”, podría bien decirse que implica un larguísimo proceso para ser “un instante antes de partir”. Por estas razones éste camino ha sido y es para muy, pero para muy pocos.


                                   Mascara teotihuacana

Cómo recuperar el conocimiento silencioso que está en el banco genético de información cultural. Primero, haciendo consciencia de que nos hace falta y de que lo poseemos. El problema es que somos inconscientes y ajenos a esta riqueza heredada, a este portentoso Patrimonio Cultural. Nos han educado durante siglos como, “extranjeros incultos en nuestra propia tierra”, en una permanente y desquiciada actitud de despreciar lo propio y exaltar lo ajeno.

                              Quema de códices por misioneros 

En los últimos quinientos años el conquistador nos he enseñado “a sangre y fuego a escuchar al colonizador”, al misionero, al encomendero, al patrón, al capataz, al hacendado, al inversionista, al funcionario, al político, al maestro, al extensionista y al locutor. Por ello, hemos olvidado el ancestral arte de escuchar. Como cultura mestiza, no sabemos escuchar. Porque debido a la colonización, el arte de escuchar se ha convertido en la frustración de tan solo “oír”. Oímos al opresor y aprendemos a obedecer. “Yo hablo y tú me entiendes”, tú obedeces, tu acatas. Yo pienso y digo, y tú oyes y haces. (Lenkersdorf).

                                       Figura teotihuacana

Necesitamos re-aprender el arte de escuchar, comenzando con aprender a escucharos a nosotros mismos, a nuestro cuerpo, a la naturaleza, al cosmos, y así, hasta llegar a escuchar la sabiduría del silencio. Eso es justamente La Toltecáyotl.

                            Quetzalcóatl enseñando D. Rivera Palacio Nal.
Y esta “Toltecáyotl”, la tuya, la mía, la de todos nosotros en el aquí y en el ahora; por supuesto que no será la de los Viejos Abuelos del periodo Clásico, “esa Toltecáyotl” solo es una referencia histórica. Tendrá que ser y es, la del Siglo XXI, con Internet, teléfonos satelitales y computadoras. Porque los problemas y desafíos son otros, más en el fondo, los valores y principios esenciales se mantendrán y se adaptan a las nuevas circunstancias y desafíos. Pero la Toltecáyotl nos sirve de luz e inspiración para construir una nueva sociedad “nosótrica”, en la que se acabe para siempre la colonización, los mandones y los mandados, los vencedores y los vencidos.

                                    Fresco teotihuacano

No creo en recetas ni en fórmulas, menos en gurús y chamanes mercadológicos “azotéricos”. La Toltecáyotl se está dando en este momento que te estoy escribiendo. Porque creo en ti y en mí, en el “nosotros” y por supuesto, en nuestra amistad.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Las mujeres indígenas y los usos y costumbres…“la paja en la cultura ajena”.



Desde 1521 las culturas originarias, en lo que hoy es México, fueron condenadas a la exclusión y al desprecio. Infinidad de mentiras, verdades a medias y dolosas interpretaciones, las han descrito como “primitivas e inhumanas” en el discurso de la cultura dominante.



En efecto, los pueblos llamados “indios” son los descendientes culturales de la Civilización del Anáhuac, que gracias a su vitalidad y fortaleza cultural han podido sobrevivir a su muerte histórica. Estos heroicos pueblos han creado una sólida “cultura de resistencia” para enfrentar los embates del: “descubrimiento, conquista, colonización, cristianización, progreso, extensionismo, modernidad, desarrollo, neoliberalismo y globalización”. Los “mexicanos muuderrnus” seguimos viendo a los pueblos y culturas originarios igual que los españoles del siglo XVI. O como colonizadores encomenderos para explotarlas y depredarlas. O como misioneros, para protegerlas e integrarlas. Pero nunca las hemos visto como iguales y poseedores de una sabiduría ancestral que nos puede ayudar a construir una sociedad mejor.



Pocas personas han tenido la sensibilidad y humildad para apreciar y conocer la sabiduría ancestral de los pueblos y culturas originales. Podemos citar a Guillermo Bonfil, Rubén Bonifaz y Carlos Lenkersdorf. En general, para los intelectuales “mexicanos” las culturas originarias nada tienen que enseñar y menos que aportar en la construcción de la realidad y  la “cultura nacional”. En parte sucede esto por la ignorancia de sí mismos, de su insensibilidad y sobre todo, de la colonización mental y espiritual que han recibido en estos cinco siglos de ocupación extranjera.



Hasta antes del levantamiento en Chiapas del EZLN, en México no existían los “indígenas”. Había pobres y marginados que “debían ser incorporados al progreso y a la modernidad”.



Gracias al sacrificio de los insurgentes anahuacas del EZLN, millones de “mexicanos” conocieron por primera vez la problemática de los pueblos originarios, siempre explotados, saqueados, despojados y excluidos. Por primera vez en cinco siglos sus demandas estuvieron en la palestra nacional.



Ante el embate de los capitales económicos trasnacionales y criollos, que buscan quitarles sus tierras y sus recursos naturales; y ante la mansa entrega que los gobiernos de la derecha han hecho de la soberanía nacional, los pueblos indígenas y campesinos (que no es lo mismo pero es igual), están siendo atacados por “la opinión pública”, entiéndase: la prensa, la radio, la televisión y los partidos políticos, para hacerlos ver como “atrasados, retardatarios, tercos e inhumanos”, antítesis del progreso y la modernidad.



La idea es borrar (entre muchas cosas) los usos y costumbres con los que se autogobiernan sin la intervención de los partidos políticos (que “parten” y fragmentan a la sociedad). En efecto, como en la democracia participativa de las comunidades, los políticos y los intereses de las empresas trasnacionales no pueden entrar a mangonear y corromper a “las autoridades”, para poder hacerse de sus recursos para explotar y depredar los minerales, bosques, tierras, etc., es necesario cambiar “el sistema de usos y costumbres” por el de “partidos políticos”, en donde como sabemos, un puñado de gente toma las decisiones en lo oscurito para “favorecer el progreso” en un pantano de corrupción, pues “el interés privado de las trasnacionales lesiona el bien público de la comunidad, sean sus mantos friáticos, sus bosques, sus tierras, etc.



Así, cada año las comunidades indígenas son presionadas a través de funcionarios y políticos corruptos o “ignorantes”, para que dejen sus “atávicas costumbres” que impiden el progreso y “los lucrativos negocios”. Esta presión “local” es apoyada por una estrategia nacional en los medios masivos para hacer pensar a la ciudadanía, que al perder sus milenarias tradiciones, usos y costumbres, los pueblos originarios están acercándose al progreso y se liberan de “lastres que impiden su pleno desarrollo”.



Dentro de esta campaña está la trillada y falsa idea de que las culturas indígenas son retrógradas e inhumanas. Y el caso del maltrato y exclusión de la “mujer indígena” es uno de los favoritos, pues golpea la sensibilidad de la población, que por falta de información y por la colonización, juzga y condena lo que no conoce de fondo y prejuzga a una pueblo y una cultura que desconoce.



Así es, “el abuso machista” sobre “la mujer indígena” es un tema trillado y un sitio común para hablar de los retrógrados e inhumanos “usos y costumbres” de los pueblos indígenas y su “ancestral atraso”. Pero muy pocos han vivido años con ellos, como Carlos Lenkersdorf y su esposa que estuvieron casi 30 años aprendiendo la lengua y cultura tojolabal.



Lenkersdorf ha escrito valiosos libros sobre los valores y principios que actualmente poseen los pueblos originarios y que indiscutiblemente encuentran su origen en la Toltecáyotl. Recomendamos ampliamente de su obra: Hombres verdaderos, Filosofar en clave tojolabal y Aprender a escuchar. Es una lectura obligada para aquellos que quieran descolonizar su visión de sí mismos y de los pueblos y culturas originarias de nuestros tiempos.



Pocos conocen la sabiduría ancestral de una de las civilizaciones más antiguas de la humanidad, la que logró el más alto nivel de vida en la historia del planeta. Desconocen totalmente La Toltecáyotl(1) e ignoran el régimen de terrorismo de Estado que sufrieron durante trescientos años por parte de las autoridades coloniales y eclesiásticas, para perder su identidad y su cultura. Y “no ven, no escuchan y no sienten”, el régimen de exclusión, injusticia y explotación que hemos sometido a los pueblos y culturas originarios estos últimos doscientos años en la conformación de “la nación mexicana”.



En estos cinco siglos de inaudita opresión, las mujeres indígenas fueron la parte más débil en la que se ensañaron los conquistadores, colonizadores, capataces, los policias, los hacendados, los comerciantes, los funcionarios y ahora, los empresarios y sus maquiladoras. No es lo mismo “la mujer anahuaca” del periodo Clásico en una sociedad totalmente “nostrica”(2), que una mujer en una maquiladora de Ciudad Juárez en nuestros días. O una mujer otomí vendiendo muñecas de trapo en la ciudad de México.



La mujer en general, pero la indígena y campesina en particular siempre han defendido a sus hijos, sus esposos, sus tierras, sus costumbres y sus lenguas, de tal manera, que si las culturas originarias han logrado sobrevivir hasta la fecha ha sido por la lucha y participación activa de la mujer en la comunidad.



Y no quiero decir que “todos los usos y costumbres indígenas” son perfectos. En estos cinco siglos muchas cosas se han perdido y otras enchuecado…para poder sobrevivir. Pero lo cierto es que son las propias comunidades indígenas las que están tomando sus propias decisiones para cambiar o erradicar sus tradiciones, usos y costumbres como lo señala Lenkersdorf. Lo que es inmoral es que los intereses económicos trasnacionales y los políticos locales estén tratando de cambiar -desde afuera- las formas culturales de los pueblos originarios para aprovecharse de una sociedad dividida, donde el pueblo pierde el control social y de organización por la democracia representativa ajena a ellos y conectada a un macro sistema que emana de la Ciudad de México, pasa por la capital del estado, llega hasta la cabecera municipal y de hay a la comunidad (el sistema de partidos políticos).



Sí la mujer indígena vota, ¿mejora con ello su condición de pobreza y exclusión de la cultura dominante? Las mujeres de Ciudad Juárez y todas las explotadas y marginadas del país, que son la mayoría, ¿han mejorado con su voto su miserable condición? Cuando en una comunidad existe los usos y costumbres, a través de la asamblea se toman las decisiones en público y todos intervienen, las autoridades “mandan obedeciendo a la asamblea”. Cuando en una comunidad han entrado los partidos políticos, todos están contra todos y se divide el pueblo porque siempre, una minoría en lo oscurito toma las decisiones que en general, no favorecen el interés y el bien común.



Todos los que están “interesados en liberar a la mujer indígena”, por que no liberan primero a la mujer urbana y suburbana que también vive en la injusticia, explotación y exclusión y que son la mayoría de este país. Millones de mujeres que sostienen un hogar con sueldos de hambre y en el subempleo. Abusadas y acosadas sexualmente, no solo en el transporte público y en la calle, sino en su propio trabajo y en su misma casa. La violencia intrafamiliar es verdaderamente escandalosa y está llegando a ser una pandemia, tanto en los hogares pudientes como en los populares (veas el truculento caso del hijo del Jefe Diego, David Fernández de Cevallos). La “mujer moderna” es un objeto sexual y comercial, ha perdido sus valores y sus principios tradicionales en la cultura dominante. México es el país en América Latina que tiene más feminicidios. En la política nacional, las diputadas "juanitas"(3), ¿no es una forma de abuso? La familia ha sido desvalorizada y fragmentada y nadie dice y hace nada. ¿Por qué?



Los que conocemos la vida cotidiana en las comunidades indígenas anahuacas de este país, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que a pesar de la pobreza en que están obligados a vivir y en medio de sus contradicciones, la mujer indígena tiene una mejor calidad de vida que la mujer urbana, en cuanto a dignidad, derechos y reconocimiento social. Y las comunidades que viven bajo el sistema de usos y costumbres, los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones sobre su gobierno, que los ciudadanos que vivimos bajo el abuso de las autoridades ineptas, corruptas y simuladoras que “escogimos con nuestro voto”.



Es innegable que la mujer indígena y los usos y costumbres de los pueblos originarios están viviendo momentos difíciles debido a la espantosa pobreza y la voracidad de la iniciativa privada trasnacional por sus tierras y recursos naturales que el Plan Puebla Panamá ya les otorgó para su explotación. Pero también es innegable que la mujer urbana y suburbana, así como la familia y la educación de “los no-indígenas”, esta viviendo momentos mucho más difíciles. La violencia superlativa, tanto del Estado, como del crimen organizado, del narco, del neoliberalismo económico, la falta de empleo, de acceso a la educación y los servicios de salud ha vuelto un infierno vivir en estos “tiempos modernos” en las ciudades y cinturones de miseria de la cultura dominante. Y también es innegable que el sistema de gobierno de “la democracia representativa” está viviendo el peor momento de su pequeña historia. La clase política, los partidos políticos y la política han caído en la total degradación. La lucha por el poder al interior de los partidos y entre ellos por el gobierno es patética e inmoral.



Nunca antes -las mujeres y el sistema de gobierno- de la cultura dominante habían vivido una situación tan degradada como la que actualmente se está viviendo en todo el país.



¿Por qué los medios masivos ven “la paja en la cultura ajena y no ven la viga que traen atravesada en su ojo”?



Y como muestra de lo que afirmamos, aquí están “algunos botones”:



“La ciudad de México ocupa el primer lugar en violencia comunitaria hacia las mujeres, incluso por arriba de la violencia ejercida dentro de los hogares, donde siete de cada 10 mujeres denunciaron sufrirla. Este índice, que refleja cómo las mujeres son expuestas a varios tipos de violencia tras salir de su casa, en el transporte y en las calles, tiene que disminuir con medidas de prevención, atención y acceso a la justicia, aseguró Martha Lucía Micher, directora general del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México”. La Jornada 24 nov. 2010.



“México ocupa el primer lugar dentro del ranking mundial, de muertes violentas de mujeres en países que no están en situación de guerra, según el Centro Reina Sofía, que valoró 135 países, informó Ana Güezmes, directora regional del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, en víspera del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”. La Jornada 24 nov. 2010.



"Los feminicidios en Ciudad Juárez" y "las muertas de Juárez" son dos expresiones que hace referencia a la suma de homicidios y asesinatos de mujeres ocurridos en Ciudad Juárez, Chihuahua, por lo general de mujeres jóvenes y pobres. Sin referencia a las que se les tortura antes de matarlas. Por parte de la población se ha acusado de pasividad a las autoridades, puesto que en muchos casos no se ha esclarecido la responsabilidad de dichos delitos. 7565 expedientes se iniciaron por desaparición de mujeres”. Wikipedia.



“VIOLENCIA HOY SE EJERCE PREDOMINANTEMENTE HACIA MUJERES TRABAJADORAS Y ESTUDIANTES

Hasta hace 10 años, la mayor parte de las expresiones de violencia hacia las mujeres estaban dirigidas a las amas de casa, y hoy están más enfocadas a trabajadoras o estudiantes de niveles altos de estudios, afirmó Gloria Angélica Careaga Pérez, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.En ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, indicó que en esta problemática ha disminuido el rango de edad, porque las agresiones en pareja ahora empiezan desde el noviazgo.Aunque la violencia física es la más evidente, sus demás manifestaciones están presentes en diversos ámbitos de la vida cotidiana. “Si se observa la estructura de las relaciones en las que nos movemos, podríamos decir que el género femenino está sujeto a un sinnúmero de violencias; no sólo se ejerce en la relación conyugal o de noviazgo, sino también en la estructura misma del sistema”, apuntó.Vista así, la violencia está tan naturalizada en nuestra sociedad que se considera “normal” que las mujeres ganen menos que los hombres o tengan poco acceso a la vida política, ejemplificó.” Boletín UNAM-DGCS-744 24/11/10



“El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez acusó al Estado mexicano de alentar la violencia de género. Puso de ejemplo la impunidad en el caso de la tortura sexual contra las detenidas en San Salvador Atenco durante el operativo policial del 3 y 4 de mayo de 2006.” La Jornada 25/11/10



“En México la lucha contra el crimen organizado ha invisibilizado el fenómeno de los asesinatos a mujeres, por lo cual urge retomar la propuesta de tipificación de este delito presentada al Congreso federal en diciembre de 2008, exigió la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México al presentar en la zona de las islas de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Mapa del Feminicidio en el territorio nacional.” La Jornada 25/11/10



“Terminar con la impunidad de los agresores de mujeres, pide Ebrard. Este año 850 hombres han sido procesados penalmente por abuso sexual, señala. La Jornada 25/11/10




"Ser mujer es una desventaja en la contienda por la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN), en el que prevalece la discriminación contra las féminas, dijo la ex senadora Cecilia Romero Castillo, aspirante a ocupar ese cargo." La Jornada 26/11/10






Notas:

1. "Toltecáyotl" la suma y sistematización de la sabiduría ancestral de la civilización del Anáhuac.

2. "Nostrica" termino que usa Carlos Lenkersdorf que se refiere al concepto del "nosotros" comunitario, que se contrapone contra el "yo" individual de la cultura dominante.

3. "Diputadas Juanitas" termino que se usa para referirse a las diputadas que se ven obligadas a renunciar para que tome su lugar el diputado varón suplente.

Le invitamos a que vea los videos sobre la civilización del Anáhuac.
1.- LA CIVILIZACIÓN DEL ANÁHUAC
2.- PERIODO PRECLÁSICO LOS OLMECAS
3.- PERIODO CLÁSICO LOS TOLTECAS
4.- PERIODO POSTCLÁSICO LOS MEXICAS
5.- PIRÁMIDE DE DESARROLLO HUMANO DEL ANÁHUAC
6.- LA TOLTECÁYOTL
7.- TLOQUE NAHUAQUE LO DIVINO Y LO SAGRADO
8.- EL MITO DE LOS GUERREROS AZTECAS
9.- LOS TOLTECAS
10.- PERIODO CLÁSICO O DEL ESPLENDOR
11.- LA AGRICULTURA EN EL ANÁHUAC
12.- LOS TRES CÍRCULOS DE CONOCIMIENTO
13.- LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA
14.- LAS ZONAS CULTURALES DEL ANÁHUAC
15.- QUETZALCÓATL
16.- EL COLAPSO DEL PERIDO CLÁSICO
17.- LAS CIVILIZACIONES MÁS ANTIGUAS DEL MUNDO
18.- LOS SEIS ELEMENTOS CULTURALES QUE DISTIGUEN A LA CIVILIZACIÓN DEL ANÁHUAC
19 La Batalla Florida