domingo, 26 de febrero de 2012

MEXICO SIGUE SIENDO UNA COLONIA



 
Muy revelador es el hecho de que una Corte de Estados Unidos haya fallado a favor de España en contra de la empresa norteamericana Odyssey, después de cinco años de litigio, sobre la propiedad del tesoro hallado en el fondo marino perteneciente a un barco español llamado “Nuestra Señora de las Mercedes”, que se hundió frente a las costas de Portugal en el año de 1804 y que llevaba piezas de oro y plata por valor a más de 500 millones dólares.




El punto es que en pleno siglo XXI la mentalidad colonizada y “el poder global de extracción”, ni remotamente piensan o perciben que ese “tesoro” no pertenece a España, sino a los países y pueblos latinoamericanos del tercer mundo donde se extrajo ilegalmente y con sangre e injusticia esta riqueza.



 
La historia se sigue repitiendo una y otra vez, las potencias colonizadoras de ayer con arcabuz y espada, y las modernas de hoy, con el sistema financiero global y las empresas trasnacionales, siguen extrayendo la riqueza de los países del llamado tercer mundo. Lo mismo en América, que en África, Medio Oriente o Asía.




Se sigue condenado a los pueblos de los países explotados a través de sus traidoras y corruptas autoridades, a vivir en la extrema pobreza en medio de un saqueo espeluznante y nauseabundo de sus recursos naturales y de la mano de obra, casi en calidad de esclavitud.




Para el caso de México, las empresas españolas han venido a hacer “la reconquista” con el apoyo total de los altos funcionarios del gobierno mexicano. Ahora abundan “las malinches” por montones. Hijos de extranjeros y criollitos salidos de universidades gringas que tienen en Antonio López de Santa Anna a su mentor principal.




Bancos, constructoras, comercializadoras, generadoras de electricidad y un largo etcétera, están apoderándose vertiginosamente de la “economía nacional”. En contraparte, cuando PEMEX intentó comprar más acciones de REPSOL, la petrolera española, toda España en conjunto protestó por la “mexicanización” de su empresa nacional. Ellos sí, nosotros no.



 
Caso espacial es Canadá, el “idílico” país de la hoja de maple que se ha apoderado vorazmente de la mayor parte del territorio nacional a través de concesiones mineras otorgadas por los gobiernos del PAN, obsequiadas por hijos de Santa Anna, que le permiten impunemente destruir el medio ambiente, los mantos freáticos, los bosques, las comunidades y sus lugares sagrados, con explotaciones a cielo abierto.




Estas empresas mineras no pagan impuestos, pagan salarios mínimos temporales, destruyen una región y cuando el mineral se agota se van y dejan en la ruina y desolación a las comunidades afectas y la naturaleza destruida. Pero eso sí, se llevan impresionantes ganancias al extranjero y dejan unos cuantos políticos locales corruptos más ricos.




El Gobierno Federal independientemente de su color, desde 1821 han entregado al país… "su país”, a los intereses de gobiernos y empresas extranjeras. Esa es la historia, esta es la verdad.



Desde Guadalupe Victoria que empezó a pedir irresponsablemente prestado con leoninos intereses a los bancos europeos, le siguió Santa Anna entregando más de la mitad del territorio “de su país” a los gringos a cambio de unos dólares para su ganancia personal, después los conservadores entregando el país a los franceses y trayendo a Maximiliano.




Siguió Juárez con E.U. y el atrevimiento de proponer el Tratado MacLane-Ocampo, prosiguió Díaz entregado a la nación a Europa, especialmente a Francia, Inglaterra, Alemania y España. De 1921 “somos el patio trasero de E.U.”.




La política de los criollos en “su país” neocolonial desde 1821 ha sido muy clara y perversa. “Entregar al pueblo como esclavo con un salario mínimo de hambre, sacrificar al campo y perder la soberanía alimentaria, abrir las puertas a los capitales, industrias y empresas trasnacionales, castigar a niveles de pobreza extrema al pueblo, sacrificar el Mercado Interno para tener mano de obra barata y apostarle al Mercado Externo, que favorece a los exportadores extranjeros y criollos, que están operando desde México a través de maquila y plantas armadoras y ensambladoras.



Los políticos en México después de la Revolución de 1921 han hecho exactamente lo que Estados Unidos les han ordenado. Un despacho, generado a principios del siglo pasado, del Secretario de Estado de E.U. dirigido al presidente Thomas Woodrow Wilson en el que delinea lo que será la política que iniciará el apoderamiento de México y que hoy es una brutal realidad.




“...México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra.





La solución necesita de más tiempo: debemos abrirles a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará de administradores competentes.




Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros...” (Richard Lansing, Secretario de Estado del presidente Wilson. 1924.) (Reproducido en el Boletín de Economistas 1963-1967, de la Escuela Nacional de Economistas, UNAM.).




Desde el presidente Miguel de la Madrid, pasando por el perverso y capo mayor de esta banda de delincuentes Carlos Salinas, hasta Felipe Calderón, han sido “amaestrados” y subordinados en las universidades de Estados Unidos, con excepción del inculto Vicente Fox, que no había terminado su carrera antes de asumir la presidencia pero que lo “alinearon” en Coca Cola, que no es lo mismo pero es igual.



Las altas y medias posiciones en el sector público y privado, la gran mayoría, se “educaron en el modo de vida americano, en los valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos”. Ésta gente además de cínica y corrupta, se le ha enseñado a no amar a su país y menos a su pueblo al que han sometido a “dolorosos sacrificios por la economía”.




Son simples y vulgares empleados del capital internacional, ejemplos como Zedillo, Gurría y Carstens, abundan en México, criollos vende patrias al servicio del mejor postor.




Como podemos ver, los llamados “mexicanos” vivimos en una COLONIA y bajo un hipócrita sistema colonial, con su consiguiente sistema de castas y esclavos. Las estadísticas y la propia información del INEGI nos lo demuestran. Más de tres cuartas partes del pueblo no cubren sus necesidades básicas, 25 millones están en pobreza alimentaria, es decir, no tienen qué comer, 18 millones viven en la pobreza extrema.




Más de tres millones de desempleados, 14 millones de personas en la economía informal, 12 millones de mexicanos en E.U., 9 millones de analfabetos, 3 millones de niños trabajando, 7 millones de “ninis”.




Sin embargo, para demostrar plenamente el sistema colonial, podemos ver que México es la 14º economía más grande del mundo, tiene al hombre más rico del mundo en el país más injusto económicamente de América después de Haití. 240 mil personas poseen casi la mitad de la riqueza y el 10% más pobre de los mexicanos tan solo posee el 1% de la riqueza nacional (los indígenas y sus tierras).




La alta burocracia de México, comenzando con el Presidente son de los mejor pagados del mundo, el IFE y los partidos políticos son uno de los más caros del mundo, México ocupa el lugar 100 dentro de 183 países en el índice de corrupción y en vez de reducirse se aumenta.




En 5 años han muerto más de 50 mil personas en una guerra personal del presidente y en la que existen miles de desaparecidos. Eso es el neocolonialismo en el “México de los criollos”.





Un país en el que las instituciones se están desmoronando por la ineptitud de la clase dirigente criolla (1821-2012), por su ancestral codicia y corrupción. Pero sobre todo por su falta de compromiso con la Historia, respeto a la Cultura y amor al pueblo.




Los criollos en el poder, desde Hernán Cortés hasta Felipe Calderón, con sus honorables excepciones, usan el poder no para servir, sino para servirse de él. Roban cuanto pueden y salen millonarios protegidos por una poderosa coraza de impunidad.




En el continente son llevados a los tribunales a gente como Pinochet en Chile, Videla en Argentina o Ríos Montt en Guatemala…en México los presidentes por más ladrones, asesinos, traidores o ineptos que hayan sido, jamás se les juzga, por el contrario, viven como reyes a costa del erario hasta su muerte. Unos a otros se protegen.



 
La colonización no ha cesado desde 1492, en la que como una plaga de langostas han llegado sucesivas oleadas de feroces “muertos de hambre” a saquear y a explotar. Lo hacen los gobiernos de los países del primer mundo, lo hacen las grandes empresas trasnacionales, lo hacen los bancos, las mineras, las armadoras.




Siguen llegando europeos, gringos o canadienses dispuestos al saqueo, destrucción, contaminación y asesinato si es necesario, para llevarse del Cem Anáhuac y del Tawantinsuyo las riquezas de “las venas abiertas” de este continente mártir, que sigue financiando la riqueza “los otros” y aumentando la miseria de “los nativos”.




             Esa es la dura realidad, lo demás es solo costosa mercadotecnia.





Y el pueblo del Anáhuac sigue adormecido. Sin memoria histórica, sin identidad cultural, perdido en el laberinto de la desolación que le crea la televisión y la radio comercial, la SEP y el SENTE, el consumismo, el individualismo, el fanatismo religioso.




Ese pueblo que no se puede identificar con su raíz y su esencia más profunda y viva. Despreciando lo propio y exaltando lo ajeno, pisando y maltratando a los suyos y dóciles aceptando ser pisado y explotado por el poderoso.




Pintándose el cabello de amarillo, poniéndoles nombres en inglés a sus hijos, en permanente búsqueda por la “modernidad” y despreciando su tradición. Insensibles, violentos, reprimidos, depredadores, irrespetuosos, mal educados, abusivos, flojos, inseguros, frágiles…así es como nos quieren, así es como nos necesitan nuestros explotadores depredadores.




 
El México del Estado Criollo es el presente y de unos cuantos. El Anáhuac es el futuro de todos los pueblos que están unidos culturalmente por la Toltecáyotl. Por estas razones el futuro es nuestro milenario pasado.




El día que recuperemos la memoria histórica y vivamos con plenitud nuestra identidad, ese día volveremos a ser los constructores de nuestro destino y la colonización será expulsada de nuestras tierras y de nuestros corazones.







martes, 21 de febrero de 2012

HUERFANOS DE IDENTIDAD… vacíos de sabiduría.



El mexicano promedio tiene una idea muy limitada, confusa y distorsionada de la historia antigua de su país. Le han quitado el derecho a poseer memoria histórica, es decir, conocer su raíz ancestral que es fruto de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo, por la cual tendría plena consciencia y una alta estima de sí mismo.



En su lugar repite inexactamente el discurso oficial del colonizador en donde los “aztecas” se convierten en la cultura más importante de los siete milenios y medio de desarrollo humano endógeno, desde la invención de la agricultura (6000 a.C.) hasta la invasión española (1521 d.C.).




El mexicano común, a diferencia del chino o del indio común, que están totalmente vinculados a su pasado, el mexicano se siente ajeno o muy distante a su Cultura Madre.




Por el contrario, es una ofensa y una deshonra que se le identifique con la cultura de sus ancestros. No sabe que fue la que logró el más alto grado de desarrollo humano en la historia del la humanidad.




La visión que ha logrado enquistar el “Estado Criollo” en la mente del pueblo de México es que “los prehispánicos” eran una civilización primitiva, guerrera, caníbal, que se la pasaban luchando permanentemente entre ellos para hacer horrorosos sacrificios humanos para satisfacer el apetito voraz de sus demoniacos dioses y sus veleidosos dirigentes.




Estas mentiras y patrañas que iniciaron Colón y Cortés para encubrir uno de los holocaustos más grandes de la historia de humanidad, pues no solo fue la matanza de más de 24 millones de personas, la destrucción de ciudades, la esclavización, tortura y violación, deportación, robo y despojo de riquezas y territorios, sino lo más grave:




“la negación de la calidad humana de sus habitantes”, la destrucción de sus culturas, sus lenguas, religión, arte, educación, alimentación, sistema de organización, sistema de conocimiento, en síntesis, la negación total de su existencia como civilización.



Esto se mantuvo de manera constante durante los trescientos años de Colonia y se ha mantenido de manera hipócrita en los doscientos años del periodo neo-colonial en el que vivimos.



Esta orfandad en la que vive el mexicano común lo hace presa de la explotación que ha sufrido en el sistema neo-colonial los dos últimos siglos.





En efecto, la pérdida de la memoria histórica y la identidad cultural deja a las personas, las familias y los pueblos como zombis, totalmente inconscientes indefensos y vulnerables.




La esencia de la colonización es la IGNORANCIA. La ignorancia de lo más esencial que un ser humano consciente debe saber: ¿Quién soy yo, de dónde vengo y a dónde iré?, ¿Cuál es la razón suprema de mi existencia?, queda diluido en un vacío que se trata de llenar infructuosamente con consumismo, diversión mediática, drogas permitidas y prohibidas, fanatismo religioso, sometimiento político y auto represión.




Una masa amorfa, individualista y desorganizada, dócil, inconsciente, acrítica es lo que necesitan unos cuantos para aprovecharse de todos.




China e India, culturalmente tan antiguos como nosotros, pese a haber también sufrido procesos de colonización jamás perdieron su memoria histórica y su identidad, los resultados es que ahora son naciones con mayor grado de desarrollo y mayor soberanía que México.



Los conquistadores-colonizadores (1521-1821) trataron de destruir la Civilización del Anáhuac por los medios más violentos y de lesa humanidad, desde las matanzas, destrucciones de ciudades, quema de códices y asesinato de sus maestros, sabios y dirigentes, hasta el sometimiento de la esclavitud y la imposición de un régimen de terror a través de la iglesia católica y la Santa Inquisición.



Posteriormente los criollos-neo-colonizadores lo han hecho a través de la exclusión del pueblo en “la construcción de su país”, en el que la mayoría de sus habitantes son herederos de la Civilización del Anáhuac pero están marginados de él, lo que da como resultado “El México profundo y el México” imaginario de Bonfil Batalla.




En efecto, el Estado Criollo trata de “rescatar, modernizar, globalizar” a su pueblo, pero al mismo tiempo no lo toma en cuenta, lo desprecia y lo esclaviza.




Paradójicamente, el Estado Criollo ha lesionado más la memoria histórica y la Identidad Cultural del pueblo anahuaca en los últimos 60 años que los 300 de Colonia y los siguientes 150 años del periodo neo-colonial, hasta que apreció la SEP, los medios masivos, especialmente la televisión y la radio.




En efecto, la Educación Pública en México, desde la misma concepción de José Vasconcelos hasta las prácticas gansteriles de la maestra Gordillo, ha sido un instrumento de sometimiento, control y enajenación. La Educación Pública en México está diseñada para mantener en la ignorancia total al pueblo.




En el mejor de los casos sirve para crear cuadros de empleados dóciles y consumidores acríticos, más nada.




Los medios masivos, especialmente la televisión y la radio se han creado como monopolios al servicio del Mercado que definen la vida política, social y cultural. Los medios gobiernan y los gobiernos administran obedeciendo a los monopolios mediáticos.




De esta manera, el problema fundamental de nuestra realidad es que no tenemos memoria histórica y por consiguiente Identidad Cultural como persona, como familia y como pueblo.



Vagamos a tientas y tropezones en el “Laberinto de la Soledad”, actuando como extranjeros incultos en nuestra propia tierra, tratando de ser algo que no somos, en todas las esferas de la vida nacional, desde nuestro rechazado fenotipo, pasando por la organización social, política, hasta la religiosa.




       Si no sabemos quién somos, no sabemos qué queremos ni a dónde vamos.




Viviendo una permanente realidad esquizoide en la que el mundo subconsciente que afirma sus profundos cimientos en la civilización ancestral, siempre está en conflicto con el mundo de todos los días, el mundo impuesto por la colonización y neo-colonización.




Nos pasa algo parecido a lo que les sucedería a los chinos o a los indios si trataran de ser obcecadamente ingleses, rechazando y negando su milenaria identidad, tratando de ser “modernos” para parecerse a sus colonizadores.



El país en el que hoy vivimos tiene ocho mil años de desarrollo humano. Es algo que no se puede negar y que todos deberíamos saber. Aunque no lo sepamos racionalmente, aunque no lo aceptemos conscientemente, esta “experiencia y sabiduría humana” habita en cada uno de nosotros.





Este patrimonio se encuentra depositado en “el banco genético de información cultural”. En efecto, así como en cada célula de un organismo existe la información para crear una réplica del mismo organismo a través del DNA.




En cada individuo de una sociedad existe la información cultural de la civilización que lo generó, no puede ser de otra manera dado que no provenimos de probetas. En una civilización de ocho mil años, quinientos años no son significativos para desaparecer de su memoria los anteriores siete mil quinientos años.




Lo que hoy llamamos identidad “mexicana” tiene que ver con ocho milenios de existencia de generaciones y generaciones. Ha sido un grave error tratar de crear una “identidad nacional” tomando solo en cuenta los últimos 200 años y excluyendo los siete mil quinientos años de desarrollo endógeno de la Civilización del Anáhuac, una de las civilizaciones más importantes del mundo.




Por el contrario, ahí se encuentra lo más fuerte y prodigioso de nuestra identidad, sin dejar de tomar en cuenta las significativas apropiaciones culturales que la civilización del Anáhuac ha hecho en estos cinco siglos de todas las culturas del mundo con las que ha tenido contacto y que, por supuesto, la han enriquecido.



El pueblo amnésico tiene por fuerza, para terminar con la colonización, recuperar su memoria histórica para hacer consciente su Identidad Cultural, sus valores, principios y actitudes que crearon a lo largo de milenios la formación de la civilización del Anáhuac.




Se requiere desechar la versión oficial colonizadora que ha condenado al pueblo a la orfandad y que ha sido usada para hacer del Patrimonio Cultural del Anáhuac un medio para que la iniciativa privada, nacional y extranjera se enriquezca a través del turismo.





Se requiere evidenciar a los investigadores e historiadores, los “grandes santones de toga y birrete” que se han coludido con el Estado Criollo para hacer de la investigación de la Historia del Anáhuac, una serie de “actas de defunción de la civilización ancestral”.




Tan absurdo y aberrante como querer afirmar que la civilización ancestral de China e India hoy están extintas.





Colaboradores del sistema colonial que se encargan en sus cubículos y desde lo más altos de sus “curules académicos”, protegidos por las amuralladlas e inexpugnables instituciones de investigación de hacer creer al pueblo que la HISTORIA les pertenece a ellos y que “su objeto de estudio”, pertenece solamente a museos, bibliotecas y recintos académicos.





Que la Historia y Cultura del Anáhuac ya se extinguió y se acabó el 13 de agosto de 1521 con la caída de Tenochtitlán. Que nada tienen que ver los mexicanos modernos con su antiguo pasado y, que en todo caso, la Colonia y la Independencia son los precursores de nuestra identidad y realidad.



Inexorablemente tarde o temprano llegaremos a este punto en virtud de que la civilización del Anáhuac ESTÁ VIVA, VIGENTE Y PRESENTE, aunque la colonización mental, cultural y espiritual argumente que ya no existe y que está muerta, la civilización emergerá con una formidable fuerza telúrica de las entrañas de sus propios hijos y de esta Tierra.




Cuando el banco genético de información cultural se active nadie podrá detener este proceso. Uno de los grandes errores de la Cultura Occidental y al mismo tiempo su gran limitación, es que han perdido del mundo y de la vida su dimensión espiritual.




Todo su arrogante poder, sustentado en la materia, la ciencia, la tecnología, el comercio y la guerra, resulta un espejismo efímero en el contexto de las fuerzas cósmicas que rigen al universo.





La raza humana y el planeta es parte integral de la galaxia y ésta del universo. Los seres humanos, -se nos olvida- somos polvo de estrellas.




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