jueves, 31 de julio de 2014

LA ARQUEOLOGIA Y LA HISTORIA INSTITUCIONAL




Las investigaciones y estudios que se hacen en México sobre la Civilización del Anáhuac, a la que “la ideología criolla” presume de desaparecida y que llama colonizadamente “prehispánica”, con muy escasas y honrosas excepciones, no ha contribuido al fortalecimiento de la Identidad Cultural y el acrecentamiento de la auto estima, de los mal llamados mexicanos, dado que no todos los habitantes de este país son mexicas.


Una de las razones es que el Estado Mexicano ha excluido totalmente a los pueblos y culturas anahuacas en la construcción y desarrollo de este país. Otra es que siendo una sociedad extremadamente racista y clasista, desde 1521 en la Colonia y a partir de 1821 en el periodo “Independiente”, los pueblos originarios y sus culturas representan, además de un lastre para el desarrollo y una vergüenza para la creación de modelos culturales venidos sistemáticamente del exterior, representan el último peldaño en la escala social.



La investigación de las culturas ancestrales y sus vestigios materiales, en general, ha estado en manos de investigadores, universidades, museos y gobiernos de otros países, en el siglo XIX de Europa y a partir de la segunda mitad del siglo XX de Estados Unidos. 



Los mexicanos educados académicamente en instituciones de nivel superior, en sus aulas no se les enseñó a conocer y valorar esta riqueza humana. En China y en India es al contrario, es su base y su inspiración. 



Nuestros profesionistas, en el mejor de los casos y de manera superficial, se adscriben a la “cultura grecolatina”, pero en su Cultura Madre, son extranjeros ignorantes en su propia tierra.


La colonización mental, cultural y espiritual que hemos sufrido los ahora llamados mexicanos es de proporciones terroríficas.



Se nos ha borrado totalmente del consciente la “memoria histórica”. Sorprende que una de las civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del planeta (como China o India), la que llegó a alcanzar el más alto grado de desarrollo humano, sus actuales descendientes, no conozcan su pasado y sobre todo, que no se reconozcan en ese pasado y menos como herederos directos de él, que no exista ningún aparente vínculo. 



Que crean que la civilización Madre ya no existe y que desapareció el 13 de agosto de 1521. Que ellos, especialmente el 80% de la población que es mestiza, sienta su endeble identidad en una país o una cultura extranjera. Y que niegue lo que es más que evidente, que son hijos de los hijos de los Viejos Abuelos del Cem Anáhuac. 



Porque, el “ser mestizo” no cancela ni borra la herencia ancestral –tangible e intangible- de la Cultura Madre, por el contrario, el mestizaje se sostiene y la afirma totalmente en ella. 



El “mexicano” genética y culturalmente en su mestizaje, está mucho más cerca de la civilización del Anáhuac, que de las culturas de España, Francia o Estados Unidos. Pero por la colonización mental, espiritual y cultural, lo niega y se siente estigmatizado por tener elementos culturales autóctonos. 



Es más, es un insulto decirle a un mexicano que es “indio, prieto, naco, etc.” No se da cuenta que lo que lo sostiene, le ayuda y le da fuerza y sabiduría para vivir, es justamente lo que tanto desprecia y rechaza. 



El mestizo y el criollo son dos huérfanos. El primero rechaza a su Madre Cultura y el segundo, es rechazado por la cultura a la que él cree pertenecer, pues para el caso de España, el criollo que presume de ser “español” en México, en España se dice mexicano y los españoles lo llaman “indiano” y no lo aceptan como propio, justamente porque la civilización del Anáhuac lo ha transformado. El criollo es el verdadero personaje del “Laberinto de la Soledad” de Paz, ni de aquí ni de allá.



Las investigaciones históricas y arqueológicas del Anáhuac están en manos de extranjeros y de sus subordinados y mansos ayudantes mexicanos. Son muy pocos los extranjeros y mexicanos que se oponen a las poderosas mafias de la academia y las instituciones “filantrópicas” colonizadoras. 


Autores como Bonifaz Nuño, Alfredo López Austin, Guillermo Bonfil, Laurrete Séjurné, Víctor Jiménez, Víctor de la Cruz, Carlos Lenkersdorf y Jan de Vos, por citar algunas valientes y dignos investigadores. 



El Instituto Nacional de Antropología e Historia enfoca sus limitadas acciones a la arqueología, que sirve al Estado para usar el pasado ancestral como atractivo turístico. La arqueología, la historia y la reflexión sobre esta riqueza para la construcción y fortalecimiento del “SER NACIONAL”, están totalmente fuera de sus políticas


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El pasado de la civilización del Anáhuac es solo arqueológico-museográfico-turístico-comercial, y esta desvinculado a las tareas de descolonización y del despertar de la consciencia ancestral y la afirmación plena de la identidad.



Las zonas arqueológicas, los muesos, los videos, las revistas están pensados desde una mentalidad colonial, colonizadora, superficial y comercial. En sus textos, cédulas, guiones, boletines de prensa, se mantiene el lenguaje colonizador. 



Se sigue diciendo cínica y des fachadamente: “Prehispánico, precolombino, precortesiano, Mesoamérica, Batalla de la noche triste, “caballeros águila y tigre”, se habla de reyes, reinos y princesas que nunca hubo en el Anáhuac, se machaca y se refuerza la idea de los cuantiosos sacrificios humanos y las innumerables guerras, del “encuentro de dos mundos” y no de una invasión, se mantiene la idea de que con los españoles llegó la civilización, la religión, la escritura, el progreso, etc. 



Se maquillan los crímenes, robos, traiciones de Hernán Cortés y sus secuaces, la conquista religiosa se sigue viendo como una heroica y piadosa epopeya en la que los “naturales mansamente se convirtieron” y no se habla de los crímenes, explotación y abuso de la Iglesia Católica y la Santa Inquisición en contra de los pueblos, sus culturas y su religión milenaria.



El Estado criollo rechaza terca y racistamente la presencia y participación de los pueblos y culturas ancestrales. Se habla de un país “mestizo”, pero ideológicamente el mestizaje se vincula solo a Europa y se regatea la presencia de “nuestra otra parte”. El pueblo mexicano mestizo encuentra la base de su mestizaje en la civilización Madre y no en la de los invasores. 



En efecto, la milenaria cultura del Anáhuac forma los cimientos de nuestra identidad en los espacios ontológicos y filosóficos. En la forma de ver, sentir y entender el mundo, la vida, la muerte, la familia, la amistad, el trabajo, la fiesta, la comunidad y penetra muy profundo en lo sagrado y lo divino. Esta es la verdadera cara de nuestro mestizaje, y no el fenotipo o el color de la piel.


Querer buscar “los cimientos” y el potencial de nuestro mestizaje en las culturas de España, Francia, Italia, es seguir condenados a transitar a tientas y tropezones en el “laberinto de la soledad”, despreciando lo propio y exaltando lo que nunca podremos ser. 



Tanto los europeos como los estadounidenses históricamente nos han rechazado, despreciado y explotado. Los modelos económicos, políticos, sociales, culturales, educativos, etc., son una copia siempre mala y tardía. 



Primero los peninsulares y después los criollos quisieron y han querido hacer de La Nueva España y de México, una realidad mejor que la europea o norteamericana y, como la historia y la realidad nos lo indican, siempre se ha fracasado rotundamente.



Por qué negar lo que somos, por qué excluir nuestra rica y sabia experiencia en el Desarrollo Humano y la organización social, por qué menospreciar los valores y principios ancestrales de nuestros Viejos Abuelos que fueron elaborados a partir de la experiencia de vida a lo largo de siete milenios y medio.



Por qué no los incorporamos, sin excluir a la parte occidental de la que orgullosamente nos hemos apropiado en estos cinco siglos. Por qué los europeos para salir de la Edad Media buscaron inspiración en su pasado grecolatino y por qué nosotros no lo podemos hacer en el pasado del Anáhuac. Por qué China, India y Japón basan su modernidad y desarrollo en su pasado y en sus culturales ancestrales y nosotros no lo podemos hacer.



Por ahora, en México la arqueología y la historia oficial están al servicio de la ideología del Estado criollo y del capital trasnacional. Inexorablemente llegará el tiempo en el que la Historia será liberadora y la arqueología servirá de inspiración para re-construir nuestra milenaria organización social y los valores perenes que ella desarrolló como recursos para mantener por mil años un periodo de esplendor, único en el planeta. 



Lo difícil no es hacerlo…sino IMAGINARLO.


Viste www.toltecayotl.org    


             

domingo, 20 de julio de 2014

“PESE A QUIEN LE PESE Y GUSTE A QUIEN LE GUSTE"


Uno de los problemas de “México, el país de los criollos para los criollos”, es que siempre, un puñado de poderosos iluminados, han tomado las grandes decisiones de la NACIÓN sin tomar en cuenta a TODO el pueblo.


Los “otros”, los nacos, indios, -¡vamos!-, como dijo la hija del Presidente, “la prole”, no cuentan, son masehuales que su destino es obedecer, acatar, callar y si acaso decir: “si patrón, para servir a usted”. Más nada, en este país nunca ha existido la DEMOCRACIA.


Durante el siglo XIX fue un reducido grupo de “gente de razón”, la que construyó “este país” a su modo y conveniencia.


A los descendientes culturales y raciales de los pueblos originarios siempre se les ha tenido totalmente excluidos de la toma de decisiones y de las oportunidades.


Solo han sido usados como carne de cañón en sus permanentes luchas fratricidas, voto duro para avalar su “opereta bananera” que llaman democracia, como mano de obra barata y como inconscientes consumidores de las porquerías y venenos chatarra que producen “los industriales criollos”.


La dinámica de las reformas estructurales, ha sido una burla grotesca, ilegal, anticonstitucional, entrega vergonzante de la soberanía ante los poderes fácticos y las empresas trasnacionales, en una palabra: traición a la patria.


“Ellos”, los Iturbide, Limantour, Alemán, Degortari, Ponce de León, Fox, Slim, Chuyffet, Ebrad, Chong, Meade, Chertorivski, Korenfeld, Videgaray, Coldwell, Massieu, Karam, Carstens, Penchyna, etc., etc., etc., son los que conducen este país, … “su país”. La Patria es de “ellos”, la Matria del pueblo.


“Ellos” toman las decisiones y el pueblo no puede opinar y menos cuestionar, ellos son “el poder y el saber”, nadie más que ellos, y solo ellos saben lo que es bueno para usted y el país.


La gente no sabe, no conoce, es ignorante. Pero en menos de 200 años han llevado a su país de mal en peor, especialmente en los últimos 32 años.


“Ellos” dijeron que debía tomar el gobierno los “tecnócratas” porque los políticos eran pésimos administradores y corruptos: los tecnócratas resultaron peor.


“Ellos” dijeron que era necesario expropiar los bancos, luego dijeron que era necesario “rescatarlos” y luego regalarlos a los bancos extranjeros: perdimos la soberanía financiera.


“Ellos” dijeron que había que entregar (reglar) las empresas del Estado, para que hubiera más trabajo, fueran más eficientes con precios más bajos: y se crearon las mafias corporativas y los multimillonarios rapaces.


“Ellos” dijeron que era necesario entrar al neoliberalismo y la globalización, que su país no podía quedarse atrás: perdimos la soberanía económica.


“Ellos” dijeron que era bueno convertir el país en una gran maquiladora, que ese era nuestro lugar en la nueva economía mundial: se destruyó la pequeña y mediana empresa.


“Ellos” dijeron que era necesario y bueno para su país entrar al TLC: se destruyó el Mercado Interno.


“Ellos” dijeron que se debería privatizar el ejido y modernizar el campo: perdimos la soberanía alimentaria.


“Ellos” dijeron que era necesario someterse política y económicamente a E.U.: quedamos aislados de Latinoamérica y perdimos el lugar en el mundo que se había ganado con la Doctrina Estrada.


“Ellos” decidieron que el PAN debía gobernar: se desfondó el sistema político.


“Ellos” decidieron que TELEVISA educara al pueblo: los niños aprenden de su bisabuelito “Chavelo”, los jóvenes de Gloria Terevi, las señoras de Laura Bosso, los señores de Brozo, los políticos de López Doriga y los intelectuales de Krauze.


Así es este país, amable lector. Los que saben …saben, y “ellos” saben qué es lo mejor para usted, para el pueblo y para el país (el de ellos por supuesto).


Ahora afirman con sobrada experiencia y elevada sapiencia, con una “larga cadena de éxitos y promesas cumplidas ampliamente al pueblo”, que: “Las reformas estructurales son lo que se necesita para superar las limitaciones “históricas e ideológicas” del país (su país).
Que usted tendrá mejor empleo, ganará más dinero, que bajarán los precios de la gasolina, el gas y la energía eléctrica, que habrá más empresas, más empleos y mejor pagados.


¡Vamos!, que nos espera un futuro próspero al entregar la riqueza energética a las voraces y depredadoras empresas transnacionales (lo mismo dijeron con el TLC).


Aunque los expertos, -nacionales y extranjeros-, afirman que es un gran error histórico, que el país ira a la quiebra sin el 80% de la renta petrolera.

      

“Pese a quien le pese y guste a quien le guste, la reforma va, dice Penchyna”.


Con sobrada arrogancia y prepotencia del mayoriteo del PRIANVE, aquí se hace únicamente lo que “ellos” dice. Si no piensa igual está usted totalmente descalificado por televisa.


Lo más seguro, amable lector, es que a final de este sexenio, “México, el país de los criollos y para los criollos” estará en su peor crisis histórica, en lo económico, político y social.


Los criollos saldrán huyendo, -como ratas-, a sus países de origen cargados de sus riquezas y estaremos peor que en 1821.



Dos siglos perdidos…”pese a quien le pese” o “haiga sido como haiga sido”, según Penchyna y Calderón.