jueves, 14 de junio de 2012

LA BATALLA DE LOS DIOSES o más de lo mismo.




La colonización mental y cultural que sufrimos los ahora mal llamados “mexicanos” (no todos somos mexicas), ha sido permanente, continua y despiadada a lo largo de estos cinco siglos. El objetivo es que los descendientes de la Civilización del Anáhuac, los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos toltecas vivan en la ignorancia total.



El conquistador-colonizador, desde Hernán Cortés hasta Carlos Slim, nos ha sumido en la ignorancia de nosotros mismos. El pueblo no sabe quién es, de dónde viene y por tanto, a dónde va. Indefenso y vulnerable puede ser manipulado por el cura, el político, el hacendado, el empresario, el sistema educativo oficial, la radio, la televisión, entre muchos otros medios, para someterlo explotarlo y despojarlo.




El punto es que no sepa quién es. Que vague desolado de tropezón en tropezón por “El Laberinto de la Soledad”. Trescientos años se le hizo creer que era español y todo debía ser como España (1521-1821). El siguiente siglo se le hizo creer que debería ser francés y todo se copió de Francia (1821-1921), y ahora se nos hace creer que debemos ser gringos y se copia el modelo Norteamericano. Pero nunca se ha tratado de ser como en verdadero somos, hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo. Y los españoles, franceses y gringos nos han despreciado.



En esta “aldea global” la exclusión sigue su marcha inexorable. Ahora por medio de la televisión mundial. Resulta que ahora History Chanel le está “enseñando” a los mexicanos la historia antigua de México. Las mismas mentiras y distorsiones mal intencionadas de Hernán Cortés o Bernal Díaz, pero ahora con una super producción y a todo color.



Se sigue tomando tercamente como “base, raíz y esencia” a la cultura mexica como punto referencial para conocer nuestra milenaria civilización. Totalmente erróneo y mal intencionado. Los mexicas o tenochcas, mal llamados “aztecas” no son una “civilización en sí mismos” y menos aún representan lo mejor de nuestra ancestral civilización.



Son la última cultura que llegó al Valle del Anáhuac en 1273 d.C., totalmente salvajes. No hablaban la milenaria lengua náhuatl con la que se comunicaban las más de 250 culturas diferentes antes de la invasión, no sembraban maíz, eran como se les conoce en los códices de su tiempo -“chichimecas”- (salvajes), “el pueblo sin rostro”.



En efecto, el tiempo histórico de la civilización del Anáhuac desde la invención de la agricultura, el maíz y la milpa aproximadamente en el sexto milenio a.C. hasta la invasión europea es de siete milenios y medio. Este tiempo se divide en tres periodos.



Preclásico 6000 a 200 a.C. o periodo formativo representado por la cultura olmeca o cultura Madre, situado entre Veracruz y Tabasco.



Periodo Clásico, del 200 a.C. a 850 d.C. representado por la cultura tolteca y reconocido como el periodo del esplendor en dónde se alcanzaron los mayores logros civilizatorios a través del símbolo filosófico/religioso de Quetzalcóatl y la sabiduría de los hombres de conocimiento llamada Toltecáyotl. Teotihuacán fue su centro geográfico en el Estado de México.



El tercer periodo conocido como Postclásico o de la decadencia comprende desde el 850 a 1521. A partir de lo que se conoce como el “colapso”, que implica la destrucción y abandono de lo que hoy conocemos como “zonas arqueológicas” y la transgresión del pensamiento filosófico conocido como Toltecáyotl.



La cultura representativa es la mexica y se ubicó en lo que hoy es el centro histórico del D.F. De tal forma que con propiedad los mexicas, tenochcas o “aztecas”, son el último pueblo venido del Norte y el último en civilizarse y representan el periodo de decadencia de la civilización del Anáhuac.



No puede y no se debe tomar a los mexicas y sus transgresiones filosóficas y religiosas, del culto a Quetzalcóatl y de su legado de sabiduría conocido como Toltecáyotl, como el “referente” para conocer la historia antigua de nuestro país.




Hacerlo implica negar y excluir más de mil años de desarrollo humano y plenitud. Porque la Civilización del Anáhuac fue la que alcanzó el nivel más alto de desarrollo humano para todo su pueblo en la historia de la humanidad (200 a.C. a 850 d.C.).




Fue Tlacaélel el Cihuacóatl de los mexicas, el que ordenó destruir los códices antiguos y rescribir “la nueva historia del Anáhuac” donde ellos aparecen como el “pueblo elegido” y transformó la antigua religión tolteca, eclipsando a Quetzalcóatl e imponiendo a Huitzilopochtli su deidad tutelar símbolo de la fuerza de voluntad, el mundo material y la guerra. Es decir, cambió el sentido espiritual por el sentido material del mundo y la vida.



Los mexicas fundaron Tenochtitlán en 1325, cuando aún eran un puñado de semisalvajes. Fue hasta 1440 cuando Moctezuma Ilhuicamina y Tlacaélel toman el control de La Triple Alianza, que empiezan a tomar “un relativo poder”, que solo duró 81 años antes de la caída de Tenochtitlán. Como se aprecia es una atrocidad colonizadora engañar al pueblo haciéndole creer que su milenario origen se sitúa en los mexicas y que éstos son lo mejor de “su pasado”.



Los “aztecas” son un mito del colonizador. Se nos ha hecho creer que eran “los romanos del nuevo mundo”. Primero por los conquistadores y misioneros para aumentar “sus proezas”, y luego por los criollos para “exaltar su dudoso y lejano origen”. Totalmente falso. Los mexicas no fueron tan poderosos y sus dominios apenas excedían el Altiplano Central y parte de la Costa del Golfo de México.



Entonces, por qué se insiste en exaltar y exagerar su historia y sus hechos. Por varias razones colonizadoras. En primera porque, -según la historia oficial-, fueron vencidos por un puñado de españoles recalcando la supuesta superioridad cultural, humana, religiosa de Occidente sobre los invadíos, supuesto válido y persistente hasta la fecha.



En segundo lugar, porque se afirma “históricamente” el centralismo y autoritarismo del D.F. sobre el país.



En tercer lugar, porque se supone que la civilización del Anáhuac se acabó y se destruyó totalmente con la caída de Tenochtitlán y los mexicas. Que los “mexicanos” actuales, desde Tijuana hasta Chetumal, muy poco tenemos que ver con ese vergonzoso pasado saturado de sacrificios humanos, guerras e idolatrías.



Que solo los pueblos “atrasados” no han podido acceder a la civilización, modernidad y progreso, ayer de la corona española y hoy de un mundo globalizado.



Da pena ajena ver a los “historiadores de paja” de la "historia oficial", desfilar emocionados ante las cámaras de la empresa trasnacional, repitiendo con un supuesta sapiencia las mentiras, mitos y fantasías de los conquistadores, misioneros y anahuacas convexos del S. XVI.



Es lamentable la falta de rigor científico y académico de estas “vacas sagradas” de la historia, pero sobre todo, el que no tengan una mínima pisca de ética y respeto a sí mismos y a la civilización Madre.



No poseen el más mínimo pensamiento crítico, repiten el mismo discurso de Hernán Cortés y sus secuaces. LA BATALLA DE LOS DIOSES de History Chanel...o más de lo mismo.