sábado, 25 de julio de 2015

EL SECUESTRO DE LA DEMOCRACIA


El Mercado ha devorado totalmente al Estado en “el mundo libre”. Los funcionarios de los gobiernos son empleados serviles de los capitales financieros y de las empresas trasnacionales. En pocas palabras, la democracia ha sido secuestrada por el Mercado. 


Los intereses de las empresas trasnacionales y los bancos están por encima de los pueblos, la naturaleza, los derechos humanos, la libertad y la soberanía. 


La partidocracia ha sido cooptada a través del soborno, la amenaza y la corrupción  democracia. De todos los colores, los partidos políticos en todo “el mundo libre” son una verdadera cloaca. 



¡Cómo sucedió todo esto! Comenzó con la fundación del primer “país” del mundo por los “mercaderes”. 


En 1775 no existían “países” en el planeta. Las formas de organización eran milenarias y diversas, pero, en todas ellas, los dueños del dinero no poseían el poder y control del gobierno y los pueblos. 


Los “mercaderes afincados” en Europa iniciaron una lucha por LA LIBERTAD de explotar y depredar, sin estar sometidos a ningún poder, más que al del Mercado, y para ello crearon a los E.U. en 1776. 


Después financiaron una revuelta callejera en un barrio pobre de París al que llaman pomposamente “Revolución Francesa” y dan el primer Golpe de Estado financiado por el Mercado. 


Después usan a Napoleón para destruir las monarquías europeas e imponer las repúblicas…lo demás es historia.



Esta estrategia tiene tres ejes fundamentales. El primero es la destrucción de las culturas, valores morales y principios éticos ancestrales de los pueblos para hundirlos en la CORRUPCIÓN, en el sentido más amplio y profundo, todo a través del mito de "la modernidad”. 


La segunda es el control planetario de la fuerza económica, militar-tecnológica y los medios masivos de difusión. 


Finalmente la tercera es hacer que el ser humano pierda el sentido divino y sagrado de la existencia y que la vida la lleve a tan solo tener "poder" sobre los demás y dinero para comprar. 


En efecto, todos los valores han caducado y la modernidad impone el sentido pragmático, utilitarista, individualista y consumista. La única aspiración válida es TENER DINERO.


Con esas tres estrategias los “mercaderes” se han adueñado del “mundo libre”. Día a día someten impunemente a la enajenación y la ignorancia a los pueblos. 


Los esclavizan y los convierten en zombis consumistas. 


Los funcionarios de los gobiernos, ahogados en un chiquero de corrupción, tratan de enriquecerse sin medida ni vergüenza. 


Los mercaderes los tienen atrapados por la corrupción. 



El dinero compra todo, dignidad, valores, aspiraciones y “compromisos históricos. La oportunidad de SERVIR a los demás, se convierte en la oportunidad de servirse de los demás y robar y robar y robar.


El Mercado promueve y auspicia la corrupción en los gobiernos, porque así los deja robar unas migajas y ellos se llevan el pastel completo y nadie tiene la capacidad moral, ni legal de defender a los pueblos.


Ingenuamente los seres humanos siguen pensando que “la democracia de los mercaderes” es la mejor y más avanzada forma de organización y que los que fallan son los seres humanos y no “el sistema”. 


Ingenuamente los ciudadanos “de a pie”, los hacen creer que el problema es que los funcionarios no saben hacer su trabajo y que se deben cambiar para que “lleguen los buenos”.  


La verdad es al revés, los funcionarios saben hacer muy bien su trabajo y dan excelentes resultados. 


Cuando es abrumadora su labor en contra de los seres humanos y los recursos naturales, simplemente los mercaderes los cambian por otros que “el pueblo elige democráticamente”.


Nunca en la historia de “esta” humanidad, de casi diez mil años, una dictadura ha sido tan deshumanizada, violenta y asesina. 


Además de que nunca había sido “global” y con tanto poder económico, militar, tecnológico y mediático. 


El control de los gobiernos y los pueblos es casi, absoluto. 


El uno por ciento de los humanos tienen la riqueza y el 99 por ciento están en la pobreza. 


El planeta, como ser vivo está amenazado por este poder. 


Pero lo más grave de todo es que la gente, los pueblos, no se dan cuenta, no dimensionan la maldad y la tragedia. 


Como pollos de granja vivimos desesperados por poder tener para comer...


mientras unas entidades perversas nos devoran literal y energéticamente.  


Amable lector… ¿usted, qué opina? 



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domingo, 19 de julio de 2015

ORIGEN FILOSÓFICO E HISTÓRICO DEL CERRO DEL FORTÍN

 
Los Valles de Oaxaca representan una de “las casas antiguas del ser humano en la Tierra”. Uno de los primeros lugares en el Cem Anáhuac en donde los Viejos Abuelos crearon el maíz, la milpa, la cuenta perfecta del tiempo, el cero matemático, las trepanaciones, el primer sistema de educación obligatorio, público y gratuito de la humanidad, entre muchas maravillas civilizatorias.
 
 
En la cosmovisión de los milenarios zapotecas, la Tierra es un ser vivo que posee, como los seres humanos, puntos energéticos de mayor importancia.
 
 
Los zapotecos del Valle descubrieron que las montañas tienen “conciencia de ser” y que poseen un mayor potencial energético en las salientes montañosas de una cordillera.
 
 
Como en el Valle de México, en el que se ubica el “Cerro del Tepeyac”, donde se veneraba a Tonantzin “nuestra Madre Querida”, protectora de los masehuales (el pueblo) y que más tarde se convirtió en La Virgen de Guadalupe.
 
 
En los Valles de Oaxaca existe la misma situación.
 
 
En lengua náhuatl, que fue la lengua franca del Cem Anáhuac, “Huayacac” nombra metafóricamente a través de “flor y canto”, el “cerro nariz de la sierra poblado de huajes”, toda vez que el cerro se desprende de la sierra y se adentra en el valle.
 
 
“Yaca” significa nariz,  es por esto que el Cerro del Fortín, “la nariz energética de la Sierra Norte”.
 
 
Es decir, el lugar de mayor potencial energético de la sierra que entra en contacto con los seres humanos. Por esta razón, al igual que el Cerro del Tepeyac, el Cerro del Fortín, es un lugar sagrado y de contacto entre lo humano y lo divino a través de la energía de La Madre Tierra.
 
 
Esta es la razón por la que, muchos siglos antes de que llegaran los mexicas, los pueblos del Valle de Oaxaca veneraban este cerro.
 
 
 
Dentro de la filosofía anahuaca, conocida como Toltecáyotl, cada pueblo tenía un cerro tutelar que los protegía, para el caso del Cerro del Fortín era doble su veneración, por ser “la nariz de la sierra” y por ser el lugar al culto milenario a Tepeílhuitl (Señor de la lluvia y las montañas), que se festejaba el decimotercer mes del calendario ritual.
 
 
El agua y las montañas están totalmente asociadas a las manifestaciones de lo inconmensurable, como lo llamaban nuestros antepasados, “Aquél por quien vivimos”.
 
 
Razón por la cual, en la parte más baja del Cerro del Fortín, existía un lugar sagrado muy venerado por todos los habitantes de los Valles.
 
 
 
Era una pequeña cueva que en su interior había una enorme roca de la cual manaba agua cristalina, que se usaba para el rito y para beber.
 
 
Los castellanos mandaron destruir el sagrado teocalli para construir una capilla de la Virgen de la Soledad, “causalmente” Patrona de la Ciudad.
 
 
Más tarde, en el Siglo XVII se construyó la Basílica que hoy conocemos, pero "curiosamente", se respetó la piedra sagrada que le da origen y ahora se encuentra en el costado derecho de la entrada principal.
 
 
Durante la Colonia y a través del sincretismo cultural, el pueblo indígena y mestizo mantuvo la tradición de “subir al cerro” a realizar una “agazapada visita al Señor Tepeíhuitl” a través de la Virgen del Monte Carmelo, para pedirle por su protección y el agua, para sus cosechas.
 
 
En el Siglo XIX y la primera parte del Siglo XX, la ancestral tradición anahuaca, se transformó en un día de campo con la familia, en dónde se iba a cortar azucenas, comer, escuchar música y bailar.
 
 
Más tarde de esta tradición surgió la fiesta que hoy conocemos como La Guelaguetza.
 
 
Por estas razones históricas, el Cerro del Fortín y la Basílica de la Soledad, forman una unidad cultural, de una enrome dimensión sagrada, que representa los cimientos más antiguos y profundos de la memoria histórica y la identidad cultural del pueblo oaxaqueño.