martes, 19 de julio de 2016

EL PENSAMIENTO ÚNICO Y LOS MEDIOS

El concepto de “Pensamiento Único” es bastante viejo, viene desde el siglo antepasado, cuando Arturo Schopenhauer afirmó que, es el pensamiento que se sostiene a sí mismo, estructurándose como una “lógica independiente”, que no necesita hacer referencia a otras estructuras de pensamiento.
Para el filósofo Hebert Marcuse, en el siglo pasado, el pensamiento único es el que impone la clase dominante y los medios, “Su universo del discurso está poblado de hipótesis que se autovalidan y que, repetidas incesantemente y monopolísticamente, se tornan en definiciones hipnóticas o dictados” (El hombre unidimensional, 1964).
Pero más reciente tenemos la definición que hizo Ignacio Ramonet, “El pensamiento único es la traducción a términos ideológicos de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en especial las del capitalismo internacional”.
Lo que estamos viendo en México es la estructuración de un pensamiento único, dictado por los actores gubernamentales, la televisión y la radio comercial. El gobierno es el único que tiene la razón, es indiscutible e innegociable, se basa en la ley, “que es inamovible e innegociable”.
Las Reformas Estructurales se hicieron gracias al “Pacto por México” (cambiando las leyes de la Constitución), que firmaron y corruptamente y mansamente todos los partidos políticos.
El Poder Legislativo legisló al vapor. No se estudiaron, discutieron y analizaron las reformas a la Constitución, como estarían obligados los legisladores que deben proteger los intereses de los ciudadanos que los votaron y les pagan por su trabajo.
Menos aún, por las consecuencias que estas reformas traerían al pueblo, no se hizo un plebiscito, como se hace en cualquier país democrático. Nada de eso, todo fue un hecho consumado a espaldas del pueblo y “rapidito”.
Observando las Reformas Estructurales, podemos ver que efectivamente, “podrían” mejorar la macroeconomía (en manos de unos cuantos euromexicanos y de la mayoría de las empresas trasnacionales) y sin embargo, estamos apreciando como la economía se colapsa.
El “compartir” el petróleo con la iniciativa privada trasnacional (nuestra mayor riqueza), en ningún lugar ha dado buenos resultaos, por el contrario, las privatizaciones se están revirtiendo y están volviendo a poder de los Estados, como en Rusia o Brasil.
Las privatizaciones de los sistemas de salud y educación, -por ser un negocio-, benefician a unos cuantos y perjudican a las mayorías. En pocas palabras, el modelo económico dictado por la OCDE, es el mismo de Estados Unidos, pero las condiciones económicas, políticas y sociales, son totalmente asimétricas.
Pero lo peor de todo es que, el Presiente Enrique Peña y su equipo, se han caracterizado por hacer las cosas mal, torpe y opacamente, hundidos en un pantano de corrupción (reconocido públicamente) e impunidad, como nunca se había visto.
La respuesta a las críticas de la oposición pensante (que no política), es la censura, como el caso de Carmen Aristegui, o el de la expulsión de grupo de expertos internacionales del GIEI en el caso Ayotzinapa.
La cerrazón a expertos independientes, ONG´s nacionales y extranjeras, instituciones de enseñanza superior, en temas como la educación, salud, energía, transgénicos, la democracia política, alimentación, seguridad, entre otros temas. “Están equivocados todos ustedes, nosotros tenemos la verdad”.
Para el Presidente, él y su equipo poseen la verdad, y no hay posibilidad de error o flexibilidad para escuchar y negociar. Todo debe hacerse de acuerdo “a la ley”, que ellos mismos reformaron a modo, sin consulta, análisis o discusión democrática.
Por consecuencia el país sufre de “mal humor social”, mucha gente se empieza a dar cuenta que las reformas ya le están perjudicando en su bolsillo, en su trabajo, en su negocio o en su pequeña empresa. El país va en picada.
Frente al “pensamiento único” de unos cuantos, se requiere el “pensamiento crítico de las mayorías”.
Se necesita de ciudadanos responsables y conscientes que le digan ¡NO!, a las mentiras de los medios que saturan, no con noticias, sino con “juicios sumarios”, con descalificaciones a quien no está de acuerdo con “la verdad histórica” del funcionario en turno.
Porque ese es el otro punto amable lector. Es vergonzosa la actitud de los medios masivos, televisión, radio y prensa, que no solo se han puesto totalmente de parte del gobierno y en contra de las voces disidentes o críticas. Sino los medios se han convertido en tribunales de la inquisición que cobran a destajo al Estado.
Nadie tiene “la verdad en la mano”. Todos tienen una parte de la verdad y una parte del error. Nadie es totalmente malo ni totalmente bueno. 
Las Reformas Estructurales se hicieron a espaldas del pueblo para beneficiar a los poderosos y el capital internacional, y perjudican al pueblo.
El respeto al inalienable derecho de disentir, es lo que nos separa de una dictadura. El gobierno del Presidente Peña Nieto no puede y no debe cerrar  las puertas a la crítica, el análisis y el derecho a disentir.
Tenemos que aprender a respetarnos, a no descalificarnos y sobre todo, a escucharnos. La concordia, el bienestar y la paz, requieren forzosamente del “respeto al derecho ajeno”.





lunes, 11 de julio de 2016

LA REBELIÓN DE LOS PROFESIONALES INDÍGENAS

Desde 1519 los pueblos y culturas del territorio de lo que hoy es México, han sufrido una invasión y destrucción de su civilización ancestral. Tres siglos por la corona española, y los últimos dos, por los criollos, es decir, la ideología explotadora de los extranjeros avecindados.
México vive un régimen colonial, en donde hay castas, racismo económico y social, pero sobre todo, una explotación desmedida de las personas y los recursos naturales.
El ejemplo más claro de esta situación lo demuestran las cifras duras de la explotación. Durante los tres siglos coloniales, los españoles sustrajeron 190 toneladas de oro; en los últimos diez años las transnacionales mineras han sustraído 774 toneladas de oro, la explotación de las personas y los recursos naturales sigue, y es más fuerte y atroz que en el periodo colonial español.
El Estado necolonial criollo se disfraza hipócritamente como un país democrático e igualitario, pero la realidad es insostenible con más de la mitad de la población en pobreza.
Esto se debe, justamente, por algo que ha caracterizado a los criollos desde el siglo XVI, su inmensa ineptitud. Los criollos en 1821 recibieron un territorio que iba desde la frontera con Alaska hasta Panamá y en estos doscientos años han ideo perdiendo territorio, soberanía, autosuficiencia, hasta entregarse mansa e indignamente a los designios del poder económico mundial, especialmente del gobierno de Salinas hasta la actualidad. Esta es la realidad.
El gobierno del Presidente Peña Nieto ha sido el más torpe y con más errores, -todavía más-, que el de Vicente Fox y Felipe Calderón. Tantos fracasos y contradicciones lo llevan al agotamiento a la mitad del sexenio.
El descrédito es total a nivel internacional, hasta el Presidente de E.U., públicamente le enmienda la plana y lo ridiculiza, haciéndole ver que el trabajar por los pobres no es populismo.
Nunca antes en la historia un presidente mexicano había sido ridiculizado como lo hizo Obama a Peña, esto es un asunto muy grave y solo es la punta del iceberg.
La torpe matanza de Nochixtlán, es la gota que derrama el vaso, y trae como consecuencia una insurrección popular en varias partes del país. El pueblo empieza a percibir que las “reformas estructurales” atentan contra el bienestar de su familia y de su futuro.
A pesar de la indigna cobertura mediática, las redes sociales le tienen contada la vida a la TV y la radio, la gente se empieza a informar a través de la gente, el control mediático empieza a cuartearse.
Y el punto de esta entrega, amable lector, es la reflexión sobre la participación del pueblo indígena en esta rebelión. En 1994 se levantaron los anahuacas mayas del estado de Chiapas ante el gobierno de Salinas. Campesinos indígenas, que después de diez años de análisis del modelo colonial que se les impuso durante cinco siglos, se levantan en armas con un ¡ya basta!
Los logros de este movimiento insurgente han trascendido las fronteras y fueron las semillas de movimientos anti explotación en Europa y E.U. La conciencia y organización comunitaria fue el camino que dejaron los zapatistas a los inconformes en contra del capitalismo salvaje y la globalización.
El “mandar obedeciendo”, es producto de una experiencia de organización con más de 3500 años de la civilización del Anáhuac. El movimiento zapatista, pese al cerco mediático ha sobrevivido y en un “buen auto gobierno”, viven más de un cuarto de millón de ciudadanos mayas. Ellos si tienen futuro.
Lo interesante de esta rebelión a partir del 19 de junio en Nochixtlán, es que son “los profesionistas indígenas”, es decir, el magisterio oaxaqueño, quien se enfrenta a las reformas entreguistas de la nación.  Aunado a esto, se suman los pobladores indígenas de la mixteca en defensa de sus maestros y el movimiento magisterial se transforma en un movimiento social, que recoge las demandas e inconformidades de muchos sectores del país.
Este es el punto. Nuevamente es el “México profundo”, la Cultura Madre, que alienta a sus hijos a la defensa de su dignidad y sus derechos.  El “México imaginario”, es decir, la gente en el poder, no solamente le ha dado la espalda a la Cultura Madre, sino permanentemente la trata de destruir.
El Anáhuac es una civilización que sigue viva por más que se niegue y se presuma extinta. La organización comunitaria en vez de la corrupta organización política.
El mandar obedeciendo al pueblo en vez de mandar obedeciendo al capital extranjero.
El bien común en vez del interés privado.
Esto es lo que somos como pueblo milenario.
El proceso de colonización mental es la base de la injusticia.
El hacer crear al pueblo que nada tiene que ver con sus milenarias raíces es la base y fundamento, la fuerza de la injusta explotación que vive el pueblo de México.
El futuro de la Matria radica en el conocimiento de su pasado y la revaloración de sus potencialidades históricas.  
Fotografías del Tollan de Mitla, (zona arqueológica de Mitla, Oaxaca).