Uno de los objetivos de la colonización fue despojar a los pueblos invadidos y vencidos, de su memoria histórica y sus conocimientos ancestrales. Para comenzar, se propusieron imponer la visión hispanista, vigente hasta nuestros días, de que ellos, los españoles, trajeron la "civilización, la cultura, la religión, el arte y la educación" a nuestro pueblo.
Ello se entiende como que la humanización y civilización de México se dio exclusivamente mediante su europeización y, extendiéndolo al día de hoy, México se estaría civilizando mediante la globalización. Así pues, consideraron necesario destruir todo vestigio de "atraso, paganismo diabólico y oscurantismo primitivo" de los pueblos colonizados.
En el siglo XVI los invasores tuvieron que aceptar, en juicio ante el Vaticano, que los Viejos Abuelos poseían alma y eran seres humanos. A la sazón se les llamó "indígenas" para escamotearles su derecho a ser humanos, del mismo modo en que la sociedad dominante les escamotea su derecho constitucional a ser reconocidos como entidades culturales diferentes, libres y autónomas.
A partir de tal sesgo, desde el siglo XVI se afirma que los antiguos mexicanos carecían de pensamiento filosófico estructurado y refinado que brindara sustento a su añejo proceso civilizatorio, y sirviera de plataforma y raíz a los conocimientos matemáticos, científicos, religiosos, artísticos y sociales, que le son reconocidos universalmente y de los cuales existen impresionantes y elocuentes vestigios.
Los “nativos” para los conquistadores a lo sumo llegaron a poseer una transfigurada religión politeísta por la cual adoraban al agua, al viento y al sol, sacrificaban bellas doncellas a quienes les extirpaban el corazón en sanguinarias ceremonias, y transcurrían su vida apenas ocupada en los trabajos agrícolas y las guerras tribales.
La abyecta negación de la existencia de una filosofía en el pueblo tolteca ha condenado al laberinto de la soledad a nuestra civilización, ya que no se podría entender la cultura grecolatina sin filósofos y pensadores como Sócrates o Platón, la India sin el budismo y el hinduismo y la China sin el taoísmo y el confucionismo.
El México Antiguo y el México contemporáneo, sin el pensamiento tolteca, no se pueden entender cabalmente. El análisis se queda apenas en la superficie de una arqueología estéril, o el indescifrable surrealismo de las culturas populares y la antropología eurocentrista.
Es inadmisible pensar que si el México de hoy fue parte de una civilización tan antigua e importante como la China y la India, no posea un complejo sistema de conocimientos que explican el sentido de la vida, el mundo, el universo, que se plantean la misión de los humanos en esta existencia, y dan cuenta de sus extraordinarias obras materiales.
Por supuesto que existió dicha filosofía y representa el fruto más importante y decantado de nuestra civilización. Es la que nos da cohesión y pertenencia para aspirar a un sólido futuro en los hostiles tiempos por venir.
La Toltecáyotl es la expresión más inmediata de este legado y adormecido conocimiento milenario. Ella se asocia a los toltecas, los hombres y mujeres de conocimiento del esplendor del México antiguo.
El concepto ‘Toltecáyotl’ nos remite a lo perteneciente y característico de los habitantes de una Tollan, una ciudad. Los relatos en náhuatl nos dicen que la Toltecáyotl comprende los mejores y más importantes logros del ser humano en sociedad:
artes y urbanismo, escritura, calendario, centros de educación, saber acerca de la divinidad, conocimiento sobre las edades del mundo, los orígenes y el destino del hombre, y enfatiza la formación de "rostros propios y corazones verdaderos".
artes y urbanismo, escritura, calendario, centros de educación, saber acerca de la divinidad, conocimiento sobre las edades del mundo, los orígenes y el destino del hombre, y enfatiza la formación de "rostros propios y corazones verdaderos".
Al referirse la Toltecáyotl a los atributos de los constructores de metrópolis, mucho tiene en común con los aspectos histórico y antropológico del concepto de "civilización", en la cultura occidental. Debemos recordar que la palabra civilización proviene de civitas, en latín, y Toltecáyotl viene de tollan, metrópoli.
"En verdad muchos de los toltecas eran pintores, escribanos de códices, escultores, trabajaban la madera y la piedra, construían casas y palacios, eran artistas de la pluma, alfareros...En verdad eran sabios los toltecas, sus obras todas eran buenas, todas rectas, todas bien planeadas, todas maravillosas...
Los toltecas eran muy ricos, eran felices, nunca tienen pobreza ni tristeza. Los toltecas eran experimentados, acostumbraban a dialogar con su propio corazón. Conocían experimentalmente las estrellas, les dieron sus nombres. Conocían sus influjos, sabían bien cómo marcha el cielo, cómo da vueltas"... Informantes de Sahagún, Códice Matritense).
Los toltecas eran muy ricos, eran felices, nunca tienen pobreza ni tristeza. Los toltecas eran experimentados, acostumbraban a dialogar con su propio corazón. Conocían experimentalmente las estrellas, les dieron sus nombres. Conocían sus influjos, sabían bien cómo marcha el cielo, cómo da vueltas"... Informantes de Sahagún, Códice Matritense).
Sin embargo, profundizando el concepto -y de una manera descolonizada- podríamos afirmar que la Toltecáyotl comprende los conocimientos, prácticas y sabiduría implicados en la búsqueda de la trascendencia de la vida material para alcanzar la realización espiritual.
En ello se equipara al conocimiento de los egipcios, chinos e indios, que en el vértice superior de su desarrollo civilizatorio procuraron trascender la muerte física para penetrar en los insondables misterios de la espiritualidad.
En ello se equipara al conocimiento de los egipcios, chinos e indios, que en el vértice superior de su desarrollo civilizatorio procuraron trascender la muerte física para penetrar en los insondables misterios de la espiritualidad.
¿Acaso de verdad se vive en la tierra?
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí.
Aunque sea jade se quiebra,
Aunque sea oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra,
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí."
En dicha civilización la experiencia de los hombres era verdaderamente espiritual y en la tierra sólo se estaba trabajando el plano humano. Para aquellos hombres todo era pasajero e intrascendental frente a la prioridad de "aprender" para decantar el espíritu y liberar la partícula divina que habita en todos.
Según los toltecas, existieron antes cuatro intentos infructuosos del ser humano en la búsqueda de la perfección. Tras cada intento la Tierra fue destruida por pavorosos cataclismos. De acuerdo a su saber vivimos en el Quinto Sol o intento por alcanzar el equilibrio o perfección.
Según las profecías toltecas, el final del Quinto Sol está cerca; tras él nacerá el Sexto Sol, de plenitud y equilibrio.
Según las profecías toltecas, el final del Quinto Sol está cerca; tras él nacerá el Sexto Sol, de plenitud y equilibrio.
(*) Tomado del libro LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA:
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