sábado, 19 de septiembre de 2015

EL NACIONALISMO CRIOLLO en el mes de la patria



El país llamado “México” se creó sobre lo que durante tres siglos fue el Virreinato de la Nueva España, y éste a su vez, se creó sobre el Anáhuac, que tuvo un desarrollo humano endógeno durante más de siete milenios.
Los criollos después de derrotar a los gachupines en 1821, mantuvieron hipócritamente el sistema colonial y, por encima,  crearon “su país de ellos y para ellos”.
 
Indebidamente le pusieron México, en honor y recuerdo de la Ciudad de México Tenochtitlán. En la memoria histórica se sabía que esta tierra se llamaba Anáhuac.
 
Por esta razón Morelos convoca al Primer Congreso del Anáhuac e Iturbide crea el Primer Imperio Mexicano del Anáhuac.
 
Aunque los Estados nación nacen en Europa apenas a principios del siglo XIX y con ellos el nacionalismo. En América nace el nacionalismo en el siglo XVIII. 
 
En México nace por la disputa de criollos contra gachupines. En efecto, los criollos se sienten desposeídos y excluidos en el Virreinato por los gachupines, que no los dejan alcanzar los más elevados cargos en la administración, la iglesia, el ejército y el comercio.
 
Los gachupines y la misma corona sienten desconfianza de los criollo, pues desde Hernán Cortés que planeaba independizarse y fundar su propio reino, pasando por su hijo criollo Martín, y siguiendo sus pasos, en los tres siglos los criollos siempre tuvieron ideas independentistas y por ello desarrollaron un proto-nacionalismo, mucho antes que en Europa.
 
El padre ideológico del nacionalismo criollo fue el jesuita Francisco Javier Clavijero que, con su obre “La Historia Antigua de México” escrita en 1780 durante el Virreinato, ya está nombra a su futuro país como México.
 
Sin embargo, existe un primer libro “Monarquía Indiana” escrito en 1592 por Torquemada, que empieza a ver a la cultura náhuatl desde otra perspectiva, ya no como “primitivos y demoniacos”, porque es en los mexicas, en donde los criollos sentarán su “más lejano pasado”, como de occidente son los griegos.
 
Dos hechos pretenden “limpiar la cultura de los vencidos”: El mito de que Santo Tomás Apóstol vino a predicar al Anáhuac como Quetzalcóatl y la “aparición de la Virgen de Guadalupe”, fueron pretensiones de occidentalizar al milenario Anáhuac.
Bustamante
Teresa de Mier
En el inicio del periodo independiente serán Carlos María Bustamante y Fray Servando Teresa de Mier quienes empezaran a construir la identidad de “lo mexicano” y por consiguiente el nacionalismo criollo.
 
El concepto criollo era es que la nación mexicana se inició con la fundación de la Ciudad de México Tenochtitlán en 1325, y que fue “invadida por españoles (gachupines), por lo que la Guerra de Independencia era una lucha de “reconquista” para sacar a los extranjeros que ocuparon “México” por tres siglos.
 
De esta manera, la Patria criolla se apropiaba de un pasado “indígena”, y los criollos y su ideología representan “lo propio-original de estas tierras”.
 
Hasta la actualidad, en el inconsciente colectivo y en la voz popular se refiere a lo criollo como lo autóctono, por ejemplo: maíz criollo, huevos criollos, etc.
 
Salvo el historiador conservador criollo Lucas Alamán, quien pensaba que el padre la patria era Hernán Cortés, a quien le administró los bienes a sus descendientes y escondió sus restos para que los nativos no los ultrajaran, (según él).
 
En el porfiriato el nacionalismo criollo se “afrancesó” y modernizó.  El indio representaba un lastre y la identidad nacional miraba a Europa.
 
En el México postrevolucionario, en el PRIATO, el nacionalismo fue un proyecto a partir de la torpe construcción de una Identidad Nacional, en la que todos éramos iguales, pero unos más iguales que otros.
 
El nacionalismo criollo postrevolucionario fue demagógico y la “desindianización” fue una tarea constante, desde “las misiones culturales” hasta la creación del INI.
 
El nacionalismo criollo estaba sustentado en una identidad mestiza amorfa y dictada por el cine, la radio y la televisión comercial.
 
A finales del siglo XX y principios del XXI, finalmente los criollos antagónicos se ponen de acuerdo (liberales-PRI y conservadores-PAN), hacen las paces e inician un proyecto común a partir del neoliberalismo y la globalización, entregando la soberanía nacional a los capitales extranjeros.
 
Es entonces cuando el nacionalismo criollo se convierte en obsoleto y un estorbo para la nueva realidad del país.
 
El nacionalismo contemporáneo se ha convertido por la magia del marketing en un producto folclórico-comercial.
 
Las Fiestas Patrias son solo un pretexto más para ir a consumir los productos y servicios de las empresas trasnacionales y las pocas criollas que no han sido vendidas al capital extranjero.
 
 
 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

tenemos que echarle las ganas a este país, porque sino caeremos más profundo en la desgracia. Ánimo :-) Antolino

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Respetado Profesor Guillermo Marín Ruiz, es muy interesante siempre leer sus sesudos artículos, son objetivos y sobre todo diferentes. Nos invitan a ver las cosas desde otra perspectiva que no se ve en general. !Cómo le hace!, de dónde esa mirada crítica que nos invita a ver la historia de manera diferente. por muchos años su servidor ejercí la docencia y ahora me doy cuenta que nunca analicé lo que enseñé en el caso de la materia de historia. Mis respetos y mi sincera admiración, no pare y siga afinando la mirada crítica. Muchas gracias. Desde la Mixteca lo saluda un admirador anónimo.

MikeDokken dijo...

Si!!! Sigamos fomentando el revanchismo ridículo que nos viene arrastrando entre las patas de los caballos desde hace ya mucho tiempo!!! Que al cabo la nación no tiene suficientes problemas como para revivir añejos y estúpidos odios sin fundamento!!!
Escrito con un lenguaje vulgar propio de un resentido falto de todo sentido académico (ya de menos algo de lectura amena). No se le puede pedir peras al olmo. Entre más pasa el tiempo más me convenzo de que los enemigos son más bien traidores dentro de nuestras filas.