domingo, 14 de enero de 2018

EL CRISOL DE LA NACIÓN…la traición.

El común de los habitantes de este país, no les interesa la historia. Pero en especial, la historia ancestral que el Estado ha llamado peyorativamente “historia prehispánica”. 
Esto se debe, en parte, a que, el Estado, ha sido creado y manejado, estos casi doscientos años por extranjeros avecindados, quienes saben que “los nativos y los mezclados-nativos”, deben mantenerse amnésicos, porque la “verdad histórica” atentaría contra sus intereses de poder, económicos, políticos, epistémico, cultural y religioso.
¡El pueblo amnésico jamás será libre y siempre estará vencido! Mucho ha ayudado, para que se dé esta situación, la creación de la Secretaría de Educación Pública, la radio y la televisión.
El Estado, desde 1824, en su proyecto de nación, ha querido tener un pueblo mono cultural, mono étnico y mono lingüístico. Ajeno a sí mismo, engañado con una historia falsa de bronce y de días festivos. 
En 1810, los criollos inician una lucha en contra de los peninsulares. Era un problema local, nacido del sistema de castas, que inferiorizó a los hijos de españoles nacidos en el Virreinato, por lo que no podían acceder a los mejores puestos en el gobierno, la iglesia y el ejército. 
Trescientos años de esta “injusticia”, creará un estallido social llamado con eufemismo “Guerra de Independencia”. La invasión de Napoleón I a España, la captura y secuestro de los reyes de España en París, y la imposición del hermano de Napoleón I en el gobierno de España, abrió las compuertas de esta lucha interna por el poder colonial.
Después de 11 años de guerra fratricida, en la cual, los criollos pidieron el apoyo de los pueblos indígenas, con la promesa de la independencia, la recuperación de sus derechos ancestrales y la libertad de auto determinarse. 
En 1821, los criollos y los gachupines deciden hacer las paces, porque el reino de España estaba sufriendo un colapso político y estaba al borde de crear una república. 
Convinieron en crear su “propia república” e independizarse políticamente de España. 
Traicionaron a los indígenas, y el Virreinato se transformó, primero en un imperio 1821-1823, para en 1824, crear una república. 
Sin embargo, en 1828, los criollos traicionan a los peninsulares y los expulsan de México. Este país, nace entonces con dos traiciones. La de los criollos a los anahuacas (indígenas), y la segunda, la de los criollos a los gachupines (peninsulares). 
La traición será la sombra oscura que siempre ha seguido a los criollos en el poder hasta nuestros días.
En efecto, las siguientes traiciones se harán entre los propios criollos al dividirse en dos bandos: masones yorkinos vs. masones escoceses, liberales vs. conservadores, federalistas vs. centralistas, pro E.U. vs. pro Europa, 
y llega hasta nuestros días entre MORENA vs. PRIAM.
En efecto, la traición ha sido, y es, el crisol de “la nación de los criollos y únicamente para los criollos”. Son ellos y solo ellos, los que han traicionado una y otra vez “a su nación”. 
Desde ir en comitiva a Francia a pedir que invadan “su nación” para vencer a sus hermanos adversarios, 
entregarle a Estados Unidos, territorio, islas, mar; o entregar a empresas trasnacionales, el petróleo, la energía eléctrica, las playas, 
los minerales, los aeropuertos, los puertos, los ferrocarriles, las autopistas, las empresas paraestatales, el mercado interno, el campo y la autosuficiencia alimentaria, y muchas otras cosas que da vergüenza mencionarlas, como la soberanía y la dignidad nacional ante otras naciones.
Pero, sobre todas las cosas, han entregado “a su pueblo” a la voracidad y toxicidad de los grandes monopolios del planeta. 
Sin ninguna pena o vergüenza, ellos han entregado al pueblo en calidad de trabajadores esclavos y “masa explotable”. 
A través del “salario mínimo”, las contrarreformas a las leyes laborales que, hasta antes del neoliberalismo económico, eran producto de las luchas de los trabajadores y de una “revolución traicionada”.
Cuando escucho, ¡México!, en voz de los políticos, escucho las voces traicionadas y silenciadas en un mar de sangre. 
Cuando escucho que ellos juran y prometen en nombre de México la justicia, pienso inmediatamente, en las decenas de millones de pobres que no tienen futuro, y sí, mucha hambre. 
Cuando escucho que ellos hablan de “su país”, se me revuelve el estómago al recordar todas y cada una de sus corruptelas, de las matanzas, desde las de Cholula y el Templo Mayor, hasta Acteal y Nochixtlán.
La traición es el crisol de la nación de los criollos y para los criollos. 
Han traicionado sus “ideologías políticas”, han traicionado su costosa democracia, han traicionado sus propias instituciones políticas, han traicionado a sus bases, se han traicionado a sí mismos.  
Solo les falta traicionar a la traición. 
La traición traicionada será el epitafio de “su nación”. 


   Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org



1 comentario:

Anónimo dijo...

Puras lacras , pura basura humana, puras piltrafas, esos son los gobernantes del vergonzoso México. A ningún lado va, colonia de occidente. Una burla es lo que es. Transformar está situación es , entonces trabajo del pueblo. Tengamonos fe.Derribar A esos infelices es menester para tener certidumbre en un futuro. Este trabajo es inevitable .Si no lo hacemos nos arrepentiremos para siempre. Nuestros descendientes nos maldeciran y no tendremos descanso.
Honremos la memoria de nuestros viejos abuelos y hagamos realidad la construcción de una poderosa nación, diametralmente opuesta a México.