lunes, 30 de julio de 2007

GRACIAS A LA IGNORANCIA, MÉXICO VIVE UNA SOCIEDAD COLONIAL QUE GENERA MUCHA RIQUEZA.

En este mes salió una noticia que de analizarse con detenimiento resulta un claro indicador de la colonización en la que vivimos los mexicanos. Nuestro país no podrá cambiar para bien, si no entendemos a cabalidad lo que nos ha sucedido en estos cinco siglos. No se puede resolver y cambiar lo que no se conoce y entiende. La verdad es que el pueblo, de lo que hoy llamamos México, ha sido violentado, explotado y denigrado, por extranjeros y avecindados, primero fueron los españoles peninsulares (gachupines), quienes durante 300 años amasaron grandes fortunas y en los últimos 200 años, los extranjeros avecindados (criollos) son los dueños de la riqueza nacional.

Vivimos una verdadera invasión y ocupación. Las leyes, las autoridades y las instituciones que se habían creado a lo largo de 7500 años de desarrollo humano y que eran hasta 1521 “propias-nuestras”, fueron brutalmente destruidas y en su lugar se han creado nuevas leyes, autoridades e instituciones, que favorecen a los invasores depredadores y que nos son ajenas. Las estructuras de poder desde 1521 no nos pertenecen y no están diseñadas para alentar y procurar con justicia y equidad el desarrollo de los pueblos de México. Por el contrario, están para favorecer y regular a los grupos de poder que nos explotan, sean gachupines, criollos o extranjeros. Esta es la razón por la que hemos sido una tierra que ha generado mucha riqueza con un pueblo muy pobre, desde la época colonial hasta nuestros días.

Lo que hoy es México esta construido con injusticia, negación y explotación. De no entender nuestra realidad, jamás podremos cambiarla. Quien la mantiene y se favorece de ella, no permite que el pueblo despierte y se de cuenta de la realidad. En general todos vivimos (sin darnos cuenta) buscando consolidar el sistema colonial y sacar el mejor provecho de él. En ves de tratar de acabar con la injusticia y la colonización, pretendemos aprovecharnos de ella y convertirnos en otro colonizador. El colonizador, muy hábilmente, nos ha enseñado estos 5 siglos a buscar la consolidación de la colonización en vez de la liberación y descolonización de la nación y de nosotros mismos. Los padres, sin darnos cuenta, educamos a nuestros hijos para que sean excelentes colonizadores y a eso le llamamos “ser un triunfador”. En efecto, en la colonización el éxito de uno se sustenta en el fracaso de muchos. En general en mexicano no ve con amor fraterno y preocupación solidaria a los demás mexicanos, solo se ve la forma de explotarlos y abusar de ellos, la colonización mental nos hace pensar que “los indios, los yopes, los nacos”, no son nuestros hermanos. El salario mínimo es un doloroso ejemplo. (¿Usted paga lo justo?)

El día 10 de marzo del 2007, La Jornada informó que Carlos Slim Helú era el tercer hombre más rico del mundo y el más rico de América latina y por supuesto de México…“A un ritmo de 18 millones de dólares diarios, incluidos sábados, domingos y feriados, el magnate mexicano Carlos Slim Helú aumentó su fortuna personal en 6 mil 200 millones de dólares el año pasado, hasta alcanzar 30 mil millones de dólares y convertirse en el tercer hombre más rico del mundo.” (*)

Amable lector, si profundizamos en esta lamentable noticia podremos apreciar con mayor claridad la realidad en la que vivimos usted, el que escribe y el país en general. Mire usted, el hombre más rico del mundo es Bill Gates, que con su empresa Microsoft posee 50 mil millones de dólares. Uno puede entender como este norteamericano de origen judío puede ser tan rico, pues roba a todo el mundo con la tecnología que todos usamos en el planeta en el campo de la computación. En efecto, cuando usted compra un programa de Microsoft, usted esta siendo estafado, pues el valor real de lo que compra no excede de un 10% de lo que pagó por ella, lo que compra es tecnología a muy alto costo. Casi todas las personas en el mundo usan esta tecnología y se entiende como Gates es tan rico, pues explota a 6 mil millones de personas.

Pero “el mexicano” de origen libanés Carlos Slim, tiene 30 mil millones de dólares sacados con sangre al pueblo de México de tan solo 106 millones de personas pobres. En efecto, el señor gana la criminal y deshumanizada cantidad de más de 8 millones de pesos por hora, cuando el 72% del pueblo de México no posee los ingresos suficientes para tener una vida digna y decorosa, según las investigaciones de la UIA. ¿Cómo es posible este aberrante hecho? Se explica sencillamente porque México vive una sociedad colonial y por la ignorancia de su pueblo.

En efecto, el círculo vicioso consiste en que la colonización genera ignorancia y la ignorancia mantiene la colonización. Carlos Silm Helú, Carlos Hank, Alfredo Harp Helú, Lorenzo Servitje, Isaac Saba, Jorge Larrea, Alfonso Romo Garza, la familia Autrey, Claudio X. González Laporte, Ricardo Martín Bringas, Enrique Molina Sobrino, Adrián Sada González, Ángel Losada Gómez, Jerónimo Arango, Lorenzo Zambrano, Eugenio Garza Lagüera, Alberto Bailleres, Roberto Hernández Ramírez, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, María Asunción Aramburuzavala, ese puñado de criollos, entre otros, no permiten bajo ninguna circunstancia que el pueblo de México se de cuenta de quiénes en verdad los explotan y menos aún, de cómo los explotan. La ignorancia es la madre de todas las injusticias y de las más grandes riquezas. La riqueza de ellos es directamente proporcional a nuestra ignorancia. A más ignorancia del pueblo mayor riqueza de este 10% de “mexicanos” que posee casi la mitad de la riqueza de la nación.

Mientras los mexicanos sigamos pensando que los “pillos corruptos” únicamente son los políticos, que las cosas se pueden remediar votando por quienes los ricos nos imponen como candidatos, que la democracia es la mejor forma de gobernarnos, que no tenemos nada que ver con los Viejos Abuelos y desconocemos, ignoramos y rechazamos a nuestra Cultura Madre, la cultura indígena. Cuando sigamos pensando que no tenemos nada valioso e importante en nuestra milenaria historia y ancestral cultura. Mientras sigamos siendo educados por la televisión y los medios masivos, enajenados y embrutecidos por “la república deportiva”, las telenovelas, la farándula de los artistas comerciales, los vulgares programas de “entretenimiento” y los noticieros. Cuando sigamos viviendo como extranjeros incultos en su propia tierra y aspirando a ser gringos de tercera en vez de mexicanos de primero… seguiremos fortaleciendo el sistema colonial de explotación y tal vez muy pronto, muy pronto, el libanés Carlos Silm Helú sea el primer hombre más rico de la tierra.

(*) Al mes de julio de 2007 Carlos Slim es el segundo hombre más rico del mundo.

1 comentario:

Jósé Barrientos dijo...

Me sorprende la similitud existente entre el comentario de Mario Marín y un escrito reciente que me pidieron que hicira sobre los indios.
A la verdad creo que todos somos sensibles a la desgracia por la que cursamos.
Hago este sencillo aporte des de mi humilde trinchera para todos los mexicanos.
¿INDIOS O MEXICANOS?

Por José Marcos


Hace 515 años un almirante genovés de nombre Cristóbal Colón, llegó a la isla de Guanahaní cuyo nombre significa “donde se llega por transporte”, a la que puso el nombre San Salvador en conmemoración de Su Majestad el rey de España.

Este intrépido hombre creyó haber llegado a la India, por tanto relata:
“Señor, porque sé que habréis placer de la gran victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi viaje, vos escribo ésta, por la cual sabréis como en 33 días pasé de las islas de Canaria a las Indias con la armada que los ilustrísimos rey y reina nuestros señores me dieron, donde yo hallé muy muchas islas pobladas con gente sin número; y de ellas todas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho”
“Yo entendía harto de otros Indios, que ya tenía tomados, como continuamente esta tierra era isla, y así seguí la costa de ella al oriente ciento y siete leguas hasta donde hacía fin”
“En ésta hay oro sin cuento, y de ésta y de las otras traigo conmigo Indios para testimonio”
Desde entonces se dio por llamar “Indios” a los habitantes de Cem Anáhuac.
No obstante, Américo Vespucio se dio cuanta del error del genovés y denuncia en 1502 que no hubo tal llegada a las Indias sino a una tierra de cual no se tenía conocimiento de su existencia, en reconocimiento a este descubrimiento, se le da el nombre de América al nuevo continente, que de nuevo, no tenía nada, ya que su existencia es tan vieja como Europa, Asia, África, etc.
Pero los españoles insistieron en continuar con su error llamando “Indios” a todo habitante de Cem Anáhuac.
Ya en París Juan Montalvo escribió en “El Espectador en 1887”
“No escribiría yo en conciencia, si me pusiese a sincerar a los hispano-americanos del modo como todavía tratan a los indios. Los indios son libertos de la ley, pero ¿cómo lo he de negar?, son esclavos del abuso y la costumbre. El indio, como su burro, es cosa mostrenca, pertenece al primer ocupante. Me parece que lo he dicho otra vez. El soldado le coge, para hacerle barrer el cuartel y arrear las inmundicias: el alcalde le coge, para mandarle con carta a veinte leguas: el cura le coge, para que cargue las andas de los santos en las procesiones: la criada del cura le coge, para que vaya por agua al río; y todo de balde, si no es tal cual pato que le dan, para que se acuerde y vuelva por otra. Y el indio vuelve, porque esta es su condición, que cuando le dan látigo, temblando en el suelo, se levanta agradeciendo a su verdugo: "Diu su lu pagui, amu", dice: "Dios se lo pague, amo", a tiempo que se está atacando el calzoncillo. ¡Inocente, infeliz criatura! Si mi pluma tuviese don de lágrimas, yo escribiría un libro titulado "El Indio", y haría llorar al mundo. No, nosotros no hemos hecho este ser humillado, estropeado moralmente, abandonado de Dios y la suerte; los españoles nos lo dejaron hecho y derecho, como es y como será por los siglos de los siglos. E1 zar de Rusia ha abolido la servitud, "le servage"; pero, ¿cuándo saldrán de entre esos siervos libertados un Pouchkine, un Gortschakoff, un Turgueneff, un Tolstoy? Las razas oprimidas y envilecidas durante trescientos años, necesitan ochocientos para volver en sí y reconocer su derecho de igualdad ante Dios y la justicia. La libertad moral es la verdadera, la fecunda. Decirle a un negro: "Eres libre", y seguir vendiéndolo; decirle a un indio: "Eres libre", y seguir oprimiéndolo, es burlarse del cielo y de la tierra. Para esta infame tiranía todos se unen; y los blancos no tienen vergüenza de colaborar con los mulatos y los cholos en una misma obra de perversidad y barbarie”

Ser indio después de Colón, no significó ser aborigen de la India, sino un ser inferior, despreciable, tonto, e ignorante, los indios ocupaban un grado inferior al negro y mulato, estando por encima de ellos el perro.

Sin embargo la mal llamada conquista pese a haber transcurrido más de 500 años, aún no termina, ya se nos despojó de nuestro nombre, de nuestra lengua, de nuestra cultura, de nuestra religión, de nuestras tierras, de nuestro oro, de nuestros anales y hoy pretenden borrar de la cara de la madre tierra a nuestro maíz que tantos siglos ha sido el sustento para los oriundos de esta gran nación y además nos siguen llamando indios.

En el sentido más estricto esta palabra significa aborigen, oriundo, originario, sin embargo nadie lo usa con estos sentidos, antes bien es en el sentido peyorativo más indigno de llamar a los actuales pobladores de América.

Y es costumbre por tanto seguir llamando indios a quienes no lo somos, pues de elevarnos al grado de nacionales sería tanto como dar por concluida la conquista y eso no debe ni puede ser.

Los fuertes intereses de las naciones que han intentado globalizar a América en tratados comerciales desventajosos para los descendientes de los oriundos, han impuesto sobre los gobernantes de estas naciones condiciones muy desventajosas sobre ellas, viéndose beneficiados solo los que ocupan el cargo en el poder.
Veo con suma tristeza que muchos hermanos de nación se asumen “indios”, pues así se consideraron sus bisabuelos, sus abuelos, sus padres y por ende ellos mismos, se han colocado en la misma posición del ejemplo que nos narró Montalvo: “Y el indio vuelve, porque esta es su condición, que cuando le dan látigo, temblando en el suelo, se levanta agradeciendo a su verdugo: "Diu su lu pagui, amu", dice: "Dios se lo pague, amo", a tiempo que se está atacando el calzoncillo” Y lo peor de esto es que lo asumen con orgullo.
Y para que no nos queden dudas se aprueban leyes para “Los Pueblos Indígenas”.
¿Qué acaso son naciones distintas a la nuestra inmersas en nuestra propia nación?, por supuesto que no, pero así conviene a los mafiosos intereses de los malos gobernantes.
La incapacidad para comprender la pluricultura de nuestros pueblos ha generado estas leyes que lejos de beneficiarles, más les oprime, y la banda de diputados ignorantes todos ellos, aprueban dichas leyes sin el menor respingo
Es cierto que en nuestra gran nación existen una cantidad inmensa de pueblos con distintos idiomas y culturas, eso es la gran riqueza que se niega a morir bajo los pies de las naciones extranjeras y de los innobles gobernantes, debemos ser tratados todos como miembros dignos de esta gran nación a la que los españoles nombraron México.
Todos somos mexicanos y debemos estar regidos por las mismas leyes, no las que nos han impuesto los perversos y voraces gobiernos de nuestra nación sino leyes sociales que nos tengan a todos por iguales, sin distingos de ninguna especie.
El artículo constitucional segundo, por ejemplo, habla de los indígenas y no como oriundos, sino como una especie distinta al humano, y a todo aquel que decida vivir en estas hermosas comunidades de nuestro México pierde su origen convirtiéndolo también en indígena. Contradice al artículo primero, al tercero y cuarto en su espíritu.
Me digo yo si le preguntara al señor presidente Felipe Calderón Hinojosa, ¿señor presidente, indígena de qué pueblo es usted?, la ofensa sería clara y de inmediato sería retirado de su presencia.
Entonces ¿en qué quedamos?, las naciones del extranjero nos llaman a todos indios, pero en nuestra nación llaman indios los legisladores solo a los pueblos que no han alcanzado un grado de desarrollo auto sustentable y que se encuentran lejos, muy lejos de la civilización de las grandes urbes metropolitanas.
Entre nosotros mismos nos llamamos indios para ofendernos queriendo decir con ello ignorante, mal educado, en Oaxaca se acostumbra decir Yope que quiere decir “pobre conquistado” para ofender de indio al paisano.
No será una tarea sencilla la de convencer a los mal llamados indios, que no lo son, que son tan mexicanos y valiosos como cualquiera en México y en el mundo entero.
La sentencia napoleónica de divide y vencerás se ha convertido en el mayor crimen de la mal llamada democracia, pues en todo nuestro continente los pueblos se encuentran divididos por los partidos políticos que han fracturado a la sociedad, por lo consiguiente la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM), filial de la Confederación Nacional Campesina (CNC), se han desprendido de México, de la nación que somos todos y movidos por el espejismo del conquistador Monsanto, firmaron un convenio con el cual buscan abrir este mismo año el camino a la experimentación de maíces modificados genéticamente en campos abiertos en el norte de la República. Pero nuestro bien amado Oaxaca ya ha sido víctima de este nuevo crimen de la colonización que hoy llaman globalización; nuestras tierras fueron contaminadas en 2001 cuando se encontró presencia de maíz transgénico en campos oaxaqueños, y hace apenas unas semanas fue detectado también en campos de las delegaciones Magdalena Contreras y Milpa Alta del Distrito Federal.

Si permitimos que Monsanto y los malos mexicanos sean quienes nos indiquen qué debemos comer y en este caso el maíz que nos dio Quetzalcóatl estaremos entonces perdiendo una vez más nuestra soberanía, sí, esa soberanía de la que habla la constitución en sus artículos 25 y 27.
Pero dejo esto de tarea para la conciencia de mis hermanos de todas las culturas y lenguas de esta gran nación México.