lunes, 10 de marzo de 2008

LOS VALORES DE BENITO JUAREZ EN LOS CAMPOS DE CALIFORNIA.

Recientemente trabaje con un grupo de jóvenes migrantes que laboran en “el fil”, es decir, en la agricultura. Estuvieron todo el domingo haciendo actividades, desde jugar fut bol hasta recibir dos presentaciones sobre la cultura de México y sobre la vida de Benito Juárez, practicar el uso de las computadoras y el Internet, hasta darles orientación sobre diferentes programas que ellos pueden usar para mejorar su calidad de vida, tal como recibir atención odontológica, medica, clases de ingles y dotarlos de una identificación con fotografía, como parte del Programa de Educación Migrante.

Los jóvenes eran de varios estados de la Republica, especialmente de Guanajuato, Michoacán, Chipas, DF y Oaxaca. Entre 17 y 22 años, todos ellos con una gran necesidad de “salir adelante” y viviendo intensamente esta aventura de “ir al Norte”. Con sus rostros y cuerpos curtidos por el trabajo y el peligro. Brutalmente hechos “hombres” a fuerza de sudor, cansancio, dolor y privaciones, aunque había algunas mujercitas entre ellos, todos se ve que corren la misma suerte. Desconfiados y atentos ante todo lo nuevo, más cuando “se les esta dando algo gratis”, ellos, a los que todos explotan y tratan mal, ellos que son vejados por ser ilegales, extranjeros y jóvenes, aún por su propia gente.

En una parte de la sección, uno de los instructores los invitó a dividirse en equipos y discutir cuales eran los problemas más importantes que enfrentaban en su calidad de jóvenes ilegales trabajando en el campo. Cada equipo trabajó por separado y me llamó la atención que casi todos los equipos coincidieron en los mismos problemas: No tener papeles, no hablar ingles, sufrir discriminación en el trabajo, no tener libertad para moverse, pues no tienen licencia para manejar y la migra los anda cazándolo, por lo que prefieren no salir, sufrir la nostalgia de no estar con su familia, falta de oportunidades para tener mejores trabajos, no tener tiempo para estudiar, las rentas muy caras, mal trato en el trabajo y muy difícil y caro enviar dinero a México, y lo peligroso que resulta cruzar la frontera por los cerros.

Estas respuestas nos revelan las injustas condiciones en las que viven estos jóvenes, pero es más triste pensar que en su propio país, no tienen NADA y tienen que venir a otro país en calidad de ilegal para encontrar trabajo y mejor pagado que en México.

Les impactó mucho recordar la vida de Benito Juárez, quien fue nacido esclavo en la época Colonial, fue pobre, indígena monolingüe, huérfano de madre y padre, explotado como niño trabajador, caminó solo desde Guelatao hasta la Ciudad de Oaxaca, bajando la Sierra en medio de los peligros. Llegó a una ciudad en dónde no hablaban su lengua y buscó a su hermana que trabajaba como sirvienta en la casa de unos ricos, sin dirección la encontró y entró a trabajar como mocito. Estudió por su cuenta, aprendió a hablar español y se fue a estudiar lo que sería hoy la prepa en un seminario en donde aprendió latín, posteriormente ingresó a la universidad, que en aquel tiempo era el Instituto de Ciencias y Artes, en dónde los estudiantes tenían que vestir de traje y aprender francés, y solo iban los hijos de los ricos y ningún indígena y menos pobre, se casó con la hija del rico que lo contrató como mozo en su casa. De esta manera Benito Juárez se recibió de abogado y después llegó a ser Gobernador y después Presidente de México, para finalmente ser considerado en la Historia, como el benemérito de las Américas.

Todo este esfuerzo lo logró, gracias al desarrollo de una poderosa fuerza de voluntad, de poseer convicciones muy firmes y claras sobre lo que él quería ser y hacer de su vida. La templanza de carácter, la fortaleza de Espíritu, la sobriedad y frugalidad en su vida personal, la capacidad de concentración y desarrollo de su potencial intelectual, fueron las estructuras en donde Benito Juárez asentó sus más profundos cimientos como ser humano.

Desde niño Benito Juárez entendió muy claramente que “las acciones cotidianas se convierten en hábitos. Que la suma de los hábitos definen el carácter de las personas. Y que el carácter de las personas forja El Destino de cada uno.

A la luz de la Historia, los jóvenes pudieron darse cuenta que el destino de Juárez, de alguna manera fue forjado por el propio Juárez. Se impresionaron mucho cuando les mencioné, que al igual que ellos, Juárez en un momento de su vida, también trabajo de ilegal en Estados Unidos. Por lo que nadie puede sentirse derrotado en la vida, pues después de las difíciles condiciones de vida y las pocas oportunidades que tuvo que enfrentar el niño Benito Juárez. Las adversidades y desafíos que hoy tenemos, no se pueden comprar a las que tuvo ese niño indígena monolingüe, pobre y huérfano.

La lección a los jóvenes es que ellos, pese a las dificultades y adversidades que enfrentan, pueden cambiar su destino. Como usted, amable lector y el que esto escribe. Lo que se requiere es desarrollar la fuerza de voluntad, la sobriedad, la templanza y la sensatez.

Al final de la sección, me dio mucho gusto que los jóvenes, cuando hicieron su reflexión final, casi todos hicieron mención a la figura de Benito Juárez como un ejemplo que los ayudará a vencer sus propios desafíos.Lo que nos hace falta inculcar en las escuelas a nuestros niños y jóvenes, son LOS VALORES y en este caso, Benito Juárez es no solo el hombre más ilustre de nuestra Historia Patria, sino un ejemplo a seguir en el Desarrollo y puesta en práctica de LOS VALORES para “triunfar en la vida”…es decir, aprender a servir a nuestra comunidad.

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