Los naguales antiguos se inclinaban más por las acciones que por los razonamientos. En cambio los modernos, y en especial Castaneda, se pierden en los extravíos de la razón, aunque unos y otros busquen la libertad.
La conciencia acrecentada es algo misterioso para nuestra razón; en los hechos, es simple y sencilla. El problema es que los humanos siempre complicamos las cosas al tratar de reducir la inmensidad que nos rodea a algo razonable y manejable por los parámetros de nuestra razón.
Los guerreros toltecas, al momento de lograr detener la compasión por sí mismos (que no es otra cosa que la importancia personal disfrazada), dejan de tener compasión por los demás. Para el guerrero todo comienza y termina en él mismo; lo demás es un desatino controlado permanente y su contacto con lo abstracto le ayuda a superar los sentimientos de importancia personal, hasta convertirse él mismo en algo abstracto.
Don Juan dice que hace mucho tiempo la humanidad vivía en lo abstracto y que esto era su fuerza sustentadora. Por algo el hombre se alejó de lo abstracto y ahora le es muy difícil volver a él. Sin embargo, éste es uno de los desafíos del guerrero.
El volverse sensible, perceptivo, capaz de sentir al espíritu y moverse en lo abstracto, es darle un giro de 180 grados a lo que hemos aprendido, obsesiva y compulsivamente, durante toda nuestra vida. La Toltequidad y el camino del guerrero son una de las muchas posibilidades que la humanidad ha creado a partir de la sabiduría.
“Para un brujo, el espíritu es lo abstracto, porque para conocerlo no necesita de palabras, ni siquiera de pensamientos; es lo abstracto, porque un brujo no puede concebir qué es el espíritu. Sin embargo, sin tener la más mínima oportunidad o deseo de entenderlo, el brujo lo maneja; lo reconoce, lo llama, lo incita, se familiariza con él, y lo expresa en sus actos.”… Carlos Castaneda, El Conocimiento Silencioso.
La conciencia acrecentada es algo misterioso para nuestra razón; en los hechos, es simple y sencilla. El problema es que los humanos siempre complicamos las cosas al tratar de reducir la inmensidad que nos rodea a algo razonable y manejable por los parámetros de nuestra razón.
Los guerreros toltecas, al momento de lograr detener la compasión por sí mismos (que no es otra cosa que la importancia personal disfrazada), dejan de tener compasión por los demás. Para el guerrero todo comienza y termina en él mismo; lo demás es un desatino controlado permanente y su contacto con lo abstracto le ayuda a superar los sentimientos de importancia personal, hasta convertirse él mismo en algo abstracto.
Don Juan dice que hace mucho tiempo la humanidad vivía en lo abstracto y que esto era su fuerza sustentadora. Por algo el hombre se alejó de lo abstracto y ahora le es muy difícil volver a él. Sin embargo, éste es uno de los desafíos del guerrero.
El volverse sensible, perceptivo, capaz de sentir al espíritu y moverse en lo abstracto, es darle un giro de 180 grados a lo que hemos aprendido, obsesiva y compulsivamente, durante toda nuestra vida. La Toltequidad y el camino del guerrero son una de las muchas posibilidades que la humanidad ha creado a partir de la sabiduría.
“Para un brujo, el espíritu es lo abstracto, porque para conocerlo no necesita de palabras, ni siquiera de pensamientos; es lo abstracto, porque un brujo no puede concebir qué es el espíritu. Sin embargo, sin tener la más mínima oportunidad o deseo de entenderlo, el brujo lo maneja; lo reconoce, lo llama, lo incita, se familiariza con él, y lo expresa en sus actos.”… Carlos Castaneda, El Conocimiento Silencioso.
( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario