Contra lo que pueda pensarse, las enseñanzas de Don Juan pueden ponerse en práctica en el mundo cotidiano. Eso sí, además de decisión y valor, se requiere una inmensa capacidad para auto disciplinarse y hacer las cosas sin esperar recompensa alguna.
Castaneda estuvo trabajando años enteros con ejercicios o tareas que en apariencia no tenían sentido o un resultado práctico. Es curioso, pero quien ha tenido la oportunidad de convivir con los indígenas y los campesinos podrá encontrar en su forma de ser y actuar muchas semejanzas con las técnicas que Castaneda aprendió. Los campesinos y los indígenas tienen desarrollada una "cultura de resistencia" ante el ataque del criollo depredador y del mestizo abusivo. La fuerza de su resistencia tiene que ver con las prácticas que Don Juan le recomienda aprender a Castaneda para hacerse guerrero. La diferencia es que como los indígenas y los campesinos, según ellos mismos dicen, "no son gente de razón", lo hacen como parte de una herencia cultural milenaria.
Para ensoñar, Don Juan le enseñó a Castaneda tres técnicas: romper las rutinas de la vida, la marcha de poder y el no hacer, las cuales se aplicaban directamente en la vigilia de nuestra vida cotidiana, pero sus beneficios se sentían cuando el aprendiz enseñaba.
Don Juan dice, en repetidas ocasiones, que en el nagual no puede haber ningún avance que no esté apoyado con un gran esfuerzo y trabajo en el mundo del tonal.
El ensoñar, como lo veremos en los últimos libros, es uno de los pilares fundamentales de la Toltequidad, pero se sustenta en el trabajo y el dominio del mundo cotidiano. El ensoñar, que no es lo mismo que soñar simplemente, implica cierto dominio o control del sueño. Es una práctica antiquísima, no sólo de los toltecas, sino de casi todos los pueblos antiguos del mundo; por diferentes vías estos pueblos han logrado obtener conocimiento del mundo de los sueños.
En la página 245 del citado libro de López Austin leemos: "En cuanto al abandono del cuerpo humano durante el sueño, evidentemente se concebía el ensueño como la percepción de la realidad en sitios distantes al ocupado por el cuerpo dormido. En la antigüedad, como en las comunidades indígenas actuales, se creía posible entablar conversaciones con los seres divinos durante el sueño, y las visiones oníricas eran fuentes a las que continuamente se recurría para conocer lo oculto; muchas cosas se hacían o dejaban de hacer por los sueños, donde muchos 'miraban', y de los cuales tenían libros con lo que significaban, por imágenes o por figuras", nos dice Fray Bartolomé de las Casas. Desgraciadamente, los celosos misioneros vieron en la interpretación de los sueños algo diabólico y los libros de los que habla el dominico fueron destruidos por los españoles. Apenas quedan unas cuantas noticias acerca de las interpretaciones. Entre las fuentes subsistentes están los pobres textos sobre los sueños de los PRIMEROS MEMORIALES y las escuetas menciones de Fray Diego Durán. Pero al menos quedaron registradas las opiniones de los misioneros en el sentido de que la interpretación de los sueños era una práctica constante y una supuesta fuente de conocimiento de gran valor para los indígenas.”
Y en la página 246 del mismo libro leemos: "muy significativa es para este tema la palabra cochitiehualiztli, que no aparece en Molina, pero que registra Simeón, apoyado en Paredes. Significa 'ENSUEÑO', pero etimológicamente es 'el levantamiento cuando se está dormido'. Apoyo menor de la idea del viaje del TONALLI durante el sueño es el significado del verbo 'despertar', que según Molina es ZA(NI (NI-ZA) o hualiza (NI). Su traducción literal es 'estar aquí en el segundo."
“Estoy segura de que si lo intentamos, podremos hacerlo, porque no hay pasos específicos para todo lo que hace un guerrero. Sólo hay poder personal…
Era imperativo que yo interiorizara un estado de ecuanimidad ante situaciones sociales difíciles, y para esto nadie podía haber sido un mejor entrenador que la Gorda…” Carlos Castaneda, El Don del Águila.
Castaneda estuvo trabajando años enteros con ejercicios o tareas que en apariencia no tenían sentido o un resultado práctico. Es curioso, pero quien ha tenido la oportunidad de convivir con los indígenas y los campesinos podrá encontrar en su forma de ser y actuar muchas semejanzas con las técnicas que Castaneda aprendió. Los campesinos y los indígenas tienen desarrollada una "cultura de resistencia" ante el ataque del criollo depredador y del mestizo abusivo. La fuerza de su resistencia tiene que ver con las prácticas que Don Juan le recomienda aprender a Castaneda para hacerse guerrero. La diferencia es que como los indígenas y los campesinos, según ellos mismos dicen, "no son gente de razón", lo hacen como parte de una herencia cultural milenaria.
Para ensoñar, Don Juan le enseñó a Castaneda tres técnicas: romper las rutinas de la vida, la marcha de poder y el no hacer, las cuales se aplicaban directamente en la vigilia de nuestra vida cotidiana, pero sus beneficios se sentían cuando el aprendiz enseñaba.
Don Juan dice, en repetidas ocasiones, que en el nagual no puede haber ningún avance que no esté apoyado con un gran esfuerzo y trabajo en el mundo del tonal.
El ensoñar, como lo veremos en los últimos libros, es uno de los pilares fundamentales de la Toltequidad, pero se sustenta en el trabajo y el dominio del mundo cotidiano. El ensoñar, que no es lo mismo que soñar simplemente, implica cierto dominio o control del sueño. Es una práctica antiquísima, no sólo de los toltecas, sino de casi todos los pueblos antiguos del mundo; por diferentes vías estos pueblos han logrado obtener conocimiento del mundo de los sueños.
En la página 245 del citado libro de López Austin leemos: "En cuanto al abandono del cuerpo humano durante el sueño, evidentemente se concebía el ensueño como la percepción de la realidad en sitios distantes al ocupado por el cuerpo dormido. En la antigüedad, como en las comunidades indígenas actuales, se creía posible entablar conversaciones con los seres divinos durante el sueño, y las visiones oníricas eran fuentes a las que continuamente se recurría para conocer lo oculto; muchas cosas se hacían o dejaban de hacer por los sueños, donde muchos 'miraban', y de los cuales tenían libros con lo que significaban, por imágenes o por figuras", nos dice Fray Bartolomé de las Casas. Desgraciadamente, los celosos misioneros vieron en la interpretación de los sueños algo diabólico y los libros de los que habla el dominico fueron destruidos por los españoles. Apenas quedan unas cuantas noticias acerca de las interpretaciones. Entre las fuentes subsistentes están los pobres textos sobre los sueños de los PRIMEROS MEMORIALES y las escuetas menciones de Fray Diego Durán. Pero al menos quedaron registradas las opiniones de los misioneros en el sentido de que la interpretación de los sueños era una práctica constante y una supuesta fuente de conocimiento de gran valor para los indígenas.”
Y en la página 246 del mismo libro leemos: "muy significativa es para este tema la palabra cochitiehualiztli, que no aparece en Molina, pero que registra Simeón, apoyado en Paredes. Significa 'ENSUEÑO', pero etimológicamente es 'el levantamiento cuando se está dormido'. Apoyo menor de la idea del viaje del TONALLI durante el sueño es el significado del verbo 'despertar', que según Molina es ZA(NI (NI-ZA) o hualiza (NI). Su traducción literal es 'estar aquí en el segundo."
“Estoy segura de que si lo intentamos, podremos hacerlo, porque no hay pasos específicos para todo lo que hace un guerrero. Sólo hay poder personal…
Era imperativo que yo interiorizara un estado de ecuanimidad ante situaciones sociales difíciles, y para esto nadie podía haber sido un mejor entrenador que la Gorda…” Carlos Castaneda, El Don del Águila.
( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA
1 comentario:
Interesante tu blog !
Un abrazo
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