En la historia de la Toltequidad los primeros toltecas o videntes se perdieron en las complejidades de los mundos o realidades que exploraban. Al fracaso de los viejos videntes, los nuevos toltecas o videntes hicieron un recuento de sus prácticas y conocimientos y comenzaron de nuevo. Encontraron que el movimiento del punto de encaje era básico, para lo cual tomaron medidas prácticas para moverlo. Delinearon tres técnicas: la primera es la maestría del acecho; la segunda es la maestría del intento y la tercera es la maestría del ensueño.
Los toltecas advirtieron que cuando los guerreros se comportaban diferente a lo acostumbrado en forma sistemática y continua, su punto de encaje se movía sutilmente, por lo cual iniciaron la práctica del control de su conducta y a esto le llamaron "el arte del acecho", que no es otra cosa que el comportamiento cotidiano con la gente; para ello descubrieron que los tiranos son elementos externos que apoyan para lograr el cambio de nuestra conducta y, al desarrollar esta técnica, pudieron mover su punto de encaje.
Pero se dieron cuenta que en el punto de encaje había algo más que el simple alineamiento; descubrieron una energía que surge del alineamiento, a la que llamaron "voluntad", que opera, de manera impersonal e interrumpida, como un estallido ciego de energía que hace que nos comportemos como lo hacemos. Por ella percibimos el mundo cotidiano, e indirectamente, a través de la percepción, tiene que ver con la localización del punto de encaje.
Los toltecas descubrieron que a la voluntad la podían "guiar" intencionalmente para establecer otro alineamiento; a esta técnica la llamaron "la maestría del intento"; con esta maestría se puede entrar a voluntad en la conciencia del lado izquierdo, el nagual o la otra realidad.
El descubrimiento de estas verdades llevó siglos de experimentación y en ese transcurrir los toltecas observaron que cuando el hombre duerme su punto de encaje se mueve levemente, pues precisamente lo que produce los sueños es un leve movimiento del punto de encaje hacia la parte izquierda; por tal razón, interferir el sueño era interferir el movimiento natural del punto de encaje. Pero descubrieron también que al interferir el sueño del guerrero, éste se volvía compulsivo y caprichoso, y para corregir este efecto los toltecas crearon el camino del guerrero.
El camino del guerrero es desarrollar una fuerza interna capaz de dotarlo de un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia; un sentimiento de holgura y sosiego, para que obtenga una inclinación natural y profunda a través del análisis, de la comprensión y de la tolerancia; en síntesis: un sentido de sobriedad.
El camino del guerrero comienza con una fuerte determinación y conciencia de cambio; después toma un acto que debe ser premeditado, preciso y continuo, un acto pequeño que no ofrezca gran resistencia. Si este acto se lleva a cabo constantemente, uno adquiere un sentido de INTENTO INFLEXIBLE y el camino queda abierto: un acto llevará al siguiente, hasta que el guerrero emplee todo su potencial. El intento inflexible conduce al silencio interno y éste a la fuerza interna necesaria para mover el punto de encaje.
"Tener fuerza interna significaba poseer un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia, un sentimiento de sosiego, de holgura. Pero sobre todo, significaba tener una inclinación natural y profunda por el examen, por la comprensión. Los nuevos videntes llamaron sobriedad a todos estos rasgos del carácter.
-La convicción que tienen los nuevos videntes -prosiguió-, es que una vida de impecabilidad lleva de por sí, inevitablemente, a un sentido de sobriedad, y eso a su vez hace moverse al punto de encaje.
"Ya te dije que los nuevos videntes creían que el punto de encaje puede moverse, desde adentro. Ellos sostuvieron que los hombres impecables no necesitan que alguien los guíe, que por sí solos, mediante el ahorro de su energía pueden hacer todo lo que hacen los videntes. Lo único que necesitan es una oportunidad mínima; solamente necesitan estar conscientes de las posibilidades que los videntes han descubierto."…
Supe sin duda alguna que don Juan tenía razón. Todo lo que se requiere es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si ese acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado. Una cosa llevará a otra hasta que el guerrero emplea todo su potencial...
"Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nada puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje, es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios.
"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nuestra vida diaria."…” C.C. El Fuego Interno.
Los toltecas advirtieron que cuando los guerreros se comportaban diferente a lo acostumbrado en forma sistemática y continua, su punto de encaje se movía sutilmente, por lo cual iniciaron la práctica del control de su conducta y a esto le llamaron "el arte del acecho", que no es otra cosa que el comportamiento cotidiano con la gente; para ello descubrieron que los tiranos son elementos externos que apoyan para lograr el cambio de nuestra conducta y, al desarrollar esta técnica, pudieron mover su punto de encaje.
Pero se dieron cuenta que en el punto de encaje había algo más que el simple alineamiento; descubrieron una energía que surge del alineamiento, a la que llamaron "voluntad", que opera, de manera impersonal e interrumpida, como un estallido ciego de energía que hace que nos comportemos como lo hacemos. Por ella percibimos el mundo cotidiano, e indirectamente, a través de la percepción, tiene que ver con la localización del punto de encaje.
Los toltecas descubrieron que a la voluntad la podían "guiar" intencionalmente para establecer otro alineamiento; a esta técnica la llamaron "la maestría del intento"; con esta maestría se puede entrar a voluntad en la conciencia del lado izquierdo, el nagual o la otra realidad.
El descubrimiento de estas verdades llevó siglos de experimentación y en ese transcurrir los toltecas observaron que cuando el hombre duerme su punto de encaje se mueve levemente, pues precisamente lo que produce los sueños es un leve movimiento del punto de encaje hacia la parte izquierda; por tal razón, interferir el sueño era interferir el movimiento natural del punto de encaje. Pero descubrieron también que al interferir el sueño del guerrero, éste se volvía compulsivo y caprichoso, y para corregir este efecto los toltecas crearon el camino del guerrero.
El camino del guerrero es desarrollar una fuerza interna capaz de dotarlo de un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia; un sentimiento de holgura y sosiego, para que obtenga una inclinación natural y profunda a través del análisis, de la comprensión y de la tolerancia; en síntesis: un sentido de sobriedad.
El camino del guerrero comienza con una fuerte determinación y conciencia de cambio; después toma un acto que debe ser premeditado, preciso y continuo, un acto pequeño que no ofrezca gran resistencia. Si este acto se lleva a cabo constantemente, uno adquiere un sentido de INTENTO INFLEXIBLE y el camino queda abierto: un acto llevará al siguiente, hasta que el guerrero emplee todo su potencial. El intento inflexible conduce al silencio interno y éste a la fuerza interna necesaria para mover el punto de encaje.
"Tener fuerza interna significaba poseer un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia, un sentimiento de sosiego, de holgura. Pero sobre todo, significaba tener una inclinación natural y profunda por el examen, por la comprensión. Los nuevos videntes llamaron sobriedad a todos estos rasgos del carácter.
-La convicción que tienen los nuevos videntes -prosiguió-, es que una vida de impecabilidad lleva de por sí, inevitablemente, a un sentido de sobriedad, y eso a su vez hace moverse al punto de encaje.
"Ya te dije que los nuevos videntes creían que el punto de encaje puede moverse, desde adentro. Ellos sostuvieron que los hombres impecables no necesitan que alguien los guíe, que por sí solos, mediante el ahorro de su energía pueden hacer todo lo que hacen los videntes. Lo único que necesitan es una oportunidad mínima; solamente necesitan estar conscientes de las posibilidades que los videntes han descubierto."…
Supe sin duda alguna que don Juan tenía razón. Todo lo que se requiere es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si ese acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado. Una cosa llevará a otra hasta que el guerrero emplea todo su potencial...
"Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nada puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje, es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios.
"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nuestra vida diaria."…” C.C. El Fuego Interno.
(*) Tomado del libro "PARA LEER A CARLOS CASTANEDA" www.toltecayotl.org
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