Un
pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Los invasores
españoles en 1521 destruyeron la milenaria civilización del Anáhuac y sobre sus
escombros crearon una colonia de la corona española. Durante 300 años
impusieron un feroz sistema de castas donde los peninsulares tenían todos los
derechos y todas las oportunidades para explotar a los indígenas y depredar sus
recursos naturales, haciendo a un lado a los españoles nacidos en estas
tierras.
En
efecto, los criollos fueron españoles de segunda en la Nueva España, no podían
ejercer los cargos más altos del gobierno, el ejército, la iglesia y por
supuesto, que estaban de segundones en la actividad comercial, minera y
agropecuaria.
Es
por ello que los criollos iniciaron la Guerra de Independencia, que en su
inicio jamás pretendió separarse de España, sino quitarles el poder a los
"gachupines" y por supuesto que nuca concibió acabar la explotación y
la injusticia que se cometía en contra de los indígenas.
Los
criollos utilizaron a los indígenas y explotaron a su favor, el odio y
resentimiento acumulado en 300 años de atrocidades, traicionando a los
peninsulares provocando grandes matanzas de estos a manos de los incontenibles
indígenas.
Cuando
caen los criollos conspiradores, toman la estafeta los mestizos como Morelos y
Guerrero, quienes buscan verdaderamente crear una nación independiente. Sin
embargo, 10 años después de luchas intestinas, los gachupines arman a un
formidable ejército para acabar la última flama que quedaba en las montañas del
Sur. Guerrero no tenía un ejército, su grupúsculo armado era un sistema de
guerrilla que sobrevivía con muchas dificultades y estaba pronto a desaparecer.
Pero
los gachupines cometieron un grave error, para poner fin definitivamente a la
lucha insurgente armaron a un poderoso ejército y pusieron al frente de él a un
criollo. Fue
Iturbide quien traicionó a los peninsulares y con el abrazo de Acatepan y el
Plan de Iguala, toma la Ciudad de México y consuma la independencia.
Con
los tratados de Córdoba los criollos ponen fin al dominio español en la
colonia, sin embargo, España no acepta la capitulación y mantendrá, no solo el
estado de guerra con su "colonia rebelde", sino que a través del
Fuerte de San Juan de Ulúa, bombardearán periódicamente a la ciudad de Veracruz
e impedirán el uso del puerto para el comercio regular.
Los
criollos pretenden crear una "nación-estado" como los que en esos
momentos estaban naciendo en Europa. Sin embargo, cometen muchos errores y se
dividen en dos bandos, combatiendo entre sí, la mayor parte del siglo XIX.
En
efecto, unos criollos era llamados "cosmopolitas", quienes veían con
buenos ojos a sus parientes gachupines y otros criollos, llamados
"nativistas", eran quienes veían en los gachupines a los enemigos de
la naciente nación. En efecto, los gachupines no aceptaron ten dócilmente la
pérdida de sus privilegios y mantenían la esperanza de que España, pronto viniera
en defensa de ellos y sus derechos sobre la colonia. Por lo cual mantenían un
estado clandestino de conspiración en todo el país, la cual llegó a su punto
más alto con la intentona subversiva del fraile Arenas y los generales
gachupines Arena, Negrete y Echávarri en 1827. Por su parte el rey de España
apostaba a la incapacidad de gobernarse de los criollos y pensaba que
inevitablemente los desbalagados súbitos volverían a la monarquía y al imperio.
Otro
factor importante en la construcción de la nueva nación serían las logias
masónicas. En efecto, el rito escocés llegó a la colonia a través de los oficiales
del ejército español que se estacionó en la colonia. Las logias escocesas
fueron en los primeros años de la naciente república la cantera de los
conservadores y los pro-españoles llamados "cosmopolitas". Las logias
yorkinas fueron instauradas inmediatamente después de la independencia y su
principal promotor y protector fue el embajador de Estados Unidos, el señor
Joel Poninsett. Los yorkinos fueron los liberales y nativistas que pretendían
expulsar a los españoles y apoyarse en el mundo anglosajón.
La
nación mexicana nace como un proyecto criollo, en donde se mantiene disfrazado
el sistema colonial de explotación, sólo que ahora los criollos ubicados en la
cúspide de la pirámide de explotación, los mestizos como segundones y los
indios se mantenían sin ningún derecho y posibilidad real de mejorar sus
condiciones de vida.
Sin
embargo, los criollos nunca tuvieron la capacidad, empuje y convicción de los
gachupines. La ambición por el poder de los criollos era proporcional a su
incapacidad y limitaciones. A lo largo de 300 años de estar en los mejores
puestos, habían hecho a los españoles de otra madera. En cambio los criollos en
general, eran ineficientes, inexpertos y no estaban dispuestos a "sudar el
trabajo", como lo venían haciendo sus parientes los gachupines.
Así
que cuando, por un "plumazo", la sociedad colonial se convierte en la
sociedad de la nueva república, resulta que los mejores puestos de la
administración pública y las mejores posiciones económicas estaban en manos de
españoles "nacionalizados" mexicanos por el Plan de Iguala y los
tratados de Córdoba, con los que se consuma la independencia.
Es
esta la razón por la cual los criollos de las logias yorkinas se lanzan en la
persecución de los españoles y piden su expulsión. Nuevamente los criollos
traicionan a sus parientes gachupines y por la envidia y el odio de sus
riquezas y posiciones, lucharan años hasta lograr su expulsión, de lo que los
criollos llaman "su patria".
Esta
expulsión marcará para siempre al proyecto de nación de los criollos, que salvo
cuando la gobernó un mestizo, pudo tener una solvente economía y una eficiente
administración pública. En efecto, Porfirio Díaz logró a finales del siglo XIX,
no sólo dejar de vivir prestado, sino que entregó el país en "números
negros".
La
expulsión de los españoles en 1828, marcará el inicio de las "fugas de
capitales" y los empresarios y comerciantes se irán de México con sus
capitales. La traición y la avaricia de los criollos dejaron en banca rota a su
gobierno. Al no haber capitales trabajando, no se generó la riqueza y por
consiguiente el gobierno no captaba impuestos. Las finazas públicas de la
nación criolla iniciaron mal y continuaron peor, debido a que los criollos en
el poder se dedicaron a hacer dispendios y la corrupción sentó sus bases más
cínicas.
Entre
guerras fratricidas, los criollos de ambos bandos, le pedían constantemente
préstamos a Francia, Inglaterra y España para pagar los intereses dejados de
otros gobiernos y tener liquides para gobernar. Esto llegará a un estado de
crisis en el gobierno de Juárez, donde las naciones prestamistas apostarán sus
armadas en Veracruz, para obligar al pago puntual de sus intereses. Es en estos
momentos, cuando la patria estaba amenazada y los inefables usureros pedían la
intervención armada en garantía del pago de sus leoninos intereses, que la
presencia nacionalista y patriótica del indio de Guelatao supo enfrentar su
voracidad con valentía y dignidad.
En efecto, Benito Juárez es el ejemplo que
debería inspirar a nuestros actuales gobernantes que desde los tiempos de
Miguel de la Madrid, prefieren pagar puntualmente los intereses de la deuda que
crecer, que aceptan de rodillas los mandatos del B.M. y el F.M.I. a consta del
sufrimiento y la pobreza de millones de mexicanos y que impunemente entregan a
la patria y a sus hijos a los dictados de la política neoliberal y "su
nuevo orden".
El
gobierno del presidente Guadalupe Victoria expulsará definitivamente a los
españoles de México con la ley del 20 de diciembre de 1827. Los criollos, no
solamente traicionaron a sus parientes en 1810, incitando a los indígenas a una
lucha armada en contra de los gachupines, sino que al término de la Guerra de
Independencia, por su avaricia y envidia, traicionarán de nuevo a sus parientes
y los expulsarán, condenado "su nueva nación" a la bancarrota y al
endeudamiento externo.
Al
final del siglo XX los criollos liberales habrán desgastado a su partido el PRI
y aceptarán, en el nuevo orden internacional, entregar pacíficamente el poder a
los criollos conservadores, que apoyados desde afuera, "globalizarán"
a su patria a través de manejarla como una gran empresa refresquera.
Es
curioso observarlos, tanto a los criollos conservadores como a los liberales,
como se unen en "misión divina", cuando los pueblos originarios de
estas tierras, intentan recuperar sus más mínimos derechos como pueblos y
culturas.
Después
de 180 años, los criollos prefieren entregar "su patria" a sus amos
explotadores de afuera, o sea al capital financiero supra nacional a través de
la llamada globalización e implantación del neoliberalismo, sea esto regalar el
sistema bancario a los extranjeros, la generación de electricidad a los
ingleses o el petróleo a los gringos; que en el poder legislativo se reconozca
después de 500 años, los derechos innegables que tienen los más genuinos hijos
de los hijos de los Viejos Abuelos.
Los
criollos a lo largo de estos 180 años de existencia DE SU PATRIA, han
traicionado a sus parientes europeos, pero también han mantenido en la más
inmisericorde explotación a los indígenas y en la enajenación brutal a los
mestizos.
La
verdad es que este "México imaginario" de los criollos esta
desmoronándose y se nos deshace en las manos a pedacitos, lo que quedará de
este remedo de nación criolla, será el "México profundo", base
inalterable de lo que hemos sido, somos y seremos como pueblo y nación.
La
única salida que tienen los criollos es reconocer los derechos de los pueblos
indígenas y juntos, con los mestizos, construir una nueva nación. Sin embargo,
al parecer, los criollos prefieren TRAICIONARSE A SÍ MISMOS, que reconocer la
existencia del México profundo, del México indígena, del México nuestro.
COLOFÓN.
Los
mexicanos debemos "repensar nuestra historia" y desmantelar la
anquilosada "historia oficial", que sólo ha servido para mantener el
orden colonial y validar a los criollos en el poder. Debemos investigar
exhaustivamente, con otros ojos y con otra mente, la conformación de la nación
mexicana, para liberar al pueblo de la ignorancia de nosotros mismos. Debemos
de luchar contra el colonialismo mental, espiritual y cultural con el que hemos
construido, con nuestra sangre y con nuestro dolor, esta patria que no es
nuestra, pues en la demagogia es de todos, pero en la práctica sabemos que es
de unos cuantos.
El
criollismo es una ideología. No todos los extranjeros y sus hijos comparten
este pensamiento y esta forma de vivir. Tenemos maravillosos ejemplos como el
de Gonzalo Guerrero, Francisco Javier Mina o recientemente los españoles
exiliados por la guerra civil y el franquismo. Porque también, existen muchos
indígenas y mestizos que son feroces colonizadores del pueblo, de sus propios
hermanos y enemigos de su Cultura Madre. El sistema colonial en el que vivimos
actualmente en México, indiscutiblemente que encuentra sus más antiguos
cimientos en la ideología criolla. El revisar nuestros más antiguos problemas
culturales, el aceptar abiertamente nuestros problemas, es el primer paso para
resolverlos.
La
injusticia, la explotación y la miseria de millones de mexicanos, encuentra sus
más remotos orígenes en el racismo, el clasismo y en la negación de la otra
parte que nos conforma, nuestra Cultura Madre. Los mexicanos no podremos
construir una nación justa, si no desmantelamos el complejo sistema colonial y
su acendrada ideología.
Junio
de 2001. Ciudad
de Oaxaca.
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