Desde que trabajaba en la Casa de
la Cultura Oaxaqueña, en la década de los años ochenta, hemos venido
insistiendo en la necesidad de investigar y difundir la filosofía de la
Civilización Madre. Entre los invitados a tratar estos temas estuvieron, Rubén
Bonifaz Nuño y Guillermo Bonfil Batalla.
Más tarde, cuando trabajé en Culturas
Populares, propusimos trabajar sobre la Toltecáyotl. Finalmente, en la década
de los años noventas iniciamos el proyecto de Educayotl con el portal en
Internet de www.toltecayotl.org
Consideramos que, si no se aborda
el tema de los mal llamados “pueblos originarios o indígenas”, desde los más
profundos cimientos en donde se desplantan todas las culturas del México
antiguo, es decir, desde su base filosófica, que es la esencia y raíz de sus
estructuras y super estructuras culturales, no se entiende, ni su presencia, ni
su grandeza y menos, su dimensión histórica en este país de criollos.
Ahora que el presidente puso de
moda a los pueblos anahuacas, y a Oaxaca, en el escenario nacional, porque, lo
hemos dicho una y otra vez, “Oaxaca es la reserva espiritual de México”, porque
aquí está a “flor de piel”, La Toltecáyotl. Los discursos suenan huecos y los
disfraces son pintorescos y folclóricos. Si, amable lector, ahora resulta que
todos son indígenas y hasta hemos tenido a un presidente de la India.
Se presentó en Oaxaca el Programa
Nacional de los Pueblos Indígenas en el que se prioriza el trabajo por los
derechos y las garantías fundamentales de estos pueblos y culturas ancestrales.
Dejarán de ser objetos y pasarán a ser
sujetos del derecho público. Buen punto, pero…qué es un pueblo indígena.
En Google
dice que indígena “es un habitante nativo del país”. Y entonces, qué es un
nativo. Según Google es “Del lugar donde se nace o relacionado con él".
Como es claro, indígena es todo aquél que es originario de un lugar
determinado. Así que la mayoría de las personas en todo el mundo son
“indígenas”.
El problema del país es que su
Civilización Madre, no solo es negada, sino totalmente desconocida por sus
propios habitantes. Esto es producto de cinco siglos de colonización mental y
cultural, que nos ha llevado a perder la memoria histórica y la identidad
cultural ancestral.
Aún de los mismos llamados “pueblos originarios o indígenas”,
que no conocen su historia y filosofía ancestral.
En los mismos textos del
inicio del siglo XVI, se menciona que esta tierra se llama Anáhuac, por tal, en
1813, Morelos convocó al “Primer Congreso del Anáhuac”, y el mismo traidor de
Iturbide creó, el Primer Imperio Mexicano del Anáhuac.
Esta tierra no es
México, es Anáhuac, y sus habitantes todos, son anahuacas, no mexicanos, porque
no todos son mexicas.
Si no se conoce y se nombra
correctamente esta civilización y esta tierra, menos aún se puede conocer y
entender a sus milenarios habitantes, que son herederos de una de las seis
civilizaciones más antiguas de la humanidad.
Y al igual que China o India, el
Anáhuac posee una filosofía que estructura todo su andamiaje cultural. Esta
filosofía se llama TOLTECÁYOTL, y el presidente AMLO, que ha recorrido las
entrañas del llamado “México Profundo”, la ha percibido y ha entendido su riqueza
y sabiduría, pero no ha podido vislumbrar, -hasta ahora-, la Toltecáyotl.
Siempre hemos dicho que “el
futuro de México está en el conocimiento descolonizado de su pasado”.
Si AMLO
conociera la Toltecáyotl, podría trabajar mejor con el pueblo, porque la
mayoría de los habitantes de este país, en su “banco genético de información
cultural”, sin importar que sean “indígenas” o mestizos, fluye la Toltecáyotl
que les da “un rostro propio y un corazón verdadero” en su intimidad.
Los
herederos de La Venta, Palenque, Monte Alban o Teotihuacan, somos todos los
anahuacas que formamos la continuidad civilizatoria, no importa si hablamos o
no hablamos una lengua ancestral.
No podemos seguir dividendo al
pueblo de este país en castas. Porque, pareciera que, en este sexenio, ser
“indígena u originario”, será un privilegio y la “comitiva” se disfrazará de
“indio”, como dijo el gobernador.
Creemos que, lo más importante es
RESTITUIR al pueblo, de su memoria histórica e identidad cultural ancestral.
Para que conozcan, de dónde vienen, que entiendan claramente, quiénes son, y
sepan, a dónde quieren ir…como personas y como pueblo.
Si este nuevo gobierno
pretende tratar a los anahuacas como sujetos y dignificarlos como seres
humanos, lo imprescindible es fortalecer su CONCIENCIA DE SER, y es aquí, donde
opera la memoria histórica y la identidad cultural ancestral, porque, “como
personas, como familia y como pueblo, somos lo que recordamos”.
La colonización
nos ha hecho un pueblo amnésico, -tanto anahuacas, como mestizos-, no sabemos
nada de nuestros Viejos Abuelos, no conocemos su historia milenaria y menos su
sabiduría ancestral, padecemos una “lobotomía histórica y cultural”.
Porque,
amable lector, no cree usted que el derecho fundamental de todo ser humano es…saber,
ante todo, quién es él, para poder tener conciencia, honor, dignidad y que no
lo confundan con un indio de la India.
Descolonizar es dignificar.
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