viernes, 30 de mayo de 2008

EL FUEGO INTERNO ( * )


Primera edición en inglés, 1984
Primera edición en español, 1984
Título original: The Firefrom Wuhin
Coedición: Editorial OMGSA,
Editorial Diana, S.A. - Edivisión,
Compañía Editorial México
351 páginas

En este libro el autor logra tener mayor claridad en las cuestiones de el segundo anillo de poder. Ha pasado más de 10 años "recordando" las enseñanzas del lado izquierdo junto con los guerreros de su grupo. Castaneda puede ofrecer a sus lectores un texto más claro sobre sus experiencias en estados de conciencia acrecentada. Podríamos comparar “El fuego interno” con “Viaje a Ixtán”, en el cual se empieza a desentrañar el caos provocado por las enseñanzas para el lado derecho, las que se vuelven claras a partir de la exposición coherente de las técnicas para barrer la isla del tonal. De igual manera, El fuego interno clarifica el conocimiento de la conciencia acrecentada que está siendo "recordado" por Castaneda, a partir de que su maestro Don Juan y su benefactor Don Genaro "partieron de este mundo", lo cual es descrito en el libro “Relatos de poder”. A partir de “El segundo anillo de poder” y “El don del Águila”, Castaneda trata de explicar y hacer coherentes las en- enseñanzas para el lado izquierdo, pero es en El fuego interno donde lo logra.

El título de este libro no es una creación poética del autor; está definitivamente relacionado con la Toltequidad. Don Juan es quien usa el término, así como otros más, que por su exactitud y precisión producen un efecto demoledor en unos casos y esclarecedor en otros. Sin embargo, los términos que maneja Don Juan y que Castaneda describe como Toltequidad, tolteca, guerrero nagual, tonal, el Águila, entre otros, pertenecen a los pueblos y culturas del "México antiguo" y han sobrevivido en lo que Bonfil Batalla llama "México profundo".

El maestro López Austin, en su libro citado, en la página 378 nos dice: "Las fuentes históricas conceden mucha importancia a cuatro mundos de muertos: el Mictlán, el Tonatiuh Ilhuícac, el 'Tlalocan y el Chichihualcuauhco. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que se creía que tanto los hombres poseedores de fuego divino en su corazón como los que habían fallecido bajo la influencia de algún dios, eran conducidos a la morada de sus protectores."
Y en la página 370 nos dice: "Es preferible retomar la idea del fuego como elemento transformador de todo lo que existe, el que puede romper la barrera entre el mundo habitado por el hombre y los sitios en los que moran los dioses." López Austin cita a Molina en su diccionario (página 181). Así como "Tonemmiqui" significa "abrasarse de calor interior", "'llemiqui" y "Tonalmiqui" quieren decir "abrasarse del sol".

Don Ángel María Garibay, en su “Historia de la literatura náhuatl”, tomo 1, nos dice: "No alcanzo a ver, en cuanta literatura he podido alcanzar en esta materia, un estudio completo acerca de la naturaleza, orígenes y fines de la llamada Orden de Caballeros del Sol[1] o con otros nombres, Águilas y Tigres." Para ser sucinto tomaré más datos fundamentales de la rica y valiosa información de Durán. “El sol era, para los antiguos, la encarnación del mundo creador. "Lo tenían por creador de las cosas y causa de ellas." Símbolo del Sol era el Águila, tanto que sus nombres místicos incluyen siempre al de esta ave. Cuahuahtlehuaniti es el "Aguila que remonta el vuelo", Cuauhtérnoc es el "Águila que está bajando", nombre del Sol que del cenit cae hacia el poniente. Cuauhcalil es la "Casa del Águila y de sus servidores especiales", llamada también Cuauhnochtii. Y los que iban a la casa del Sol en su mansión real eran los 99 moradores de la tierra del Águila", o sea Cuauhtecati, Cuauhteca.

Quizá jamás pueda saberse el origen de estas concepciones, pero deben ser sumamente antiguas. En todos los documentos que recogen informaciones arcaicas hallamos ya referencias al mismo complejo de ideas.

En la página 210 de la misma obra leemos: "Resumiendo en las líneas anteriores, lo que juzgo más necesario para la apreciación de los 'Cantos del Águila', vamos a estudiar varios de los temas que en ellos se desenvuelven. Más que en otro género relata aquí el complejo de las ideas religiosas. Un estudio total de tantos poemas como al respecto tenemos, nos daría la información de la 'cooperativa de los amigos del Sol para la conservación de la vida universal'. Es decir, el meollo mismo de las doctrinas de la religión de México...”

La maestra "Laurette Séjourné en su libro “Pensamiento y religión en el México antiguo”, página 121, nos dice: "¿Pero es necesario después de lo que nos han enseñado los mitos, que sólo quemando la materia es liberada la partícula divina? El mensaje de Quetzalcóatl no dice otra cosa. Hemos visto que el alma individual se desprende del cuerpo incinerado del rey del Tollan y que de las cenizas del anciano ulceroso es de donde emerge el alma cósmica. Esas narraciones, por otra parte, han indicado suficientemente que el fuego liberador es el del sacrificio y de la penitencia; y se sabe que la institución del sacerdocio no tenía otro fin que la enseñanza de las prácticas que conducían al desprendimiento de la condición terrestre. Es entonces probable que el trofeo que perseguía el guerrero de ”la batalla florida” no era otro que su propia alma”.

El fuego interno fue la obra que vino a "rescatar" a muchos lectores quienes - después de “Relatos de poder”, editada en 1974 y hasta la aparición de “El fuego Interno”, editada en 1984-- habíamos caído en mayores confusiones que las del propio Castaneda.

Seguir la obra a través de cada aparición, desde luego que fue un reto para el lector; ahora es más fácil tener los nueve libres a la mano y leerlos uno detrás de otro o, inclusive, hasta escoger el orden que uno crea conveniente. Iniciaremos ahora nuestro análisis de El fuego interno.


[1] Es más probable que fuera Orden de los Guerreros del Sol pues, como se sabe, en aquellos tiempos en América no habían caballos y, por consiguiente, tampoco había caballeros.

( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

jueves, 29 de mayo de 2008

REDUCIR EL TONAL ( * )


A lo largo de toda la obra, Castaneda nos relata una serie de vivencias que tuvo con su maestro. Lo más asombroso es que al agrupar estas vivencias, especialmente las que relatan la vida cotidiana de Don Juan, nos damos cuenta que Don Juan era en el mundo del tonal, un ser humano común y corriente. Quien tenía su casa y su trabajo. Sí, Don Juan, el gran nahual trabajaba como cualquier persona. En la isla del tonal, era escrupulosamente impecable. Nadie que viera a Don Juan podría creer que él era un hombre de conocimiento y en este hacer, esta una de las grandes enseñanzas de los toltecas, pasar desapercibido en medio de una multitud.

En esta parte de la obra, Don Juan le da una lección sobre el tonal y su mundo. Le enseña a ser responsable de sus actos, especialmente los que realiza cuando lo visita. Los seres comunes generalmente no somos responsables de la mayoría de nuestros actos, pues actuamos con “el piloto automático” y no nos damos cuenta de lo que hacemos.

Le enseña que el tonal personal se debe de cuidar y que el mundo del tonal es para usarse. La toltecáyotl enseña una forma correcta de vivir. Esta forma se logra a través del “equilibrio” del par de opuestos complementarios en que se conforma el mundo del tonal, y que los toltecas lo conocían con el principio de ometeotl, “la dualidad divina”. Tonal y nagual son un par de opuestos complementarios. De modo que el “equilibrio” se logra a través de “la medida”. Sin el conocimiento de la medida no existe la posibilidad de lograr el equilibrio. Razón por la cual, la escuela de altos estudios del Anáhuac era llamada por los toltecas, Calmécac, que en lengua náhuatl significa, “La casa de la medida”.

El mundo del tonal
es todo cuanto tenemos y no se puede evadir. Ahí se encuentra el campo de batalla. A esa lucha por “pulir el espíritu” los toltecas le llamaron metafóricamente, “La Batalla Florida” y las armas eran “flor y canto”, entendidos como belleza y sabiduría.

“‑Una regla básica para un guerrero -repuso- es hacer sus decisiones con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado de ellas sea ca­paz de sorprenderlo, mucho menos de menguar su poder. Ser un guerrero significa ser humilde y alerta…
‑Digamos que una regla básica para ti debe ser que, cuando vengas a verme, vengas preparado a mo­rir ‑dijo él‑. Si vienes dispuesto a morir, no habrá caídas, ni sorpresas desagradables, ni acciones innece­sarias. Todo caerá suavemente en su sitio, porque tú no estás esperando nada…
Un guerrero jamás deja la isla del tonal. La utiliza.
Señaló en torno con un rápido ademán, y luego tocó mi cuaderno.
‑Éste es tu mundo. No puedes renunciar a él. Es inútil enojarse y desilusionarse con uno mismo. Eso simple y llanamente prueba que el tonal de uno está envuelto en una batalla interna; una batalla dentro del propio tonal es una de las luchas más imbéciles que pueden ocurrir. La vida ajustada de un guerrero está diseñada para acabar con esa lucha. Desde el principio te he enseñado a evitar la fatiga y el desgaste. Ahora ya no hay la guerra esa que había den­tro de ti, porque el camino del guerrero es armonía: la armonía entre las acciones y las decisiones, al prin­cipio, y luego la armonía entre tonal y nagual…” Don Juan. Carlos Castaneda, Realtos de Poder.

( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA



miércoles, 28 de mayo de 2008

SEMINARIO DE GUILLERMO MARÍN EN JULIO EN CHIMALHUACÁN, EDO. DE MÉX.


Se llevará a cabo el Seminario “RAÍCES Y ESENCIA DEL MÉXICO ANTIGUO”
en su versión de seis horas y media, el día sábado 26 de julio Chimalhuacán, Edo. de Méx.

Acceso al seminario, el libro “HISTORIA VERDADERA DEL MÉXICO PROFUNDO”, servicio de café, constancia y comida tiene un costo de $ 300.00 ( trescientos pesos 00/100)

LUGAR: RANCHO EL MOLINO, ubicado en Calle Zaragoza esq. Ave. Guerrero, Fraccionamiento El Molino, Cabecera Municipal de Chimalhuacán, CP. 56330, está a una cuadra de la Casa de Cultura por Ave. Guerrero y a una cuadra del Palacio Municipal por la Calle Zaragoza.

Mayores informes con Teresa de Jesús Valverde al
número telefónico 01 (55) 58528110 Casa
Celulares 04455 18 03 0186 04455 85830461

Correo electrónico: ortiz_0310@yahoo.com.mx

OBJETIVO DEL SEMINARIO.

Proporcionar al participante un conocimiento esquemático y práctico de la historia del México antiguo. Analizar sus etapas de desarrollo, conocimientos más importantes y culturas más representativas, desmantelando la actitud colonial que inconscientemente tenemos hacia el México Antiguo.
Introducir al seminarista en el pensamiento filosófico, iconográfico y religioso del México Antiguo. Facilitar la suficiente información para despertar en el seminarista, el orgullo y emoción de ser parte viva de nuestra milenaria civilización.

Poder entender su desarrollo desde el principio de los tiempos y su permanencia en la cultura contemporánea de nuestra nación, además de vislumbrar su importante contribución de lo que será el México del siglo XXI.

El seminario despertará un fundado y sólido sentimiento de exaltación y revaloración de nuestros valores humanos y una actitud autodidacta para conocer a profundidad la historia y la cultura de México.

CARTA DESCRITIVA DEL SEMIANRIO

Primera sección.Período Preclásico o formativo:
Tiempo histórico de la Tierra y el ser humano. Las primeras civilizaciones. La invención de la agricultura y el maíz. Los cuatro sistemas básicos de desarrollo humano. El sistema alimentario. El sistema de salud, el sistema educativo, el sistema de organización social. Los olmecas la cultura madre.

Receso de 15 minutos.

Segunda sección.Período Clásico o del esplendor:

El problema ontológico de la existencia. Los toltecas y la Toltecáyotl. El pensamiento filosófico. El quincunce o la Ley del Centro. Tloque Nahuaque, Ometéotl, Tláloc, Quetzalcóatl y la a religión. La Batalla Florida. La partida de Quetzalcóatl y el colapso cultural del período Clásico.

Receso de 15 minutos.

Tercera sección.Período Postclásico o decadente.
La profecía del final de Quinto Sol. La profecía del regreso de Quetzalcóatl. Siglos de decadencia. La llegada de los mexicas al Valle del Anáhuac. El Impero Azteca y las transgresiones de Tlacaélel. La llegada de los españoles.

viernes, 23 de mayo de 2008

UNA REALIDAD APARTE...nuevas conversaciones con Don Juan ( * )


Primera edición en inglés 1971
Primera edición en español, 1974
Titulo Original: A Separate Rality ( Further Conversation With
Don Juan)
1971 Carlos Castaneda
D.R. 1974 Fondo de Cultura Económica México.
Colección Popular 135. 302 pag.
Traducción de Juan Tovar.

Este libro recoge, por un lado, la recapitulación de lo que el aprendiz Castaneda vivió al lado de su maestro Don Juan en su primera etapa de aprendizaje (1961-1965) y, por otro, la reanudación de su aprendizaje, a partir de abril de 1968, dos años y medio después de haberlo abandonado "definitivamente". Castaneda relata que cuando recibe el primer ejemplar de su libro Las enseñanzas de Don Juan siente un gran deseo de mostrárselo a Don Juan. Hecho que lo pone de nueva cuenta en el camino del conocimiento de la Toltequidad, en un segundo ciclo de aprendizaje que según las propias palabras de Castaneda fue "muy distinto del primero".

Castaneda no quiere reanudar el aprendizaje, o por lo menos no tiene un deseo consciente de hacerlo. Mucho menos desea repetir sus temibles experiencias con las plantas de poder. Sin embargo, de manera “misteriosa" siente la necesidad de reanudar el aprendizaje. El empeño principal de Don Juan en esta etapa se concentra en enseñar a "ver" a Castaneda. La diferencia entre "mirar" y "ver" consiste básicamente en que "mirar" es poder confirmar a través de nuestra vista que el mundo es tal como nuestra razón nos dice que es, y "ver", es la capacidad del hombre de conocimiento para percibir el mundo a través de cargas de energía.

Don Juan insiste a Castaneda que debe reiniciar sus encuentros con “el humito", porque de esa manera tendrá "la velocidad requerida para vislumbrar el mundo fugaz". Don Juan le dice que la única manera en que un hombre de conocimiento puede saber es "viendo" más allá de la superficie de las cosas. El "humito", dice Don Juan, le ayudará a "ver" cómo los hombres en realidad son un conglomerado de fibras de luz que circulan desde la cabeza hasta el ombligo, las cuales hacen aparecer a cualquier hombre (rey o limosnero) como un huevo luminoso. Las fibras luminosas unen al hombre con lo que le rodea, dándole equilibrio y estabilidad. El simple hecho de pensar en volver a vivir las experiencias anteriores con el "humito" aterra a Castaneda y trata de evitarlo a toda costa.

Dentro de las habilidades de "ver" está poder distinguir entre los hombres y "los que no son gente", es decir, los "aliados"[1] de los brujos. La mezcla a fumar, le explica Don Juan, lo llevará a donde se encuentra su aliado y, cuando "se haga uno con su aliado", ya no tendrá que fumar para poder convocarlo las veces que quiera, a fin de realizar lo que él le pida.

Don Juan sostiene que cuando un hombre logra "ver" que todos son huevos formados de fibras luminosas, se da cuenta de que nada se les puede cambiar, y se da cuenta de que todo en el mundo es igual y que por lo tanto nada es más importante que otra cosa, y concluye que tampoco es importante lo que él haga, pero su impecabilidad de guerrero lo impulsa a actuar como si lo que hace fuese realmente importante, lo cual constituye "su desatino controlado[2] .

Castaneda hace grandes esfuerzos para tratar de entender el extraño conocimiento de Don Juan, el cual rompe todos sus esquemas culturales y desafía su inflexible método de buscar una explicación racional a todo cuanto mira, siente y escucha. Don Juan le dice que a esas alturas ya debería saber que un hombre de conocimiento vive de actuar y no de pensar en actuar y luego analizar su actuación. Le dice que por eso un hombre de conocimiento escoge un camino con corazón y lo sigue; mira y se regocija, y luego "ve" y se da cuenta. de que su vida se acabará en un instante; sabe que él y todos los demás no van a ninguna parte, y porque "ve", sabe que no hay nada más importante que lo demás. Por eso un hombre de conocimiento no tiene nada, excepto vida para vivir, y su única relación con los demás es su desatino controlado. Como nada le importa más que otra cosa, un hombre de conocimiento realiza cualquier acto y lo ejecuta como si le importara, pero él sabe que en realidad no importa; así que cuando lo completa se retira en paz, sin tener el menor cuidado del resultado de su acto, porque, al fin y al cabo, para él la victoria y la derrota son iguales.

Don Juan dice a Castaneda que al conocimiento se va con miedo y respeto, pero con confianza en sí mismo. Para ser hombre de conocimiento se tiene que actuar como guerrero e iniciar la lucha sin entregarse, sin quejas ni titubeos, hasta lograr "ver" y darse cuenta de que nada importa.

Explica Don Juan que la parte más asombrosa de las criaturas ovoides es un grupo de fibras luminosas que surgen alrededor del área donde se ubica el ombligo. Dice que las fibras de las personas débiles son cortas y casi invisibles y que, por el contrario, las fibras de las personas fuertes son largas y luminosas. Gracias a estas fibras un hombre que puede "ver" se da cuenta del estado y la naturaleza de alguna persona; puede, incluso, saber si esa persona también puede "ver".

Poco a poco la idea de poder "ver" se convierte en una obsesión para Castaneda, quien decide reiniciar sus encuentros con el "Humito". Los actos de Don Juan para llevarlo a esta decisión fueron deliberados, porque, según le dice a Castaneda, queda poco tiempo para transmitirle su conocimiento y sólo el "Humito" le podrá dar la velocidad necesaria para captar "el movimiento fugaz del mundo".

A cada encuentro con el "Humito" Castaneda avanza en la comprensión o, mejor dicho, en el descubrimiento de la otra realidad, hábilmente conducido por Don Juan quien, a su vez, se estrella una y otra vez en la barrera racional de Castaneda. Don Juan dice a Castaneda que le ha pasado todo lo que su benefactor le había enseñado en su primera etapa de aprendizaje; que, por lo que se refiere a Castaneda, éste ha hecho todo lo que se tiene que hacer para "ver" y, sin embargo, no lo lograba, aun cuando a los que "ven", como Don Genaro, les pareciera que Castaneda podía hacerlo.

Aquí abriremos un paréntesis para tratar de explicar el hecho de que en sus obras Castaneda maneja diferentes niveles de conocimiento, de lo cual provienen muchas confusiones. El propio Don Juan dice que el camino del conocimiento ofrece muchos peligros "de entendimiento", básicamente porque su conocimiento no es de "entenderse".
Desde el principio Don Juan instruyó a Castaneda en las dos áreas de conocimiento. En la del tonal (la derecha) Castaneda se encontraba muy confundido tratando de encontrar explicación a sus experiencias psicotrópicas, aferrándose a su razón y a sus marcos culturales como medios para tratar de sustentar de manera coherente las incomprensibles enseñanzas de un viejo indio.

Respecto al área del nagual (la izquierda), Castaneda muy poco o nada podía recordar de lo aprendido. Por otra parte, en el mundo de la Toltequidad no existe la continuidad del tiempo y del espacio; como explica Don Juan, no existe la "goma" que pega los hechos y los lugares en una línea continua en el tiempo. Así que este problema se presenta casi a lo largo de toda la obra. Por tratar de decirlo de una manera irracional", Castaneda mezcla en la cronología de la obra recuerdos del pasado, vivencias del presente y “recuerdos del futuro”.

La técnica de enseñanza
para los aprendices que aspiran al conocimiento de la Toltequidad podría ser tratada de explicar en los siguientes pasos:
1.- El "poder" señala a un aprendiz.
2.- El nagual "engancha" al aprendiz.
3.- El nagual "trabaja" con su aprendiz la parte derecha del conocimiento para limpiar todo el desperdicio que el aprendiz ha ido juntando a lo largo de su vida, pero, al mismo tiempo, trabaja la parte izquierda (con el benefactor[3]), llamada nagual, a través de lo que Castaneda llama "los niveles de conciencia acrecentada". Estos conocimientos no serán recordados por el aprendiz hasta que éste, en su camino al conocimiento, logre reunir suficiente energía para finalmente "ensamblar" todo el conocimiento adquirido, tanto en el tonal como en el nagual.

El presente trabajo pudo haberse realizado por etapas de conocimiento, sin tener que seguir la cronología de los libros de Castaneda; sin embargo, preferimos no correr, de inicio, ese primer riesgo y decidimos tomar el segundo, toda vez que nuestra pretensión es avanzar, junto con el lector, a través de la obra de Castaneda, evitando, en lo posible, caer en las mismas confusiones de Castaneda, a fin de tratar de rescatar la esencia y el origen de nuestras antigua civilización del Anáhuac.

"Barrer la isla del tonal", como dice Don Juan, requiere de la decisión del aprendiz y que éste asuma y se haga responsable de esa decisión hasta las últimas consecuencias. Requiere también de una voluntad inflexible y una disciplina feroz. Esta parte de la enseñanza -que es vital e insustituible- nada tiene que ver con las plantas de poder o el esoterismo; por el contrario, el campo de batalla está en la vida dentro del mundo cotidiano. El objetivo es vencer vicios y debilidades, inconsciencia e irresponsabilidad. Un aprendiz tiene que aprender a pulir su espíritu y fortalecer su cuerpo a través de hacer suyas internamente la disciplina y la responsabilidad.

El camino del conocimiento es una herencia cultural de nuestros abuelos toltecas, quienes lo fueron perfeccionando a base de sacrificio y mucho esfuerzo. No es "un día de campo de nuestra imaginación". Es como cualquier otro camino que el ser humano ha emprendido hacia la libertad total. En la India, en China, en Mesopotamia o en Egipto, otras culturas han luchado por llegar a niveles superiores de conciencia. Sí existió una gran cultura en México fue producto de un conocimiento capaz de motivar al espíritu divino que vive dentro del hombre y que nos ha legado impresionantes testimonios (el patrimonio cultural tangible) y profundos rasgos en el espíritu de los pueblos que hoy forman parte del México contemporáneo (patrimonio culturas intangible) y que radica, de manera incomprensible, en el subconsciente colectivo.

El camino del guerrero es un camino difícil en el que la aniquilación, el reto y el desafío están presentes; pero es un camino con corazón y, en ese camino, como dice Don Juan, es inútil quejarse y, sin embargo, es difícil no quejarse.

Para reconstruir "el perfil" de un guerrero tendremos que recoger a lo largo de la obra de Castaneda ciertos rasgos y características "poéticamente" descritos por Don Juan.
Volvamos ahora a Una realidad aparte, justo donde Don Juan describe algunas de las cualidades de un guerrero:

Un guerrero sabe que está esperando (el dominio de) su voluntad y mientras tanto no quiere nada; de esa forma, si recibe algo, siempre será más de lo que él puede tomar. La voluntad, dice Don Juan, es algo que un hombre usa, por ejemplo, para triunfar en una batalla en la que, según todos los cálculos, debería salir derrotado; es un poder que tenemos dentro de nosotros que nos impulsa a realizar hazañas asombrosas que desafían al sentido común y, al mismo tiempo, es la liga con el mundo exterior; es una fuerza que sale del interior del cuerpo y se prende al inundo. Con su voluntad, un brujo percibe al mundo y entonces se da cuenta de que el mundo no es tan real como pensaba. Conforme va progresando en el camino del conocimiento, un guerrero advierte que es capaz de tocar cualquier cosa con una sensación que sale de una zona cercana al ombligo. Cuando es capaz de sujetar con ella todo lo que está a su alrededor, puede decirse que ya adquirió la voluntad.

El espíritu del guerrero no está templado para la entrega o la queja, ni para ganar o perder, sino para luchar, y cada acto lo convierte en su última batalla sobre la Tierra. De ahí que el resultado no le importa; sólo deja fluir su espíritu con libertad y claridad.

En esta obra don Juan le describe a Castaneda lo que podría ser “el perfil del Guerrero”,

“ ‑Una vez te dije que nuestra suerte como hombres es aprender, para bien o para mal ‑repuso‑. Yo he apren­dido a ver y te digo que nada importa en realidad; ahora te toca a ti; a lo mejor algún día verás y sabrás si las cosas importan o no. Para mí nada importa, pero capaz para ti importe todo. Ya deberías saber a estas alturas que un hombre de conocimiento vive de actuar, no de pensar en actuar, ni de pensar qué pensará cuando termi­ne de actuar.
“Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue: y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, así como todos los demás, no va a ninguna parte; sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás. En otras palabras, un hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, sólo tiene vida que vivir, y en tal condición su única liga con sus semejantes es su desatino controlado. Así, un hombre de conocimiento se esfuerza, y suda, y resuella, y si uno lo mira es como cualquier hombre común, excepto que el desatino de su vida está bajo control. Como nada le importa más que nada, un hombre de conocimiento escoge cualquier acto, y lo actúa como si le importara. Su desatino controlado lo lleva a decir que lo que él hace importa y lo lleva a actuar como si importara, y sin embargo él sabe que no importa; de modo que, cuando completa sus actos se retira en paz, sin pena ni cuidado de que sus actos fueran buenos o malos, o tuvieran efecto o no.” C.C.

En Una realidad aparte queda plasmada la que podría ser la clave por la que el hombre occidentalizado muy difícilmente tiene acceso a la otra realidad del mundo. Dice Don Juan a Castaneda que su problema es pensar y hablar demasiado, y que debe dejar de hablar consigo mismo. De hecho, el mundo de la razón se mantiene con nuestra plática interna. Con nuestra conversación con nosotros mismos renovamos una y otra vez nuestra idea del mundo hasta el día de nuestra muerte. Un guerrero cae en la cuenta de que debe luchar para parar su "habladuría" interior, y en ese punto el mundo cambiará y el guerrero deberá estar preparado para resistir tan monumental sacudida. Si dejamos de decimos a nosotros mismos que el mundo es como "es", el mundo dejará de ser como nos decimos que es. Sin embargo, es preciso estar listo para soportar un golpe tan grande, para lo cual se debe comenzar "deshaciendo poco a poco el mundo". Del mundo, Don Juan dice que es un absoluto misterio y que no hay manera de desenredar todos sus secretos.

Los encuentros de Castaneda con el "Humito" se hacen más frecuentes hacia el final de su segunda etapa de aprendizaje. Cada nueva experiencia lo acerca más al fenómeno de "ver". Sus experiencias en el campo han puesto en serio peligro su concepción de la realidad del mundo. Ahora debe volver a su casa; los eventos vividos con las fuerzas del mundo han dejado su abertura de par en par, debe sanar y cerrarse antes de decidir si volverá o no al camino del guerrero.

[1] Los "aliados", según Don Juan, son fuerzas, ni buenas ni malas, que los brujos utilizan para sus propósitos. Estas fuerzas por lo general toman aspectos humanos y cuando un hombre de conocimiento los "ve" conservan su aspecto humano, lo cual los delata. Estos seres son inorgánicos.

[2] Don Juan dice que el desatino controlado de un brujo consiste en saber que todos sus actos son inútiles y sin embargo debe esforzarse al actuar, como si no supiera que sus actos son inútiles. Dice que todo lo que hace es de verdad, pero al mismo tiempo es desatino controlado, porque sabe que es inútil y a pesar de ello lo hace de manera impecable. Don Juan en vez de usar el término "desatino controlado" decía "pendejada controlada", palabra que posee mayor profundidad.
[3] Un aprendiz de la toltequidad tendrá en su camino de conocimiento a un maestro y a un benefactor, el primero trabajará la parte del primer anillo de poder o tonal, y el benefactor, trabajará la parte perteneciente al segundo anillo de poder o nahual.

( * ) Tomado del libro de PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

jueves, 22 de mayo de 2008

EL VIAJE A IXTLÁN ( * )


Ésta es una de las metáforas más bellas y poéticas de la obra. Don Juan le enseña a Castaneda que cuando un aprendiz de la Toltequidad inicia el camino hacia el conocimiento (El viaje a Ixtlán), el aprendiz tiene que dejar todo lo que antes conocía y amaba; el viaje a Ixtlán es difícil y solitario, más no desolador. En este viaje no hay lugares familiares, ni gente conocida; está acechado por “fantasmas”, seres humanos con angustias y ansiedades comunes; "fantasmas" que llaman y buscan que el aprendiz pierda el camino a lxtlán.

Don Juan dice que sólo como guerreros se puede sobrevivir en el viaje a Ixtlán. La técnica del “camino del guerrero” fue elaborada por los viejos toltecas para poder transitar en todo su recorrido el camino a Ixtlán. Don Juan dice que el arte del guerrero es, equilibrar el prodigio de ser hombre con el terror de ser hombre. Para sobrevivir en el viaje a Ixtlán se debe ser claro y estar mortalmente seguro de su impecabilidad.

El libro de “Viaje a Ixtlán” es el que recomendamos para iniciar la lectura de la obra de Carlos Castaneda. En él, el autor logra hacer un primer recuento de sus experiencias. Nos transmite las técnicas básicas para el ahorro de energía y al final nos da una idea del camino hacia el conocimiento. Tal vez éste, junto con “Relatos de poder”, sean los libros básicos de la primera parte, en la que el autor escribe al lado de la presencia “física” de Don Juan.

De alguna manera “Viaje a Ixtlán” sienta las bases de lo que serán las enseñanzas de Don Juan, tocándose puntos básicos y objetivos de cómo transitar hacia el conocimiento. Las técnicas que Don Juan le enseña a Castaneda para ahorrar energía nada tienen que ver con las drogas o el uso de artes fantásticas; por el contrario, hablan de actitudes y formas de actuar en el mundo "real y cotidiano”. En ese mundo el aprendiz entablará su batalla. Muchos lectores urbanos de Castaneda han buscado el conocimiento en las montañas, con chamanes y, en algunos casos, por medio de las drogas. Pero Don Juan es muy claro en eso: dice que en el hacer de nuestro mundo, ahí mismo, encontraremos el camino. A fin de cuentas lo que en principio debemos de trabajar es en sacar toda la basura que llevamos dentro y remover el cúmulo de ideas fijas y preconcebidas con las que nos movemos.

Finalmente diremos que todas las técnicas que Don Juan le enseñó a Castaneda sobre el lado derecho tenía como finalidad que aprendiera a ahorrar energía. Es muy fácil "perderse" en la selva de las técnicas, es decir, tomarlas como fin, cuando tan sólo son medios. Además hay que recordar que Castaneda resultó un aprendiz muy "resistente" en el campo de la razón y Don Juan tuvo que tratar por diferentes medios de “sensibilizarlo” teniendo que recordar que Castaneda seleccionó en su obra lo que pensó era conveniente relatar. Pero siempre reconoció que muchas de las enseñanzas, al principio, no las entendió ni las intuyó. Al principio Castaneda pensaba que Don Juan era un indio viejo y extraño que le decía cosas o le ponía a hacer tareas que para él no tenían mucho sentido, pero que más adelante, cuando tuvo el ahorro suficiente de energía, pudo "entender".

“-¿Eran aliados esos fantasmas, don Genaro? -pre­gunté.
-No. Eran gente.
-¿Gente? Pero usted dijo que eran fantasmas.
-Dije que ya no eran reales. Después de mi en­cuentro con el aliado, ya nada fue real…
-Todos aquellos con los que Genaro se encuentra en su camino a Ixtlán son nada más seres efímeros -explicó don Juan-. Tú, por ejemplo. Eres un fantasma. Tus sentimientos y tu ansiedad son los de la gente. Por eso dice que sólo se encuentra viajeros fantasmas en su viaje a Ixtlán.
De pronto me di cuenta de que el viaje de don Genaro era una metáfora.
-Entonces, su viaje a Ixtlán no es real -dije.
-¡Es real! -repuso don Genaro-. Los viajeros no son reales…
Para entonces, claro, serás brujo, pero eso no ayuda; en un momento así, lo importante para todos nosotros es el hecho de que todo cuanto amamos, odiamos, o desea­mos ha quedado atrás. Pero los sentimientos del hombre no mueren ni cambian, y el brujo inicia su camino a casa sabiendo que nunca llegará, sabiendo que, ningún poder sobre la tierra, así sea su misma muerte, lo conducirá al sitio, las cosas, la gente que amaba. Eso es lo que Genaro te dijo…
-Sólo como guerrero se puede sobrevivir en el ca­mino del conocimiento -dijo-. Porque el arte del guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre.” C.C. "Viaje a Ixtlán"

( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTENEDA.



miércoles, 21 de mayo de 2008

LOS GRANDES MITOS DE LA CIVILIZACIÓN JUDEOCRISTIANA


La “Historia” es patrimonio de los que detentan el poder. La “historia oficial” es la explicación del pasado para sustentar el poder y “explicar la realidad”, sea de un país, una cultura o una civilización.

Este es el caso de los grandes mitos de la civilización judeocristiana, quien en una alianza histórica entre los judíos y los anglosajones, desde el inicio del Renacimiento europeo, han venido desarrollando un poder global a partir de la guerra, el comercio y el desarrollo de la ciencia depredadora de la naturaleza.

En efecto, la historia de la humanidad es comparativamente con la historia del planeta Tierra muy pequeña, diríamos verdaderamente insignificante. Pero la “Historia Oficial de la Humanidad”, es decir, la judeocristiana, es relativamente muy corta en relación a la “verdadera historia” de la humanidad. ¿A qué nos referimos?

La historia oficial Judeocristiana ubica el inicio de “la civilización humana” (la de ellos), con la cultura grecolatina. No toma en cuenta la profundidad y la importancia que tiene a las civilizaciones llamadas “Madre”. En efecto, la civilización judeocristiana es la más nueva de las civilizaciones Y NO TIENE UN ORIGEN AUTÓNOMO. Es decir, esta civilización tomó préstamos culturales de civilizaciones más antiguas.

El inicio de la civilización humana se dio entre los ríos Tigres, Eufrates y Nilo alrededor del octavo milenio antes de Cristo. Después siguieron: China, India, la Zona Andina y el Anáhuac en lo que hoy es México. No existe una civilización más antigua que estas seis en la Tierra.

De modo que el creador de la civilización llamada occidental, producto de la cultura judeocristiana, fue Alejandro el Magno (356-323 a.C.). Macedonio que conquisto primero las tribus guerreras griegas, después a lo que era la Mesopotamia, siguió con la India y terminó con Egipto. Es importante mencionar que el Maestro de Alejandro fue Aristóteles, lo cual explica que Alejandro, más allá de ser un militar, era un humanista interesado en la sabiduría y la trascendencia espiritual, razón por la cual hizo el primer saqueo cultural. Por lo que podemos afirmar que la cultura occidental nace como una “cultura pirata”.

De modo que uno de los mitos de la cultura occidental, es fijar arbitrariamente el “origen de la cultura universal” en la cultura grecolatina. La idea es que “el hombre y la sociedad moderna” surgen con la cultura grecolatina y esto no es cierto. Muchos cientos de años antes, surgió la cultura humana, con la invención de la agricultura, en otras partes del mundo.

El “error” viene de que occidente, quien con la civilización judeocristiana a través de "la relación de sociedad" entre las culturas judía y anglosajona , detenta el poder actual, crea “su mito de origen” y lo impone a los dominados, como “la verdad”. La “Historia Universal” nace con la civilización judeocristiana (grecolatina), lo anterior es “pro-historia insignificante”. Este concepto, Hegel y Marx lo llegan a manejar.

La “modernidad” surge como el nuevo orden mundial, que se contrapone al “viejo orden mundial”. La lucha entre tradición vs. modernidad, espíritu vs. materia, filosofía-religión vs. ciencia-tecnología, Estado vs. Mercado, bien común vs. iniciativa privada, nobleza vs. democracia. Dos formas opuestas de ver y entender el mundo y la vida.

La de los judíos-anglosajones y la del resto del mundo. La de los defensores de la libertad (del mercado y el neoliberalismo, de la libre empresa y la globalización, el libre comercio, de la publicidad, del consumo, la producción en serie, la sociedad desechable e individualista, etc.) y la de los aferrados a las tradiciones comunitarias ancestrales, emanadas de la concepción de que el ser humano es un ser espiritual, trabajando temporalmente, el plano humano-material y guiados por los grandes avatares y maestros.

La gente “educada académicamente” sitúa el origen de la civilización humana en la cultura grecolatina. Pero no es más que el resultado de la colonización ideológica, que produce “la ignorancia ilustrada”.

martes, 20 de mayo de 2008

LOS TRUCOS DEL ESPÍRITU ( * )


Don Juan dice que las historias de los centros abstractos (que se desbordan en toda la obra de Castaneda) tienen la misma estructura y que lo que varía son los personajes. Cada historia contiene: una tragicomedia abstracta, un actor abstracto (que es el intento), dos actores humanos (el nagual o maestro y su aprendiz) y el guión, que es el centro abstracto de esas historias.

Castaneda entiende que el arte del acecho es aprender, a la perfección, todos los detalles del disfraz, a tal punto que nadie se dé cuenta de que se está disfrazado. Para ello se requiere ser despiadado, que no significa ser grosero; por el contrario, se debe ser encantador; astuto, que no significa ser cruel, sino muy decente; tener paciencia, que no significa ser negligente y sí, por el contrario, ser activo; y también ser simpático, que no significa ser estúpido, pero sí, al mismo tiempo, ser aniquilador.

"El arte del acecho es aprender todas las singularidades de tu disfraz", dijo Belisario sin prestar atención a lo que don Juan le estaba di­ciendo. "Y aprenderlas tan bien que nadie podría descu­brir que estás disfrazado. Para hacer eso, necesitas ser despiadado, astuto, paciente, y simpático". Carlos Castaneda. El Conocimiento Silencioso.


( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA.



lunes, 19 de mayo de 2008

LA PREDILECCIÓN DE LOS GUERREROS ( * )


Éste es uno de los momentos más intensos y emotivos, y es aquí donde la primera parte de la enseñanza termina. Carlos Castaneda tendrá que entrar en el nagual y, para lograrlo, él y sus compañeros están en un sitio imponente y maravilloso, lleno de fuerza y poder. Es un cerro que los toltecas trabajaron dándole forma de pirámide; este lugar se ubica al Este de los pueblos en que vivían los otros aprendices y a los que divide una profunda cañada; tratar de llegar a la cúspide del cerro es casi como trepar una pared. El cerro recibe un nombre en zapoteco que tiene relación con el fuego interno y se encuentra en la Sierra Juárez de Oaxaca.

Ésta es una de las partes decisivas en el camino del conocimiento tolteca. El aprendiz pasará solo, por primera vez, al mundo del nagual y aquí se despide de su maestro y de su benefactor; el aprendiz podrá seguir el camino, en cuyo caso lo hará sin esa valiosa compañía; tendrá que recurrir solo al conocimiento que está "guardado" en su parte izquierda y por tanto tendrá que "recordar" todo lo aprendido en la parte de la conciencia “acrecentada” y “ensamblar” todo el conocimiento en una sola unidad.

Don Juan le advierte a Castaneda que tendrá que entrar al nagual con la fuerza de su poder personal y que del encuentro pueden suceder dos cosas: que no regrese jamás, o que regrese a cumplir una tarea que el poder le designará. Una vez cumplida su tarea, sin importar el triunfo o la derrota, logrará obtener el dominio sobre la totalidad de sí mismo.

Don Juan le cuenta una historia para ejemplificar como debe vivir en espera del cumplimiento de su tarea y le dice que para esa espera y para esa tarea lo único que tiene el guerrero es su humildad, su impecabilidad y su sobriedad. Que debe dirigir todo su poder personal a cumplir eficientemente la tarea que el poder le designa. Solo tendido esa fuerza interna, el guerrero puede vencer a “los tiradores de los desconocido”.

En esta tarea el guerrero no puede evitar el dolor porque es un ser humano, pero lo que sí puede evitar es entregarse a él. En esta tarea se está solo, esa es nuestra condición verdadera. Pero morir solo, es morir desolado, dice Don Juan. Un guerrero que entra en lo desconocido mantiene un sentimiento de humildad, impecabilidad y eficiencia que te fortalece y prepara a su espíritu.

Don Juan le recomienda a Castaneda que, cuando regrese a cumplir su tarea, ame a la Tierra porque es un ser vivo que siente y comprende, y que ella le enseñará lo que es la libertad. Dice Don Juan que sin un amor así al ser (la Tierra) que nos da alojamiento, comida y todo cuanto necesitamos, la soledad de este camino se convierte en desolación. Amando a este ser espléndido y maravilloso que es la Tierra, el guerrero puede darle libertad, alegría y abandono a su espíritu frente a cualquier percance en el cumplimiento de su tarea.

Don Juan se despide de Castaneda antes de que salte desde una plataforma de la "gran pirámide". Abajo hay un inmenso y profundo vacío; a lo lejos, las montañas de Ixtlán. Castaneda pondrá a prueba su aprendizaje y deberá tener la fuerza y el valor necesarios para saltar a un abismo sabiendo que en vez de despedazarse y morir, podrá expandir su racimo y entrar al mundo de nagual. Antes de que Castaneda corra y salte al vacío, Don Juan le dice que volverá a ser polvo en el camino y que tal vez algún día podrá entrar nuevamente en sus ojos.

“Hay muchas maneras de decir adiós ‑conti­nuó‑. Acaso la mejor es sostener un recuerdo espe­cial de alegría…
‑Ustedes ya han aprendido que el temple de un guerrero está en el ser humilde y eficiente ‑dijo don Genaro, y su voz me hizo saltar‑. Ya han aprendido a actuar sin esperar ni pedir nada a cambio…
‑Un guerrero reconoce su dolor pero no se entre­ga a él ‑dijo don Juan‑. Por eso el sentimiento de un guerrero que entra en lo desconocido no es de tris­teza; al contrario, está alegre porque se siente hu­milde ante su gran fortuna, confiado en la impeca­bilidad de su espíritu, y sobre todo, completamente al tanto de su eficiencia. La alegría del guerrero le viene de haber aceptado su destino, y de haber calcu­lado de verdad lo que le espera…
‑La vida de un guerrero no puede en modo al­guno ser fría y solitaria y sin sentimientos ‑dijo‑, porque se basa en su afecto, su devoción, su dedi­cación a su ser amado. ¿Y quién, podrían ustedes preguntar, es ese ser amado? Yo se los voy a mostrar ahora mismo…
‑El amor de Genaro es el mundo ‑decía‑. Aho­ra mismo estaba abrazando esta enorme tierra, pero siendo tan pequeño, no puede sino nadar en ella. Pero la tierra sabe que Genaro la ama y por eso lo cuida. Por eso la vida de Genaro está llena hasta el borde y su estado, dondequiera que él se encuentre, siem­pre será la abundancia. Genaro recorre las sendas de su ser amado, y en cualquier sitio que esté, está completo.
Don Juan se acuclilló frente a nosotros. Acarició el suelo con gentileza.
‑Ésta es la predilección de dos guerreros ‑erijo‑. Esta tierra, este mundo. Para un guerrero no puede haber un amor más grande…
‑Solamente si uno ama a esta tierra con pasión in­flexible puede uno librarse de la tristeza -dijo don Juan‑. Un guerrero siempre está alegre porque su amor es inalterable y su ser amado, la tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles. La tristeza pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.
Don Juan volvió a acariciar el suelo con ternura.
‑Este ser hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, me dio cari­ño, me curó de mis dolores, y finalmente, cuando en­tendí todo mi cariño por él, me enseñó lo que es la libertad…
Han llegado a la explicación de los brujos, pero no tiene ninguna importancia el que la sepan. Están más solos que nunca, porque sin un cariño constante por el ser que les da asilo, la soledad es desolación.
Solamente amando a este ser espléndido se puede dar libertad al espíritu del guerrero; y la libertad es alegría, eficiencia, y abandono frente a cualquier embate del destino. Ésa es la última lección. Siempre se deja para el último momento, para el momento de desolación suprema en el que un hombre se en­frenta a su muerte y a su soledad. Sólo entonces tiene sentido…” Carlos Castaneda, El Conocimiento Sielencioso.



( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA.

viernes, 16 de mayo de 2008

ENTRE LA OSCURIDAD Y LA PENUMBRA…al inicio de un nuevo ciclo.


Cada día en el mundo se polarizan dos visiones del mundo y la vida. Aquellos que ven la vida como la oportunidad de triunfar económicamente para no tener límites en el consumo a través de la explotación de los seres humanos y ven al planeta como una fuente inagotable de recursos.

La otra, que ve la vida como la oportunidad para trascender el plano material y encontrar la plenitud existencial en la dimensión espiritual a través de la búsqueda del equilibrio entre el “Ser y el Tener”, entre el cielo y la tierra, por medio de una “lucha interior”. Aquellos que ven a la Tierra como un ser vivo y encuentran una relación total y compleja con el universo.

Los primeros en general, ven en el dinero, la democracia, las tecnologías, la publicidad, el consumo, la modernidad, la iniciativa privada, la individualidad, la empresa, la competitividad, como los elementos “normales y adecuados” para construir el mundo.

Los segundos en general, ven al Espíritu, la nobleza, la religión, la tradición, el consumo mesurado, la tradición, el bien común, la colectividad, la familia, la solidaridad, como los elementos necesarios y ancestrales para construir el mundo.

Unos ven hacia el futuro, los otros ven hacia el pasado. Unos piensan que Dios no existe, los otros basan su vida en Dios. Para unos la muerte es el fin total de la existencia, para los otros es el inicio de una nueva vida. Unos creen en la iniciativa privada, los otros en el bien común. Unos piensan que el Estado debe ser solo un administrador, los otros piensan que el Estado debe ser el responsable de la sociedad. Unos apuestan a la fortaleza del Mercado, los otros a la del Estado. Unos educan a las nuevas generaciones para el trabajo y el consumo, los otros para la vida y el Espíritu. Unos basan su poder en la fuerza y en la economía, los otros en la resistencia y la paciencia. Unos basan su mundo en la moderna ciencia, los otros en las antiguas religiones. Unos creen que el mundo es para los más fuertes, los otros creen que es para todos. Unos tienen sus cimientos en la modernidad, los otros en la tradición. Unos ven a la tierra como un objeto para ser explotado, dominado y transformado, como fuente inagotable de riqueza, los otros ven a la tierra como un ser vivo, que debe ser amado, protegido y reverenciado, como fuente inagotable de bienestar y armonía. Unos ven a los pueblos como “mercados”, los otros ven a los pueblos como hermanos. Unos ven a la televisión como vehículo de su percepción, los otros no ven televisión. Unos viven para tener, los otros para trascender.

En medio de ese amplio campo maniqueo, estamos los indefensos habitantes del planeta, tratando de vivir en medio de la confusión, la violencia y la injusticia. Sufriendo los embates de los medios masivos de información, los voraces Mercaderes, las depredadoras empresas trasnacionales, los curas pederastas y las iglesias corporativas, los políticos corruptos, los criminales de cuello blanco, el crimen organizado y el narco, los científicos deshumanizados, los artistas comercializados atascados en la farándula y la bajeza enajenante.

Mudos, impotentes, aislados, vemos como este mundo se derrumba en todos los campos. En lo social, en lo moral, en lo ético. No solo no hay esperanza. No hay trabajo, no existen oportunidades, no hay equidad. Solo la ley del más fuerte.

Cuando se analiza el mundo desde esta perspectiva, nos reconforta que contemos con una poderosa sabiduría humana, como es La Toltecáyotl. El futuro de México es su pasado.

miércoles, 14 de mayo de 2008

LAS CUATRO DISPOSICIONES DEL ACECHO ( * )


El eje central y fundamental en las enseñanzas de Don Juan es, sin lugar a dudas, el arte del acecho, que indica ser despiadado, astuto, paciente y simpático. Estos cuatro fundamentos básicos el aprendiz los debe poner en práctica en todo y con todos. El principal principio del acecho es que el aprendiz debe acecharse a sí mismo, poniéndose primero a seleccionar actitudes menores en su comportamiento para después analizarlas y posteriormente acecharlas, para que, como presas de caza, vayan cayendo una detrás de la otra, hasta que pueda acechar "presas mayores" en su comportamiento.

Cuando un aprendiz desarrolla con plenitud el acecho, deberá pretender el intento y, de esa manera, podrá mover su punto de encaje.

Un guerrero o una guerrera es un ser humano con una voluntad inflexible y una disciplina impecable; el guerrero acecha para templar su espíritu. No busca en los actos cotidianos más que un vehículo para llegar, después de un inmenso trabajo y mucho esfuerzo, a la libertad y a la conciencia. Un guerrero no piensa en el provecho personal en sus actos cotidianos, como sucede con la persona común, que no mueve un dedo si no espera encontrar algún tipo de recompensa.

Castaneda llega a comprender que la Toltequidad no se traduce en palabras sino en actos vivénciales que experimenta todo su cuerpo. Entiende que este conocimiento ha estado siempre a disposición de cualquiera ser humano para ser sentido, para ser usado, pero que de ninguna manera puede ser explicado. La llave para abrir la puerta a este conocimiento es el cambio de niveles de conciencia; la conciencia acrecentada, en consecuencia, tampoco puede ser explicada, sólo puede ser utilizada.

“-El sentirse importante es una verdadera tiranía -dijo-. Nos hace unos enojones insufribles.
Debemos trabajar sin descanso para acabar con eso…
"Por lo que hemos visto de ti, no se te puede enseñar a ser violento ni obtuso. Ya lo eres, pero puedes aprender a ser despiadado, astuto, paciente y simpático…
Aseveró que en la brujería, el acecho, es el princi­pio de todo. Primeramente, los brujos deben aprender a acechar; después deben aprender a intentar y sólo en­tonces pueden mover su punto de encaje a voluntad…
-El primerísimo principio del acecho es que un guerrero se acecha a sí mismo dijo mirándome a la cara-. Se acecha a sí mismo sin tener compasión, con as­tucia, paciencia y simpáticamente”…

(El conocimiento silencioso. Carlos Castaneda.)


Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

martes, 13 de mayo de 2008

ENSOÑANDO JUNTOS ( * )


Contra lo que pueda pensarse, las enseñanzas de Don Juan pueden ponerse en práctica en el mundo cotidiano. Eso sí, además de decisión y valor, se requiere una inmensa capacidad para auto disciplinarse y hacer las cosas sin esperar recompensa alguna.

Castaneda estuvo trabajando años enteros con ejercicios o tareas que en apariencia no tenían sentido o un resultado práctico. Es curioso, pero quien ha tenido la oportunidad de convivir con los indígenas y los campesinos podrá encontrar en su forma de ser y actuar muchas semejanzas con las técnicas que Castaneda aprendió. Los campesinos y los indígenas tienen desarrollada una "cultura de resistencia" ante el ataque del criollo depredador y del mestizo abusivo. La fuerza de su resistencia tiene que ver con las prácticas que Don Juan le recomienda aprender a Castaneda para hacerse guerrero. La diferencia es que como los indígenas y los campesinos, según ellos mismos dicen, "no son gente de razón", lo hacen como parte de una herencia cultural milenaria.

Para ensoñar, Don Juan le enseñó a Castaneda tres técnicas: romper las rutinas de la vida, la marcha de poder y el no hacer, las cuales se aplicaban directamente en la vigilia de nuestra vida cotidiana, pero sus beneficios se sentían cuando el aprendiz enseñaba.

Don Juan dice, en repetidas ocasiones, que en el nagual no puede haber ningún avance que no esté apoyado con un gran esfuerzo y trabajo en el mundo del tonal.

El ensoñar, como lo veremos en los últimos libros, es uno de los pilares fundamentales de la Toltequidad, pero se sustenta en el trabajo y el dominio del mundo cotidiano. El ensoñar, que no es lo mismo que soñar simplemente, implica cierto dominio o control del sueño. Es una práctica antiquísima, no sólo de los toltecas, sino de casi todos los pueblos antiguos del mundo; por diferentes vías estos pueblos han logrado obtener conocimiento del mundo de los sueños.

En la página 245 del citado libro de López Austin leemos: "En cuanto al abandono del cuerpo humano durante el sueño, evidentemente se concebía el ensueño como la percepción de la realidad en sitios distantes al ocupado por el cuerpo dormido. En la antigüedad, como en las comunidades indígenas actuales, se creía posible entablar conversaciones con los seres divinos durante el sueño, y las visiones oníricas eran fuentes a las que continuamente se recurría para conocer lo oculto; muchas cosas se hacían o dejaban de hacer por los sueños, donde muchos 'miraban', y de los cuales tenían libros con lo que significaban, por imágenes o por figuras", nos dice Fray Bartolomé de las Casas. Desgraciadamente, los celosos misioneros vieron en la interpretación de los sueños algo diabólico y los libros de los que habla el dominico fueron destruidos por los españoles. Apenas quedan unas cuantas noticias acerca de las interpretaciones. Entre las fuentes subsistentes están los pobres textos sobre los sueños de los PRIMEROS MEMORIALES y las escuetas menciones de Fray Diego Durán. Pero al menos quedaron registradas las opiniones de los misioneros en el sentido de que la interpretación de los sueños era una práctica constante y una supuesta fuente de conocimiento de gran valor para los indígenas.”

Y en la página 246 del mismo libro leemos: "muy significativa es para este tema la palabra cochitiehualiztli, que no aparece en Molina, pero que registra Simeón, apoyado en Paredes. Significa 'ENSUEÑO', pero etimológicamente es 'el levantamiento cuando se está dormido'. Apoyo menor de la idea del viaje del TONALLI durante el sueño es el significado del verbo 'despertar', que según Molina es ZA(NI (NI-ZA) o hualiza (NI). Su traducción literal es 'estar aquí en el segundo."

“Estoy segura de que si lo intentamos, podremos hacerlo, porque no hay pasos específicos para todo lo que hace un guerrero. Sólo hay poder personal…
Era imperativo que yo interiorizara un estado de ecuanimidad ante situaciones sociales difíciles, y para esto nadie podía haber sido un mejor entrenador que la Gorda…” C.C.


Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

CHÁVEZ UNA VOZ PUNTAL DE AMERÍCALATINA


Es muy común para los países latinoamericanos, por desgracia, que los estadistas del primer mundo, puedan expresar epítetos y descalificaciones impunemente de los pueblos, países y presidentes, que ellos llaman “bananeros”.

Pero también es común, por desgracia, que los aludidos no protesten y en bochornosas ocasiones, hasta tratan de contemporizar con sus menospreciadores. “Ellos” pueden decir de nosotros lo que ellos quieran impunemente. “Nosotros” tenemos que agachar la cabeza y decir “a sus órdenes, para servir a usted”, o hacer mutis.
En México es vergonzoso, que hasta el achichincle de los gringos, Álvaro Uribe, puede venir a “regañar” a Felipe Calderón en su propia casa y éste, modosamente agachó la cabeza.

Esa siempre ha sido la historia. Ni el propio Fidel Castro en sus mejores días, se atrevió a alzarles la voz a los jerarcas gringos o rusos, acaso porque él provenía de familia de hacendados “educados”.

Sin embargo, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez les ha dicho a sus verdades “tropicales” lo mismo a Bush, que a Rodríguez Zapatero o a Angela Merkel, en vez de agachar la cerviz.

Lo curioso es que los medios masivos nacionales e internacionales, siempre enfocan las defensas que hace Chávez, como agresiones. En efecto, Chávez siempre ha contestado las descalificaciones y los epítetos, lo mismo de Buch, que de Fox o del rey de España.

Es el único que ha enfrentado verbalmente y con sentido “tropical”, las sandeces que acostumbran decir los dueños del mundo y sus achichicles del pueblo y gobierno de Venezuela. Nunca los medios nos presentan el ataque, solo muestran a Chávez contestando la agresión verbal.

“El mal ejemplo” de este presidente insurrecto y mal hablado, (mulato y “corriente por añadidura) está por fortuna, cundiendo entre sus pares de Latinoamérica. La voz de Brasil, Argentina, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, ya se escucha clara y en defensa de sus economías y soberanías.

Las rancias burguesías criollas, formadas por emigrantes españoles, italianos y portugueses, no soportan que una persona no-blanca, de extracción social baja, inculto de las bellas artes europeas, mezclado con indígena y negro, se atreva a hablarle contundente y “florido”, no solo a su exquisita burguesía criolla y la de Colombia, sino a la prepotente teutona Merkel.

lunes, 12 de mayo de 2008

LOS PINCHES TIRANOS ( * )


La importancia personal es lo que más gasta energía; Sostener la imagen de nosotros mismo en este mundo de campos de energía, requiere un gasto descomunal.

En consecuencia, deshacerse de la importancia personal es indispensable para entrar a la Toltequidad y para ello se necesita una obra maestra de estrategia; para este fin los nuevos videntes desarrollaron una compleja técnica. Primero, debe hacerse un "inventario estratégico" de todas las actividades que tengan mayor gasto de energía y, dentro de ellas, sabemos que la importancia personal ocupa el primer lugar. El vehículo para el ahorro de la energía es la impecabilidad en nuestros actos y sentimientos; la recanalización de la energía es lo que permite el ahorro y, con él, el uso de esta energía en el mundo de las enseñanzas.

La técnica del acecho consiste en seis elementos que están unidos entre sí. Cinco de ellos son los que Don Juan llaman "los atributos del guerrero" y que pertenecen a su mundo; el sexto es la culminación de los cinco y pertenece al mundo cotidiano.

Los elementos son: control disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. El pinche tirano es el sexto, pero pertenece al mundo externo.

El tirano es una persona imposible de soportar por sus actos y en posición de poder, por lo que nos permite poner en juego las demás. La importancia personal proviene de la altísima estima en la que tenemos las supuestas cualidades de nuestra persona; un tirano puede destruir a cualquiera que tenga un mínimo de estima por su persona.

Sin embargo, para el aprendiz de guerrero, encontrarse con un tirano es algo que se debe celebrar, ya que le obligará a reducir su importancia personal y le permitirá desarrollar las cuatro primeras técnicas de la maestría del acecho.

Lo que también hace a un ser humano un tirano es la obsesión de lo conocido, y cuando un aprendiz es derrotado por un tirano el peligro que corre es que él se convierta en otro tirano.

Nada puede templar tanto el espíritu de un aprendiz como el enfrentarse con un tirano, para lo cual se requiere de una estrategia y deshacerse de la importancia personal; el peligro de este enfrentamiento es tomar muy en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los tiranos.

Con esta técnica, con una estrategia y sin la importancia personal, se puede enfrentar a los tiranos para templar el espíritu y obtener la sobriedad y la serenidad. El control es afinar el espíritu cuando lo pisotean. La disciplina es reunir toda la información mientras le golpean. El refrenamiento es esperar pacientemente, sin angustias ni resentimientos, a lo que se ha hecho acreedor el tirano. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta que contiene a las demás.

El intento es la capacidad del guerrero que, con la impecabilidad, logra la voluntad que es una fuerza que, de manera "natural", fija el punto de encaje en un sitio particular del huevo luminoso y, así, poder moverse por propia convicción. El intento es la capacidad de manejar la voluntad por deseo propio. Mover el punto de encaje es el logro supremo de un guerrero.

Los nuevos videntes usaron a los españoles como tiranos y aunque para la mayoría de los indígenas la llegada de los occidentales fue una desgracia, para los nuevos videntes resultó un elemento que los impulsó a desarrollar su conocimiento.

En nuestros días, cuando un guerrero es derrotado por un tirano, tiene la oportunidad de replegarse, reordenarse y volver al desafío más tarde. En la Colonia, ser derrotado por un tirano podía conducir a la muerte, en la actualidad esa derrota puede ser devastadora.

“Piénsalo, aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y malhechos de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien…
-Los guerreros combaten la importancia personal como cuestión de estrategia, no como cuestión de fe -repuso-. Tu error es entender lo que digo en términos de moralidad...
-La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía -dijo-. Todo lo que yo te digo no tiene un ápice de moralidad. He ahorrado energía y eso me hace impecable...
-Los guerreros hacen inventarios estratégicos -dijo-. Hacen listas de sus actividades y sus intereses. Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía...
La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad...
…los atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama el pinche tirano...
-Un pinche tirano es un torturador -contestó-. Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente les hace la vida imposible...
Agregó que la categoría de los pinches tiranitos había sido dividida en cuatro más. Una estaba compuesta por aquellos que atormentan con brutalidad y violencia. Otra, por aquellos que lo hacen creando insoportable aprensión. Otra, por aquellos que oprimen con tristeza. Y la última, por esos que atormentan haciendo enfurecer...
De hecho, lo que convierte a los seres humanos en pinches tiranos es precisamente el obsesivo manejo de lo conocido...
-¿Cómo mide usted la derrota?
-Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.
-¿Qué pasa cuando los guerreros son derrotados?
-O bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos…” C.C.
( * ) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

domingo, 11 de mayo de 2008

SABIDURÍA TOLTECA, "El intento inflexiblo" ( * )


"Tener fuerza interna significaba poseer un senti­do de ecuanimidad, casi de indiferencia, un sentimiento de sosiego, de holgura. Pero sobre todo, significaba tener una inclinación natural y profunda por el examen, por la comprensión. Los nuevos videntes llamaron sobriedad a todos estos rasgos del carácter.

-La convicción que tienen los nuevos videntes -prosiguió-, es que una vida de impecabilidad lleva de por sí, inevitablemente, a un sentido de sobriedad, y eso a su vez hace moverse al punto de encaje.

"Ya te dije que los nuevos videntes creían que el punto de encaje puede moverse, desde adentro. Ellos sostuvieron que los hombres impecables no necesitan que alguien los guíe, que por sí solos, mediante el aho­rro de su energía
pueden hacer todo lo que hacen los videntes. Lo único que necesitan es una oportunidad mínima; solamente necesitan estar conscientes de las posibilidades que los videntes han descubierto."

Supe sin duda alguna que don Juan tenía razón. Todo lo que se requie­re es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si ese acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo uno adquiere un sentido de intento inflexi­ble que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado. Una cosa llevará a otra hasta que el guerrero emplea todo su potencial.

( * ) Tomado de "El Fuego Interno de Carlos Castaneda"

viernes, 9 de mayo de 2008

LA PREDILECCIÓN DE LOS GUERREROS ( * )


Éste es uno de los momentos más intensos y emotivos, y es aquí donde la primera parte de la enseñanza termina. Carlos Castaneda tendrá que entrar en el nagual y, para lograrlo, él y sus compañeros están en un sitio imponente y maravilloso, lleno de fuerza y poder. Es un cerro que los toltecas trabajaron dándole forma de pirámide; este lugar se ubica al Este de los pueblos en que vivían los otros aprendices y a los que divide una profunda cañada; tratar de llegar a la cúspide del cerro es casi como trepar una pared. El cerro recibe un nombre en zapoteco que tiene relación con el fuego interno y se encuentra en la Sierra Juárez de Oaxaca.

Éste es uno de los momentos decisivos en el camino del conocimiento tolteca. El aprendiz pasará solo, por primera vez, al mundo del nagual y aquí se despide de su maestro y de su benefactor; el aprendiz podrá seguir el camino, en cuyo caso lo hará sin esa valiosa compañía; tendrá que recurrir solo al conocimiento que está "guardado" en su parte izquierda y por tanto tendrá que "recordar" todo lo aprendido en la parte de la conciencia “acrecentada” y “ensamblar” todo el conocimiento en una sola unidad.

Don Juan le advierte a Castaneda que tendrá que entrar al nagual con la fuerza de su poder personal y que del encuentro pueden suceder dos cosas: que no regrese jamás, o que regrese a cumplir una tarea que el poder le designará. Una vez cumplida su tarea, sin importar el triunfo o la derrota, logrará obtener el dominio sobre la totalidad de sí mismo.

Don Juan le cuenta una historia para ejemplificar como debe vivir en espera del cumplimiento de su tarea y le dice que para esa espera y para esa tarea lo único que tiene el guerrero es su humildad, su impecabilidad y su sobriedad. Que debe dirigir todo su poder personal a cumplir eficientemente la tarea que el poder le designa. Solo tendido esa fuerza interna, el guerrero puede vencer a “los tiradores de los desconocido”.

En esta tarea el guerrero no puede evitar el dolor porque es un ser humano, pero lo que sí puede evitar es entregarse a él. En esta tarea se está solo, esa es nuestra condición verdadera. Pero morir solo, es morir desolado, dice Don Juan. Un guerrero que entra en lo desconocido mantiene un sentimiento de humildad, impecabilidad y eficiencia que te fortalece y prepara a su espíritu.

Don Juan le recomienda a Castaneda que, cuando regrese a cumplir su tarea, ame a la Tierra porque es un ser vivo que siente y comprende, y que ella le enseñará lo que es la libertad. Dice Don Juan que sin un amor así al ser (la Tierra) que nos da alojamiento, comida y todo cuanto necesitamos, la soledad de este camino se convierte en desolación. Amando a este ser espléndido y maravilloso que es la Tierra, el guerrero puede darle libertad, alegría y abandono a su espíritu frente a cualquier percance en el cumplimiento de su tarea.

Don Juan se despide de Castaneda antes de que salte desde una plataforma de la "gran pirámide". Abajo hay un inmenso y profundo vacío; a lo lejos, las montañas de Ixtlán. Castaneda pondrá a prueba su aprendizaje y deberá tener la fuerza y el valor necesarios para saltar a un abismo sabiendo que en vez de despedazarse y morir, podrá expandir su racimo y entrar al mundo de nagual. Antes de que Castaneda corra y salte al vacío, Don Juan le dice que volverá a ser polvo en el camino y que tal vez algún día podrá entrar nuevamente en sus ojos.


“Hay muchas maneras de decir adiós ‑conti­nuó‑. Acaso la mejor es sostener un recuerdo espe­cial de alegría…
‑Ustedes ya han aprendido que el temple de un guerrero está en el ser humilde y eficiente ‑dijo don Genaro, y su voz me hizo saltar‑. Ya han aprendido a actuar sin esperar ni pedir nada a cambio…
‑Un guerrero reconoce su dolor pero no se entre­ga a él ‑dijo don Juan‑. Por eso el sentimiento de un guerrero que entra en lo desconocido no es de tris­teza; al contrario, está alegre porque se siente hu­milde ante su gran fortuna, confiado en la impeca­bilidad de su espíritu, y sobre todo, completamente al tanto de su eficiencia. La alegría del guerrero le viene de haber aceptado su destino, y de haber calcu­lado de verdad lo que le espera…
‑La vida de un guerrero no puede en modo al­guno ser fría y solitaria y sin sentimientos ‑dijo‑, porque se basa en su afecto, su devoción, su dedi­cación a su ser amado. ¿Y quién, podrían ustedes preguntar, es ese ser amado? Yo se los voy a mostrar ahora mismo…
‑El amor de Genaro es el mundo ‑decía‑. Aho­ra mismo estaba abrazando esta enorme tierra, pero siendo tan pequeño, no puede sino nadar en ella. Pero la tierra sabe que Genaro la ama y por eso lo cuida. Por eso la vida de Genaro está llena hasta el borde y su estado, dondequiera que él se encuentre, siem­pre será la abundancia. Genaro recorre las sendas de su ser amado, y en cualquier sitio que esté, está completo.
Don Juan se acuclilló frente a nosotros. Acarició el suelo con gentileza.
‑Ésta es la predilección de dos guerreros ‑erijo‑. Esta tierra, este mundo. Para un guerrero no puede haber un amor más grande…
‑Solamente si uno ama a esta tierra con pasión in­flexible puede uno librarse de la tristeza -dijo don Juan‑. Un guerrero siempre está alegre porque su amor es inalterable y su ser amado, la tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles. La tristeza pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.
Don Juan volvió a acariciar el suelo con ternura.
‑Este ser hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, me dio cari­ño, me curó de mis dolores, y finalmente, cuando en­tendí todo mi cariño por él, me enseñó lo que es la libertad…
Han llegado a la explicación de los brujos, pero no tiene ninguna importancia el que la sepan. Están más solos que nunca, porque sin un cariño constante por el ser que les da asilo, la soledad es desolación.
Solamente amando a este ser espléndido se puede dar libertad al espíritu del guerrero; y la libertad es alegría, eficiencia, y abandono frente a cualquier embate del destino. Ésa es la última lección. Siempre se deja para el último momento, para el momento de desolación suprema en el que un hombre se en­frenta a su muerte y a su soledad. Sólo entonces tiene sentido…” Don Juan.


(*) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

jueves, 8 de mayo de 2008

ACECHO, INTENTO Y LA POSICIÓN DE ENSUEÑO (*)


En la historia de la Toltequidad los primeros toltecas o videntes se perdieron en las complejidades de los mundos o realidades que exploraban. Al fracaso de los viejos videntes, los nuevos toltecas o videntes hicieron un recuento de sus prácticas y conocimientos y comenzaron de nuevo. Encontraron que el movimiento del punto de encaje era básico, para lo cual tomaron medidas prácticas para moverlo. Delinearon tres técnicas: la primera es la maestría del acecho; la segunda es la maestría del intento y la tercera es la maestría del ensueño.

Los toltecas advirtieron que cuando los guerreros se comportaban diferente a lo acostumbrado en forma sistemática y continua, su punto de encaje se movía sutilmente, por lo cual iniciaron la práctica del control de su conducta y a esto le llamaron "el arte del acecho", que no es otra cosa que el comportamiento cotidiano con la gente; para ello descubrieron que los tiranos son elementos externos que apoyan para lograr el cambio de nuestra conducta y, al desarrollar esta técnica, pudieron mover su punto de encaje.

Pero se dieron cuenta que en el punto de encaje había algo más que el simple alineamiento; descubrieron una energía que surge del alineamiento, a la que llamaron "voluntad", que opera, de manera impersonal e interrumpida, como un estallido ciego de energía que hace que nos comportemos como lo hacemos. Por ella percibimos el mundo cotidiano, e indirectamente, a través de la percepción, tiene que ver con la localización del punto de encaje.

Los toltecas descubrieron que a la voluntad la podían "guiar" intencionalmente para establecer otro alineamiento; a esta técnica la llamaron "la maestría del intento"; con esta maestría se puede entrar a voluntad en la conciencia del lado izquierdo, el nagual o la otra realidad.

El descubrimiento de estas verdades llevó siglos de experimentación y en ese transcurrir los toltecas observaron que cuando el hombre duerme su punto de encaje se mueve levemente, pues precisamente lo que produce los sueños es un leve movimiento del punto de encaje hacia la parte izquierda; por tal razón, interferir el sueño era interferir el movimiento natural del punto de encaje. Pero descubrieron también que al interferir el sueño del guerrero, éste se volvía compulsivo y caprichoso, y para corregir este efecto los toltecas crearon el camino del guerrero.

El camino del guerrero es desarrollar una fuerza interna capaz de dotarlo de un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia; un sentimiento de holgura y sosiego, para que obtenga una inclinación natural y profunda a través del análisis, de la comprensión y de la tolerancia; en síntesis: un sentido de sobriedad.

El camino del guerrero comienza con una fuerte determinación y conciencia de cambio; después toma un acto que debe ser premeditado, preciso y continuo, un acto pequeño que no ofrezca gran resistencia. Si este acto se lleva a cabo constantemente, uno adquiere un sentido de INTENTO INFLEXIBLE y el camino queda abierto: un acto llevará al siguiente, hasta que el guerrero emplee todo su potencial. El intento inflexible conduce al silencio interno y éste a la fuerza interna necesaria para mover el punto de encaje.

"Tener fuerza interna significaba poseer un senti­do de ecuanimidad, casi de indiferencia, un sentimiento de sosiego, de holgura. Pero sobre todo, significaba tener una inclinación natural y profunda por el examen, por la comprensión. Los nuevos videntes llamaron sobriedad a todos estos rasgos del carácter.
-La convicción que tienen los nuevos videntes -prosiguió-, es que una vida de impecabilidad lleva de por sí, inevitablemente, a un sentido de sobriedad, y eso a su vez hace moverse al punto de encaje.
"Ya te dije que los nuevos videntes creían que el punto de encaje puede moverse, desde adentro. Ellos sostuvieron que los hombres impecables no necesitan que alguien los guíe, que por sí solos, mediante el aho­rro de su energía pueden hacer todo lo que hacen los videntes. Lo único que necesitan es una oportunidad mínima; solamente necesitan estar conscientes de las posibilidades que los videntes han descubierto."…
Supe sin duda alguna que don Juan tenía razón. Todo lo que se requie­re es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si ese acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo uno adquiere un sentido de intento inflexi­ble que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado. Una cosa llevará a otra hasta que el guerrero emplea todo su potencial...
"Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nada puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje, es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios.
"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nues­tra vida diaria."…” C.C. El Fuego Interno.

(*) Tomado del libro "PARA LEER A CARLOS CASTANEDA" www.toltecayotl.org




miércoles, 7 de mayo de 2008

ROMPER LAS RUTINAS DE LA VIDA (*)


El desafío del aprendiz es transformar la rutinaria vida cotidiana en un espléndido campo de batalla, y es lograr sustraerse de la vorágine de los pensamientos y de los actos cotidianos mediante la aplicación de las técnicas para “barrer la isla del tonal”. Trabajar en “el lado derecho” del conocimiento o tonal, requiere de un esfuerzo descomunal que tiene como objetivo reducir al máximo nuestra importancia personal, liberando toda la energía que usamos para mantener nuestra imagen de nosotros mismos y la idea que tenemos del mundo.

El hombre común encuentra en sus rutinas el escudo con el que se protege del maravilloso y aterrador mundo que nos rodea. Mantener la conciencia de la vida se logra al romper nuestras rutinas. El aprendiz de la Toltequidad es un cazador que anda en pos del conocimiento que se encuentra agazapado y acechante en torno de nuestra cotidianidad. Romper las rutinas de la vida es transformar ese mundo soso y aburrido en uno maravilloso, misterioso y aterrador. El aprendiz como cazador no sólo debe cazar, sino que él mismo no debe actuar como si fuese una presa. El aprendiz debe, por decirlo de algún modo, "andar de puntitas" y "alerta" por el mundo, para sacarle el mayor provecho a su vida y esto se logra “rompiendo las rutinas de la vida”.

“Para ser cazador debes romper las rutinas de tu vida…Todos nosotros nos portamos como la presa que persegui­mos. Eso, por supuesto, nos hace ser la presa de al­gún otro. Ahora bien, el propósito de un cazador, que conoce todo esto, es dejar de ser él mismo una presa.” C.C.

(*) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA
www.toltecayotl.org